You are on page 1of 74

Voces: CONSTITUCIONALIDAD ~ DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACION PUBLICA ~

ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA ~ FISCAL DE ESTADO ~ FUNCIONARIO PUBLICO ~


INMUNIDADES PARLAMENTARIAS ~ INVESTIGACION DEL DELITO ~ MINISTERIO PUBLICO
FISCAL ~ PODER LEGISLATIVO PROVINCIAL ~ PROCEDIMIENTO PENAL ~ PROVINCIA DE
CORDOBA ~ PRUEBA ~ RESPONSABILIDAD DEL FUNCIONARIO PUBLICO ~ SIMULACION
Tribunal: Cámara de Acusación de Córdoba(CAcusacionCordoba)
Fecha: 15/10/1996
Partes: Angeloz, Carlos M. y otros
Publicado en: LLC1997, 350
Cita Online: AR/JUR/4177/1996

Sumarios:
1. El art. 268, inc. 2º del Cód. Penal consagra un verdadero tipo delictivo. Sanciona el incumplimiento del deber
de justificar, a requerimiento, un enriquecimiento apreciable, impuesto a los funcionarios y empleados públicos.
Siendo así, no viola los principios nullun crimen (legalidad) y de reserva penal, ni el derecho penal de hecho.
Tampoco infringe los principios nulla poena sine culpa, ni de inocencia, menos aún, instituye un derecho penal
de autor, ni una pena de sospecha. Frente al deber de justificar, no cabe invocar las garantías del proceso penal,
lo cual significa que la figura en cuestión no es inconstitucional.
2. En el art. 268, inc. 2º, la actividad y el dolo del partícipe están en la simulación.
3. El delito previsto en el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal es un delito complejo: Por un lado el enriquecimiento
patrimonial apreciable del funcionario público o disimulado. Por el otro la no justificación al requerimiento
debido efectuado a funcionario o empleado, el único que puede ser requerido, precisamente por esa calidad. La
participación ha sido puesta por el Cód. Penal en la fase de la disimulación. El delito se consuma en el momento
de la injustificación. Es desde ese momento que empieza a correr la prescripción igualmente para todos, siempre
y cuando ninguno de los intervinientes se encuentre desempeñando un cargo público porque tal caso se
suspende para todos.
4. Las leyes se sancionan dentro de un abrigo constitucional en el que son insertas y deben ser interpretadas de
modo coherente con el mismo. El art. 268, inc. 2º del Cód. Penal sanciona la omisión de justificar a
requerimiento, acto que es de derecho público, inherente a la función o empleo público desempeñado, de la
misma naturaleza y carácter que la declaración jurada exigida al momento de la asunción y cese del empleo o
función. Así, requerir por parte del Estado y justificar por parte del empleado o funcionario público, son dos
caras de la misma moneda, deberes jurídicos impuestos por el derecho público a la Administración Pública, que
por su naturaleza, no están ni pueden estar sujetos a las garantías procesales.
5. En la figura del art. 268, inc. 2º la simulación deviene ilícita por dos motivos: primero, porque el simulador
está sustituyendo a un funcionario público en un acto de naturaleza patrimonial sujeto a justificación a
requerimiento de la autoridad; y , en segundo lugar porque la ley penal prevé expresamente castigar como delito
esa clase de simulaciones en caso de injustificación del enriquecimiento por parte del funcionario público
requerido. Y eso el simulador lo sabe porque está en la ley.
6. Por su naturaleza objeto y función, la justificación de un enriquecimiento no puede estar sujeta a las garantías
procesales, ni aún en caso de ser requerida por un juez penal. En efecto, se trata de un acto de la misma
naturaleza que la declaración jurada impuesta al asumir y dejar la función o empleo público. Entonces, de
ningún modo puede equipársela a la indagatoria del imputado.
7. La justificación del enriquecimiento no pude sujetarse a las garantías de la indagatoria, ni el requerido podrá
invocarlas para eximirse de ella. Esto no se puede obviar. Así, la justificación es un deber inherente a la función
o empleo público. La omisión a ese deber es lo que castiga el delito del art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal. La
justificación no se equipara a la indagatoria del imputado ni puede sujetarse a las garantías relativas a aquélla,
aun cuando el requerimiento se practique por el juez.
8. El art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal castiga la falta de justificación, a requerimiento, de un enriquecimiento
patrimonial apreciable, provenga de donde provenga, siempre que tenga relación con la función o empleo. Se
castiga la inobservancia del deber de transparencia (justificación) que, como carga, la ley impone a todos los
funcionarios o empleados.
9. Si la investigación se inicia en sede judicial, de oficio o por denuncia, podrá requerir la justificación del
enriquecimiento el propio fiscal o el juez a solicitud fiscal, y hasta excepcionalmente podrá hacerlo el juez en el
acto de la indagatoria si en el curso del proceso surgen otros hechos presuntamente integrativos del
enriquecimiento ilícito ya imputado. en esa hipótesis, puede el Juez mismo formular requerimiento ampliatorio,
sin necesidad de retrotraer el procedimiento. La solución es práctica, y no afecta los derechos del imputado, por
cuanto el requerimiento no está subordinado a las garantías procesales.
10. Durante la investigación sumaria del fiscal, para preparar la acción penal, y en la información sumaria del
juez de instrucción, para preparar el pedido de desafuero, el legislador no tiene intervención. Desde el plano
jurídico, en el ulterior proceso de actos se equiparan a los actos preprocesales. Pueden servir para fundar la

© Thomson La Ley 1
acusación como cualquier acto preprocesal reconocido por la ley, si son cumplidos con arreglo a la ley procesal
porque ésta subordina todos los actos a sus propias disposiciones. 11. Ni jurídica ni gramaticalmente es posible
aceptar que un funcionario público pueda "justificar" un enriquecimiento apreciable de su patrimonio diciendo
que proviene de exacciones ilegales, peculados, cohechos o cualquier otro delito.
12. No mediando disposición legal específica, sea en el orden nacional, sea en el provincial, que prevea
expresamente un órgano encargado de formular los requerimientos de justificación del enriquecimiento a los
funcionarios o empleados públicos en los ámbitos respectivos, el requerimiento puede ser formulado por
cualquier órgano con competencia para investigar, ya sea administrativo o judicial.
13. Frente a una acusación de enriquecimiento ilícito de un funcionario o empleado público, que comprende
plurales emprendimientos, el error en él jamás pueden incurrir los jueces, es atomizar los hechos y la prueba
considerándolos como compartimientos estancos, autónomos, independientes, aislados, desvinculados los unos
de los otros. Así, se burlaría la ley, toda vez que sumados los emprendimientos, por más heterogéneos que
parezcan, arrojan evidentemente, un enriquecimiento injustificado. Esto no es fácil de advertir y se puede
incurrir en equivocación si no se lo tiene presente a la hora de investigar y de decidir.
14. Durante el desempeño de la función o empleo público no puede haber enriquecimiento apreciable
injustificado.
15. En el art. 268, inc. 2º el Cód. Penal ubica la participación del tercero en el momento de la interposición en el
enriquecimiento apreciable, es decir, en el momento de la disimulación. Así, el enriquecimiento apreciable
directo o interpuesto es un presupuesto. El delito recién se consuma con la no justificación por parte del
funcionario requerido.
16. En una interpretación amplia, el significado de "justificar" ("iustificare") es "hacer justo", "hacer algo
conforme a lo que es justo". De allí que en el idioma castellano, justificar signifique, entre otras acepciones "a)
probar algunas cosa con razones convincentes, testigos o documentos, b) rectificar o hacer justa alguna cosa, c)
Probar la inocencia de alguno en lo que se le imputa o presume de él, d) arreglar alguna cosa con exactitud. A su
vez, "justificación" debe entenderse como "conformidad con lo justo, probanza que hace el reo de su justicia,
desvaneciendo los cargos que se le formulan".
17. En la Provincia de Córdoba no existe legal específica vigente, no hay designado legislativamente un órgano
exclusivo para formular el requerimiento previsto en el art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal. Por ello, según el
ámbito donde se haya iniciado la investigación, será la autoridad encargada de requerir la justificación del
enriquecimiento. Si la investigación fuere iniciada por la propia administración pública, el requerimiento podrá
hacerlo el órgano administrativo jerárquico competente.
18. El art. 268, inc. 2º del Cód. Penal nada dice sobre el órgano encargado de requerir la justificación (y no
podía hacerlo porque este es un aspecto que debe quedar sujeto a las disposiciones legislativas locales) de
manera que la determinación del órgano encargado de formular requerimiento de justificación de
enriquecimiento apreciable durante la función a los empleados y funcionarios públicos quedará sujeta a las
disposiciones atributivas de competencia para investigar administrativa o judicialmente, según los casos. En el
ámbito judicial pueden hacerlo el Fiscal de oficio o por denuncia y hasta el propio juez mediando solicitud
fiscal.
19. En el art. 268, inc. 2º, parte 2ª, la participación del interpuesto tiene prevista una sanción más atenuada que
para el funcionario o empleado público. Es decir, que no se trata de un tipo autónomo. Así, es inconcebible el
castigo si no media delito por parte del funcionario. El delito sólo se comete injustificando éste el
enriquecimiento apreciable señalado en el requerimiento. Es decir, hasta que no haya injustificación ante el
requerimiento no puede haber delito, por más simulación de enriquecimiento apreciable que haya existido antes.
20. La previsión de la Constitución de la Provincia de Córdoba, cuando asigna competencia a la Fiscalía de
Estado para el control de la legalidad de los actos funcionales y la defensa del patrimonio público, autoriza a
interpretar que también este organismo esta facultado para formular el requerimiento previsto en el art. 268, inc.
2º del Cod. Penal a los funcionarios o empleados públicos o ex funcionarios o empleados públicos, sin perjuicio
de las potestades propias del Poder Judicial.
21. Tal como ha sido concebido el privilegio respecto de los legisladores nacionales, la "información sumaria" a
que alude el art. 69 de la Constitución Nacional en función del 70 de la Constitución Nacional, debe ser previa
al pedido de desafuero, toda vez que si como consecuencia de ella, la Cámara respectiva suspende al legislador
en sus funciones, recién podrá ser sometido a proceso. Esto implica un claro obstáculo de procedibilidad. El
proceso requerido por el Fiscal contra el legislador, no puede llevarse adelante en virtud del privilegio
constitucional. Si la Cámara no suspende al legislador, el juez deberá declarar que no se puede proceder y
archivar las actuaciones (art. 15, Cód. Procesal Penal).
22. La información sumaria prevista por el art. 69 de la Constitución Nacional es previa al proceso, porque este
no puede realizarse en virtud de privilegio constitucional. Precisamente, como resultado de ella y si el organo
constitucional respectivo suspende al legislador en sus funciones, entonces recién podrá llevarse adelante. De lo
contrario el juez deberá declarar que no puede proceder y archivará las actuaciones (art. 15, Cód. Procesal
Penal).
23. Si el otorgamiento del crédito a un pariente consanguineo del funcionario público, lo es en condiciones

© Thomson La Ley 2
preferenciales -sin garantías reales- en consideración a la función pública que aquél desempeña, tal acto
encuadra en la adecuación típica del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal y por tanto constituye enriquecimiento
ilícito. 24. El art. 268, inc. 2º, del Cod. Procesal sanciona el incumplimiento de un deber: el de justificación de
un enriquecimiento apreciable operado al tiempo del ejercicio del empleo o funciones públicas, que impone a
todo empleado y funcionario que sea requerido para ello. Ese es el delito. La figura, indiscutiblemente, reúne los
requisitos de un verdadero tipo penal como lo exige el principio de reserva penal, y de omisión.

Texto Completo:
Córdoba, octubre 15 de 1996.
Considerando: Apelación en favor de Eduardo C. Angeloz:
Que la defensa de Eduardo C. Angeloz en la oportunidad prevista por el art. 466 del Cód. Procesal Penal, en
un vibrante alegato, ha producido fundamentada expresión de agravios. Tras historiar la anticipada finalización
del gobierno constitucional de Angeloz y el génesis de este proceso formulando una interpretación de los
hechos, en lo que hace a la materia de la impugnación, aunque sin observar el orden por ella seguido,
puntualiza:
A) Que el tipo penal del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal vulnera las garantías constitucionales: los principios
de legalidad de la represión y de reserva penal (arts. 18 y 19 último párrafo de la Constitución Nacional);
principio de culpabilidad (art. 19 último párrafo y 33, Constitución Nacional); garantía del estado jurídico de
inocencia (art. 18 y 75 inc. 22 en función del art. 80, inc. 2º de la Convención Americana de Derechos Humanos
y prohibición constitucional de imponer la obligación de declarar en contra de sí mismo (art. 18 Constitución
Nacional). El principio de legalidad, porque el art. 268, inc. 2º permite la punición de conductas indeterminadas,
no describe ninguna conducta. Por el contrario, reemplaza la falta de prueba de un delito determinado por una
presunción de comisión de un hecho ilícito que no especifica. Derecho penal de acto: se reemplaza la
imputación de un hecho concreto por una presunción basada exclusivamente en la calidad de funcionario
público del autor. Principio de culpabilidad ("nullum crimen nulla pena sine culpa") al desvincular la pena de la
imputación de un hecho comprobado y cometido por el autor con la acreditación de responsabilidad personal del
mismo. Principio de inocencia: porque se pone a cargo de quien resulta imputado desvirtuar la presunción de
culpabilidad a partir del aumento de su patrimonio ante la falta de la imputación de un hecho concreto. Principio
"nemo tenetur": al imponer al acusado desvirtuar la presunción de culpabilidad se viola la garantía según la cual
nadie está obligado a declarar contra sí mismo ni a colaborar con su propia persecución. Respecto de las
personas interpuestas se estaría sancionando a éstas por conductas anteriores a la comisión del ilícito y se
presume ilegalmente que quien realiza un acto de contenido patrimonial con un funcionario público debe
conocer que ello implica un enriquecimiento apreciable.
B) Plantea la inexistencia de los actos cumplidos por el fiscal de instrucción desde el 6/10/95 al 22/2/96 y,
en especial, desde el 12/12/95 en que solicitó al fiscal de Estado el requerimiento, hasta el 22/2/96 en que
promovió acción penal, en razón de la incompetencia funcional del fiscal de instrucción; y la invalorabilidad de
los actos de la investigación extrajurisdiccional cumplida por el juez de instrucción. Dice que el fiscal ha
realizado actos que exceden sus atribuciones, porque los llevó a cabo antes de que se estuviese ante un hecho
típico. Que esos actos debieron ser precedidos por un requerimiento. Sin embargo se puso en funcionamiento
ilegalmente la investigación. Mas aún: el 12/12/95 el fiscal de instrucción solicitó al fiscal de Estado que
efectuara el requerimiento, acto que éste cumplió el 18112195 venciendo dicho requerimiento el 16/2/96. El
fiscal, entre tanto, siguió recepcionando diversas testimoniales e incluso adelantó opinión, sin haberle dado
oportunidad de justificar a Angeloz. Que en su momento plantearon la incompetencia. Que el juez no puede
valorar los actos de la etapa extrajurisdiccional (cumplidos entre el 4 de marzo y el 18 de abril) porque no
fueron controlados por la defensa.
C) Plantea la ineficacia jurídica sustantiva del requerimiento de justificación, porque el mismo no es
determinado. No se demuestra qué inversiones de terceros son de Angeloz. Salvo las menciones que se hacen al
Ingeniero Finochietti, no se menciona ningún comportamiento de Angeloz ni la supuesta fuente de donde
provenían los dineros de las inversiones. Ni la vinculación con el cargo o función. Lo único que se hace es un
listado de propiedades. Que en realidad pidió una rendición de cuentas y no una justificación. No se puede
exigir la justificación de un incremento que no existe. Además, después, en la promoción de la acción, el fiscal
incluyó indebidamente el terreno de Bv. San Juan, que no figuraba en el requerimiento Aquí nada que no haya
sido requerido puede ser agregado a la promoción de acción, pero ello ha ocurrido. Explica que cuando Angeloz
estaba por contestar el requerimiento, en febrero del corriente año, el fiscal Ferrer recibió un llamado diciendo
que Angeloz hijo había comprado el Edificio de calle Bolívar esquina Bv. San Juan a la empresa Díaz y Lozada,
quienes corroboraron haberlo comprado en la suma de $ 200.000. El quince de febrero del corriente año volvió
el oficio y el 22 del mismo mes en la promoción de la acción el fiscal Ferrer incorporó al listado de inversiones
el boleto de esa propiedad. Se han violado las normas procesales y las normas sustantivas. Aquí no hubo
requerimiento ni oportunidad de justificación. Falta el elemento típico. En definitiva el requerimiento es en

