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Culturas Originarias
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DECLARACION
PREAMBULO
Nosotros, los Pueblos y Organizaciones Indígenas del Continente de Abya Yala -América- reunidos
en territorio ancestral del Pueblo Mapuche, Mar del Plata, Argentina, del dos al cuatro de
noviembre, primeramente invocamos, la cosmovisión de nuestros mayores y siguiendo el camino
trazado por ellos, en un marco de unidad y armonía entre nosotros y con nuestra madre naturaleza,
damos las siguientes palabras.
Que, esta Cumbre Continental Indígena en Mar del Plata 2005, es la continuación de 1990 en el
Encuentro Continental Indígena. El Segundo Encuentro Continental de un proceso de Unión
Continental del Águila y el Cóndor, iniciado en Quito.
Que somos los representantes de más de 50 millones de mujeres y hombres indígenas del
continente y somos Pueblos preexistentes a la creación de los actuales Estados, por lo que
ejercemos y reclamamos el reconocimiento de nuestro derecho a la libre determinación como
Pueblos, a fin de decidir nuestra organización política y nuestro propio desarrollo económico, social
y cultural.
Que los Pueblos Indígenas hemos sido víctimas por quinientos trece años de un proceso de
genocidio, colonización y discriminación producto de ideologías y políticas imperiales, mismas que
han violado nuestros derechos fundamentales. Cualquier diálogo entre Pueblos Indígenas, el Estado
y la Sociedad, debe tomar en cuenta la naturaleza colectiva e histórica de estos derechos.
Que en estos momentos somos testigos de cómo la dominación y la opresión hacia nuestros
pueblos continúan a través de la globalización política y económica. En estos tiempos la explotación
económica y el saqueo de nuestros territorios y recursos siguen en beneficio de las compañías
nacionales, trasnacionales y las elites burocráticas.
Que bajo las leyes antiterroristas en algunos Estados, ha aumentado la represión, el asesinato y el
encarcelamiento de nuestras autoridades y lideres, con el objeto de conculcar o impedir el
reconocimiento y el ejercicio de nuestros derechos fundamentales. Condenamos la persecución
política y jurídica de los Estados y las empresas nacionales y transnacionales para acallar la voz de
nuestros pueblos indígenas que reclaman sus derechos a una vida digna.
Que, sin justificación alguna se está militarizando vastas zonas del continente, especialmente por
los Estados Unidos de las Américas, con el fin de controlar políticamente y los recursos naturales y
que muchos de estos, están en los territorios indígenas.
Que la constitución de los organismos multilaterales de los Estados, como la ONU y la OEA, se
realizaron sin la participación de todos los Pueblos Indígenas por lo que estos organismos
actualmente tienen una deuda moral, material e histórica con los Pueblos Indígenas de Abya Yala y
del mundo entero.
Que para los Pueblos Indígenas, nuestros territorios, tierras y recursos son fundamentales para el
Desarrollo de nuestras culturas, ellas representan y están interrelacionadas a nuestra espiritualidad,
culturas, costumbres, institucionalidad, tradiciones, medicinas, seguridad alimentaría y con la vida
misma de nuestros pueblos.
Que los Pueblos Indígenas somos los primeros afectados por las políticas que impulsan los Estados
para promover el supuesto “desarrollo”. Estas políticas, tales como el impulso de la reforma
agraria, la industria minera, hidroeléctrica, petrolera y la construcción de infraestructura de diverso
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tipo, no han generado desarrollo alguno, sino al contrario, promueven la invasión de nuestros
territorios, la destrucción de nuestros bosques, la extracción depredadora de nuestros recursos del
suelo y subsuelo, la contaminación del medio ambiente, el empobrecimiento y genocidio de
nuestros pueblos. A la par se debe reconocer que las fronteras y límites territoriales impuestos por
los Estados han dividido nuestras familias, comunidades y pueblos, agrediendo nuestra integridad
individual y colectiva.
1- Los Pueblos Indígenas tenemos nuestra propia visión de desarrollo que se sustenta en criterios
de solidaridad entre nosotros los seres humanos y un profundo respeto a la madre tierra. No
estamos de acuerdo con la idea y modelo económico basado en la explotación del hombre por el
hombre y de la naturaleza en su conjunto. Por lo tanto rechazamos la visión y el modelo
económico impulsado actualmente por los Estados, en el que solamente se pretende crear trabajo
para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática, violando los derechos
humanos y atentando contra la naturaleza. Tal visión solo seguirá profundizando el despojo de
nuestras tierras, territorios y recursos naturales, y agudizara la agresión a nuestros procesos de
autonomía.
3- Que rechazamos toda apertura económica sobre nuestros territorios, tierras y recursos naturales
a los mercados nacionales e internacionales como forma para enfrentar la pobreza. En la actualidad
estos proyectos de desarrollo se traducen en la explotación inmisericorde de nuestros recursos. En
consecuencia, los Estados deben reconocer el impacto negativo que dichos proyectos y acciones de
supuesto desarrollo generan en las vidas y culturas de nuestros pueblos.
4- Que los Estados y las empresas nacionales y multinacionales, no nos sigan privando de nuestros
medios y recursos de subsistencia, y que se abstengan de seguir otorgando concesiones sobre los
recursos naturales existentes en nuestras tierras y territorios tradicionales sin el consentimiento
libre, previo e informado.
“Dado en Territorio Mapuche, Mar de Plata, Argentina, el día 03 de noviembre del 2005”
OTRA AMERICA ES POSIBLE - NUNCA MÁS LAS AMERICAS SIN LOS PUEBLOS
INDIGENAS
QHASTINCHARI
THAJWIRIMA
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Teqsiqe llajtakuna ima arpalli kayku phishqa pachak chunka kinsa wata thaki puriymanta runa
sanawanchiy, mitmachaku t’aqay wajpiy jap’ikayqallarkama poqoynin kamaypawakuna mak’alliku,
qhajcha pallankutaq cheqan siwjniykuta tijsimankuna. Mayqen rimanaku teqsiqe llajatayuq pura,
paqarkiti wakichawan, yupaychananku tian pachawi runawaki waymapachawan kay cheqan
siwqkuna.
Pajtana iman jawaychaku utqha qhastinchariq OEA manta ONU piwan allawkankuna patanpi tejsiqe
llajtayujkuna, katunpasqa tejsinta jina qellqawin killiskaku qhatiqe. Kay usqaychan karqa
ñaqhallaraq jawaychasqa toqe kunawan paqarkitiq kamachilliq, inchupi tantanaku jatallina pata
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ISKAYÑEQE: Paqarkitikuna ima rijsipayachunku sananpinawra llajta sanajpa, llujmiq yuriqe nawra,
rimallwi runa wakikunamanta, puraq uyachinapaq t’aqachaykuna, sanakuna, wiñuku rajpaku.
