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Las palabras del Caribe

U n u n iv e rs
en son m ayo
YVETH SALAMANCA

Aquí venían a encontrarse, al cabo de larga dispersión,


mezclando acentos y cabelleras, entregados a
renovadores mestizajes, los vástagos de la Tribus
Extraviadas, mezclados, entremezclados, despintados y
vueltos a pintar, aclarados un día para anochecerse en
un salto atrás, con una interminable proliferación de
perfiles nuevos, de inflexiones y proporciones,
alcanzados a su vez por el vino que, de las naves
fenicias, de los almacenes de Gades, de las ánforas de
Maarkos Sestios, había pasado a las carabelas del
Descubrimiento, con la vihuela y la tejoleta, para arribar
a estas orillas propiciadoras del trascendental encuentro
de la Oliva con el Maíz.
Alejo Carpentier, El siglo de las luces

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HIGH CAY, SAN SALVADOR
Ruta colombina realizada
por Mauricio Obregón y Samuel E. Morison.
(Foto del libro Caribbean as Columbus saw it)

C o n fre n e sí, a le rta m o s lo s se n tid o s y p re d isp


m o se l á n im o a n te u n a v isita a l C ¿A
concurrencia
one- de todas estas etnias produce mezclas:
a ribqeu.ié n mestizos y mulatos. Ahora bien, si de semblanza nos

n o se du ce e l C aribe ? E l C arib e fue y e s visto com ocupamos,


o un las mezclas entrelazan todo un tejido so-
lu g a rp a ra d isía c o d o n d e se in sp ira n p la c e inrevs-i y se
cial que estratifica y, como consecuencia, producen
ta a l d isfru te d e la e x q u isita lo c u ra d e su s a n c esu strapropio
le s campo semántico; por ejemplo, en Jamaica
oríge ne;soríge n e s he ch os pu e blo, pue blo e xp re a sado
los mulatos se les denomina browings, en República
e n sím b olos, sím b olos re cre ados e n palabras y Dominicana pala- indio se refiere a cualquier persona de
b ra sv u e lta s ca n c ió n . L a p a la b ra ca rib e , e n te n d idcolor
a a sí,y en Trinidad y Tobago nowherian denota a al-
re co g etod a e x p re sió n y to da re p re se n ta ció n d eguien u n a que no cabe en ninguna de las ca-
fo rm ad e s e r y u n e stilo d e h a c e r s e n tir e l tro-sa b e rstegorías
e mencionadas.
pical.
S i la p a la b ra p o rta la v id a d e q u ie n e s la en uEntre n c ia n ,el ser y la palabra
e n to n c e tra
s ta r d e a p ro x im a rse a l se r c a rib e , d e sd El eserla caribe materializado en palabra
p a la b ra, e s e le g ir e l e n c u e n tro c o n la e se n c ia q uese — pensamiento,
de es sentimiento y es ac-
e s e s e r— lo s v o c a b lo s tra n s p o rta n . P o r lo ta n to ,ción;
sa lir surge,
al brota como la vida, se mueve
e n c u en trod e la p a la b ra c a rib e e sta b le c e u n co men p roella,
- la incita y, al final, revela que es ella misma. La
m iso, in e lu d ib le p o r c ie rto , d e c o n se n tir u n su b te palabra