© Thomson La Ley 3
realidad un listado de bienes, inversiones, y emprendimientos económicos, que se afirma son de Eduardo César
Angeloz, sin ninguna prueba que lo demuestre.
D) Plantea también la falta de tipicidad de los hechos en relación con el tipo penal del art. 268, inc. 2º del
Cód. Penal. Dice que aun cuando se partiera de la hipótesis que el listado referido fuera de su defendido, aún así
no configuraría el delito, porque no se ha probado el enriquecimiento apreciable y eso es requisito del tipo. Hay
que comparar el activo y pasivo antes de ser gobernador, con el activo y pasivo después de ser gobernador. El
enriquecimiento debe ser "apreciable". Además debe ser determinado, es decir, probarse que es de Angeloz por
sí o por persona interpuesta. Ninguno de los requisitos están acreditados. Insiste en que no se ha tomado en
cuenta el pasivo. Invoca el art. 2312 del Cód. Civil. Tampoco se acreditó la vinculación del enriquecimiento con
el cargo o función.
E) Por último reprocha inobservancia de las reglas de la sana crítica para valorar la prueba de autos y la
omisión de valoración de pruebas decisivas. Dice que la resolución del Juez se funda en una sospecha conjetural
que ni siquiera alcanza el grado de sospecha jurídica como para justificar tan siquiera la indagatoria. Las
pruebas invocadas en contra del Angeloz carecen de credibilidad. La imputación del enriquecimiento ilícito a
través del giro normal de la firma Marín, de la Radiodifusora Mediterránea y de emprendimientos de sus hijos,
debe ser probada. Ello importaba una obligación inexcusable no sólo para requerir la elevación de la causa
ajuicio. Esto como ya ha dicho es el requisito de determinación. Los bienes no son de Angeloz. La prueba
recogida no permite afirmar eso. Todo surge de conversaciones de bar. No se ha valorado la prueba aportada
que es demostrativa de que varias de esas actividades fueron iniciadas y proseguidas con créditos cuya
existencia ha sido demostrada, pero, debido a la opinión de un contador convocado por el tribunal para opinar
sobre el estado patrimonial, fueron soslayadas, surgiendo la desconfianza por la carencia de garantía real. El
juez nada dice por ejemplo del testimonio de Bertineti ni de Siviero. Carlos Angeloz aportó las documentales de
los créditos y explicó que Marín SACIF ha tenido que vender el campo "El Guaico" para pagar los créditos
(dicha venta ha sido realizada el 17 de julio del corriente año y se ha pagado el crédito del Banco Exprinter de
Uruguay que fuera sospechado por el contador Garrido). Ese crédito no fue computado como integrante del
pasivo. También acreditó el pago efectuado en agosto del corriente año al Banco Suizo, correspondiente al
dinero que había aportado en su momento Siviero. Se han violado los principios de razón suficiente y sana
crítica racional. El Juez se maneja con indicios tales como que Angeloz iba a algunas propiedades como Puesto
de Luna. Se pregunta ¿qué tiene de ilógico que Angeloz fuera a los campos de sus amigos o de una sociedad de
la familia?. Colegir eso es irracional.
En otros emprendimientos como por ejemplo Petrosur, realizado por la sociedad de Bertoa y Carlos Miguel
Angeloz, el juez deduce que lo que es de Carlos Miguel Angeloz es de Eduardo César Angeloz, pero no dice
porqué. En el caso de Chateau Village, el imputado Fissore no conoce a Angeloz pero, debido a que las obras de
ingeniería fueron realizadas por el Ingeniero Carlos Miguel Angeloz el auto dice que ese emprendimiento es de
Eduardo César Angeloz. Otro tanto sucede con "Editorial Crecer" (el ex- Diario Córdoba), caso en el que se
pretende demostrar que Angeloz era el dueño en base a algunos comentarios que se hicieron. En el caso de
Radiodifusora Mediterránea (LV2) no se ha valorado la cantidad de cientos seis recibos demostrativos de que no
hubo inversión propiamente dicha. Por último no se ha valorado la inspección ocular practicada por el juez. En
absoluto se ha probado qué dineros de Angeloz se hayan invertido en los emprendimientos mencionados. Que
por ello debe dictarse el sobreseimiento de Eduardo Angeloz según lo establece el art. 350 del Cód. Procesal
Penal.
F) Finalmente hace la reserva del caso federal para el supuesto de recaer resolución contraria en relación al
pedido de ineficacia jurídica sustantiva del requerimiento del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal efectuado por el
fiscal de Estado, por violación al derecho de defensa en juicio consagrado en el art. 18 de la Constitución
Nacional.
II. Apelación en favor de Carlos M. Angeloz
1. En la oportunidad prevista por el art. 465 de la ley de rito, los defensores de Carlos M. Angeloz
produjeron extenso informe, fundamentando el recurso de apelación deducido contra el auto de elevación a
juicio. En ponderable esfuerzo, dedican importantes desarrollos a los aspectos relevantes del caso. Al igual que
en el caso anterior plantean la inconstitucionalidad del art. 288, inc. 2º del Cód. Penal. por violación a las
garantías individuales consagradas en los arts. 18, 19 último párrafo, 33 y 75 inc. 228 de la Constitución
Nacional y 8°, inc. 2º de la Convención Americana de Derechos Humanos. Como el planteo es el mismo, lo
damos por reproducidos. A continuación solicitan el sobreseimiento del imputado porque el hecho no se ha
cometido (art. 350, inc. 1º, Cód. Procesal Penal). En efecto, dicen, no se le ha atribuido ningún comportamiento
presuntamente delictivo. En la intimación y en el auto de elevación se le describe la conducta hipotética
contenida en la parte final del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal pero no un hecho histórico, concreto y
determinado con indicación de las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que supuestamente se llevó a cabo
su comportamiento delictivo. Dicho en otras palabras se lo ha incluido en este proceso como supuesto testaferro
del enriquecimiento ilícito de su padre pero al momento de la intimación sólo se le enunciaron conductas lícitas

© Thomson La Ley 4
consistente en la adquisición de bienes a nombre propio o de las sociedades de las que forma parte sin
señalársele ni indicársele la forma en que habría disimulado el supuesto enriquecimiento ilícito de Eduardo
Angeloz.
2. a) Que no han sido desvirtuados los descargos de Carlos M. Angeloz efectuados a fs. 2870/2876, y sus
integrantes de fs. 91/96, 128, 187, 1405/1415, 1416/1422 y 2230/2231; oportunidad en la que negó
categóricamente ser testaferro de Eduardo C. Angeloz, manifestando que los bienes, emprendimientos, deudas y
acreencias personales son fruto de su trabajo, explicando detalladamente el origen de los fondos con que se
realizaron las inversiones cuestionadas. Tampoco han sido enervados los elementos probatorios acompañados.
b) Que el tribunal incurre en violación a las reglas de la sana crítica racional. En efecto, el único argumento
esgrimido para afirmar que Carlos M. Angeloz es persona interpuesta es el "supuesto" desconocimiento de una
fuente de financiamiento genuino, la que por otra parte no encuentra sustento en ningún elemento probatorio.
c) Que hay omisión de valorar prueba dirimente. Así: respecto de Puesto de Luna las actas del directorio
nros. 36 y 42 de Miguel Marín y Compañía acreditan terminantemente que la adquisición del campo Puesto de
Luna fue efectuada el 19/11/84 con fondos de la empresa, actuando como adquirente el Funes. Avalan esas actas
todos los testimonios rendidos en autos. la única intervención de Carlos Angeloz se encuentran en el acto de
escrituración, como presidente de Marín SACIFI. Siendo así resulta a todas luces inconcebible la imputación
efectuada. Los fondos eran propios de la firma y provenían de la venta de departamentos (carpeta de prueba Nº
3 que no ha sido valorada ni tenida en cuenta por el juzgador, de la que surge que en el balance cerrado al 30-6-
83, es decir con anterioridad a la asunción de Angeloz como gobernador de la provincia, Marín ya contaba en su
patrimonio con los departamentos del Consorcio Soledad I, cuyo valor era de $a 2.697,92 y en el balance al
30/6/85 ingresos por venta de inmuebles -utilidad- por valor de A 961,68). Ello demuestra que la adquisición de
los derechos y acciones sobre el campo Puesto de Luna fue efectuada con fondos propios de Marín SACIFI
d) Otro tanto ocurre con el departamento de Av. Irigoyen 330, 9 piso. Aquí también la intervención de
Carlos M. Angeloz se ha limitado al acto de escrituración del inmueble a nombre de Miguel Marín y Cía., de la
cual era presidente. En este acto no hubo ninguna disposición de carácter económico. El propio juez reconoce
que el precio fue el del boleto convertido a pesos, es decir, $ 6,92. Esto es así porque el inmueble había sido
adquirido por Marín SACIF el 9/12/86 por A 69.264 pagadero, durante su construcción en doce cuotas
mensuales. La sociedad había estado representada por Mengo, quien compró en comisión. La valuación
asignada en el último balance de $ 240.000 no tiene relación con el hecho objeto de investigación porque
obedece a los revalúos legal y técnico que nada tienen que ver con el costo de adquisición. El valor que se debe
tener en cuenta es el del momento de la compra. A fs. 1409 Carlos Angeloz dijo que fue de U$S 41.300,
tomando como referencia el boleto de compra y venta. En forma coincidente el contador Garriga ha expresado
que el costo del inmueble a valor dólar fue de U$S 49.621,21 (la diferencia se explica por la sencilla razón de
que Garriga tomó como fecha de compra el mes de julio del 89). Por otro lado el juez llega a la conclusión de
que la propiedad es de Eduardo Angeloz porque los recibos de impuestos y servicios eran recibidos por
determinadas personas de mano del encargado del edificio y porque la esposa de Angeloz visitaba el
departamento dos veces por año. Nada tiene de irregular que los recibos de impuestos y servicios figuraran a
nombre de la empresa que construyó el departamento o de quien lo adquirió en comisión (Mengo) o de la
propietaria del departamento (Marín SACIF). Sin embargo de eso extrae el juez la conclusión de que el
departamento pertenece a Angeloz.
e) Campo El Guaico: se ha cuestionado el origen de los U$S 350.000 con que Carlos M. Angeloz, en su
carácter de representante de Marín SACIF compró el campo. El decisorio recurrido obvia deliberadamente la
merituación de la prueba. Se ha dudado de la autenticidad de los créditos otorgados por Bensadon y por el
Banco Exprinter de Uruguay citando el testimonio del contador Garriga. Que Bensadon sólo conozca al
presidente de la firma (Carlos Angeloz), a uno de los directores (Eduardo Angeloz h.) y al contador (Luis
Escudero), y sin embargo le haya otorgado el crédito, o que no se hayan otorgado garantías reales, o que el
contrato no tenga certificación de firmas ni aforos, no son argumentos para desvirtuar la documentación
acompañada y los testimonios rendidos. Se han acompañado el contrato de mutuo suscripto con Bensadon el
15/9/94 que prueban el origen de los fondos, los préstamos, el testimonio de Bensadon, la registración contable
en los libros de Marín (diario Nº 2, fs. 64, septiembre de 1994, ingresos por $ 150.000; fs. 65 octubre de 1994,
ingresos por $200.000, fs. 66, diciembre 1994 devolución de capital por $ 350.000 y pago de intereses por $
12.750 lo que hace un total de egresos de $362.750). Otro tanto con el crédito de Exprinter carpeta de prueba Nº
5 (fs. 17/21: constancia de acreditación de la suma de $ 350.000 a la orden de Marín Sacif el 13/12/94,
comprobante Nº 778630 de compra de dólares por esa suma y en esa fecha; constancia de la efectiva percepción
del préstamo; vale suscripto por Carlos M. Angeloz por la suma U$S 387.625 con vencimiento el 6/12/95 como
devolución del préstamo obtenido; y aviso de pago al banco del crédito otorgado a Marín. A fs. 2581 se agregó
la nota del 1/4/96 remitida por el Banco Exprinter del Uruguay confirmando la transferencia efectuada el
6/12/94 por valor de U$S 350.000 correspondiente a un préstamo a Marín SACIF. En su indagatoria Carlos
Angeloz acompañó la nota remitida por el Banco Exprinter de Uruguay a Marín SACIF (fs. 3050 en la cual se
deja expresa constancia del préstamo por U$S 350.OOO otorgado a Marín SACIF, la transferencia efectuada el