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wajnakuna
CHUNKA ÑEQE: Paqarkitikuna ima juñikipachunku llinp’achunku t’uysuywan uyninaku 169ta OITjpa
allawkakunamanta ri llajtakuna tejsiqekuna ayllujuñukuna kitillinpipi yullinnakaypi.
Manaña maykaq Amerikakuna mana llajtakuna tejsiqekunawan qosqa mapuche jallp’anpi (Mar del
Plata) qolqe mama qochaq (Argentina) 2 p’unchay ayaq marq’an killapi 2005pi
(*) Traducción al Qheswa: Prof. Carmelo Sardinas Ullpu
Los Selk’nam. Vida, mitos, ritos y muerte en un pueblo del “fin del mundo”
Lic. Rosana Paoloni
• Licenciada en Historia (UNTREF)- (UM). Investigadora del CEIC (Centro de Estudios Indígenas y Coloniales),
Universidad Nacional de Jujuy y de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
Los mitos son una parte esencial del caudal simbólico de las sociedades pre-modernas,
que generan y delimitan, con rígidas pautas, las explicaciones que estas sociedades
buscan acerca de los fundamentos del orden social establecido y del mundo natural
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que las rodea. El siguiente estudio analiza la mitología y los rituales que onformaban el
mundo simbólico selk´nam para observar como éste otorgaba una legitimación a su
forma de vida y contribuía a la integridad del grupo con una identidad propia,
distinguiéndolos de las otras etnías de Tierra del Fuego.
Palabras claves: identidad, legitimidad, ritual.
1. Introducción
El presente trabajo tiene por objeto un acercamiento a los
rituales más representativos del grupo selk'nam, como
forma de aprehender el conjunto de símbolos y
representaciones que configuraron su universo simbólico
(1).
El estudio de los pueblos indígenas americanos, recibió un
fuerte impulso desde los años 1950 / 60 bajo la acción de la
nueva antropología levistraussiana y de las renovadas
vertientes historiográficas como la de Annales. A partir de
canónicos trabajos clásicos, el área andina ha sido centro de
atención privilegiada por parte de muchos americanistas,
convirtiéndose lo “andino” en una especialidad con peso
propio y sus estudios ocuparon buena parte de las más
importantes revistas de Historia, Antropología y Etnohistoria
del mundo. Lola Kiepja, última shamana de los Selk´nam.
Con el grupo selk’nam, en cambio y comparativamente Foto Anne Chapman
planteado, se destaca la escasa producción de textos y/o
artículos que realicen un relevamiento de importancia en
cuanto a mitología, tradiciones, formas de organización económico- social y su
consiguiente interpretación, a pesar de lo perdurable de su riqueza cultural.
Reconocemos que analizar un tópico como los rituales conlleva un sin fin de escollos,
tanto hermenéuticos como de “apropiación” siendo, en mayor o menor medida, uno de
ellos , la dependencia de aquellas fuentes provenientes de antropólogos, viajeros,
arqueólogos, etc. que pudieron observar en su tiempo estas prácticas y ver en acción
estos relatos. No obstante en los últimos años el campo intelectual ha recobrado un
renovado interés por la totalidad de expresiones culturales de este pueblo, interés del
que también es muestra el siguiente trabajo.
Nos parece necesario entonces que en el estudio de los mitos de un grupo humano-
como en este caso los Selk´nam- en su papel legitimador de una forma de organización
temporo- espacial, social e identitaria conjugar en un enfoque pluridisciplinario los
aportes de la Antropología Histórica, la Historia Cultural y la Etnohistoria.
La nueva propensión desarrollada en torno a las fuentes míticas se aprecia en
numerosos autores que coinciden en destacar su importancia para la comprensión del
mundo simbólico de los grupos humanos involucrados. Así Terence Mc. Donald destaca
la convergencia de las disciplinas antes mencionadas, junto a otras ciencias sociales,
en un espacio común donde las Ciencias Históricas desempeñarían el papel de una
suerte de lingua franca. ( Mc Donald ,1996: 1-12 )
El pensamiento mítico requiere un análisis muy complejo ya que en todo grupo
“primitivo " ha tenido múltiples funciones. Desde el punto de vista de la espiritualidad
transmite verdades trascendentes, narrando en forma detallada el origen del orden
social fundado en la legitimación social tanto a través de instituciones como de
creencias de variados temas. En su faceta política conforma la conciencia de identidad
de la colectividad humana organizada o estructurada en algún orden estando al
servicio de la auto representación. El mito configura esencialmente un fenómeno que
condensa las relaciones de los hombres frente a sus experiencias y frente al mundo. En
el caso de los pueblos ágrafos los mitos están vinculados al valor de lo transmitido y
son cruciales las reservas que todo trabajo científico conserva en el momento de su
interpretación ( Jamme, 1999: 14).
En este sentido resulta útil destacar la posición de algunos estudiosos del siglo XIX
como Herder y Goethe que argumentaban que los mitos de los pueblos antiguos
demarcaban el alma o la conciencia religiosa de cada uno de ellos. Es decir que estos
autores tenían ya la impresión de que el mito era la verdadera vía para conocer cómo
los pueblos primitivos observaban la naturaleza y la religión. (Sanchez Prieto, Juaristi,
et al, 1996: 118. )
La Antropología del siglo XX ha definido al mito como “prelógico” -Levy Bruhl-,
expresión de una etapa “infantil” de la Humanidad desde hace mucho superada por la
ciencia o como un pensamiento precientífico que está en la base de nuestra evolución
cultural -Lévi -Strauss- (Jamme ,1999: 15-19). Ambos autores rescatan la importancia
del relato mítico como parte importante de la cultura de los pueblos y otorgan un
renovado interés a su estudio en grupos como el de los selk’nam. Es más, un autor
contemporáneo nos dice que el camino señalado por estos grupos nos lleva al desafío
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de pensar en nuestra propia etnicidad para llegar “hasta la proyección del contenido
mítico del saber primitivo en las categorías lógicas del pensamiento [actual]”(
Santamaría ,1985: 479).
Sin embargo, es necesario aclarar que la visión del mito que plantean algunos de los
últimos exponentes de la antropología levistrassiana, ha superado la interpretación del
mismo como una estructura del pensamiento prelógico. Se trataría ahora de un tipo de
pensamiento distinto, ya que “el mito no es algo que haya quedado superado por la
irrupción del pensar teórico, sino que constituye más bien una ilustración que pretende
otorgar sentido a relaciones naturales oscuras” (Jamme ,1999: 20-21).
