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271-289
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
AUTOCONCEPTO, AUTOESTIMA
Y APRENDIZAJE ESCOLAR
Julio A. González-Pienda, J. Carlos Núñez Pérez, Soledad Glez.-Pumariega
y Marta S. García García
Universidad de Oviedo
El autoconcepto es una de las variables más relevantes dentro del ámbito de la per-
sonalidad, tanto desde una perspectiva afectiva como motivacional. Las múltiples inves-
tigaciones que le abordan coinciden en destacar su papel en la regulación de las estrate-
gias cognitivo-motivacionales implicadas en el aprendizaje y rendimiento académico.
Sin embargo, esta amplia investigación está demandando una síntesis que armonice el
cúmulo de información de que se dispone sobre este constructo. En el presente trabajo
se ofrece un punto de vista sobre cómo integrar dicha información (a veces coincidente,
a veces notablemente contradictoria) dentro de un modelo hipotético, describiendo bre-
vemente sus características o pilares básicos.
Self-Concept, self-esteem and school learning. Self-concept is one of the most re-
levant variables in the field of personality, both affective and motivational perspective.
Multiple researches highligh its importance in the regulation of cognitive-motivational
strategies involved in learning and academic performance. However, it is necessary a
synthesis which reconciles all the information that we know about this construct. In this
job one offers a point of view about how integrate that information (sometimes coinci-
dental, sometimes remarkably contradictory) in a hypothetic model,, describing briefly
the characteristics and basic supports of this construct.
Según Hernández (1991), tres son las va- En esta línea, creemos que sigue siendo
riables personales que determinan el apren- válido el esquema o modelo presentado por
dizaje escolar: el poder (inteligencia, aptitu- Corno y Snow (1986) para describir estruc-
des), el querer (motivación) y el modo de turalmente la vertiente personal del aprendi-
ser (personalidad), además del “saber ha- zaje académico. Estos autores proponen tres
cer” (utilizar habilidades y estrategias de ámbitos de análisis: la cognición, la cona-
aprendizaje). El modo de describir, analizar ción y el afecto. El ámbito cognitivo estaría
e interpretar cada uno de estos constructos definido por dos grandes tipos de variables:
ha cambiado significativamente en los últi- las habilidades (que serán distintas según el
mos años, pudiendo ofrecer actualmente enfoque desde el cual se contemplen) y los
una visión más completa y operativa. conocimientos previos (tanto la cantidad y
tipo de conocimiento disponible como su
Correspondencia: Julio A. González-Pienda estructuración y funcionalidad en la memo-
Facultad de Psicología ria). El ámbito conativo estaría integrado
Universidad de Oviedo
Plaza Feijoo, s/n. por aquellas características de la persona
33003 Oviedo (Spain) que con el paso del tiempo se conceptuali-
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AUTOCONCEPTO, AUTOESTIMA Y APRENDIZAJE ESCOLAR
zan como estilos propios de enfrentarse a mayor sobre la conducta y un papel más in-
las tareas de aprendizaje. Dos son los estilos tegrativo que los de orden inferior (de orden
a considerar: los estilos cognitivos (menos inferior a superior: sensorial y motor, cogni-
dependientes de la tarea específica de tivo y afectivo, estilos y valores).
aprendizaje y más relacionados con el ám- De la interacción que se produce entre
bito de las habilidades cognitivas) y los es- estos sistemas deriva el sentido personal del
tilos de aprendizaje (menos relacionados individuo, su personalidad, en el que tienen
con el ámbito cognitivo y más vinculados al relevancia tres conceptos o dimensiones: (a)
ámbito del comportamiento y de las tareas la visión del mundo, consecuencia de la in-
de aprendizaje). En tercer lugar, estaría el teracción entre los sistemas cognitivo y es-
ámbito afectivo en el que, según Corno y tilos, (b) los estilos de vida del individuo,
Snow, encontraríamos dos tipos de varia- determinados fundamentalmente por la inte-
bles relevantes para el aprendizaje escolar: racción entre los sistemas afectivo y de va-
la personalidad (incluyendo constructos im- lores, y (c) la autoimagen o autoconcepto
portantes como el autoconcepto, ansiedad, que está determinada, en último término,
etc.), y la motivación académica (también por la interacción de los sistemas de estilos
considerada de modo distinto dependiendo y valores.