© Thomson La Ley 5
6/12/94, la tasa de interés (10,75% anual), la suma de U$S 37.625 por intereses devengados al 6/12/96, las
condiciones del préstamo: anual y renovable con vencimiento el 5/12/95 y los avales: solidariamente y con sus
bienes personales por Carlos M. Angeloz, Eduardo C. Angeloz (h.), Marta Marín de Angeloz y María
M.Angeloz de Lerda y las constancias de responsabilidad suscriptas por los integrantes de Marín SACIF para
garantizar el préstamo. Por último las testimoniales del gerente de Exprinter Córdoba Hugo Juan Bertinetti
quien en forma clara y precisa relató todo lo referido al crédito mencionado manifestando conocer que el destino
del crédito era la adquisición del campo. Afirma que en un grave acto de arbitrariedad judicial estos elementos
de prueba no han sido tenidos en cuenta. Dichos elementos desvirtúan todas y cada unas de las conjeturas y sin
embargo no han sido tenidos en cuenta.
f) El campo "La Elena" fue comprado con un crédito otorgado por "Belles Islles Internacional" a través de
Tiziano Siviero en la suma de U$S 260.000. Los elementos probatorios fueron incorporados a saber: contrato de
mutuo suscripto el 512/95 entre el nombrado, que representaba a la sociedad "Belles Isles" y Carlos M. Angeloz
en nombre y representación de Marín SACIF. El monto del crédito de U$S 280.000. El acto se instrumentó en la
escritura pública el 6/2/95. Marcelo Ludueña, testigo de la causa acompañó el contrato de mutuo entre él y
Tiziano Siviero que representaba a Belles Isles. Ese mutuo alcanza a la suma de U$S 1.000.000.000. También
agregó a fs. 3174 la carta-documento que le envió a Marín SACIF, intimando el pago de la primera cuota y la
respuesta de Marín SACIF y a fs. 3181/3193 las constancias de las transferencias bancarias efectuadas por
Belles Isles a Ludueña. En su indagatoria Carlos Angeloz agregó a fs. 3051/58 la traducción legalizada sobre el
crédito de Belles Isles a Ludueña a través de Tiziano Siviero. Parte de esos fondos, con la aprobación de Belles
Isles fueron prestados a Marín SACIF (U$S 280.000). No obstante todo ello, el auto del Juez, arbitrariamente,
citando como aval el testimonio del Contador Garriga pone en duda la existencia del préstamo. Los argumentos:
el contrato no está sellado; el instrumento recién tiene fecha cierta el 12-5-95; el precio fue pagado con
anterioridad; la tasa de interés es inferior a la internacional y se otorgó el dinero sin garantías. El contador
Garriga desconoce que en virtud de haber sido suscripto en Buenos Aires no se exigía sellado del contrato.
Respecto de la fecha Garriga desconoce que el mutuo tiene plena validez entre las partes desde el momento de
la firma; que el dinero haya sido entregado con anterioridad no puede constituir razón suficiente para desconfiar
del crédito; la tasa de interés y la falta de garantías carecen de sustento. La sociedad estimó conveniente la tasa
aplicada y que no era necesario el otorgamiento de garantías por parte de Marín SACIF. Del testimonio de
Siviero no puede extraerse otra conclusión mas que confirmatoria de la existencia del crédito. Lo contrario es
arbitrariedad. Siviero era reconocido mundialmente por su desempeño deportivo. Un hombre de gran prestigio.
No tiene sentido sostener que haya venido a la Argentina a mentir. La valoración de sus testimonio no puede
llevar a las conclusiones del juez. Además, está la documentación mencionada. Los préstamos fueron
auténticos. Por último adjuntaron una transferencia internacional por la suma de U$S 81.000 efectuada por
Marín SACIF a Belles Islles, el 9/8/96 en concepto de devolución parcial del crédito.
g) Los toros Brangus: esta imputación de haber adquirido diez toros de esa raza por valor de $ 9.317 resulta
ilógica, porque forma parte del desenvolvimiento normal de la firma. El monto es irrisorio, lo único
referenciado por el juzgador para tildar de irregular el acto ha sido la circunstancia de que Carlos Angeloz fijó
como domicilio el mismo de la firma Angar. La explicación de esto radica en que ese domicilio también es
donde Carlos Angeloz desempeña su actividad profesional. De esa circunstancia no se puede colegir que Carlos
Angeloz es un testaferro de Eduardo Angeloz.
h) El auto apelado menciona una serie de mejoras introducidas en los campos de Marín SACIF, que no
imputa a ninguna de las personas supuestamente interpuestas. De las mismas el juzgador pretende extraer como
conclusión que los campos pertenecen a Angeloz y no a Marín SACIE Se dice que los campos se encuentran
asentados en la cuenca manganífera de Pozo Nuevo. Esta afirmación no encuentra sustento en ninguna prueba
de autos. El informe de fs. 1920 corrobora este aserto, ninguna de las minas de la cuenca manganífera
corresponden a Marín SACIF y mucho menos a Angeloz. Mas aún del informe de la Dirección de Minería surge
que en esa zona no existen derechos mineros concedidos. Por otra parte los arts. 7º y 10 del Cód. de Minería
prescriben que los derechos mineros corresponden al Estado Provincial. Lo dicho basta para demostrar la falta
de fundamentación del auto apelado.
i) El valor de la hectárea de los campos de Marín SACIFI (Puesto de Luna y anexos): El a quo valora
erróneamente la prueba. Sobre el punto en cuestión se encuentran agregados el informe de Arabehety y
Asociados, el testimonio de Arabehety y el testimonio de Garriga. De estas pruebas ni forzando se pueden
extraer las conclusiones de la resolución. En efecto del informe y testimonios surge que la hectárea vale $ 80.
Ello desvirtúa los testimonios tendenciosos que aludieron a un valor de $ 200 la hectárea.
j) Desmontes: respecto a los desmontes del campo La Elena, se pudo comprobar en la inspección ocular que
sólo hay 300 hectáreas desmontadas, no 700 como dice el auto interlocutorio.
k) Alambrados: la inferencia de que los campos han sido cercados en su totalidad carecen de veracidad. La
totalidad de ellos estaban alambrados al momento de su compra. Lo único que se ha efectuado es el reemplazo
de los tramos deteriorados con el transcurso del tiempo. En la inspección ocular se comprobó la antigüedad de

© Thomson La Ley 6
los cercos.
l) Galpones y construcciones: las afirmaciones en plural fueron contradichas por la inspección ocular donde
se constató la existencia de un solo galpón. Respecto de la casa principal, se trata de una vivienda muy antigua
en la que sólo se han efectuado refacciones e instalado un baño.
m) Empleados: el personal dependiente de la sociedad alcanza a sólo tres empleados. Ello surge del informe
de fs. 1414, de la inspección de la D.G.I. del 6/12/95 (secuestrada en allanamiento al Estudio del contador
Escudero) y hasta ratificada por el contador Garriga. n) La visita de Angeloz al campo Puesto de Luna: que el
ex-gobernador haya visitado en alguna oportunidad los campos no puede ser ni siquiera un indicio de propiedad,
máxime si los mismos pertenecen a la sociedad familiar Marín SACIF Colegir lo contrario es absurdo.
o) Incendios: respecto a las manifestaciones de que Angeloz abusando de su poder otorgó protección a los
campos de Marín SACIF mediante la concentración de bomberos y policías, llegando a distribuir un bombero
cada cinco postes, es falso. La misma se asienta en testimonios parciales. Por otro lado el a quo no ha realizado
ninguna actividad probatoria que pudiera corroborar o desvirtuar esas declaraciones (por ejemplo un oficio a los
bomberos o la policía). Pero además se ha omitido valorar prueba de valor decisivo, como lo es el expediente
del Ministerio de Agricultura obrante en la carpeta de prueba Nº 9, en el que consta la inspección efectuada a
Puesto de Luna el 29/5/90 que constató que el campo había sido afectado por los incendios.
p) Electrificación: respecto al tendido de la red eléctrica en el tramo retiro-puesto nuevo, efectuado por la
Cooperativa de Obras y Servicios Sobremonte, resultan inaceptables los argumentos de la resolución. En efecto,
se ha valorado sólo una reunión del Consejo de Administración de fecha 26/2/85, donde el Presidente informa
sobre la marcha de la obra. No se ha expresado una palabra si con anterioridad se realizaron trabajos. Además el
informe se refiere a la marcha y no a la reiniciación de los trabajos. El a quo ha omitido valorar el hecho de la
instalación de la planta de manganeso y que el proyecto de electrificación debía pasar por el campo de la firma
Marín SACIF. Por otro lado no hay constancias que permitan afirmar que el durante el año 1984 no hayan
realizado trabajos, mas precisamente con anterioridad al 19 de noviembre. Lo expresado rebate toda afirmación
que vincule esta obra pública con la adquisición del campo Puesto de Luna por la firma Marín SACIFI.
q) Desvío de la traza del camino que pasa frente al campo Puesto de Luna: se ha inferido antojadizamente
que el desvío mencionado significó una decisión política que benefició al entonces gobernador de la provincia.
El secuestro del expediente 0045/01108/86 ha venido a confirmar que la obra fue realizada por Vialidad de la
provincia y la donación efectuada por Félix Funes (a la sazón adquirente) para posibilitar el cambio de traza, lo
que ya se había previsto con anterioridad. Entonces el hecho aparece como normal. No se puede inferir de ello
ninguna irregularidad. En la resolución no se valora el testimonio de Julio Reynafé quien afirmó que veía
conveniente la obra debido a que la traza original del camino pasaba por una ensenada a la par de la casa y entre
medio de corrales lo que obligaba a atravesar dos tranqueras. De ese testimonio surge la necesidad y utilidad del
cambio de traza y explica las razones por las que se llevó a cabo. Además debe tenerse en cuenta algo que
omitió la resolución: el motivo del mejoramiento era el paso de los camiones hacia la planta de manganeso.
Respecto del mantenimiento de los caminos por parte del consorcio caminero de la zona la defensa no entiende
el significado que se le ha pretendido otorgar porque es la actividad normal y habitual de los consorcios
camineros. Caminos interiores: los trabajos realizados se limitaron a desmonte y aplanamiento del terreno
mediante el paso de una rastra de disco. En orden a la extensión, una vez más el juez se limitó a transcribir
afirmaciones contenidas en el requerimiento. Sin evaluar la prueba posterior: el propio juez y fiscal en la
inspección ocular recorrieron los caminos internos de los campos de Marín SACIF comprobando la extensión
que de ningún modo alcanza los 54 Km., y el estado de los mismos (además en el campo La Elena ya existía y
sólo se han ejecutado pequeñas ampliaciones). Y respecto a la intervención del Consorcio Caminero 208 el
testimonio de Reynafé es claro de que se limitó al emparejado de los caminos internos en una extensión de 25 a
30 Km., consistiendo en una pasada de motoniveladora de ida y vuelta, abonándose el trabajo.
r) Sembrado y pistas de aviación: conforme el acta de fs. 3478y plano de la Policía Judicial (cuerpo 20) los
sembrados sólo alcanzan al 10% de la extensión. El resto se trata de pastos naturales. En cuanto a la pista de
aviación se comprobó en la inspección ocular que hoy no es utilizable, se encuentra cubierta de churquis. Todo
esto demuestra que el auto impugnado se ha fundado en testimonios arbitrarios y antojadizos (Zelarrayan,
Montes, Monguillot, Héctor Loza, Montenegro Brandán y María Cristina Loza) y ha omitido valorar la
inspección ocular.
s) Canmor-Freddy: el auto apelado no ha señalado ni siquiera los montos supuestamente aportados por cada
uno de los socios para dichos emprendimientos. Sólo se hacen referencias vagas respecto de los gastos de
instalación e infraestructura sin siquiera hacer una estimación. Y ello no ha podido ocurrir porque como
coincidentemente manifestaron los imputados y corroboró Eduardo J. Molina, gerente general del Córdoba
Shopping Center, no fue necesaria ninguna inversión en la instalación del local inaugurado el 12/2/90 (el primer
Freddy). Molina corrobora que fueron los directivos del "shopping" quienes interesaron a Ghezzi para que
instalara la confitería, otorgándole importantes concesiones y, respecto de los gastos que no fueron cubiertos por
el "shopping", fueron solventados con el patrocinio de empresas de gaseosas, café y cervezas a los fines de que