La Etnohistoria se servirá de esta evolución en la concepción del mito y sus funciones
dentro de toda sociedad. En la sociedad primitiva, implementará al mito como una
herramienta para llegar a interpretar o comprender a una etnia como la que nos
interesa, ágrafa pero rica en recursos símbolos y rituales.
El mundo espiritual selk’nam estaba provisto de numerosos mitos e interesantes
rituales, algo paradójico si se lo contrasta con sus formas simples de supervivencia,
desde el punto de vista de las prácticas sociales. No obstante, este pueblo, tildado de
“retardado” o de “pocas luces” por la Antropología de la Ilustración (2) había logrado
dominar un hábitat natural inhóspito y de escasas viabilidades, manteniendo el orden
dentro de una unidad humanamente digna, desarrollando exitosas adaptaciones y
elaborando un saber rico en imaginarios y representaciones.
A través del presente estudio sobre la mitología y los rituales de los selk'nam se
buscará explorar las funciones que ese universo simbólico desempeñó en la
conformación de su identidad, las estrategias de supervivencia del grupo en sus
relaciones con el medio al que debía adaptarse.
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pastizales del norte de la isla, donde fundara Ea. Viamonte(1902), mira con interés sus
ceremonias y sus ritos, describiéndolos en detalle (aunque denostándolos en la
mayoría de los casos) y discrepando a posteriori con lo escrito por Gusinde. Tan serias
son sus descripciones , que Gallardo, W. Furlong, Nordensjolk y otros, reescribirán lo
enunciado por Bridges. También la antropóloga francesa Anne Chapman , discípula de
Lévi-Strauss , ha realizado aportes sobre este grupo étnico. Sus observaciones son de
importancia ya que realizó entrevistas a los últimos representantes vivientes de esta
sociedad. Sus libros como El fin del mundo. Los Selk’Nam en Tierra del Fuego , y Los
Selk’Nam. La vida de los onas avivaron el interés por este pueblo, son de suma utilidad
para la búsqueda que en este estudio se intenta llevar a cabo: un análisis de su
posición frente a la muerte, su mitología y ritos principales que acompañaban su
existencia.
El enfoque que en este trabajo se pretende desplegar consiste en ver la mitología como
creadora de un espacio de integración y de formación de identidades colectivas. En
cuanto a esta afirmación, para el historiador Michel De Certeau los mitos son una parte
esencial del caudal simbólico de las sociedades pre-modernas y generan y delimitan,
con rígidas pautas, las explicaciones que estas sociedades buscan acerca de los
fundamentos del orden social establecido y del mundo natural que las rodea (De
Certeau ,1993: 203-233). Dentro de este contexto de revalorización del mito también
importa destacar la convergencia de toda una evolución historiográfica que se ha
interesado en el estudio de las representaciones y las prácticas culturales que suponen
los imaginarios sociales.
Como ha señalado Baczko, los imaginarios son sistemas de representaciones de la
realidad social articuladas entre sí por medio de símbolos o imágenes con una precisa
carga de sentido. Estas representaciones, inventadas y elaboradas con materiales
tomados del caudal simbólico (mitos, utopías, ritos, leyendas y literatura oral), tienen
una incidencia específica sobre las sociedades que las generan, de acuerdo a su
influencia modeladora de las mentalidades y comportamientos colectivos, y de las
múltiples funciones que ejercen en la vida social
Estas representaciones colectivas se nutren y a la vez integran un universo simbólico
ubicado en un nivel más alto de complejidad compuesto de imágenes, signos y
símbolos que son productos de la actividad social. El universo simbólico es parte de un
paradigma en movimiento, con cambios, crisis, rupturas y construcción de nuevos
paradigmas. Así, la representación social de la realidad en una sociedad determinada
es elaborada, mantenida, transmitida y reelaborada constantemente. Por ello, y por su
papel en la constitución del universo simbólico, tanto Levy-Bruhl como Piaget sugieren
que la mitología constituye una etapa importante y necesaria en el desarrollo del
pensamiento y por cierto del imaginario.
Los estudios de los imaginarios sociales y entre ellos las investigaciones sobre las
ideologías de los últimos veinte años, han mostrado que hay que tener en cuenta que la
ideología no sólo provoca una distorsión de la realidad social sino que, al mismo
tiempo, esta contribuye a abrir un espacio de integración (Bazcko, 1991: 8).
Shalins y Bourdieu, que abordan la relación que se establece entre los imaginarios y las
prácticas de las sociedades tanto actuales como antiguas, coinciden en que tal relación
condiciona la forma de actuar de los individuos y el orden social (Shalins ,1988: 44).
Los riuales y la riqueza mitológica de este grupo ciertamente trascienden lo antedicho
en tanto posibilitaban la aprehensión del ámbito natural y social que los rodeaba, y
establecía un rígido sistema de pautas, este conjunto de creencias y prácticas habría
ayudado por largos siglos a mantener la cohesión de este grupo social, sometido a las
naturales exigencias de su hábitat.
Nos apoyaremos en una serie de tópicos que aparecen en los textos de Gusinde,
Chapman y Bridges. Entre esos temas están las explicaciones sobre el origen del
mundo, su configuración y su relación con el hábitat geográfico de la Isla Grande
(Tierra del Fuego), aspecto que permitirá apreciar cómo el lugar físico estaba
íntimamente ligado a sus prácticas culturales . Pero la ceremonia de iniciación de los
jóvenes (el hain), que los incorporaba como miembros plenos del grupo y partícipes de
la toma de decisiones, tiene para nosotros una enorme relevancia en la vida de la etnia
por la gran densidad del mundo simbólico que evocaba. Finalmente se concluirá con el
tema de la muerte , uno de los aspectos en los que la ritualidad aparece más
inextricablemente entrelazada con la vida real, y donde su dimensión simbólica revela
una cosmogonía preparada para explicar la resignación con que esta etnia afrontó su
destino final.
Como establecen Berger y Luckmann ( 1979 -120 y ss.) en su teoría sobre los imaginarios sociales
el universo simbólico selk’nam podría ocupar un cuarto nivel de legitimación .El primero sería una
legitimación incipiente (el lenguaje), el segundo el de las proposiciones teóricas muy elementales,
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el tercero el de las teorías explícitas o marcos de referencia. Entendemos entonces como universo
simbólico los cuerpos de tradición teórica que integran zonas de significados diferentes y abarcan
el orden institucional en una totalidad como procesos de significación que se refieren a realidades
que no son de la experiencia cotidiana.