de la teoría o modelo teórico que se utilice Centrándonos en la parte de la teoría que
para su abordaje). más nos interesa, podríamos afirmar que el
autoconcepto es uno de los tres componen-
El autoconcepto dentro del ámbito tes esenciales del self (o personalidad inte-
de la personalidad gral), siendo la visión del mundo y los esti-
los de vida los otros dos componentes. El
Integrando los resultados aportados por autoconcepto, desde esta perspectiva, se en-
la investigación desde diferentes ópticas (te- tiende como la imagen que uno tiene de sí
oría de los rasgos, análisis factorial, teoría mismo y que se encuentra determinada por
conductista, principios del procesamiento la acumulación integradora de la informa-
de la información y teoría de sistemas, prin- ción tanto externa como interna, juzgada y
cipalmente), J.R. Royce y colaboradores valorada mediante la interacción de los sis-
(p.ej., Royce y Powell, 1983) han elaborado temas de estilos (o forma específica que tie-
una teoría de la personalidad en la que se ne el individuo de razonar sobre la informa-
abordan tanto los aspectos estructurales co- ción) y valores (o la selección de los aspec-
mo funcionales del comportamiento huma- tos significativos de dicha información con
no. La personalidad se entiende como una grandes dosis de afectividad). Esta acumu-
organización jerárquica de sistemas, subsis- lación de información elaborada proviene
temas y rasgos que transducen, transforman de la coordinación entre lo que el sujeto ya
e integran la información. La personalidad dispone y lo nuevo que debe integrar. En
total, o suprasistema, está integrado por seis consecuencia, podemos afirmar que, al me-
sistemas (sensorial, motor, cognitivo, afecti- nos desde esta perspectiva, el autoconcepto
vo, estilos y valores) cada uno de los cuales es una de las variables centrales del ámbito
consta, a su vez, de subsistemas multidi- de la personalidad (González-Pienda, Nú-
mensionales a múltiples niveles que tienen ñez, et al., 1990).
un carácter de rasgos. Por otro lado, los seis Desde otros ámbitos también se concede
sistemas constituyen ordenamientos jerár- gran relevancia a este constructo. Por ejem-
quicos de distintos niveles y los constructos plo, la importancia de la capacidad para
de orden superior ejercerán una influencia analizarse y conocerse también ha sido des-
tacada actualmente por Gardner (1995), sales. Tanto en la primera definición como
dentro de su teoría de las inteligencias múl- en la segunda son integrados los aspectos
tiples, como una de las siete inteligencias descriptivo y valorativo del autoconcepto, y
humanas (inteligencia intrapersonal). En el se le concede a éste cualidades como la de
campo del la instrucción, Gallagher (1994) ser dinámico y poseer una organización in-
destaca el autoconcepto como una de las va- terna útil para asimilar información, guiar el
riables más relevantes dentro de los nuevos comportamiento y, si es preciso, acomodar-
modelos de enseñanza y aprendizaje. Lehti- se a las exigencias ambientales. Ambas
nen et al., (1995) lo tienen en cuenta al pro- aproximaciones conceptuales coinciden
poner y examinar un modelo teórico sobre también en subrayar la naturaleza afectiva,
el desarrollo de la actividad de aprendizaje de carácter muy personal, del autoconcepto.
escolar. En consecuencia con estas aporta-
ciones, no es de extrañar que Pintrich
(1994) recomiende abordar la investigación,
dentro del campo de la psicología de la edu-
cación, desde un modelo general del apren-
dizaje en el que estaría incluido el autocon-
cepto como una de las variables con mayor
relevancia en el proceso de aprendizaje. En
nuestro país, existe un interés cada vez ma-
yor en su estudio. Esto se encuentra refleja- Figura 1. Dimensiones componenciales del autocon-
do no sólo en una mayor cantidad de traba- cepto.