© Thomson La Ley 7
se garantizara la exclusividad de sus productos. En consecuencia no hubo aportes de socios. En relación al otro
Freddy, el de Nuevo Centro Shopping, el juez tampoco mencionó monto alguno. Sólo parece inferirse una
conjetura de José A. Roteda en el sentido de que habría sido necesaria una suma de entre $ 60.000 y $ 80.000.
Para poder afirmar que se ha invertido dinero que los imputados no tenían, como testaferros de Angeloz el
tribunal ha partido de la presunción infundada del desconocimiento de fuentes de financiamientos genuinas. Se
omite valorar que el primer local había sido inaugurado el 12/2/90, que durante los primeros 8 meses estuvo
exentos del pago de alquiler y que las utilidades producidas durante ese período, sumadas al aporte de las
empresas que obtenían la exclusividad de venta de sus productos, fueron invertidas en la instalación del segundo
Freddy inaugurado seis meses después, el 29/8/90. Además como es habitual y normal en este rubro de la
actividad comercial algunos gastos fueron diferidos en sus pagos para ser abonados con el propio giro
comercial.
t) Casas en Barrio Urca: el auto incurre en contradicción e incoherencia. El instructor comete un error
respecto de los números de lotes. El lote en el cual se edificó la casa es el Nº 51 y no el 59 como menciona el
auto. La compra de los terrenos tuvo un valor equivalente a U$S 15.113 y la construcción efectuada en el lote
51 un valor de U$S 18.000, lo que significó para Carlos Angeloz una inversión total de U$S 11.000 en el
término de dos años y medio. Los montos invertido eran fruto de su actividad profesional y también provenían
de la realización económica de algunos regalos recibidos con motivo de su casamiento en octubre de 1990. La
casa fue vendida en U$S 50.000 y lote 59 en la suma de U$S 15.000 implicando una rentabilidad para Carlos
Angeloz de U$S 10.700. Todo ello demuestra acabadamente los montos invertidos y su fuente genuina de
financiamiento. La prueba independiente de todo esto está en el plano y en las escrituras.
u) Casas en Barrio Parque Chacabuco: con respecto a esta inversión en la indagatoria Carlos Angeloz fue
imputado de la adquisición y supuesta construcción de una vivienda de dos plantas en el lote 10 de la manzana
39. Arbitrariamente al requerir la elevación a juicio se fija un hecho distinto porque se le atribuye además la
construcción de otra vivienda en el lote f con la colaboración de Maldonado. Además de la violación de los
derechos del imputado que implica esa mutación, los dichos de Carlos Angeloz no han sido desvirtuados. No
existe un solo elemento que permita afirmar la existencia de una vivienda de dos plantas en el lote 10 ni que
Carlos Angeloz haya intervenido en la construcción de la casa de Maldonado en el lote 9. El testigo Viganó
revela que en el lote 10 colindante con el anterior hay una obra en construcción que aparentemente son cocheras
y que en el lote 9 hay una vivienda. Lo que Viganó ha omitido manifestar es que en el lote 9 hay dos casas, una
terminada que es la vivienda de Maldonado y una sin terminar, pero en ninguna de las dos tuvo participación
Carlos Angeloz. Ello se constata con sólo examinar los registros catastrales de fs. 395 y con el croquis de
Viganó de fs. 756. El lote 10 fue vendido a Maldonado en 1992 y escriturado en noviembre de 1995 a nombre
de la señora de Maldonado.
v) Terreno en Bv. San Juan y Bolívar: respecto de esta inversión los defensores plantean la nulidad de la
intimación porque esta imputación no constaba en el requerimiento efectuado por el fiscal de Estado ni incluida
en el pedido de desafuero del Senador Eduardo C. Angeloz. Consecuentemente no se ha configurado ningún
tipo penal en virtud del cual puede iniciarse una investigación jurisdiccional. Implicaría una grave violación a la
garantía constitucional de defensa en juicio pretender incluir este hecho en la acusación. En todo caso al tomar
conocimiento de esta inversión el fiscal debió solicitar nuevamente al fiscal de Estado que efectuara el debido
requerimiento. Subsidiariamente en la hipótesis de que se tuviera por válido el requerimiento efectuado por el
juez de Instrucción en el momento de la indagatoria y de que se tuviera por promovida la acción penal aún
cuando no se hubiera configurado un delito, lejos de constituir una actividad ilícita la intervención de Carlos
Angeloz en esta operación demuestra acabadamente el carácter emprendedor del nombrado. En esta inversión
intervinieron cuatro socios, quienes aportaron sólo $ 50.000 cada uno para comprar el inmueble a Mazzuco y
asumieron la obligación de pago de nueve cuotas mensuales de $ 17.777,77. Con la transferencia efectuada a
solo un mes de la adquisición por la suma de $ 469.000 mediante la cual se canceló en forma total el saldo de
pago a Mazzuco, Manuel y Oscar Lorenzo, Parussa y Carlos Angeloz obtuvieron una utilidad de $ 101.000
significando $ 25.250 para cada uno de los intervinientes. Lo dicho basta para demostrar la falta de
fundamentación de la resolución, cuyo único argumento probatorio es el desconocimiento de fuente de
financiamiento genuino de Carlos Miguel Angeloz.
w) Obras realizadas por Angar: edificios en Pueyrredón ... y Chubut... . Respecto de estos emprendimientos
el auto impugnado supone inversiones que requerían erogación dineraria. No es así porque son negocios que se
autofinancian. Esta es la regla en materia de edificios de departamentos que constituyen verdaderas
compraventas a futuro, financiadas en cuotas. No se ha desvirtuado las afirmaciones de su defendido y mucho
menos los elementos probatorios acompañados. Nada se ha dicho de los ingresos percibidos por Angar durante
los años 1993 a 1995 que alcanzan a $ 1.056.567, acreditados mediante las facturas acompañadas por Carlos
Angeloz a fs. 2886/2920 y los boletos de compra y venta de fs. 2928/3024 y 3075/3083. Ello demuestra
acabadamente la fuente genuina de financiamiento y desvirtúa la afirmación del a quo respecto al
desconocimiento de la fuente de financiamiento. Nada ha dicho el juez de las facturas por trabajos a terceros
realizados por Angar entre los años 1993 a 1995 que alcanza a $ 557.845. Otra muy grave violación a la reglas

© Thomson La Ley 8
de la sana crítica que llegó a pretender quitarle eficacia probatoria a los boletos de venta de los departamentos
de Pueyrredón ... y Chubut ... porque muchos de los adquirentes son personas mencionadas en la causa y
allegadas a Carlos Angeloz y a su padre (de un total de 22 compromisos de venta sólo se ha mencionado a cinco
allegados). Una grave omisión instructoria: no se citó a los compradores, ni a los ocupantes, no se realizó
ninguna actividad probatoria para desvirtuar los dichos del imputado ni siquiera se mencionaron los metros
cuadrados cubiertos en las únicas dos obras cuyo titular es Angar S.R.L. En relación a la fuente de
financiamiento los ingresos por la venta anticipada de departamentos ascendían a $ 481.000 si se tiene en cuenta
el costo promedio de la construcción estimado por el propio juez en $ 400 el metro cuadrado el costo de la
construcción de los dos edificios asciende a la suma de $ 480.000, monto que ya ha sido percibido por la venta
anticipada de los departamentos restando comercializar sólo tres.
x) Terreno de Duarte Quirós ... : como se ha expresado han sido acreditados fehacientemente los ingresos de
Angar S.R.L. El monto de esta inversión del 6/4/94 alcanzó a $ 21.000. En ese año sólo por trabajo realizados a
terceros Angar percibió $ 262.390. El monto de la inversión entonces es irrisorio. Y Petrosur: respecto de este
emprendimiento los dichos de su defendido han sido plenamente corroborados por los elementos probatorios
incorporados, en especial la documentación acompañada por ESSO S.A.P.A. Ha sido adjuntado el instrumento
que acredita la entrega a Petrosur de la suma de U$S 285.714,29 el 27/6/95 por parte de ESSO como parte del
crédito concedido por dicha sociedad consistente en la suma total de U$S 700.000; la escritura pública 163, que
acredita que la compra del terreno efectuada por Petrosur a Vanguardia el 317195 fue realizada con parte del
dinero recibido el 27/6/95 de ESSO y sin que hayan efectuado inversión alguna los integrantes de Petrosur. Al
interrogar al testigo Fernández Paz sobre la fecha del contrato, relacionándolo con la fecha de adquisición del
terreno, el a quo equivocadamente interpreta que el contrato fue suscripto con anterioridad a la adquisición del
terreno por parte de Petrosur, lo que revela otro grave error, pues como consta a fs. 1104, el contrato fue
suscripto y certificado en la misma fecha de adquisición del inmueble el 3-7-95. Ello le hizo conjeturar al Juez
infundadamente que posiblemente existía un boleto anterior, lo que quedó desvirtuado. Lo demás vino solo. El
representante de ESSO reveló que se va entregando el dinero contra el certificado de obra. En definitiva, ESSO
entregó a Petrosur el 27/6/96 U$S 285.714,29, fondos éstos que se utilizaron para el pago del terreno adquirido
a Vanguardia y para la construcción e instalación de la estación de servicios. El terreno fue hipotecado a favor
de ESSO para garantizar su pago; la construcción de la estación de servicios se efectuó con los fondos
entregados por ESSO, que alcanzó a $ 850.000. Los ingenieros Echegaray y Fissore no han intervenido como
dependientes de Angar, son profesionales independientes. En síntesis, el juez ha hecho una valoración errónea y
arbitraria de la prueba.
y) Utilización de cuenta corriente y crédito personal. Arbitrario es la inferencia del juez respecto del crédito
obtenido por Carlos Angeloz para adquirir el lote de Las Delicias (el juez dice que a esa fecha estaba haciendo
importantes negocios inmobiliarios). Si el juez estimaba que los ingresos acreditados de Carlos Angeloz no eran
reales debió analizarlos y desvirtuarlos, pero no lo hizo. Nada de irregular tiene adquirir un lote a través de un
crédito. La afirmación no resiste el análisis. Y en cuanto a las conjeturas del juez sobre la utilización de las
cuentas corrientes con las que operó Carlos Angeloz no constituye ninguna irregularidad y niegan que sea
indicio de vinculación entre el patrimonio de Angeloz con los dineros depositados en esas cuentas. El juez no
dice una sola palabra sobre la forma en que se habría canalizado dineros provenientes del ejercicio ilegal de la
función pública por parte de Angeloz. Basta mencionar de que al momento de indagarlo el juez le enrostró la
utilización de la cuenta 4275/8 de la Sucursal Nueva Córdoba del Banco de Córdoba, pero al momento de
requerir la elevación a juicio esa imputación ha desaparecido. Pero sobre todo, en esas operatorias no aparece
nunca Eduardo C. Angeloz, ex-gobernador de Córdoba
z) Falta de tipicidad de las inversiones: como petición subsidiaria solicita el sobreseimiento de Carlos
Miguel Angeloz en virtud de que las inversiones atribuidas no reúnen los requisitos del tipo penal del art. 286,
inc. 2º, Cód. Penal, esto es un enriquecimiento apreciable. Sostienen que debió compararse los esta dos
patrimoniales entre 1983 y 1985, computando ingresos y egresos, valor de adquisición de bienes, y el origen de
los fondos invertidos. Pero no se ha hecho. Los elementos incorporados al proceso por su defendido demuestran
que no existió enriquecimiento apreciable. En efecto, los campos a nombre de Marín ya integraban el
patrimonio; los créditos han sido reales, Petrosur y Canmor no requirieron inversión, las construcciones que
efectuó Carlos Anglos como emprendimientos personales fueron por montos ínfimos. Eso hace que no exista el
elemento normativo enriquecimiento apreciable exigido por el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal. Invocan el art. 350
inc. 2°, Cód. Procesal Penal. Inexistencia del elemento subjetivo exigido por la figura del art. 268, inc. 2º, Cód.
Penal . Subsidiariamente solicita el sobreseimiento de Carlos Angeloz por no concurrir el elemento subjetivo
exigido por ese delito, esto es el dolo. Si el juez instructor considera la figura como no justificar un incremento
patrimonial apreciable, consecuentemente debió acreditar la culpabilidad de Carlos Angeloz a través de una
intervención dolosa en el hecho, es decir, necesariamente que conoció un enriquecimiento apreciable de su
padre y que éste no justificaría ese incremento apreciable. No existe ni un indicio que haga presumir ese
conocimiento, ni un párrafo de la resolución se ha referido al elemento subjetivo respecto de Carlos Angeloz,
por el contrario sólo se ha probado que las adquisiciones de bienes fueron lícitas y en algunos casos con

© Thomson La Ley 9
recursos genuinos, en otros mediante créditos, y en otros con aportes de los socios de las empresas. Pero en
abierta contradicción con el hecho de haber considerado la figura del 268, inc. 2º como delito de omisión el juez
afirma que el dolo del partícipe se manifiesta en la colaboración que presta al autor a sabiendas para cubrir las
inversiones por él realizadas, lo que equivale a decir que la participación que le atribuye ya no es en un delito de
omisión sino en un delito de acción que habría consistido en la violación de las normas que protegen la
corrección funcional. Aún así de ninguna manera se puede tener por acreditado que Carlos Angeloz conociera el
origen ilícito de los fondos utilizados para efectuar las adquisiciones. La resolución afirma dogmáticamente que
su defendido conocía el origen y la titularidad de los emprendimientos, pero no indica un elemento probatorio
que respalde la conjetura. La culpabilidad no se presume, ni siquiera se podría hacerlo en la hipótesis no
acreditada de que el imputado hubiese recibido dinero de su padre, en consecuencia debe dictarse el
sobreseimiento por ausencia del elemento subjetivo exigido por el tipo penal del art. 2. 88, inc. 2º, Cód. Penal
(art. 350, inc. 2º, Cód. Procesal Penal). Hace reserva del caso federal.
III. Apelación deducida en favor de Eduardo C. Angeloz (h.):
A. Como en los casos anteriores, también se plantea la inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º, del Cód.
Penal. Nos remitimos a lo ya dicho.
B. Solicitan el sobreseimiento del imputado porque el hecho no se ha cometido (art. 350, inc. 1º, Cód.
Procesal Penal). Cuestionan la forma en que ha sido fijado el hecho, la valoración de la prueba y también la falta
de tipicidad de la conducta imputada. Según la imputación la participación enrostrada se habría materializado
por su intervención en la sociedad jurídica Canmor S. A. que explotara los bares (Freddy) en dos "shoppings" de
la ciudad de Córdoba. Esta firma había sido constituida en Buenos Aires en octubre de 1989 con distinta
integración. Al cabo de pocos meses formó su directorio con Oscar A. Ghezzi como presidente, Carlos M.
Angeloz como vicepresidente, Eduardo C. Angeloz (h.) como director y Alfredo E. Ghezzi también como
director. Esta sociedad instaló y explotó los restaurantes confitería en el Córdoba Shopping Center el 12/2/90 y
en el Nuevo Centro Shopping el 29/8/90, suscribiendo los contratos por la firma Oscar Ghezzi y Carlos
Angeloz. El primer local cesó su actividad el 26/6/91, mientras que el segundo el 21/10/92, interviniendo en
ambas rescisiones Carlos Angeloz ya como presidente de la firma.
No se ha tenido en cuenta la escasísima y casi nula participación de Eduardo C. Angeloz (h.). La persona de
éste y su nombre sólo aparece vinculada a esta sola inversión. La sospecha inicial se fue diluyendo a lo largo de
la investigación. Elemento del tipo es el enriquecimiento apreciable, pues bien en este caso no se ha merituado
si el emprendimiento de los bares Freddy constituyó en realidad un enriquecimiento apreciable.
En ningún momento se indagó el patrimonio para establecer si hubo incremento y si el mismo fue
apreciable. La sola afirmación de que Eduardo Angeloz (h.) fue testaferro de ninguna manera puede constituir el
hecho imputado. No se ha descripto el comportamiento atribuido a su defendido, sólo en definitiva se menciona
la relación familiar. Tampoco se ha probado inversión alguna. Sólo en forma conjetural y por un solo testimonio
se hace una referencia genérica al monto de la inversión del segundo local, sin tener en cuenta que Ghezzi ha
dicho -y no ha sido desvirtuado por la prueba de autos- que fue solventado con las ganancias del primero. En
efecto, entre una y otra inversión transcurrió un lapso superior a los 6 meses. Los exiguos gastos iniciales fueron
solventados por el patrocinio publicitario de las empresas que venderían con exclusividad gaseosas, café y
cervezas. Valoran las declaraciones del gerente general del Córdoba Shopping Center, Eduardo J. Molina y del
gerente general del Nuevo Centro Shopping, José A. Roteda. Ghezzi, conocido en el rubro gastronómico, fue
invitado a participar en la inversión, otorgándole grandes ventajas económicas. No se le cobró llave, tampoco se
le cobró los 8 primeros meses de alquiler, las sillas y las mesas las compró la propietaria del Shopping, el centro
comercial se hizo cargo de la instalación del aire acondicionado, piso y vestuarios. Eso en el primer bar. En el
segundo tampoco se les cobró llaves y el alquiler durante los primeros 11 meses fue solamente del 4% de las
ventas. Por último por la rescisión anticipada del contrato se les abonó en concepto de indemnización $ 80.000.
En definitiva no se ha probado un enriquecimiento apreciable por parte de Eduardo Angeloz (h.). Ningún
elemento ha demostrado que Angeloz transfirió ese dinero a su hijo para esta sociedad. No se ha probado que
Angeloz tuviese alguna ingerencia en esta sociedad o que exista algún contra documento o que tomara algún
recaudo para que el capital de Canmor o sus acciones volvieran a su patrimonio.
Las valoraciones del a quo son arbitrarias. El hecho de que en un allanamiento se secuestrara libros
contables de la sociedad en blanco, podrá constituir un incumplimiento de disposiciones impositivas o
comerciales pero nunca ser demostrativas de un enriquecimiento ilícito. Constituye un dislate lógico afirmar que
por la circunstancia de que un director de una sociedad anónima no conozca la marcha de los negocios de la
sociedad, es una persona interpuesta por que legal y prácticamente lo usual en el desarrollo de una sociedad
anónima es que la conducción esté a cargo de determinadas personas que generalmente no son los directores.
Pero además Eduardo Angeloz (h.) residió en Washington entre 1986 y 1991, lo que explica por la distancia la
imposibilidad de ejercer control sobre la sociedad. Para concluir, el juez efectuó un doble salto lógico: el
primero al afirmar el enriquecimiento apreciable de Angeloz, y el segundo que Angeloz es el verdadero titular
de Canmor y que Eduardo Angeloz (h.) actuó como persona interpuesta. El último reproche es la inexistencia