Como veremos en el mundo de este grupo, la red de interrelaciones era de una gran complejidad.
Su cosmovisión conformaba una unidad complicada y única. Los rituales, representaciones y
símbolos tenían un profundo arraigo en el paisaje, a la vez que constituían una imbrincada trama
que entretejía desde su estructura socioeconómica hasta su espiritualidad en un todo(3).
A fines del siglo XIX, principios del siglo XX, cuando comienzan a registrarse las primeras
observaciones desde el punto de vista “científico”, el territorio selk'nam - según Gusinde- estaba
dividido en alrededor de treinta y nueve territorios o haruwen - ochenta para Chapman- y cada uno
ocupado por un linaje considerado su “propietario”. La caza en un terreno que tuviera ya un
“propietario” tenía ciertas reglas: para poder incursionar en un haruwen de otro linaje, debía
pedirse permiso y ofrecer luego algún regalo (4). La respuesta afirmativa se consideraba ya
otorgada, pero el ritual de pedido debía ser inexorablemente cumplido, al precio de la muerte si no
se respetaban las prácticas sociales de permiso al ingresar y de obsequio al concluir la
actividad.(5).
La estrecha relación de este pueblo con su hábitat geográfico se puede observar en su cosmología,
que concebía la totalidad del universo como un círculo imaginario dividido en cuadrantes. “...El
poder o energía cósmico se originaba en los cuatro cielos, siendo el Este el de mayor
trascendencia. El círculo se manifestaba en la tierra por la asociación de los haruwen (tierras), con
los cuatro sho’on (cielos)...”(Chapman, 1986 b: 83).
A esta taxonomía la antropóloga francesa suma características identificatorias individuales dado que
"...cada selk'nam , desde su nacimiento, estaba asociado a un "cielo" sho'on determinado , que por
regla general era el del padre ..." y por su linaje recibía ubicación en la ceremonia de iniciación
(Chapman ;1986 a: 13). Entonces, el mundo “real” era correlativo de todo el universo simbólico del
grupo, así desde los territorios de caza hasta el hain y las situaciones más cotidianas recibían una
explicación.
Pero hay más : el Universo simbólico selk’nam estaba integrado por gran cantidad de mitos y
rituales que explicaban desde las grandes temáticas como el origen del mundo, a los distintos tipos
de muerte, tanto simbólica como real; desde el masculino ejercicio de la autoridad hasta
acontecimientos de la vida cotidiana: como la ausencia de lobos marinos en loberías o las
sostenidas inclemencias del tiempo que afectaban seriamente las posibilidades de caza, etc.
A los efectos de organizar y comprender este mundo imaginario, tanto Gusinde como de Durand ,
universalizan al mito, dividiendo este mundo imaginario en tres partes (6), denominándolos de
Durand como períodos y siguiendo a este último señalamos: 1) La época de la tierra informe y el
cielo sin estrellas, en la que sólo está Temáukel, sin conexión ni con los ancestros ni con los
hombres. Es el tiempo de la oscuridad, del caos. 2) La época de Kénos: Kénos es el ejecutor de las
intenciones de Temáukel , cambiando el caos por el orden. Crea algunas de las personalidades
mitológicas que gozaban de un mayor aprecio entre los selk’nam , por ejemplo los howenn 3) El
tiempo de Kwanyip, relatos míticos referidos a sucesos de la naturaleza y situaciones locales (como
“la gran inundación”), la definición del rol de los hechiceros y las diferentes ideas acerca del devenir
y la aparición de los primeros seres humanos selk'nam. Es el héroe cultural.
En cambio otros investigadores como Baldassarre y / o Penazzo le agregan un cuarto período
intermedio , época comprendida entre el segundo y tercer momento indicado por de Durand en la
que continúa el proceso de transformación de la tierra y se distribuyen los territorios o haruwen
acada una de las cabezas de linaje. Pero las permanentes escaramuzas libradas entre los vientos
cardinales, prestigiosos hechiceros del tiempo howenn vaticinan el caos que antecede los profundos
cambios estructurales que se produjeron en la sociedad mítica hasta ese momento existente ,
apareciendo el hain masculino como exponente máximo del orden patriarcal (7)
En estas distintas versiones que acabamos de mencionar vemos que el mito sobre el origen del
mundo incluye también los de nacimiento de la vida y la muerte.
Conviene aclarar algo más sobre Temáukel, pues este personaje inició uno de los debates más
importantes sobre la espiritualidad del grupo. Según Gusinde, este dios era la Palabra. Para
Chapman, en cambio, será el Orden. En cada término se establece la valoración que cada uno de
ellos le otorga a esta figura. Gusinde, al hablar de la religión colocaba en un lugar especial a esta
personalidad. Cada acto de “veneración” de este dios, Gusinde lo juzgaba como un “culto”. Para él,
este contenido religioso era diferente de la creencia en los antepasados- los howenn en los
espíritus Klóketen, y en la acepción que tienen sobre la muerte y la “superstición”(Gusinde,1989:
459).
Es digno de destacar que el grupo no era propenso a hablar sobre su mundo simbólico y a los
investigadores les costaba mucho ganarse su confianza, franqueza que sin embargo fue otorgada
tanto a Gusinde como a Chapman en virtud del respeto que demostraban por esta cultura
fueguina. Por tanto fueron muchos los hombres de ciencia o religión que sostuvieron la carencia de
un culto organizado entre los selk'nam , debido a la dificultad que tuvieron para arribar al mundo
espiritual de la etnía (8).
El informante del etnólogo austríaco le explicaba al comienzo de una larga secuencia de charlas con
carácter intermitente: “...Nuestra gente no gusta hablar de Aquél...”, “...Aquél allá arriba...”, o sea
Temáukel (9). Agregaban que él era un Ká^spi,- un espíritu, "...nunca tuvo cuerpo, creó la tierra y
el cielo, es único, existe totalmente solo, en aislamiento. No tiene parientes, ni mujer, ni hijos, fue
el primero, sabe todo y observa quién es “gente buena” y quien no..." (Gusinde,1989: 479-480)
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(10).
Es muy lógico pensar ante todo lo enunciado que la presencia de un dios único y su relato de
creación del mundo, se deba a la influencia de los salesianos o anglicanos que tuvieron contacto
con ellos.Gusinde también se lo planteó, pero al conocer a los selk'nam en profundidad descartó de
plano esta posibilidad. Para el investigador austríaco era la lealtad que estos aborígenes tenían con
los misioneros, aquellos que por lo menos intentaron salvarles la vida, lo que hacía que ocultaran
sus posturas verdaderas, por miedo a ofenderlos.