jos que lo abordan sino, y sobre todo, en el
hecho de que en el texto del modelo actual En la Figura 1 ofrecemos un esquema so-
de enseñanza se establece como un objetivo bre la dimensión conceptual del autocon-
básico el favorecer y promover en el alum- cepto únicamente con el fin de realzar los
no la construcción de una imagen positiva aspectos más relevantes del mismo. En ella
de sí mismo. se aprecia una doble vertiente: la descripti-
va o autoimagen (cómo percibo que soy) y
Dimensión conceptual la valorativa o autoestima (cómo valoro mi
autoimagen). A su vez, la autoimagen que
Purkey (1970, pág.7) define el autocon- cada uno construimos se encuentra formada
cepto como «un sistema complejo y dinámi- tanto por feedbak respecto a nosotros como
co de creencias que un individuo considera individuos como por información derivada
verdaderas respecto a sí mismo teniendo ca- de los roles que desempeñamos en nuestra
da creencia un valor correspondiente». Sha- interacción social. Desde nuestra perspecti-
velson, Hubner y Stanton (1976) completan va, por su parte, la autoestima estaría vincu-
la definición anterior indicando que el auto- lada al autoconcepto ideal, no sólo respecto
concepto no es más que las percepciones de lo que me gustaría ser (por tener un gran
que una persona mantiene sobre sí misma valor e importancia para mí), sino también
formadas a través de la interpretación de la de lo que a los demás les gustaría que yo
propia experiencia y del ambiente, siendo fuese (por el valor que ello tiene para aqué-
influenciadas, de manera especial, por los llos). Los contenidos que incluyen tanto el
refuerzos y feedback de los otros significa- autoconcepto ideal propio como el deseado
tivos así como por los propios mecanismos por los otros significativos pueden ser tanto
cognitivos tales como las atribuciones cau- de naturaleza social como privada; de he-
ner en cuenta conjuntamente ambos aspec- 1993a), el género (Marsh, 1993b), las di-
tos del yo (estructura y proceso). Así pues, mensiones -p.ej., académica, social, artísti-
aunque resulta importante distinguir entre cas, etc- (Byrne, 1996b,c; Byrne y Gavin,
estructura y proceso es necesario no olvidar 1996; Byrne y Shavelson, 1996; Vispoel,
que ambos aspectos son complementarios. 1995) o los diferentes ámbitos culturales
Las estructuras posibilitan ciertos procesos (Watkins, Fleming y Alfon, 1989). En gene-
y cierto conocimiento. La actividad que im- ral, los resultados de la mayoría de los estu-
plica el proceso se desarrolla a través de la dios confirman las características de las que
interacción del sujeto con el mundo físico y ya a mediados de los setenta nos informan
social así como de la reflexión sobre uno Shavelson y sus colaboradores. Según éstos,
mismo y evaluación de las propias acciones. el modelo presenta las siguientes caracterís-
Este conocimiento puede conllevar cambios ticas:
para la estructura existente, lo cual permiti-
ría nuevos procesos de interacción y refle- Estructura multidimensional. Las auto-
xión-evaluación (Markova, 1987). En suma, percepciones que el individuo construye a
aunque es importante conceptualizar el yo lo largo de su vida ni son de la misma natu-
como un proceso, es también esencial reco- raleza, ni se encuentran relacionadas lineal-
nocer que un proceso únicamente puede ser mente, ni tampoco tienen la misma impor-
comprendido adecuadamente en relación a tancia o valor en la construcción del auto-
una estructura. concepto. Por el contrario, las autopercep-
A continuación sintetizamos los aspectos ciones se encuentran organizadas según su
más relevantes del autoconcepto respecto de naturaleza en dimensiones específicas, más
su dimensión estructural y, posteriormente, o menos amplias. El número de dimensio-
abordamos la perspectiva del proceso o, nes que cada sujeto presente formando par-
también denominada, dimensión funcional. te de su autoconcepto dependerá de ciertas
variables como, por ejemplo, la edad, el se-
Estructura del autoconcepto xo, la cultura de que dispone, el medio so-
cial en que se desarrolla, las exigencias pro-
Byrne (1984) nos habla de cuatro formu- fesionales, etc. Así, por ejemplo, a medida
laciones diferentes sobre la estructura del que aumenta la edad de los sujetos se van
autoconcepto (modelos nomotético, jerár- identificando más dimensiones, e incluso,
quico, taxonómico y compensatorio). Sin cambiándolas por otras distintas (ver Gon-
duda, los datos más actuales apoyan una zález-Pienda, 1993).