© Thomson La Ley 10
del elemento subjetivo requerido por la figura del 268, inc. 2º, Cód. Penal. De ningún modo se ha demostrado
un actuar doloso, es decir, conocimiento de la criminalidad del acto ejecutado (que el funcionario público estaba
violando las normas que protegen la corrección funcional y del enriquecimiento apreciable y de la no
justificación. Hace reserva del caso federal.
IV Apelación deducida en favor de Jorge O. Lerda
En la oportunidad prevista por el art. 465, Cód. Procesal Penal. los defensores Jorge O. Lerda
fundamentaron el recurso. Tras una breve introducción destinada a explicar porqué Lerda fue incorporado al
proceso y los daños que el mismo le ha causado, en un primer capítulo niegan la existencia del hecho imputado
y subsidiariamente la tipicidad de la imputación. La materialidad de su intervención habría consistido en
integrar una sociedad denominada Digmar junto con Faya instalando un puesto de carnicería (Potrero 7) en el
Mercado Sur y otra sociedad denominada Córdoba Pizza, para instalar una pizzería que jamás usufructuó
porque se desvinculó enseguida. Una inversión total de $ 9.000. Ese es todo el reproche. La participación
efectiva que se le atribuye a Lerda en el presunto enriquecimiento patrimonial de Angeloz es escasísima. El art.
268 requiere el enriquecimiento patrimonial apreciable del testaferro, cuando el enriquecimiento es por
interpósita persona. Apreciable dice la ley (alude a magnitud, intensidad, gravedad, cálculo o medida). En esta
causa en ningún momento se ha analizado si la carnicería constituyó un enriquecimiento apreciable. No se
indagó sobre ni se comparó el patrimonio de Lerda entre un antes y un después. Sin tener obligación, Lerda
demostró su patrimonio y el origen.
No hay enriquecimiento. Por otro lado, la imputación de ninguna manera puede constituir la verdadera
plataforma fáctica de la elevación a juicio, porque lo único que hace es repetir el tipo legal. No hay
circunstancias de lugar, tiempo y modo, de como se produjeron las transferencias de dinero, si las hubo, cuál el
recaudo del funcionario para asegurarse el retorno o el manejo de la persona jurídica, etc. La resolución carece
de fundamentación. No se ha imputado y probado el monto del supuesto enriquecimiento, ni indicado ni
estimado, ni referenciado aún conjeturalmente. Lerda y Faya, sin tener obligación, han probado que el monto
total en la carnicería fue de $ 6.000 y en Córdoba Pizza $ 3.000. A fs. 1642 se acompañó la auditoría sobre
Digmar.
No hay otra prueba. No se le ha imputado ni acreditado maniobras de testaferro. En cuanto a la persona
jurídica Digmar están perfectamente explicadas todas las circunstancias relativas a la misma, su constitución,
domicilio y cambio y radicación. Los razonamientos del a quo y las inferencias que hace de los datos no son
correctas. Consideración especial merece la cuenta corriente de Digmar: Hubo un intento de incluir en ella a
Carlos Angeloz. No se tuvo en cuenta el segundo informe remitido por la institución bancaria, conforme el cual
Carlos Angeloz nada tiene que ver con esa cuenta. Lerda no figura como titular de esa cuenta, justamente por
ser Faya quien se encargaba de la administración del negocio.
El hecho de que Carlos Angeloz endosara cheques de la cuenta 00912/7 a favor de Digmar colocando la
leyenda "socio gerente de Digmar S.A." podrá consistir una infracción a las normas bancarias, pero de ninguna
manera que integrase la sociedad. Lo mismo el hecho de que en un allanamiento practicado en el estudio del
contador Escudero, se secuestrase libros contables de las sociedades Digmar y Córdoba Pizza en blanco. Podrá
constituir incumplimiento de normas comerciales o impositivas, pero de ningún modo demostrativas de un
enriquecimiento ilícito. Respecto de Córdoba Pizza S.A.: si bien Lerda fue socio fundador se retiró de la
sociedad antes de la inauguración (ver fs.1293/95 y fs. 677, solicitud de inscripción en la Municipalidad de
Córdoba, donde ya no figura Lerda). El hecho de que las dos firmas tuviesen el mismo contador no indica nada.
La resolución del Juez no es lógica, porque sin fundamento afirma que el verdadero dueño de las sociedades es
Angeloz y luego que se enriqueció con ellas. Hay un doble salto lógico. En el siguiente capítulo niegan la
existencia del elemento subjetivo requerido por la ley penal. Dicen que no se ha probado el dolo: conocimiento
del enriquecimiento apreciable y de su antijuridicidad, esto es, que el funcionario estuviese violando las normas
que protegen la corrección funcional. La instrucción se ha limitado a hilvanar conjeturas. En el último capítulo
plantean la inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º Cód. Procesal Penal. igual que en los casos anteriores.
V. Apelación deducida en favor de Fernando E. Faya
En la oportunidad prevista por el art. 465, Cód. Procesal Penal, también en ponderable esfuerzo, la defensa
de Faya fundamentó su apelación. Sostiene que el hecho no se cometió (art. 350 inc. 1º Cód. Procesal Penal).
También que los hechos probados no configuran el hecho típico (art. 350, inc. 2º). Afirma que se vincula a Faya
con Carlos Angeloz y a éste con el ex-gobernador, sacándose como conclusiones que la actividad realizada por
Faya es la prueba de la representación de los intereses del exgobernador por parte de su hijo Carlos; Que para
sostener tal aserto, se dice que éste era testaferro del padre, luego Faya también lo es. (en otras palabras: Faya
personero de Carlos Angeloz; éste personero del padre; ergo, Faya personero de Angeloz). Que así expuesta la
plataforma fáctica, la conducta de Faya sería atípica, porque Carlos Angeloz no es funcionario público.
Reprocha este método de razonar. Dice que el juez también lo emplea cuando valora la cuenta corriente de la
empresa Digmar en relación al coimputado Lerda. Es decir -dice- el juez hace una escalera: Faya tiene relación
de amistad y comercial con Carlos Angeloz y como, supuestamente Carlos Angeloz es testaferro de su padre,

© Thomson La Ley 11
Faya también lo es. Lo señalado configura infracción a los principios de la sana crítica. Carece de todo sustento
probatorio. Da razones: Faya siempre actuó con "animus domini". El tipo del art. 268, inc. 2º, exige que el
tenedor sea consciente de que lo es por interés de otro. Eso no se da en el caso de Faya. En segundo lugar, el
tipo del 268, inc. 2°, exige el enriquecimiento apreciable. En el caso, el hecho consistiría en haber comprado lo
necesario para instalar una carnicería, ya que el inmueble en el Mercado Sud (puesto, inc. 2°, 21 y 22) es
alquilado. La inversión alcanzó a $ 6.000, conforme lo acreditado. Se pregunta la defensa ¿ésto es
enriquecimiento?. Se responde negativamente. Apela al diccionario de la lengua española editado por la Real
Academia. Vuelve a preguntarse ¿y es apreciable?. Se responde negativamente apelando al balance del año
1994, agregado como prueba en la indagatoria, el cual -dice- no ha sido valorado, según el cual la carnicería
Potrero Siete, arrojó una ganancia anual de $ 4.661, 64, es decir, 388,50 mensuales. El indicio que menciona el
juez, tal la cuenta corriente 4391/1 del Banco de la Provincia de Córdoba, Sucursal Nueva Córdoba no vale. En
primer lugar, porque esta prueba ha sido producida por el fiscal de instrucción sin competencia procesal para
ello, toda vez que el delito investigado excedía la citación directa y la competencia correccional; y lo que es más
grave sin control de a defensa, lo que produce la nulidad de todo lo actuado. Las pruebas cuestionadas son: dos
informes del Banco de Córdoba, el primero de fecha 6/12/95 y segundo de fecha 13/2/96 a los que se agrega el
testimonio del gerente Carlos A. Baggini. Del primer informe surge que la cuenta 4391 giraba a nombre de
Fernando Faya y Carlos Angeloz. Ello fundamenta la imputación, afirmándose que Carlos Angeloz era quien
casi excluyentemente libró los cheques. En el segundo informe de la presidencia del banco se rectifica el
anterior afirmándose que el único habilitado para firmar cheque es Faya. Este informe es anterior a la
promoción de acción, no obstante lo cual se mantiene aquella afirmación. Este hecho es grave porque o la
prueba se le pasó al fiscal o este funcionario la despreció en perjuicio del imputado. El gerente Baggini que
firmó el primer informe dijo no saber por quien fue advertido el error, suponiendo que lo fue por alguna de las
personas de la contaduría y dijo también otra cosa importante: que ignora a que puede deberse el error,
aclarando que él no estaba en el momento de la apertura de la cuenta. Afirma que sacó los datos de la pantalla
de la computadora y luego opina que en principio se puede haber intentado abrir la cuenta en forma conjunta por
Faya y Angeloz. Dice que los datos que constan en las pantallas (de donde sacó los datos de su informe) son
modificables y todos los empleados, contando con la clave, pueden tener acceso al sistema si su superior le da
ingreso, porque se trabaja en confianza. Vale decir que la promoción de acción está basada en un informe falso
y en función de ello realiza dos afirmaciones falsas: que la cuenta 4391 del Banco de Córdoba. Sucursal Nueva
Córdoba, fue abierta y girada a la orden indistinta de Fernando Faya y Carlos Angeloz, y segundo que éste casi
exclusivamente libró cheques contra dicha cuenta. De la carpeta de prueba Nº 40 se observa que la totalidad de
los cheques librado contra dicha cuenta fueron librados por Fernando Faya. Aquí si hay un delito es de falsedad
ideológica en el informe o de falso testimonio en el gerente Biaggini, por lo que solicitó se corra vista al
ministerio público. Dicho en otros términos, existe la posibilidad de que se haya falseado el primer informe para
perjudicar a los imputados.
De otro costado en la causa sólo se ha probado una vinculación comercial entre Faya y Carlos Angeloz, pero
ninguna con el ex-gobernador Eduardo C. Angeloz. Faya nunca negó su relación laboral con Marín SACIF,
desde 1987 en que se desempeñó como asesor agropecuario, ni con el gobierno provincial donde, desde 1993, se
desempeñó como asesor de gabinete, contratado por el Ministerio de Agricultura. Así lo reconoció en su
indagatoria de fs. 2752 y surge de la carpeta de prueba Nº 7. Ninguna de estas actividades son ilícitas o
ilegítimas, ni tampoco pueden tomarse como indicios de cargo. De ser así a toda persona que haya desempeñado
tareas en el gobierno de Angeloz o con los integrantes de su familia se le puede atribuir la condición de
testaferro. De allí que es incorrecta la afirmación del juez, cuando analizando la prueba respecto de Faya afirma
'que realizó gestiones tendientes al desmonte de Puesto de Luna. Faya en su indagatoria explica claramente esto.
Dice que para desmontar un campo es necesario el control del Estado a fin de que se haga racionalmente (dejar
isletas, etc.). El encargado del control es el Ministerio de Agricultura. Para hacerlo se exigen ciertos requisitos
(escrituras, cedulones, inspecciones, etc.). Si todo se cumple, el ministerio autoriza el desmonte. Del análisis de
la carpeta de prueba Nº 9 surge claramente que Faya no participó en la solicitud de desmonte de Puesto de Luna.
Su participación fue con posterioridad. Faya se limitó a solicitar las guías con fechas 1/12/94 y 21/2/95. De lo
dicho se desprende que cuando se otorgó la autorización de desmonte el 4/7/90, Faya ni siquiera revistaba como
funcionario del ministerio. Por otra parte el hecho probado de solicitarlas guías, no puede constituir un ilícito,
máxime cuando se desempeñaba como asesor de Marín. En el peor de los casos habrá alguna infracción
administrativa, pero no un delito. En definitiva la participación atribuida traducida en su intervención en la
firma Digmar ha sido perfectamente explicada por el imputado en su indagatoria a fs. 2754 y no ha sido
contradicha. El hecho de que al momento de constitución de la sociedad en Buenos Aires, junto con Lerda,
yerno de Angeloz, constituyeran domicilio en el departamento que este último poseía en Buenos Aires, tampoco
constituye indicio suficiente para vincular la empresa con el ex-gobernador. Faya y Lerda han aportado los
instrumentos legales que acreditan su propiedad en la sociedad Digmar en forma absoluta lícita y legítima, lo
que no ha sido contradicho por prueba alguna. En segundo lugar, también plantean la inconstitucionalidad de la
figura del art. 268, inc. 29 del Cód. Penal. Los fundamentos que se dan coinciden con los anteriores planteos. Se
cita la opinión de Marcelo Sancinetti, profesor de Derecho Penal y Procesal Penal de la Universidad de Buenos