Los selk’nam rezaban y se dejaban bautizar, ya fuera un sacerdote católico quien lo solicitara o un
pastor protestante, aún cuando no comprendieran el rito en el cual se veían involucrados.Esto lo
resaltaría Garibaldi, indio mestizo informante de prestigiosos investigadores que han abordado este
tema ( Beauvoir, Chapman, Penazzo, Baldasarre, etc.) muchos años después.
Otro informante, Hotex, dijo a Gusinde “Temáukel de los selk’nam es como Dios de los cristianos”,
presupuesto que Anne Chapman no revisa evitando hacer cualquier tipo de cuestionamiento a sus
informantes sobre ese tópico. Nosotros no intentamos resolver esta cuestión, como Bonte e Izard
intentamos obtener un mayor conocimiento del mundo simbólico selk’nam a través del contraste de
opiniones en este punto (11).
Se torna difícil recoger datos sobre estos temas, de los cuales ni siquiera los xo’on querían hablar.
Determinadas preguntas eran tomadas como impertinentes. Las discrepancias entre los diferentes
relatos mitológicos, sobre todo en lo que atañe al participante más importante de su cosmogonía,
Kénos, son complejas de evaluar. A los informantes selk’nam no les parecían contradicciones, y
eran aceptadas como verdades, sin cuestionamientos.
Para los selk’nam fue Kénos el creador de los antepasados: los howenn seres antropomorfos que
considerados como el origen de montañas, astros, fenómenos naturales y casi todos los animales
existentes . Fue este enviado de Temáukel, el creador de la primera pareja de antepasados: del
barro del pantano formó un genital masculino y uno femenino, y los dejó. A la mañana siguiente ya
eran hombre y mujer y habían tenido un hijo que crecía con gran premura. Así fueron naciendo
muchos howenn
De este mito sobre la creación provienen otros dos mitos diferentes en donde aparece el tema de
la vida y de la muerte: en uno de ellos Kénos cada noche lavaba a los howenn alargándoles la vida
, hasta que ellos mismos decidieran concluir o no su forma humanoide y transformarse en
elementos naturales. Subrayemos que la decisión de los howenn era decisiva, ellos mismos
determinaban cuando en cuerpo y alma cambiaban de "estado" por tantol a libertad de elección era
señalada inclusive por la propia mitología. Los selk’nam eran libres desde sus orígenes, antes del
tiempo histórico, destacándose luego también en el hain femenino como lo señala Anne Chapman .
Finalmente Kénos mismo separó el cielo de la tierra, ascendió junto con algunos howenn y se
transformó en un astro, vigilante y eterno .
Se subraya en estos mitos el papel de la vida como la creación de todo, lo natural y lo humano, y
a la muerte como un causal directa de ella, concepción que mantendrán tanto en las muertes
simuladas del rito para los púberes como en el final real de un ser humano.
Puede apreciarse así que la mitología, además de la función legitimadora que le asigna Chapman,
se presentaba como una condensación concreta de su universo simbólico, indispensable para
comprender las relaciones de cada hombre con el cosmos, tanto como para explicar el presente, lo
existente y determinados usos o valores éticos. En síntesis, estas narraciones tienen la relevancia
de ofrecernos una interpretación globalizadora y total del orden social y cultural que rigió las
prácticas de los selk’nam, además de legitimar el orden social (Sanchez Prieto, Juaristi, et al ,
1996: 241-245).
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caracterizaban a los mencionados espíritus, bajo cuya ”tutela y protección” sostenían el matriarcado
original.
Finalmente el engaño, ya que los espíritus no eran reales, se descubrió. Fue Tamtam, la hermosa
hija del hombre - Sol (Krren) y la mujer - Luna , la que se descuidó en un comentario escuchado
por dos xo’on que luego se transformarían en pájaros. La furia del Krren fue terrible. El Sol luego
de confirmada la información, envió a los hombres a matar a todas las mujeres y niñas que
conocieran el secreto del hain, incluso a su propia hija. A la luna, la atacaron con tizones
encendidos pero era tanto su poder que en realidad nadie se animó a ultimarla. Con el rostro
marcado por los golpes y las quemaduras, llena de furia, la mujer – Luna se impulsó hacia el cielo,
donde fue perseguida por su marido, el hombre – Sol, en eterna huída. Su rencor se hace notar
cuando se va empequeñeciendo hasta desaparecer y deja al pueblo a oscuras o cuando se tiñe de
rojo por la sangre de los selk´nam devorados, en señal de perpetua venganza. Sólo las niñas más
pequeñas se salvaron, por considerarlas inocentes del engaño sufrido. Hasta los niños varones, que
sabían algo, murieron de hambre en el medio del bosque, transformándose en árboles cuyas
hendiduras muestran las secuelas de la masacre (Chapman ,1986ª: 234).
Numerosas interpretaciones se vertido sobre este mito, tanto de índole simbólicas como ideológicas
o natural. Por ejemplo en el plano ideológico, el filósofo francés Héritier deduce que el mito tiene
como función legitimar el orden social existente. Para Chapman, en cambio, este mito surge para
apoyar la autoridad masculina histórica, así, de esta forma ninguna mujer podría poner en duda su
legalidad y los hombres sostendrían su poder sobre el otro sexo (13).
En una lectura inclinada hacia las manifestaciones de la naturaleza, la huida del sol y la luna al
cielo explica la continuidad del tiempo en días y noches y el hecho de no encontrarse nunca . Las
variaciones de la luna son contempladas con miedo, sus cambios de “forma”- incluso la presencia
de los eclipses- se debían explicar simbólicamente de alguna manera.
Se observa entonces al mito como legitimador de prácticas culturales, tanto como de fenómenos
naturales, coronado el relato con la presencia de muertes simbólicas. Llama la atención sobre el
hecho que el mito nada explica en cuanto a lo realizado con los cuerpos de las mujeres que no
pudieron huir, teniendo en cuenta que estos indios sepultaban a sus difuntos y el ritual del duelo
era de gran importancia ya en los tiempos míticos.
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Hayilan, Olum, etc. Éstos cubrían sus caras con máscaras y pintaban sus cuerpos, siguiendo
detalladamente las características del personajes que les tocara actuar ; y para los ojos de las
mujeres y de los no iniciados, éstos se veían como “espíritus reales” y no como entes simulados.