perspectiva multidimensional en la cons- Ordenamiento jerárquico. Además de las
trucción de la identidad personal. Dentro de variables mencionadas anteriormente, el nú-
esta perspectiva, uno de los modelos más re- mero y naturaleza de las dimensiones tiene
levantes es el propuesto inicialmente por que ver con el nivel factorial al que corres-
Shavelson et al. (1976), comprobado empí- pondan. Según este modelo, las dimensio-
ricamente en numerosos trabajos, y siendo nes del autoconcepto derivadas directamen-
revisado en la actualidad en algunos aspec- te de las experiencias concretas se organi-
tos de interés como, por ejemplo, su organi- zan para dar lugar a otras dimensiones más
zación y claridad estructural concreta (Byr- globales, las cuales pueden a su vez reorga-
ne, 1996a,b,c; Campbell et al., 1996; Marsh, nizarse a otro nivel, o niveles, más general.
1987, 1990; Marsh y Shavelson, 1985), la Así pues, las dimensiones se encuentran or-
consistencia de los supuestos fundamentales ganizadas jerárquicamente, habiendo tres
a través de la edad (Byrne, 1996b,c; Marsh, niveles factoriales, según el modelo de Sha-
velson. Sin embargo, los resultados deriva- explicación. Parece obvio que las dimensio-
dos de nuestras investigaciones (p.ej.., nes de primer nivel sean las más inestables
González-Pienda, 1993, 1996; Núñez, ya que están vinculadas directamente con
1992; Núñez y González-Pienda, 1994) de- las experiencias cotidianas concretas. Por
muestran que la estructura multidimensio- otra parte, ya que las dimensiones de segun-
nal y factorial del autoconcepto interacciona do nivel están formadas por varias dimen-
significativamente con la edad de los suje- siones de primer nivel, es comprensible que
tos. En concreto, teniendo en cuenta un tra- sean más estables que las anteriores y, por el
mo de edades comprendido entre 6 y 18 mismo razonamiento, éstas menos estables
años, según estos trabajos, el autoconcepto que el autoconcepto general. Esto implica
avanzaría desde una estructura relativamen- que un fracaso en una asignatura en un mo-
te simple a los 6 años hasta otra mucho más mento dado puede afectar a la dimensión es-
compleja propia del final de la adolescencia pecífica, pero es poco probable que por ello,
(ver Figuras 3 y 4). El hecho de que las au- sin más, modifique el autoconcepto general.
topercepciones se estructuren con tanta me- Con entidad propia. El autoconcepto es
ticulosidad favorece la hipótesis de que los un constructo con entidad propia, y por tan-
individuos interpretan la nueva información to, diferenciable de otros constructos como,
mediante el marco o dimensión específica a
la que haga referencia (también denomina-
do «autoconcepto operativo» o de «traba-
jo»), y si tal procesamiento ha de suponer
variaciones en el nivel del autoconcepto ta-
les variaciones nunca serán generales sino
particulares a la dimensión con la que se ha
trabajado. Unicamente desde este punto de
vista un alumno puede seguir considerándo-
se buen estudiante después de repetidos fra-
casos en un área académica (por ejemplo, Figura 3. Modelo de la estructura del autoconcepto a
los 6-8 años.
lengua) sólo con que en otras áreas obtenga
éxitos (por ejemplo, matemáticas). En fun-
ción de estos argumentos, también debemos
concluir que cierta información concreta
únicamente incidirá sobre la dimensión co-
rrespondiente, lo cual parece tener especial
relevancia a la hora de diseñar programas de
intervención para mejorar la propia imagen
de los alumnos y, porque no, de incrementar
la motivación para los aprendizajes especí-
ficos. Figura 4. Modelo de la estructura del autoconcepto a
Estabilidad en sus dimensiones más ge- los 15-18 años. En el «nivel 1» de inferencia: AM=
néricas e inestabilidad en las más específi- Dimensión Matemática; ARA= Dimensión Resto de
Asignaturas; AV= Dimensión Verbal; AF= D. Apa-
cas. De acuerdo con el modelo de autocon-
riencia Física; CP= D. Capacidad Física; RSO= D.