© Thomson La Ley 12
Aires en su libro "El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público. Un tipo penal violatorio del estado
de Derecho, Ed. AdHoc, 1º ed., noviembre de 1994", a quien sigue.
En relación al partícipe dice que no es persona interpuesta aquel que recibe bienes del funcionario con
destino a su propio patrimonio (se ha demostrado que Faya nada recibió), si el funcionario no se reserva
derechos sobre el bien transmitido; que, por otra parte, Faya y Lerda son titulares de una persona jurídica
(Digmar S.A.), y el art. 268, inc. 2° del Cód. Penal sólo se refiere a las personas físicas, que son las únicas que
pueden ser objeto de pena privativas de la libertad; que en el hipotético caso de que los bienes de la persona
jurídica pertenezcan en realidad a un funcionario público, lo cierto es que los socios de la persona jurídica están
fuera del 268, inc. 2°; que eventualmente podrán participar en un delito, de acuerdo a las reglas generales de la
participación, pero no por el solo hecho de ser socios ya están incursos en un delito. Por eso, concluye, la
calificación legal aplicada por el a quo no es correcta. La conducta es atípica. Opina también que hay aspectos
inexplorados de la figura de que se trata, preguntándose, siempre con relación al partícipe: El delito ¿es de
actividad o es de inactividad?. Faya ¿debía ser requerido?. En lo demás sigue el planteo de inconstitucionalidad
ya expuesto en los informes anteriores. Cita jurisprudencia y hace reserva del caso federal.
VI. Apelación deducida en favor de Marcelo E. Fissore y Marcelo E. Ludueña A: En la oportunidad prevista
por el art. 465 de la Ley del Rito, la defensa de estos imputados también presentó prolija fundamentación de su
impugnación. Al igual que los defensores anteriores, también reprocha inconstitucionalidad al art. 268, inc. 2º,
Cód. Penal, sosteniendo que viola las garantías individuales consagradas en el art. 18 de la Constitución
Nacional, que en dicha Carta Magna tienen preeminencia, por encima de los intereses sociales. Menciona
infracción a la prohibición de obligar a declarar contra sí mismo a que se somete al funcionario o empleado
públicos, la indebida aplicación de la carga probatoria (lo cual constituye una iniquidad), la inviolabilidad de la
defensa en juicio, el delito desospecha. De otro costado impetra la nulidad absoluta del proceso (art. 186; párr.
2º, Cód. Procesal Penal) por violación al principio de congruencia -falta de correlación esencial entre la acción,
la acusación y la decisión- toda vez que a sus defendidos se les ha atribuido una calidad, la de testaferro, sin
especificar con claridad todas las exigencias esenciales del tipo delictivo; no se les imputa hecho alguno. No se
expresa cómo, dónde, cuando, porqué, etc., son testaferros. No se ha descripto la conducta punible completa ni
el elemento subjetivo respectivo, requisitos éstos indispensables para adecuar lo que ocurre en el mundo fáctico
para con el respectivo tipo delictivo. La atribución reprochada a sus defendidos es genérica, obscura,
incompleta, por lo que, en absoluto, se resguarda su intervención en el proceso, ya que éstos deben conocer cual
es la conducta atribuida, con todos sus elementos indispensables integrativos del tipo delictivo atribuido, en
especial el subjetivo, para poder ejercer las defensas correspondientes. En subsidio, la resolución del a quo ha
violado los principios de la sana crítica. Que al valorar las declaraciones de Tiziano Siviero, y de Miguel Mariel,
sólo les da crédito en lo que perjudica a Ludueña, despreciándolas en todo lo demás; no tiene en cuenta
múltiples circunstancias que expuestas relativas a lo que puede considerarse una inversión productiva aquí y en
Europa, la inteligencia de una declaración mediando diferencia de idiomas, las relaciones personales de los
protagonistas.
VII. Apelación deducida en favor de Félix A. Funes, Luis E. Escudero y José A. Mengo
En la oportunidad prevista por el art. 465 Cód. Procesal Penal, los defensores de Funes, Escudero y Mengo,
fundamentaron su impugnación. En un encomiable esfuerzo técnico abarcan todos los aspectos fácticos y
jurídicos que hacen a la situación de sus pupilos. Al margen de otras consideraciones sobre el contexto político
existente a la época de iniciación del proceso, puntualizan los siguientes agravios:
A) Calificación jurídica del hecho atribuido al ex gobernador y a sus defendidos. Abarca dos aspectos:
Inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º Cód. Penal y el debido requerimiento.
a) Respecto de lo primero, como los anteriores, objetan la estructura del tipo penal (No justificar). Dicen que
es realmente un delito de sospecha o de presunción (no habría razón para imponer un deber -justificar- frente a
un enriquecimiento si no se presumiera o se sospechara que éste fuera ilícito), que implica a su vez una
inversión de la carga de la prueba. Que esta estructura legal atenta inequívocamente contra garantías
constitucionales consagradas en el art. 18 de la Constitución Nacional, las cuales son expresamente inderogables
e inalterables por las leyes que reglamentan su ejercicio, según el art. 28 de la Constitución Nacional, en razón
de que nuestra Constitución, frente a una posible colisión entre los intereses sociales y los individuales, prioriza
a éstos para evitar, en determinadas situaciones, que el poder autoritario destruya o afecte al individuo,
destinatario final de los objetos sociales a los cuales hace referencia nuestro preámbulo. Que la figura viola los
principios de legalidad, de presunción de inocencia y la prohibición de declarar contra sí mismo y también el
art. 8º de la Convención Americana de los Derechos Humanos. Que esta inconstitucionalidad resulta aún más
patente para el caso de que el enriquecimiento se haya dado a través de personas interpuestas, toda vez que se
coloca al funcionario en la obligación de justificar el acrecentamiento patrimonial de terceros, comprobación
que resulta imposible cuando se es inocente o cuando los terceros no prestan la colaboración suficiente, lo que
también puede acarrear una restricción del derecho de defensa en juicio (art. 18, Constitución Nacional). Que el
argumento doctrinario que apela al caso de los delitos de comisión por omisión, no es válida, porque en

© Thomson La Ley 13
definitiva la ley no puede imponer deberes, violando dispositivos constitucionales (en este delito de sospecha el
deber está impuesto sobre la base de una presunción o sospecha, no de una situación cierta y, además, no
representa en sí mismo un peligro para bienes jurídicos). Tampoco son adecuados los ejemplos que apelan a
otras figuras delictivas, como el caso del administrador de bienes ajenos o del quebrado fraudulento, porque son
diferentes y, además, no resulta válido apelar a situaciones que también pueden rozar la Constitución. Pero, lo
que es más importante, aquí se lo está obligando a declarar contra sí mismo y se invierte la carga de la prueba.
b) En cuanto al debido requerimiento, en realidad se trató de un simple listado de inversiones en bienes
muebles e inmuebles, fondos de comercio, acciones y cuotas sociales de algunas sociedades que estaban a
nombre de terceros, a quienes se considera personas interpuestas o testaferros del ex gobernador, en la sospecha
de que tales bienes pertenecen a este último. Que el mismo careció de especificidad y determinación,
impidiéndole a Angeloz dar una respuesta adecuada. En el requerimiento de autos se ha pretendido que probara
inversiones, actividades comerciales, etc., de terceros, sin que se le atribuya ningún comportamiento o
participación precisa y concreta en dichas actividades. Que para fundar la imputación, se invoca relaciones de
tipo familiares, de amistad, de vecindad y hasta funcionales con los terceros, en forma absolutamente imprecisa,
ambigua y genérica. Por ejemplo: no se especifica el monto de los aportes económicos que habría realizado
Angeloz, ni tampoco qué proporción ha tenido en las sociedades, no se especifican las pruebas que fundamenten
la presunción de que tales bienes le pertenecen, como ser testimonios, transferencias de fondos,
contradocumentos o cualquier otro indicio. Piden el sobreseimiento (art. 350, inc. 2º Cód. Procesal Penal).
B) En el capitulo siguiente, impetran la inexistencia del hecho atribuido al ex gobernador porque no se ha
acreditado un acrecentamiento apreciable de su patrimonio y, por lo tanto, que los supuestos aportes atribuidos a
sus defendidos tampoco pudieron existir. Sostienen que la carga de la prueba no funciona respecto de los
terceros. Aluden a renglón seguido a las inversiones realizadas por Miguel Marín y Cía. SACIFI y a la
adquisición de las cuotas sociales de sociales de Radiodifusora Mediterránea. El caso Marín: la incriminación se
funda en pruebas que, de acuerdo a las reglas de la sana crítica racional, no permiten fundar un juicio de
probabilidad. En general pruebas testimoniales de las que no se puede extraer la conclusión que obtiene el juez,
porque ninguno de los testigos expresó conocimiento directo, certero y fundado. Sólo se trata de deducciones o
presunciones. Menciona los testimonios de Marta C. Loza (el campo "Puesto de Luna" es del ex gobernador
porque un empleado que no identifica le habría impedido el acceso previniéndose de un posible enojo de
Angeloz y además porque en la zona lo nombran "el campo del gobernador"), de Alejandro F. Monguillot (las
mejoras valen más que los campos), Argentino Zelarrayán, y otros que mencionan. Que las opiniones de los
valores expuestas por estos testigos, no pueden ser el fundamento para llegar a una conclusión válida.
No se ha hecho un estudio del valor de las mejoras, ni pericias. Simplemente se han enumerado y
magnificado con las "impresiones" de los vecinos. También atacan la conclusión obtenida a partir de la
comprobación de la existencia de la caja de seguridad Nº 18 en el Citibank a nombre de Miguel Marín y Cía., a
la cual tenían acceso el ex-gobernador Angeloz y su esposa -que eso prueba los intereses de aquél en la empresa
y que juntamente con su esposa era dueño del 40% del capital social- por no ser lógicamente adecuada la
inferencia. Que el juez desoye el carácter familiar de la empresa, totalmente probado y que, a la muerte del
fundador, la mayoría del paquete accionario quedó en manos de la esposa de Angeloz, por lo que no llama la
atención de que su esposo y por ende la persona de su mayor confianza, pudiera estar autorizado a tener acceso
a la caja de seguridad, aún en el caso de que no fuera integrante de la empresa. Igualmente impugnan la
interpretación que hace el juez de las declaraciones juradas de Angeloz al asumir los distintos períodos de
gobierno -también suscriptas por su esposa- porque en ellas ha incluido el 40% de las acciones de Miguel Marín
y Cía., (en el sentido de que al no haberse especificado que las acciones son bienes propios de la mujer, debe
concluirse que son gananciales y, por tanto, que Angeloz era uno de los accionistas de la sociedad). Dicen que
las explicaciones formuladas por el exgobernador en su declaración de fs. 3200/3217, revelan que nunca fue
titular de acción alguna de Marín y Cía., lo cual está corroborado por las declaraciones de Funes y Mengo como
también por las constancias de los libros de asambleas, en donde nunca figuró el exgobernador como titular o
tenedor de alguna acción, desde su creación en 1967, estando la mayor parte del paquete accionario (las
acciones eran al portador) en manos de su fundador Miguel Marín, su esposa y su hija. A la muerte de aquéllos,
el paquete accionario pasó a manos de la única heredera Marta Marín de Angeloz, sin necesidad de que sean
incluídas en el juicio sucesorio por tratarse de acciones al portador, siendo la voluntad del fundador que en el
futuro, cuando alcanzaran la mayoría de edad, las acciones quedaran en poder de su hija y sus tres nietos
(Angeloz-Marín). lo que efectivamente ocurrió, como lo demuestra el libro de asambleas a partir del año 1986
(también indagatoria de Mengo). Que por ello, la declaración jurada de Angeloz no prueba que tuviera intereses
personales en Marín y Cía., porque la manifestación de bienes también pertenece a la esposa del ex-gobernador,
quien firma la misma. Por eso resulta irrelevante en qué columna de la declaración jurada se asentaron las
acciones.
Que lo importante y comprobable, según los libros de la sociedad y las declaraciones juradas ante la D.G.I.
de Martha Marín y de sus hijos, es que éstos son los únicos titulares de las acciones. Por otro lado, es un
contrasentido jurídico que hubiese existido un contrato o convenio entre los esposos Angeloz-Marín sobre la

© Thomson La Ley 14
propiedad de las acciones porque tal convenio no está permitido por el art. 1358 del Cód. Civil, que
expresamente prohíbe a los esposos contratar entre sí, y cualquier acuerdo o contrato entre ellos es nulo de
nulidad absoluta y la acción es imprescriptible. También objetan las apreciaciones formuladas por el juez con
respecto a las obras públicas viales y de electrificación realizadas en la zona de San Francisco del Chañar y que
habrían beneficiado a "Puesto de Luna" (que no son reprochadas jurídico-penalmente por el juez). Dicen que
aparece como irracional porque esas obras habían sido proyectadas muchos años antes, o sea, era un viejo
anhelo de los pobladores de la zona. Incluso las obras de electrificación, llevadas a cabo por la Cooperativa de
Servicios Públicos Sobremonte, ya habían comenzado antes de la compra de Puesto de Luna. Que respecto del
cambio de traza del camino, eran proyectos de vieja data y la necesidad de su realización era manifiesta, como
surge de los testimonios de los vecinos que declararon. La sinrazón del reproche se demuestra así: Estas obras
no debieron realizarse porque beneficiaban, entre otros muchos, a la empresa Marín (además, dicen, no fueron
las únicas obras de electrificación y vialidad realizadas en los casi 12 años de gobierno de Angeloz).
De igual manera es atacable el supuesto indicio referido a los incendios de campo que hubo en la zona y que
no habrían afectado a "Puesto de Luna" por la acción protectora de policías y bomberos, porque el dato fue
obtenido de vecinos no fiables por la manifiesta animosidad que han demostrado. Una investigación seria no
hubiese prescindido de los informes de la policía y de los bomberos. Igual reproche merecen las deducciones
que hace el juez con respecto al departamento del edificio "Belvedere", sito en Avda. Hipólito Irigoyen ... de
Barrio Nueva Córdoba (que sería de Angeloz porque en julio de 1995 fue a vivir allí, porque los impuestos
provinciales llegaban a nombre de la empresa constructora del edificio, porque los gastos comunes y las boletas
de luz llegaban a nombre de Mengo y el teléfono a nombre de Marín y Cía.; que los impuestos y servicios
figuren a nombre de distintas personas y/o empresas y que ninguno de ellos concurran a retirar los cedulones o a
ejercer actos que demuestren la propiedad sobre el bien, siendo todo ello indicativo de que no debía o no podía
conocerse a su verdadero dueño). Estas deducciones -dicen- son antojadizas y carentes de sentido lógico porque
desconocen la realidad de los numerosos edificios de propiedad horizontal de esta ciudad, y que debido a la falta
de actualización catastral, los cedulones siguen imprimiéndose a nombre del antiguo propietario del terreno o de
la empresa constructora, como también que los gastos comunes y boletas de luz lleguen a nombre de Mengo, lo
cual se debe a que él fue el firmante del boleto (recién se pudo escriturar en 1995). En el peor de los casos, si
bien ello puede responder a una costumbre de no actualizar los datos por parte de quienes administran esos
servicios, la posesión se adquiere y se ejerce de acuerdo a lo establecido por el Código Civil (arts. 2373 y
sigtes.). Tampoco dice nada el hecho de que en julio de 1995 el ex gobernador y su esposa habiten el
departamento, porque el bien pertenecía a la sociedad y la esposa de Angeloz es la principal accionista, estando
en su derecho de habitarlo. Por otra parte, surge de los propios libros de la sociedad, que el departamento fue
comprado por Mengo para Marín y Cía., con dinero de la sociedad proveniente del aporte de los accionistas y
que en ningún momento se trató de disimular que Marín y Cía. era la propietaria(así se escrituró). Por tanto -
afirman-, no se ha acreditado el hecho atribuido al ex gobernador en lo que hace a una supuesta participación
accionaria suya en la empresa Marín, como tampoco que la misma hubiese sido utilizada para canalizar
inversiones con fondos de propiedad del ex gobernador y con la finalidad de disimular un enriquecimiento
apreciable. Ello los lleva a sostener, como consecuencia forzosa, la inexistencia de aportes de sus defendidos
para facilitar la comisión de un hecho inexistente.
Situaciones particulares de Félix A. Funes y José A. Mengo: indican como punto de agravio la existencia de
los hechos, como también la participación, culpabilidad y calificación jurídica. Para poder fundamentar su
impugnación, apelan a la historia de la sociedad. Dicen que Funes y Mengo estuvieron vinculados a ella desde
la fundación en el año 1967, hasta 1993, en que fueron sustituidos por los propios accionistas. Que esta
vinculación tuvo su fuente en la amistad y confianza que les dispensaba el fundador, Miguel Marín, no en la
relación con Angeloz. Que aparecen desde la constitución de la sociedad con una pequeñísima participación
accionaria del 0,07%, producto de la exigencia del Código de Comercio (art. 318, inc. 1º vigente en esa época
que prescribía no menos de 10 socios). Como lo refiere Mengo, su vinculación estuvo cimentada en la amistad
con el fundador, quien próximo a su muerte, le encomendó que se hiciera cargo de la misma, juntamente con
Funes, a quien le tenia especial devoción y respeto por su hombría de bien y honestidad, hasta que sus nietos
cumplieran la mayoría de edad o estuvieran en condiciones de administrar solos, porque era su deseo de que
dicha sociedad quedara en manos de su hija (Martha Marín) y sus nietos. Que así se hizo hasta diciembre de
1993, fecha a partir de la cual se desvincularon con Funes, quedando la dirección de la sociedad en manos de los
nietos del fundador Que no obstante Mengo desempeñó el cargo de presidente de la firma, la realidad es que las
decisiones estaban en manos de los accionistas, primero de Martha Marín y luego se sumaron los hijos a medida
que iban adquiriendo madurez o entendimiento en los negocios. Que se trataba de una sociedad familiar, aunque
Mengo siempre aconsejaba sobre las operaciones que ellos querían concretar. Que en igual sentido declara
Funes. Que la actuación de Mengo y Funes como directores de Marín y Cía., viene desde su fundación y no está
relacionada a las inversiones que cuestiona el auto apelado. No se trata de personas que hayan asumido cargos
con la finalidad de disimular el supuesto enriquecimiento del ex gobernador.
En segundo lugar, resulta inexacta la afirmación del Juez de que Marín y Cía. era una empresa de casi nula