Dentro de la choza, los actores dejaban de ser ellos mismos y se transformaban en los espíritus
designados por el consejero del hain. Esta enseñanza se instrumentaba antes de recibir a los
jóvenes iniciados, quienes eran aleccionados por uno de los So´ortes, “espíritu” que los hostigaba
hasta el límite de sus resistencias físicas, tratando de modelar en cada iniciado (kloketen) la
fuerza,la destreza y el carácter, necesarios para ser un cazador y fundamentalmente, sostener una
familia, base de la organización social de los selk´nam.
Vendrían luego las enseñanzas basadas en la tradición oral, la historia de los linajes de
pertenencia, las normas societarias y patrones de subsistencia, para que en un momento
determinado, se les revelara el “enigma del hain”.
Basándonos en lo señalado, es imprescindible recalcar la comunicación y organización secreta del
evento. Las enseñanzas eran transmitidas en un contexto fuertemente ritualizados, sólo por los
especialistas como los chamanes o xo’on .
La gran mayoría de los investigadores y cronistas que convivieron con los selk’nam atestiguan la
importancia del hain ya que lo consideraban el eje cultural por excelencia . Profundizando una
posición iniciada por Chapman y Massone, agregaríamos también que era el eje sicológico y
sociológico del pueblo, porque simbolizaba, en una compleja síntesis, el pensamiento y la razón de
ser de la existencia colectiva e individual. Era un acto de la comunidad, que tomaba conciencia de
sí misma , reforzando su vitalidad y su esencia. Así el mundo simbólico selk’nam pasaba a regir la
vida real de los nuevos adultos y potenciaba la de los viejos, haciendo tangible al grupo en su
identidad.La ceremonia de iniciación era una fuente de transmisión de los códigos, formas de vida
e historia del grupo sustentadas en una base mitológica de gran coherencia interna.
Por otro lado, la vida y la muerte eran justificadas también en forma mítica refiriéndolas al poder
de Olum (uno de los espíritus del hain) quién hacía renacer a los kloketen luego de que éstos
fueran eliminados por la ogresa Xalpen
En cuanto al rol de la ceremonia, la ideología aparece, bajo la interpretación levistrossiana de
Chapman , como un sistema cerrado: el Hain evita conflictos latentes, haciendo mediar un saber
mítico que narra el momento en que las mujeres tuvieron el poder, la forma en que lo perdieron.y
aquella en la que los hombres lo sostienen, legitimándose como autoridad.
Sin embargo, el caudal simbólico proveniente de saberes míticos no puede reducirse
exclusivamente a una ideología sustentadora de poder. En realidad es la identidad de la comunidad
selk’nam la que se conforma con este universo, y fundamenta en él las prácticas culturales (el hain,
los enterramientos, los casamientos, las reuniones “de hombres” donde se narra la historia del
pueblo) que la hacen posible, así como dan explicación a las cuestiones de mayor trascendencia en
la existencia de todo ser humano: la vida y la muerte.
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El mito explica la muerte, la cual es referencia privilegiada, suma orgánica de saber esencial y
principio organizador de los ritos. Los onas en la ceremonia de iniciación vencen a la muerte con la
ayuda de espíritus antepasados howenn. Es en el hain donde observamos el propósito del mito y
del rito como un “volver a nacer“, renacer como lo hace la naturaleza. En el ritual se perfila un
único tema, la “necesaria” victoria de la Vida sobre La Muerte . A la muerte física individual real, el
mito de la iniciación ( hain) opone la muerte simbolizada, seguida de un renacimiento simbólico
por y para el grupo y para el individuo. por la vía de la representación simbólica .
El hain era el centro de esta cosmovisión, donde se conjugaban todos los aconteceres de la vida de
una persona. La muerte física era uno de ellos, quizá el más importante para este pueblo, ya que
un gran dolor intenso se manifestaba largamente cuando se producía un deceso. El renacer era el
punto cúlmine del hain ya que también lo era en la vida misma. De esta manera la ceremonia de
pubertad anticipaba la muerte real dándole una interpretación simbólica que intentaba orientar la
vida del nuevo adulto . Es así como el deceso real era conformado según el universo simbólico del
grupo.
Con referencia a este tema, Luis Garibaldi en uno de sus múltiples diálogos con Anne Chapman
habla sobre la necesidad de la muerte para terminar con los selk’nam, para que “surgieran otras
razas”. Esto lo sostenía porque de acuerdo a sus conceptos la evolución de la tierra tenía que ser
así “siempre se ha ido cambiando la situación de las razas, viniendo otras generaciones. Por tanto
ésta también tenía que terminar , ya que llevaba muchos años sobre la tierra... Me da pena pensar
que después de haber tanta gente en este momento no hay ninguno, quedando tan sólo yo...". Sus
palabras muestran el fin de una existencia feliz...
A modo de resumen
Garibaldi, en la década de mil novecientos ochenta, era uno de los últimos participantes vivos del
uno de los últimos hain- (1934). Los distintos relatos de éste, nos permitieron acercarnos a la
importancia que tuvo el mundo simbólico dentro de la conformación de las prácticas culturales de
los selk´nam, quienes según el mismo informante, habían desaparecido mediante una muerte
generacional y obligada. Dicho mundo simbólico, constituyó entonces la matriz de los mitos y ritos
analizados, los que se transmitieron de generación en generación a través de la narración oral.
El hain, particularmente, jugó un papel decisivo en la transmisión de la identidad de los selk’nam
no sólo como fuente de legitimación. Si al decir de Chapman esa ceremonia era la manifestación
de una ideología que apuntaba a la legitimación del patriarcado, para nosostros esa “ideología “
tenía también funciones de integración, de constitución y transmisión identitaria en el grupo. Por
encima de las estructuras, se puede decir que además el hain le daba un lugar, un orden, un
destino a todo un pueblo, sosteniendo una cosmovisión particular de todo el universo.
En esta cosmovisión, los selk´nam enfatizaban la posición que cada uno de ellos ocupaban en su
haruwen . Los antropólogos y cronistas que fueron partícipes de la ceremonia, observaron con
detenimiento lo que ellos creían esto indicaba: consolidación del sentido de pertenencia, vínculo de
cohesión social en función del encuentro entre distintas bandas, mantenimiento de los códigos de
convivencia social, etc. Pero había más. A través de los rituales, el mito se corporizaba haciendo
tangible el mundo simbólico.Eran los espíritus los que trasmitían al púber las concepciones básicas
para la convivencia grupal, culturales e históricas, transformándose en rito y memoria colectiva. Así
el mundo simbólico se traducía en práctica cultural.