cepto elaborado por Shavelson, cuanto más Relación con iguales del Sexo Opuesto; RMS= D.
general es una dimensión mayor estabilidad Relación con iguales del Mismo Sexo; RP= D. Rela-
posee. Este supuesto, además de haber sido ción con los Padres; AE= D. Autoestima; HO= D.
constatado empíricamente, tiene una lógica Honestidad; EM= D. Emocionalidad.
milación de la misma. Pero puede ocurrir Según Markus y Wurf (1987), pueden
que la información resulte tan discrepante ser enumeradas varias razones por las que
que estos procesos no sean útiles, surgien- esta aproximación al autoconcepto parece
do la inestabilidad y la crisis. En esta situa- ser apropiada tanto a nivel teórico como a
ción, es necesario reestructurar el autocon- nivel de intervención. De entre todas, so-
cepto de manera que sea posible ajustar la bresale el hecho de que tal aproximación
información, teniendo lugar en este caso la permite dar respuesta a la polémica estabi-
acomodación. Estos autores añaden que es- lidad vs. variabilidad del autoconcepto a lo
tos dos procesos, acomodación y asimila- largo de la vida del sujeto. Desde esta pers-
ción, actúan continuamente, de manera que pectiva, se considera el autoconcepto como
al mismo tiempo que se mantiene estable la estable y maleable a la vez. Las autorrepre-
estructura del autoconcepto, éste se va de- sentaciones que forman el autoconcepto
sarrollando y fortaleciendo. Por otra parte, tienen distinto grado de centralidad. Las re-
estos procesos de decisión y control que presentaciones más centrales deben ser re-
permiten el ajuste del sujeto a las distintas lativamente insensibles a los cambios ope-
situaciones están jerarquizados y así, ante rados en las circunstancias sociales inme-
una información discrepante, el autocon- diatas. Debido a su importancia en la defi-
cepto podrá o bien cuestionarla (es decir, nición del yo y su elevado grado de elabo-
reevaluarla), o bien alterarla o, finalmente, ración, deben ser permanentemente accesi-
suprimirla. En cualquier caso, si la infor- bles. Otras autopercepciones del autocon-
mación fuera tan discrepante que llegara a cepto, sin embargo, variarán en su accesibi-
modificar de manera considerable la estruc- lidad dependiendo del estado motivacional
tura del autoconcepto, esto supondría un del individuo o de las condiciones ambien-
cambio tanto en el estilo de vida del sujeto tales prevalecientes. El autoconcepto de
como en su forma de ver el mundo, lo que trabajo u operativo estaría formado por au-
indica el papel que este constructo ocupa en torrepresentaciones centrales vinculadas a
la personalidad del sujeto (González-Pien- las circunstancias del momento. En otras
da, 1993; Núñez, 1992; Núñez y González- palabras, el autoconcepto operativo lo
Pienda, 1994). constituiría un determinado subconjunto
El énfasis puesto tanto por psicólogos co- del total de representaciones contenidas en
mo por sociólogos, en la multiplicidad y el autoconcepto general y que son activadas
multidimensionalidad del autoconcepto ha por las características particulares de las
llevado a la conclusión de que no es apro- circunstancias a las que el sujeto debe res-
piado, ni posible, referirnos al autoconcep- ponder.
to. En cambio, es necesario hablar de un
autoconcepto de trabajo o autoconcepto ac-
cesible. La idea es simple: no todas las au-
torrepresentaciones o identidades que for-
man parte del autoconcepto serán accesibles
al mismo tiempo. El autoconcepto de traba-
jo, también llamado operativo o del mo-
mento, tiene la característica de estar siem-
pre activo. En la Figura 5 esquematizamos
una posible situación de aprendizaje y cómo Figura 5. Representación gráfica del constructo
se relaciona con ella el constructo “auto- «autoconcepto operativo» y su rol en el procesa-
concepto operativo”. miento de la información autorreferente específica.