© Thomson La Ley 15
actividad y un pequeño capital social. Las constancias de la contabilidad, especialmente del libro diario Nº 1,
son demostrativos que la sociedad tuvo como actividad económica con anterioridad a diciembre de 1993 que
generó flujos de dinero propios, producto de las rentas que producían inmuebles urbanos y la venta de
departamentos en los edificios Ramos III y Soledad I. Como ejemplo citan el ingreso equivalente a U$S 15.690
en abril y mayo de 1985 producto de la venta de 2 departamentos. Que todas las inversiones en inmuebles en
que participan Funes y Mengo, contablemente están debidamente calzadas con los correspondientes fondos
necesarios para afrontar el pago del precio respectivo, que, según los casos, provienen de ingresos generados por
la propia sociedad, como son los casos de la venta de inmuebles de Ramos III y Soledad I y la venta del campo
de Montecristo o de aportes de los accionistas. Los precios pagados por los seis inmuebles representan en el
período 1985-1993 la suma de U$S 79.900 (conversión dólar libre a la fecha de cada operación). Esta cifra,
considerada en función del tiempo en que fue aportada por los accionistas y las capacidades económicas de los
mismos -citan la presentación de Eduardo C. Angeloz (h.) quien acreditó fondos propios percibidos en el
Servicio Exterior de la Nación y como concejal de la comuna- no puede significar ni siquiera un
enriquecimiento apreciable de nadie, menos aún del ex gobernador, habida cuenta que nunca fue accionista y
por tanto nunca hizo aportes a la sociedad.
Para mensurar el significado económico de la cifra aludida, la dividen por los 9 años en que fue aportada, lo
que da un resultado de U$S 8.855,55 por año. Que ese dato, así como la falta de pruebas que acrediten que
Angeloz tuvo participación accionaria en la sociedad, despejan toda sospecha de que este último haya
canalizado a través de Marín y Cía. fondos obtenidos ilícitamente en la función pública. Incluso si se admitiese -
lo que niegan- que pudiera ser propietario con su esposa del 40 % del paquete accionario (el 20 %, como bien
ganancial), sus aportes habrían significado la suma de $ 15.940 en 9 años, monto que perfectamente podía o
pudo aportar con dinero que legítimamente cobró en 9 años como gobernador. Pero en cualquier caso -afirman-
sus defendidos no tenían ni la obligación ni la posibilidad de conocer el origen de los fondos que aportaban los
accionistas. El monto de los mismos no podía despertar en ellos la sospecha de que fueran derivados de alguna
actividad ilícita. Que, en tercer lugar, Marín no ha sido una sociedad fantasma. Su contabilidad ha sido llevada
en regla, sus órganos de gobierno funcionaron regularmente durante el período 1984-1993, ha cumplimentado
todas sus obligaciones impositivas y previsionales como lo demuestra el hecho de haber sido inspeccionada por
la D.G.I. sin que se detectaran irregularidades, todas las inversiones se han hecho con dinero de la sociedad, en
el propio provecho de ella y las escrituras se hicieron a nombre de Marín, excepto el campo "Puesto de Luna"
que fue adquirido por Funes por mandato de la sociedad pero que después se puso a nombre de Marín. Esto
demuestra que la empresa nunca fue utilizada para disimular un supuesto enriquecimiento de Angeloz, al menos
hasta 1993 en que sus defendidos desempeñaron cargos en el directorio Destacan el valor probatorio que tienen
los libros de comercio, conforme al código de la materia, valor que el juez no tuvo en cuenta, como también las
declaraciones juradas de impuestos de la sociedad y de su: accionistas, todos los cuales han reflejado
exactamente la realidad de las operaciones cuestionadas. Con respecto a los balances y al valor que se les ha
asignado a los bienes que comprenden las imputaciones a Mengo y Funes, destacan que se ha hecho hincapié en
los valores asignados en los revalúos técnicos, con el fin de hacer aparecer con ello un mayor enriquecimiento
Aclaran que tales revalúos corresponden al ejercicio 1994, vale decir, que sus defendidos no intervinieron en su
confección, que los mismos no reflejan de ninguna manera el monto de los precios pagados en la adquisición de
los bienes, ni tampoco de las mejoras introducidas. Son valores, en cierto modo, antojadizos, porque la ley
impositiva no obliga a las empresas a efectuarlos. Que, por tanto, ambos revalúos (el legal y el: técnico) no
reflejan la realidad de las inversiones hechas por la sociedad. Sostienen que para mensurar e monto de las
inversiones debe tomarse en cuenta el precio que se fijó en los respectivos instrumentos de compra, que fue de $
79.700. Cualquier valor que pueda asignárseles "a posteriori" -o sea- el revalúo técnico legal o venal, no puede
ser tomado para mensurar e monto de las inversiones y del supuesto enriquecimiento, toda vez que esos valores
se modifican en función de otras circunstancias que nada tienen que ver con las inversiones reales. Otro aspecto
criticable es el indicio que se pretende utilizar referido a la composición accionaria en las asambleas de los años
1979 y 1985, en las cuales aparecen Funes y Mengo con e 45% del capital social cada uno y Luna con el 10%
tomándose este dato para afirmar que la presencia dc estas tres personas detentando el total del capital social,
tuvo a partir de 1984 la finalidad de encubrir la: numerosas inversiones realizadas por el ex gobernador y que la
familia Angeloz no apareciera como propietaria de ninguna acción. Esta afirmación no tiene ningún sustento si
se advierte que la única inversión anterior a la asamblea de 1986 -donde ya aparecen lo; miembros de la familia
Angeloz como accionistas- fue la compra de Puesto de Luna, por una suma equivalente a U$S 21.000, y que las
otras inversiones que han sido imputadas a Mengo, comienzan a realizarse a partir de diciembre de 1986,
cuando la familia Angeloz Marín ya aparece ininterrumpidamente como propietaria de las acciones. El indicio
juega el revés, es decir, nada se pretendió ocultar. Que sus defendidos han dado una explicación sobre el porqué
aparecen en esas asambleas detentando las cuotas referidas y no es otra que el carácter netamente familiar de la
sociedad, el tipo de acciones que eran al portador y el sentido práctico que es de uso común en muchas
sociedades. A partir de 1986, a raíz de la exigencia legal de nominativizar las acciones, aparecen como titulares
Martha Marín de Angeloz con el 40 %, Eduardo César Angeloz (h.) y Carlos Angeloz con el 20 % cada uno y
Funes y Mengo (que detentaban las acciones de María Martha Angeloz hasta que cumpliera la mayoría de edad)

© Thomson La Ley 16
aparecen con el 10 % cada uno. Que esos datos constan en los libros de asamblea y demuestran a las claras que
nunca se intentó encubrir a la familia del ex gobernador como dueños de las acciones de la sociedad.
El otro aspecto señalado como indiciario de responsabilidad, es el referido a la amistad entre Angeloz y sus
defendidos, el carácter de socio de Funes (en el estudio jurídico), la vecindad de Mengo y las circunstancias de
que ambos cumplieron funciones públicas en los gobiernos de Angeloz. Que tales circunstancias no tienen la
fuerza indiciaria que les da la resolución, porque la trayectoria de ambos en Marín y Cía. viene desde el año
1967, independientemente de la vinculación que pudiera haber existido con el ex gobernador. Que en virtud de
lo expuesto, entienden que no se ha acreditado la existencia de las contribuciones al hecho principal atribuidas a
Funes y Mengo como personas interpuestas del ex gobernador Angeloz con la finalidad de disimular un
enriquecimiento ilícito suyo a través de la empresa Marín y Cía.
Situación de Félix Augusto Funes: se le atribuye haber intervenido personalmente en la adquisición del
campo "Puesto de Luna", de 1049 has. 652m2, ubicado en Pedanía Aguada del Monte, Departamento
Sobremonte, comprado el 19/11/84, por la suma de A 4.000.000 (equivalente a U$S 21.000) y escriturado a
favor de Marín y Cía. -representada por Carlos Angeloz- el 29 de marzo de 1995. Al adquirirlo Funes expresó
que lo hacía para la sociedad, cumpliendo obligaciones asumidas. En su indagatoria, negó terminantemente
haber actuado como testaferro del ex gobernador, aclarando que fue comprado para Marín y con dinero de la
sociedad, todo lo cual consta en los libros de ésta, y que la firma tomó posesión inmediata, pagó los impuestos,
cargas sociales, sueldos, etc. Explica en forma satisfactoria por qué hizo la operación a título personal: que con
anterioridad a la compra, Marín había hecho algunas gestiones para adquirir el inmueble, por el que se pedía un
precio excesivo, superior a los valores de plaza, razón por la cual hizo un ofrecimiento de compra y modalidad
de pago a título personal, y por un monto 20% menor al que se pedía, el que fue aceptado unos dos meses
después.
Que su intención fue escriturar de inmediato, pero un problema en los títulos le llevó a la escribana más de 3
años para anotar la venta, siendo necesario la confección de nuevos planos que fueron realizados en 1993,
sirviendo de base para efectuar la división de condominio con el ingeniero Oscar A. Loza. Que la posición
exculpatoria de Funes no está desvirtuada por prueba alguna. Que si bien se ha omitido recibir pruebas
pertinentes como sería el testimonio de la escribana actuante y un informe del Registro General de la Propiedad,
las constancias contables de la firma Marín corroboran sus dichos, habida cuenta que la compra se asentó en el
libro de actas del directorio (también consta que la empresa pagó a partir de 1985 una serie de gastos como ser
impuestos, sueldos electrificación, etc.). O sea que la posesión siempre fue detentada por la sociedad, lo que
despeja la sospecha de que la intervención de Funes tuvo por objeto encubrir al verdadero dueño.
Por otra parte, en las declaraciones juradas prestadas como funcionario público (director de Dipas), y en su
declaración de impuestos, Funes no incluyó a Puesto de Luna como perteneciente a su patrimonio. De todo ello
surge en forma inequívoca que Funes en ningún momento intentó atribuirse la propiedad del campo con la
finalidad de encubrir a su verdadero dueño. Tan es así que el 29 de marzo de 1995 lo transfirió por escritura
pública a Marín, justificando la demora en las razones expuestas. Lo señalado constituye prueba esclarecedora
de que Funes nunca actuó como testaferro. Además, es la primera inversión que realizó Marín y Cía. después de
la asunción de Angeloz como gobernador de Córdoba, en diciembre de 1983, y su precio es una cifra moderada,
que perfectamente pudieron aportarla los accionistas y de ningún modo podía despertar la sospecha de que
proviniera de un enriquecimiento ilícito del ex gobernador (reiteran que la vinculación de Funes con Marín se
remonta al año 1967 y que la misma estuvo cimentada en la amistad y confianza con el fundador Miguel Marín
y no con el gobernador). Esta inversión, moderada, aparece totalmente aislada de los posteriores
emprendimientos que se le atribuyen al ex gobernador y, por tanto, nunca pudo representar una contribución a
un objetivo común (disimular un supuesto enriquecimiento apreciable de Angeloz). Por lo expuesto, juzgan que
no están acreditadas la participación y culpabilidad atribuida a Funes. Solicitan su sobreseimiento (Art. 350, inc.
1º -segundo supuesto- Cód. Procesal Penal). Situación de José Alfredo Mengo: se le atribuye haber intervenido
en representación de Marín en las adquisiciones del Departamento del Edificio Belvedere (U$S 41.230), boleto
del 9/12/86; del campo de Montecristo (U$S 55.000), boleto del 13/12/83 y escritura del 29/9/1987, del campo
"Las Islas" (U$S 5450), escritura del 29/4/88; del campo "Las Chilcas" (U$S 2710), escritura del 30/1 /1989;
del campo "Sevira y Oncán' (U$S 3745), el 9/1/90 y del campo "Cachi Yaco" (U$S 5645), el 29/6/1990).
Que en orden a la existencia del hecho, niegan que deba incluirse el campo de Montecristo durante el tiempo
de la gestión de Angeloz como gobernador de Córdoba, por cuanto surge en forma inequívoca de la declaración
de Mengo que el interés de Marín y Cía. en dicho campo, surgió en marzo de 1983, materializándose a través de
una oferta de compra, cuyo tratamiento consta en las actas de la sociedad vendedora, concretándose la firma del
boleto el 13 de diciembre de 1983, vale decir, en el mismo momento en que se produjo la asunción de Angeloz
como gobernador (primer período), lo que despeja cualquier sospecha de que el dinero pudiese provenir de un
enriquecimiento ilícito del gobernador. En segundo lugar, el monto total de las inversiones en que interviene
Mengo, dejando de lado el campo de Montecristo por las razones expuestas, asciende a la suma de U$S 58.700,
que fueron invertidos por la sociedad entre diciembre de 1986 y junio de 1990, vale decir, en un lapso de 3 años
y 7 meses, lo que equivale a un promedio de U$S 16.771,42 por año. Estas cifras de ninguna manera podían