El hain retoma el mito del origen y lo ritualiza agregándole la resurrección de los púberes y
transformándolos en hombres, es decir en selk'nam. El juego de la vida y la muerte simbólicas con
el cual concluía el haín, era una orientación hacia la vida y la muerte reales, a tal punto que las
líneas trazadas con pintura en el cuerpo del "muerto" en marco de la muerte simbólica, eran
similares a las hechas con elementos de filo en los cuerpos de los familiares cercanos en el marco
de la muerte real.
Se puede decir entonces que el mundo simbólico selk´nam, al desplegarse en estas prácticas
culturales, no sólo otorgaba una legitimación a su forma de vida, sino también contribuía a la
integridad del grupo, con una identidad propia que los distinguía de los otros pueblos cuya
existencia no negaban . La función de estas prácticas culturales era por tanto identitaria y su
trasmisión a través de la memoria colectiva permitió que el universo simbólico siguiera dando
sentido a su vida y a su muerte.
(1) - Según Lucas Bridges y el padre José M. Beauvoir la denominación "ona" fue dada a este pueblo por los yaganes ( Beauvoir, 1998, 15), aseverando
también que ellos así mismos se reconocían como shilknum ( Bridges, 2000, 56) En este trabajo los denominamos selk'nam, al igual que Beauvoir ( Beauvoir,
1998, 146) Gusinde y Chapman por ser el término mayoritariamente aceptado en el campo intelectual.
(2) - Sobre la Antropología de la Ilustración y su mención a las “pocas luces” de los Selk’nam, ver las descripciones ya clásicas de Darwin , Viaje alrededor del
globo, Buenos Aires, Emecé, 1940 y en Cook A voyage to the Pacific Ocean, Londres, Whartoon Ed., 1893.
(3) - En Tierra del Fuego, las diferencias geográficas plantean la existencia de lugares más aptos para la caza y la recolección, que otros (Chapman, 1986ª:
13-14). Este hábitat predisponía a determinado tipo de vida: ya fuera la recolección de frutos y leña; la cercanía a lugares playeros donde frecuentemente
varaba algún cetáceo; como así también, las huellas de transhumancia de los guanacos. Todo condicionaba a sus habitantes a una existencia nómade.
Aclaremos que el tiempo de permanencia en un sitio específico estaba determinado por la fuente de supervivencia, y en numerosos casos era prolongado, de
allí la prolija clasificación de las tierras de caza por los indígenas , Canals Frau en su libro Las poblaciones indígenas de la Argentina, Buenos Aires,
Sudamericana, 1986, pags. 165-187.
(4) - Chapman (1986 a: 135-166). La antropóloga francesa discrepa en este punto con Lucas Bridges, autor que destaca lo complejo de ingresar a un territorio
de caza de otro grupo selk'nam, so pena de ataques y/o venganzas. En gran parte de su libro " El último confín de la tierra" señala lo peligroso de atravesar
los haruwen, sin conocer, al menos a algún miembro de ese clan ( Bridges, 2000: 287). No obstante observa lo cotidiano de la práctica del intercambio de
regalos como símbolo de relaciones amistosas entre agrupaciones
(5) - Nótese que en la última época estas costumbres se habían elastizado bastante, como para sostener el principio de igualdad de acceso a los recursos ;
pero sí se respetaban a rajatabla, para mantener la estructura exogámica de la sociedad en su conjunto.
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(6) - Gusinde (1989, II Tomo, III parte). Cabe aclarar que aunque Gusinde lo afirme así, en sus mismas fuentes puede observarse que no había un culto
específico a Temáukel, sino que más bien existía una presencia abarcativa y potencialmente peligrosa.
(7) - CFR Baldasarre ( 2003: 227), de Durand , Eduard-Joseph, “Cosmovision des Selk’nam/Haush de Terre de Feu,” in Le Discourse Philosophique,
Dictionnaire Encyclopédie Philosophique Universelle, PUF, París, 1998, p.876-882. <<también en Pennazo de Penazzo, ¿Quién es el Kloketen?, Revista
Impactos Nº 26 y 27, Punta Arenas, Ed. Ateli, Chile, 1991 y Prieto Los selk'nam : una sociedad satisfecha, Anales del Instituto de la Patagonia , Ciencias
Sociales , Punta Arenas , Chile, 1984.
(8) - Es a tal punto importante esta confianza obtenida que aún en 1964 cuando Anne Chapman entrevistaba a algunos de los últimos originarios éstos le
decían que "...el blanco continuaba sin entender...", y por eso elegían cuidadosamente a quiénes brindaban información. No olvidemos que las persecuciones
sistemáticas habían comenzado a partir de la fundación de los grandes establecimientos ganaderos (1897 / 1899) casi cien años antes. CFR Lamming Empaire,
Anne, “ La desaparición de los últimos fueguinos”, en Revista Diógenes Sudamericana, Buenos Aires, Dic.1954 . Sobre el papel de la iglesia en relación con
este tópico María Andrea Nicoletti “La organización del espacio patagónico: La Iglesia y los planes de evangelización en la Patagonia desde fines del siglo XIX
hasta medidos del siglo XX,” en :Revista “Quinto Sol”,3: 29-52, 1999.
(9) - Gusinde narra la leyenda de Temáukel de la boca de Ténnesk, su informante, un prestigioso xo’on (chamán) de la región de cabo San Pablo, con el que
cual Gusinde acampó en 1923
(10) - Baldasarre establece una diferencia entre la muerte como concepto esencial y la muerte humana (2003: 76) "...Kwanyip , que era producto de un
incesto creó a la muerte para desterrar el recuerdo de su origen maldito. La humanidad propiamente tal era por ello producto de lo prohibido (...) , se ubicaba
a la muerte humana como disolución y olvido..."
(11) - CFR Pierre et Michel Izard, Dictionnaire de L’ethnologie et de l’Antropologie, París, Presses Universitaires de France, 1991
(12) - Término indígena que Bridges identifica como Klokten ( Brigges, 2000: 396) y Beauvoir como klok'then . "...joven de unos quince años que se inicia al
misterio de los hombres mediante una vida solitaria en el bosque en el cual lo prueban con varias apariciones de espíritus..."( Beauvoir, 1998:43). Presente
también en Casamiquela en su artículo “Los pueblos del extremo austral del continente (Argentina y Chile)”, en Rojas Rabiela, Teresa y John
(13) - Dicho poder patriarcal autoritario no desmiente, sin embargo que el trato a la mujer fuera respetuoso, pero era ella la encargada de la casi totalidad de
las tareas para la supervivencia: mantenimiento de la choza, los niños, las vestimentas, el fuego, recolección de moluscos y bayas, etc. CFR Héritier (1997:
214), y Chapman obras ya citadas.