cepto aunque esto puede variar si tenemos otras variables que, con frecuencia, no sue-
en cuenta la edad de los sujetos (7-8 años en len ser tenidas en cuenta (Cabanach, et al.,
este estudio) así como el tipo y número de 1996; Núñez, González-Pienda, García, et
estimaciones del rendimiento (si sólo se uti- al., 1995; González-Pienda, Cabanach,, et
liza un procedimiento el autoconcepto influ- al., 1995; Valle et al., en prensa). Una varia-
ye sobre el rendimiento, mientras que si se ble posiblemente implicada serían las “ex-
utilizan dos -tests y notas- el rendimiento pectativas de logro”. Los resultados del es-
influye sobre el autoconcepto). tudio de Platt (1988) indican que el auto-
En general, los datos disponibles parecen concepto académico no se encuentra rela-
ofrecer más apoyo a la hipótesis de la su- cionado directamente con el rendimiento,
premacía de la influencia del autoconcepto sino que su influencia se manifiesta a través
sobre el rendimiento del alumno, que al de las expectativas de logro. En este mismo
contrario; aunque esto se encuentra mediati- trabajo, las atribuciones causales influyen
zado por la edad de los estudiantes, la rele- sobre el autoconcepto directamente (e indi-
vancia personal del área académica utiliza- rectamente sobre el rendimiento).
da, y los tipos de estimadores del rendi- Cuando el individuo se encuentra moti-
miento. Desde nuestra perspectiva (p.ej., vado o interesado por conocerse tal como es
González-Pienda, 1993; González-Pienda, y no se siente angustiado por la posibilidad
Núñez y Valle, 1992; Núñez, 1992), estos de obtener información negativa, una vez
resultados demuestran dos hechos funda- que se logra información autorreferente, se
mentales. El más notable se refiere a que busca la causa que ha originado tal resulta-
efectivamente el autoconcepto es fuente de do. La naturaleza de la causa encontrada co-
motivación que incide directa y significati- mo responsable más directo de lo sucedido
vamente sobre el logro del niño. Pero, ya puede implicar cambios en alguna de las di-
que una de las fuentes principales de infor- mensiones del autoconcepto, aunque casi
mación para la formación del autoconcepto nunca en la imagen global que se posee. En
es el resultado del comportamiento de los consecuencia, estamos hablando de la de-
demás hacia uno mismo y el de la propia pendencia del autoconcepto del tipo de atri-
conducta, los resultados del aprendizaje es- bución causal que se realice, encontrándo-
colar, necesariamente, tienen que incidir so- nos ante los planteamientos de la teoría mo-
bre el autoconcepto del estudiante, aunque tivacional desarrollada por B. Weiner. De
pensamos que esta influencia no es directa y otro lado, en ocasiones (por determinadas
pasiva, sino el resultado de una elaboración circunstancias) algunos individuos utilizan
cognitivo-afectiva previa por parte de la di- los procesos atribucionales de una manera
mensión correspondiente del autoconcepto. sesgada con el propósito de seguir mante-
Es decir «la influencia del autoconcepto so- niendo una imagen positiva de sí mismos.
bre el rendimiento puede ser inmediata, Una de estas estrategias más investigada es
mientras que la incidencia del logro acadé- la tendencia a realizar atribuciones internas
mico sobre el autoconcepto se encontraría sobre resultados positivos de la propia con-
mediatizada por la elaboración cognitivo- ducta y atribuciones externas sobre los re-
afectiva del propio autoconcepto». sultados negativos. En este caso, el auto-
Es probable que una de las posibles razo- concepto previo, constituye la variable de
nes de la divergencia de los resultados de referencia para la búsqueda de causas de
los trabajos realizados hasta ahora quizá es- nuestra conducta y, así, los procesos atribu-
té en que tanto el rendimiento como el auto- cionales son un instrumento del autocon-
concepto están sujetos a la influencia de cepto para su defensa ante información no
agradable. Un caso particular de este tipo de ra de abordar las tareas como sobre la regu-
planteamientos es la teoría del autorrespeto lación del esfuerzo y la persistencia, lo que
de M. Covington. a su vez incide de forma directa y positiva
La estrecha relación entre aprendizaje, sobre el rendimiento académico de los
rendimiento, autoconcepto, procesos de alumnos (González y Tourón, 1992).