rfu g io caribe nos conversa de memorias, de diferen-
p a ra a b rir u n a p u e rta y e n tra r sin p re te n d e r atra cias,
p a r, de similitudes, de convivencia, de matanzas, de
cap taro resum ir e n un vocablo, o e n un con jun to masacres,
de de conquista, de concurrencia de culturas,
e llo s, a lg o q u e d e sc rib a e se se r c a rib e . E s a c c e drazas
e r a uyn lenguas.
in te n top o r d e s c u b rir a lg u n a s d e la s m a n ife s ta c io n ePrecisar
s de el término caribe reclama entrever sus más
éste a travé s d e una re construcción d e voce s qu notorias
e lo acepciones. Una mirada etimológica lleva a
evocan. nombrar la familia arahuaca, conformada por un con-
En el ser caribe se cruza una historia com únsiderable de número de pueblos y lenguas extendidas
ra íce sn e g ra s , e l m e stiza je d e ra za s –e uaro p e-a , desde las Grandes Antillas hasta muchos territorios de
frica
n a, crio lla , e n tre o tra s –, la tra ta n e g ra y la p la n América
ta ció n del Sur. En algunas de estas lenguas, a los
e s c la v is ta
, la d e m o lic ió n y m u e rte d e lin a je s y c ucaribes
ltu ra s se les llamaba carípuna, en otras garífuna, vo-
ind íg e n a s–co m o la ta ín a , la sib o n e y , la a rah u a cacablos y la que guardan una estrecha relación con el tér-
caribe–, elcim arronism yo los palenques negros. En mino caríbal o caníbal, designación usada para nom-
e s ta h isto ria , e in d e p e n d ie n te m e n te d e la d isp obrars ició aln indígena “salvaje” de las Antillas, cuya más so-
g e ográfica , se e vide n cia la conflue n cia d e difere bresaliente
nte s cualidad es la antropofagia.
e tn ia sq u e s e a g ru p a n a lre d e d o r d e u n m is g emo-o e je Desde la óptica étnica, caribe es el nombre origi-
g ráfico: el m ar C aribe . Por u n lado, arriban e urop enal os de un pueblo indígena cuya lengua se reconoce
con m anifestaciones com o la hispana, la anglo- como la familia lingüística Caribe con todos sus
sajona, la francesa, la holandesa y la portuguesa dialectos. Desde el uso idiomático, caribe de-
–dentro de las más destacadas en el proceso nota una característica asociada con el com-
colonizador del continente americano–, las portamiento de este pueblo, cuyos indivi-
cuales traen consigo bagajes africanos que duos manifestaban su disposición a la
se mezclan con las interpretaciones de confrontación, de naturaleza guerre-
los asentamientos aborígenes preco- ra, usurpadora y cruel, que se reflejó
lombinos o amerindios. Por otra parte, en el carácter indómito frente a la con-
vienen las migraciones de Asia: de la quista y la colonización. Así, decir a
India, la China y Java, y del Medio alguien “eres un caribe” significa asig-
Oriente: sirios, libaneses y judíos. La narle estas cualidades. Así mismo, ca-