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Mujer Quechua
De modo análogo como en las primeras décadas del siglo XX, las figuras de Berr, Bloch y Braudel
posteriormente, dieron origen a una historiografía centrada en la economía, en la sociedad y en la
demografía histórica, en la actualidad el debate historiográfico se centra más bien en los aspectos
que puedan dar buena cuenta del giro lingüístico, del giro cultural y del giro hermenéutico que está
viviendo esta disciplina, y dentro de esta mutación la etnohistoria ha jugado un rol de importancia.
Engranaje entre la historia y la antropología , esta ciencia ha examinado nuevamente y ha
rescatado conceptos escasamente analizados por las ciencias sociales en general, no observando en
ellos la importancia y la influencia que tendrán dentro de la conformación de los procesos
culturales. Tal es el caso de los mitos como expresión del mundo simbólico de un pueblo.
El giro cultural en la historiografía se plantea en el diálogo constante propuesto, entre cultura y
sociedad, renovado a partir de la temática etnohistórica. Esta implica, en primer lugar, preguntarse
en profundidad la pertinencia de un planteo teórico sobre las relaciones entre Antropología e
historia, de un modo articulador, y su proyección en la praxis profesional, no solamente para
culturas “primitivas” sino -más allá de un evolucionismo cultural más o menos explícito- para
cualquier problema específicamente histórico, que incluya un elemento de “opacidad cultural”: es
decir siempre que exista un “otro histórico”.
La aprehensión de un otro diferente a mí , con códigos propios y posibilidades de expresión , tanto
artística como religiosa, social , etc, lleva al investigador a reevaluar las formas de estudio que
realiza y a considerar nuevas “fuentes”, tales como aquellas que, dentro de las nuevas corrientes
historiográficas se han devenido en denominar “simbólicas”. Y, dentro de este contexto, ubicamos
el plano mítico, lo que Malinowski ha definido como “Aquello que expresa , fomenta y codifica la
creencia, salvaguarda la moral; garantiza la eficacia del ritual y contiene reglas prácticas por las
que el hombre puede guiarse. Es, pues, un ingrediente vital de la civilización humana, no es un
cuento inútil, sino una fuerza activa muy elaborada”.
Esto supone plantearse con seriedad varios puntos. El primero, sería el plano de la Historia cultural.
Esta rama de la Historia en su planteamiento hermenéutico sostiene entre otras
apreciaciones prefigurativas la importancia de la interdisciplinariedad de las ciencias sociales para
un mayor y mejor acercamiento al objeto de estudio colocado como interrogante. De allí que se
observe la pluralidad de realidades que conviven en una misma situación a analizar y la amplia
variedad de campos de estudio que se conjugan en esta rica postura historiográfica, sus ventajas e
inconvenientes.
El enriquecimiento de cada juicio crítico elaborado en función de un contenido, se manifiesta como
relevante y novedoso en tanto y en cuanto perfila una veta de verosimilitud aún no abordada.
Teniendo esta afirmación como base, el estudio de los mitos de un grupo humano, como
legitimadores de una forma de organización tempero- espacial , social e identitaria es un
planteo nuevo y un desafío que conjuga numerosas cuestiones fruto de aspectos tales como la
Antropología histórica, la Historia cultural, y la Etnohistoria. En este punto la posición de
pluridisciplinariedad de enfoques se torna el eje de la posición de este trabajo, y amerita el análisis
de los mitos enfocando su papel dentro de cada una de ellas.
El nuevo interés desarrollado por el neohistoricismo con relación a la validez de las fuentes míticas
en virtud de la información que aportan a un estudio específico de casos es destacado por
numerosos autores que convergen en la importancia de la comprensión del mundo simbólico
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porque entienden que el discurso del “logos”, no es una evolución obligada desde el Mythos, y por
lo tanto, enfatizan el interés por su investigación, dada la crisis actual del discurso racional.
De esta manera, el neohistoricismo, estaría provocando un “giro histórico” que generaría un
espacio común para las ciencias sociales en donde la historia actuaría de manera semejante a una
epistemología. Tal es lo expuesto por Terence Mc. Donald en el libro Historic Turn que menciona la
convergencia entre la antropología histórica, la etnohistoria y la historia cultural.
La tensión generada dentro del pensamiento occidental, ya desde el mundo de los griegos, entre el
mito y el logos, imagen y concepto, es profundizada por la postura del positivismo que había
lanzado al mito al cajón de la falsedad y la especulación. Sin embargo, este tiene su propia riqueza
y credibilidad. Se trata, en definitiva de comprender la palabra, el lenguaje en toda su complejidad,
de situar al mito dentro de la ciencia, ya que sin esto es imposible comprender, inclusive, el mundo
contemporáneo.
El pensamiento mítico suele ser de análisis muy complejo ya que en todo grupo” primitivo “ha
tenido distintas funciones básicas. Desde el punto de vista religioso transmite verdades sagradas,
narrando en forma detallada el origen del orden social fundado en la legitimación divina de la
autoridad tanto de instituciones como en la circulación del poder. En su faceta política conforma la
“conciencia de identidad de la colectividad humana” estando al servicio de la auto representación.
El mito configura esencialmente un concepto de relaciones de los hombres frente a sus
experiencias y frente al mundo, siendo siempre una narración verbal está vinculado a las culturas
que carecían de escritura, de allí el valor de lo transmitido y las reservas que todo trabajo científico
conserva en el momento de su interpretación
La antropología del siglo XX ha definido al mito como “prelógico”=Levy Bruhl=, expresión de una
etapa infantil de la Humanidad desde hace mucho superada por la ciencia o como un pensamiento
científico que nos es familiar ya que constituye una base de nuestra evolución cultural (Levy
Strauss). Ambas consideraciones rescatan la importancia del relato mítico como parte de la
memoria de los pueblos, y otorgan un renovado interés por su estudio para la comprensión de
grupos aborígenes.
En síntesis, para Lévy-Strauss, el objetivo primordial es el análisis del mito teniendo en cuenta sus
variantes y a su vez, el contexto etnográfico, estudiar historia desanudando los mitos que contiene
e incorporando los aspectos cualitativos representados por la mitología al terreno del pensamiento
científico, donde abandonados en su momento inicial, ha llegado el momento de incorporar los
datos del pensamiento mítico.
Es, en suma, el camino señalado por ellos, nos lleva al desafío de pensar en nuestra propia
etnicidad y tal como lo señala Santamaría llegar a “hasta la proyección del contenido mítico del
saber primitivo a categorías lógicas de pensamiento procurando desentrañar el sentido
simbólico de lo transmitido”.
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