atribución y expectativas de logro se pone Para finalizar este apartado, puede ser
de manifiesto de manera especial cuando oportuno indicar que si bien son realmente
ocurren alteraciones o déficits en el logro importantes las variables de tipo motivacio-
escolar del alumno (González-Pumariega, nal y afectivo en el resultado del aprendiza-
1995). Por lo que hace referencia al auto- je escolar, no se debe olvidar la vertiente
concepto, en la mayoría de los trabajos en cognitiva del mismo. En este sentido, Gar-
los que se considera alguna muestra de ni- cía y Pintrich (1994) señalan que hasta fe-
ños con problemas en su aprendizaje esco- chas recientes los investigadores trataban
lar, se ha observado que generalmente cuan- los aspectos motivacionales y cognitivos del
do éstos presentan estas dificultades tam- aprendizaje de modo independiente. Por un
bién tienen déficits en su autoconcepto (Nú- lado, los modelos puramente motivaciona-
ñez, González-Pienda y González-Pumarie- les aportan información sobre el “por qué”
ga, 1995). No obstante, esta relación tiene del trabajo de los estudiantes, de su activi-
lugar sólo cuando ha transcurrido el tiempo dad, su esfuerzo y su persistencia ante las
suficiente para desarrollarse. Por otra parte, tareas escolares. Por otro lado, los modelos
parece que no son, sin embargo, las expe- cognitivos del aprendizaje intentan describir
riencias de fracaso en sí mismas quienes de- “cómo” los estudiantes llegan a comprender
ciden la suerte de los niveles del autocon- y dominar tales tareas mediante la utiliza-
cepto, sino más bien la naturaleza de las ción de diversas fuentes cognitivas (p.ej.,
causas a las que el sujeto recurre para expli- conocimientos previos) y destrezas (p.ej.,
car su fracaso. Y es aquí también, en la in- estrategias cognitivas y de autorregulación
terpretación de la conducta de logro acadé- del aprendizaje). Estamos de acuerdo con
mico, donde el autoconcepto vuelve a jugar estos autores cuando señalan la necesidad
un papel sumamente significativo, ya que es de crear y probar modelos complejos en los
éste quien decide cómo ha de ser juzgado el que se tenga en cuenta la interacción entre
input. A su vez, el modo de juzgar las expe- cognición y motivación en el contexto esco-
riencias de éxito o fracaso (la causa encon- lar, puesto que ambos factores operan con-
trada como responsable) podría contribuir a juntamente para crear las condiciones ópti-
la aparición de dificultades en el aprendiza- mas de aprendizaje y rendimiento académi-
je. co (Boekaerts, 1996). El autoconcepto es
En definitiva, estas investigaciones po- una de las variables más importantes dentro
nen de manifiesto que la implicación activa del ámbito motivacional, el cual incide sig-
del sujeto en el proceso de aprendizaje au- nificativamente en el correcto funciona-
menta cuando se siente autocompetente, es miento del ámbito cognitivo (p.ej., sobre la
decir, cuando confía en sus propias capaci- activación de diversas estrategias cognitivas
dades y tiene altas expectativas de autoefi- y de autorregulación del aprendizaje esco-
cacia, valora las tareas y se siente responsa- lar).
ble de los objetivos de aprendizaje (Núñez, En la Figura 6 ofrecemos un esbozo de
González-Pienda, et al., 1995). Todo ello in- los contenidos de lo que entendemos por un
fluye tanto sobre las estrategias cognitivas y modelo cognitivo-motivacional del aprendi-
metacognitivas que pone en marcha a la ho- zaje. En éste, diferenciamos los dos ámbitos
Tabla 1
Modelo de autoconcepto: síntesis e integración de las características fundamentales del autoconcepto
Componente Descriptivo • Referido al concepto de «autoimagen» (cómo me veo). Dos ti-
pos: privada (identidad personal, yo privado) y social (el yo de-
sempeñando roles sociales).
• D. CONCEPTUAL Componente Valorativo • Relativo al concepto de «autoestima» (representa la importancia
que tiene para mí la autoimagen percibida). Aquí juegan un pa-
pel relevante el «autoconcepto ideal propio» y el «autoconcepto
ideal para otros significativos».
Componente Interactivo • La relación significativa entre nivel de autoimagen e importan-
cia de la misma dan lugar a un autoconcepto concreto.
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