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El contacto del español con el Caribe arrastra la huella taína en vocablos
como cacique, caníbal, canoa, carey, guayaba, hamaca, coco, papaya,
yuca, anón, barbacoay, entre muchos otros vocablos,bajar eque o bahareque.

rib e e n P u e rto R ico , S a n to D o m in g o y V e n e zu e lasin s epretender


le que ello muestre una postura
asign aa aque llo q ue pica o m u e rd e : al ají,haor-unahomogenizante; pues, como ya se ha referenciado, el
m ig a, o b ie n p a ra s e ñ a la r a la p ira ñ a . E sto s e c oser n tra caribe
s ta se caracteriza por la diversidad y por la con
h is tó ric a m e n, te
p u e s lo s c a rib e s s o b re s a le n p o r s ufluencia
s h a - de variadas cosmovisiones.
z a ñ a se n c o m b a te ; p e le a b a n c o m o g u e rre ro s s o litaInnumerables
rio s son los legados, como innumerables
y asaltab an otros p ue b los. A hora b ie n, deg sde e o- lalas lenguas y dialectos de procedencia indígena, que
g ra fíap o lític a , c a rib e , d e u n a p a rte , s e le a s ig n ase a l han
b ra zvertido
o desde el Caribe hacia lo que es el es-
d e l o cé a n o A tlá n tico , ce rra d o e n e l n o rte y e l e ste pañol p o rde hoy día; por ello, la selección de vocablos
la s is la s A n tilla s , e n e l su r p o r S u ra m é rica y P a nque a m áaquí y se presenta es un tanto azarosa y obedece a
en el oeste por A m érica C entral, donde se formpreferencias a el personales. Revisando la famlingüísti
ilia -
m ar d e nom inado C arib e , e n razón a q ue este pue cablo caribe encontramos herencias en el español que
h a b ita b ae sta zo n a p a ra la é p o ca d e la C o n q u istanos y laevocan esa diversidad que ha llegado hasta nues-
C olonia. D e otra parte, caribe se define com o latros re- días: en la fauna hallamos colibrí y manatí; en la
g ió ng e o g rá fic a q u e h a e s ta d o s o m e tideas atruu-cn a s flora caoba, bejuco –un vocablo que refiere plantas
tu ra se co n ó m ica s y p o lítica s d e d e p e n d e ncu ciaa-, lafibrosas
s y que adopta el significado de aguinaldo en
le s han fom e n tado el atraso y la sub ordin ación Cuba–, a los cabuya, que, como planta, inspira las expre-
designiosde directrices que han dictado las poten- siones dar cabuya –dar largas en Cuba y Puerto Rico–
cias de turno. y ponerse en la cabuya, o ponerse al tanto de asun-
un
E n este ord e n de ide as, se de m uestra, e ntonce to. En s, la cotidianidad y la vida social, se tienen
diferen-
que la palabra caribe evoca una cultura, un pueblo, tes modalidades de baile nombradas con voces cari-
una tribu , un a le ng ua, u n m ar, un sol e n tre palm bes,
e rascomo guateque, o jolgorio en el que se come y se
-n s –baila. En el transporte se usa la famosa palabra pira-
q u ed a n z a n a l s a b o r d e c a d e ra s c o n to snaenadnute
gu eras– qu e parecen hab er na cido pa ra dar sentido gua, una voz caribe –que entra al español como em-
tropicala la diversidad caribeña. La sandunga es barcación
la y planta trepadora– que enriquece su sig-
graciay el donaire que se lleva en la sangre y que nificación en Puerto Rico, cuando designa un helado
m a rc ae l p a s o a l a n d a r. E s te g a rb o d e la m u je r checho a rib e ñde a , hielo y jarabe, o raspado –como se le cono-
a lb e rg a te s o ro s d e c o n o c im ie n toce
in d u d a b le m e n, te s , dene Colombia–. De igual manera, voces antillanas
re co n o cim ie n to , dse m ú ltip le s m ira d a s h a ciah eo-ste han entrado a formar parte del español, como bohío o
rizonte. choza y majagua, o madera para hacer lanzas; y qué
decir de la hermosa palabra cocuyo, siempre fresca y
De los vestigios y las herencias vivificante, que se asocia con la luz.
m u- s a El contacto del español con el Caribe arrastra la
H a b la re m o s, a h o ra , d e p a la b ra s c irc u n csco rita
nida descom o expresio nes orig in aria s de d iferenhuella tes taína en vocablos como cacique, caníbal, canoa
le n g u a,sd ia le c to s y e x p re sio n e s c u ltu ra le s q u e se carey su ,- guayaba, ham aca, coco, papaya, yuca, anón, bar-
m an a lo que podría considerarse bacoa y, entre muchos otros vocablos, bajareque o
com o“id e ntid ad carib e ña”, pero bahareque . La lengua taína, perteneciente al grupo
lin-

güísticoarahuaco, era hablada por indígenas


estableci-
dos en La Española, Cuba y Puerto Rico cuando se pro
dujo el descubrim iento de Am érica. De su cultura es d
rescatarla riqueza sim bólica; m uestra de la cual se re-
fleja en el valor concedido a las m ontañas com
territo
o -
rio sacro –se consideraba que allí vivían los dioses–.
Otro ejemplo es el agua, un elemento al que leatribu-
yen cualidades míticas y religiosas –el agua es fuente

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