© Thomson La Ley 17
representar un enriquecimiento apreciable de nadie. Debe tenerse en cuenta, además, que las cuatro fracciones
de campo aledañas a Puesto de Luna, que representaron juntas una inversión de poco más de U$S 17.000, se
compraron para hacer una explotación conjunta, conformando un solo establecimiento de 2700 has. en una zona
muy pobre y donde la unidad económica está calculada en más de 1000 has.
En tercer lugar, consideran que deben refutar la apreciación del auto apelado en cuanto expresa que la
integración societaria era una ficción que desde 1984 fue aprovechada para que el apellido Angeloz no
apareciera en las inversiones que se concretarían a través de la sociedad, manifestando que las adquisiciones
bajo examen, fueron efectuadas entre diciembre de 1986 y junio de 1990, vale decir, durante el período en que
aparecen como accionistas los integrantes de la familia del ex gobernador (lo cual ocurrió, como ya se dijo, en la
asamblea de 1986). Que impugnan subsidiariamente la participación culpable que se le atribuye a Mengo en el
supuesto enriquecimiento ilícito del ex gobernador, por considerar que no se han probado ni el hecho común ni
la convergencia intencional que presupone la participación necesaria atribuida. Que la posición exculpatoria de
Mengo no ha sido desvirtuada por prueba directa ni indirecta. Las operaciones que se le atribuyen fueron
realizadas en su calidad de presidente del directorio y en representación de la sociedad, con dinero de la misma
y consta en los libros de la empresa. No hay ninguna prueba que demuestre que el dinero provino del
gobernador sino todo lo contrario porque los fondos están contabilizados como aportes de los accionistas, entre
los que no estaba Angeloz sino su esposa e hijos. La convergencia intencional no puede presumirse, sino que
debe ser probada. La supuesta vinculación de Mengo con Angeloz, que se habría traducido en vecindad, amistad
y el hecho de haber ocupado cargos públicos en la administración de Angeloz, no es indicio bastante para probar
la convergencia intencional. Además, la supuesta participación de Mengo se habría concretado en actos
jurídicos perfectamente lícitos y dentro del marco de sus atribuciones y deberes que nacían de los estatutos y de
la ley. Por otro lado, el escaso monto de las inversiones en el lapso de 3 años y medio, nunca pudo hacerle
sospechar que esos fondos aportados por los accionistas pudieron provenir de un enriquecimiento ilícito del ex
gobernador. Tampoco es indicio suficiente el hecho -admitido por Mengo- de que no cobraba honorarios como
director de la sociedad. Ello se explica, según dichos del imputado en la entrañable amistad que tuvo con el
fundador de la sociedad, Miguel Marín y en el escaso trabajo que le demandaba su función de director, teniendo
en cuenta que ésta siguió siendo una sociedad familiar de propiedad de los descendientes de aquél y que la
administración del establecimiento rural Puesto de Luna siempre estuvo a cargo de Carlos Angeloz como éste
reconoce en su declaración. Que, en conclusión, no se han acreditado, con el grado de probabilidad exigido, los
presupuestos de la participación criminal de Funes y Mengo en el presunto enriquecimiento ilícito del ex
gobernador, vale decir, la comunidad de hecho y la convergencia intencional. Citan a Vázquez Iruzubieta "el
prestanombre debe conocer perfectamente el papel que desempeña dentro de la negociación". Aquí ese
conocimiento no está probado. Los indicios de que se vale la resolución (amistad, vecindad o derivadas del
ejercicio de la función pública) no son tales, en cambio no se toman en cuenta otros datos relevantes como ser el
escaso monto de las inversiones y el lapso en que fueron realizadas, demostrativos de un flujo totalmente
normal para el tipo de sociedad, que los aportes han sido hechos por los accionistas quienes tenían capacidad
económica para ello y que las mismas aparecen desconectadas de otros emprendimiento os realizados
posteriormente por Marín -después de 1993- en los que nada tuvieron que ver Funes y Mengo. Todo esto es
revelador de la falta de dolo.
Por ello requieren la revocación del auto apelado. Finalmente exponen el último punto de agravio referido a
la calificación jurídica aplicada: dicen que la doctrina se divide en relación a I a figura del testaferro. Un sector
la considera una forma autónoma de delincuencia (Creus, Gavier). El otro una forma de complicidad primaria
(Núñez y Fontán Balestra, a la que adhiere el auto apelado). Según sea la posición que se tome, distinta será la
solución para el caso, porque en el primer supuesto (figura autónoma), con respecto a su defendido Funes, ha
transcurrido el tiempo para que se opere la prescripción (art. 62, inc. 2º, Cód. Penal), (en el caso de Funes en
noviembre de 1984). En cambio si se considera que es una forma de complicidad primaria, el término de
prescripción estaría suspendido para el autor y los cómplices mientras Angeloz permaneció en sus funciones
(art. 67, parte 2º Cód. Penal). En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que al momento del requerimiento que
se le formuló al ex-gobernador en diciembre de 1995, Funes ya había transferido el campo a su auténtico dueño,
esto es, a Marín y Cía., es decir, ya no revestía la condición de persona interpuesta. El otro elemento objetivo
que no está presente en este caso, aún considerando que el campo hubiese ingresado al patrimonio de Funes, es
el enriquecimiento patrimonial apreciable de la persona interpuesta, como lo exige el art. 268, inc, 2°, Cód.
Penal, habida cuenta que el precio de compra de "Puesto de Luna' tan solo alcanzó a esa fecha la suma de U$S
21.000. Que respecto de Mengo, tampoco su conducta reúne los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal,
porque siempre actuó como representante legal de Marín, por ser su presidente y en virtud de los poderes que le
conferían los estatutos y la ley, y porque nunca actuó con intención de disimular el probable enriquecimiento del
ex gobernador. Y si se consideran los montos de las inversiones (U$S 58.700), nunca pueden significar un
enriquecimiento apreciable.
Situación de Luis E. Escudero: se lo considera personero en la supuesta adquisición de la razón social
Radiodifusora Mediterránea SRL (LV2). Que Escudero en su indagatoria ha negado el cargo. Que la prueba no

© Thomson La Ley 18
ha desvirtuado esa negativa. Que la secuencia de los hechos fue así: 1. el 23/8/90, Gaido y Valsecchi adquieren
el 60% del paquete accionario a sus titulares Gustavo Viramonte Otero, Enrique Nores Bodereau y Martín
Rodríguez Brizuela, mediante un contrato de promesa de cesión, por $ 50.000, pagados en dicho acto. 2. El
14/1/91, Gaido y Valsechi adquieren el 40% restante a su titular Enrique Finochietti, mediante otro contrato de
promesa de cesión, por la suma de $ 320.000 pagaderos de la siguiente manera: $ 10.000 pagaderos en ese acto
en carácter de seña ya cuenta de precio; $ 150.000 pagaderos el 1/3/91, seis cuotas iguales y consecutivas de $
22.857 a partir de abril de 1991, el 60% de las cuotas sociales de Establecimientos Gráficos Biffignandi SRL y
espacios de publicidad en la radio. 3. El 23/4/91, Valsechi cede a Escudero sus cuotas sociales adquiridas en las
dos operaciones anteriores que representaban el 50 % del total, al precio de U$S 30.000. Después, oficialmente,
se llevaron a cabo las cesiones: el 23/6/93 firman Finochetti y Boixadós y el 28/6/93 firman Viramonte Otero,
Nores y Rodríguez Brizuela. De esta manera Gaido y Escudero quedaron propietarios de Radiodifusora
Mediterránea en un 50% cada uno. Posteriormente, después de casi 2 años y 5 meses, Escudero vendió a Gaido
y su esposa sus cuotas sociales, desvinculándose de la firma, por la suma de $ 180.000. Que estas operaciones
fueron realizadas conforme a las leyesen vigencia. Pese a la claridad de lo expuesto, el auto apelado afirma que
la operación no reflejaría la verdad y que el verdadero adquirente sería Angeloz. Para ello analiza tres
elementos: irregularidades en los instrumentos de cesión, en las vinculaciones personales de Angeloz y en los
testimonios que se receptaron sobre el tema.
a) Irregularidades: el juez sostiene que los actos dubitados fueron realizados para regularla situación ante el
Comfer. Dicen los defensores: solo quien no está al tanto de este tipo de negocios, puede ignorar que en la
mayoría de los casos, cuando se adquieren bienes o derechos registrables, el procedimiento más común es su
adquisición por promesa de venta y después realizar la transferencia definitiva ante el registro respectivo. Esto
no tiene nada de irregular y no solo no está prohibido sino que está permitido por las leyes civiles, toda vez que
las promesas de venta son contratos que crean, modifican y extinguen obligaciones, aunque no sean los
instrumentos definitivamente viables. Nadie puede negarles su valor jurídico, aunque más no sea como
obligaciones de hacer. Es el pan de todos los días. Ver estos convenios como irregulares es un contrasentido
jurídico. Basta ver el contenido de los contratos de transferencia definitivos, donde son citados, para advertir
que si fueran "irregulares" tendrían que haber sido rechazados por el Comfer.
b) El juez también anota como "irregularidad" que en la formalización de la transferencia de Viramonte y
otros a Gaido y Escudero del 28/6/93, solamente las firmas de los cedentes fueron certificadas por el escribano
actuante, en cambio la de los compradores no, aunque luego fueron certificadas en hoja separada y a los fines de
ratificarles. La conclusión del auto, amén de ser irrelevante, desconoce que esa instrumentación ha sido
realizada conforme a derecho por lo que no puede afirmarse que haya sido irregular. Que un acto jurídico sea
firmado en distintos momentos, es una moneda común en operaciones civiles o comerciales. En el Derecho civil
argentino, al contrario de otras legislaciones, los contratos no exigen formas especiales o solemnes y pueden
hacerse de las más diversas modalidades y variantes, pueden ser firmadas en distintos momentos y lugares. La
única limitación es que no pueden afectar ni derogar leyes. Lo importante es que revelen manifestaciones de
voluntad destinadas a crear, modificar o extinguir obligaciones (arts. 944, 974 y 1167 y sigtes., Cód. Civil).
c) También considera como irregular la transferencia del 23/6/93 de Finochietti y Boixadós a Gaido y
Escudero porque no fue firmada por los adquirentes sino sólo por los cedentes, a quienes se les certificó la firma
por acta notarial, aunque posteriormente, con fecha 28/9/93, en hojas separadas, se hizo certificar las firmas por
ante una escribana ratificando la cesión, sin reparar que el convenio no había sido firmado por los nombrados.
Estamos -dicen los defensores- ante el mismo caso. El acto no es irregular por las razones apuntadas, ni aún en
el caso de que el contrato no hubiese sido firmado por los cesionarios, porque la ratificación posterior es tan
válida como la que fue puesta en la fecha del contrato (aquí citan jurisprudencia). Hay que advertir, agregan,
que el instrumento a que se refiere el a quo fue acompañado por Gaido y se encuentra en la carpeta de pruebas
Nº 52, es decir, era la propia copia de Gaido que no necesariamente debe estar firmada por las partes, según la
disposición del art. 1013 del Cód. Civil. "Cuando el instrumento privado se hubiese hecho en varios ejemplares,
no es necesario que la firma de todas las partes se encuentre en cada uno de los originales, basta que cada uno de
éstos, que esté en poder de una de las partes, lleve la firma de la otra".
d) Por último, cita como irregularidad que los convenios iniciales de transferencia de las cuotas de los dos
grupos, fueron a favor de Gaido y Valsechi, pero que éste cedió su parte a Escudero. Se preguntan ten qué
radica la irregularidad, si está permitido por la ley?
Vinculaciones y solvencia: basado en una serie de circunstancias, el a quo pone de resalto la vinculación
existente entre Escudero y Angeloz, la cual por otra parte no ha sido negada. Hace hincapié en la situación de
vecindad de los estudios porque están en el mismo edificio. Esta no es una razón seria para demostrar la
vinculación y en realidad sólo tiene el efecto de abultar la lista de "pruebas". Alude también al hecho de haber
desempeñado cargos públicos Escudero durante el gobierno de Angeloz. Esta circunstancia -que no fue negada-,
dista mucho de acreditar directa o indirectamente que en los sucesos bajo examen, Escudero haya actuado como
testaferro de Angeloz, porque la reglas de la experiencia demuestran que quien busca realizar un acto simulado,
utiliza una persona que no tenga vinculación o relación tan conocida como la que tenía Escudero y que, para

© Thomson La Ley 19
colmo, ostentaba un cargo de alta jerarquía en la Administración. También hace hincapié en que el Contador
Escudero estaba vinculado con distintas firmas cuyos titulares son algunos de los coimputados que se los acusa
de ser personeros de Angeloz. La relación de Escudero con ellos es estrictamente profesional. De ello no puede
surgir ningún indicio de participación en ellas, ni tampoco que Escudero conociese que dichas firmas
pertenecieran a Angeloz. No será la primera vez que un contador lleve la contabilidad o asesore a diversos
clientes que tengan entre sí alguna relación. La relación nace independientemente con cada una de las firmas por
gestión profesional, lo cual es absolutamente normal. Por último y refiriéndose a su solvencia -que no se le
conoce fortuna a Escudero- es una mera afirmación sin respaldo probatorio. De las propias declaraciones de
Escudero surge lo contrario. Escudero, además de ejercer su profesión, se dedicaba también al comercio, siendo
dueño de la conocida "Confitería Cumbre SRL" de Avda. Vélez Sársfield. Que todas sus actividades le dieron
suficiente capital para realizar la inversión bajo análisis, que, si bien era riesgosa, no demandaba un gran capital,
porque el precio que pagó fue de U$S 30.000 (que en relación a sus bienes era perfectamente accesible). El
precio de la operación también demanda consideración, por cuanto la situación de LV2 era bastante
comprometida por las deudas y los conflictos entre los socios, a punto tal que la habían desgastado y estaba a
punto de producirse un serio quebranto. Situaciones como ésta, suelen ser un gran atractivo para los hombres de
negocios, porque, sin arriesgar ningún capital de importancia en los inicios, lo que resta hacer es poner trabajo y
habilidad para robustecer el negocio, de manera que pueda subsistir por sí e, inclusive, pagar el resto del precio
y de las obligaciones. Fue en este caso que Gaido vio la posibilidad de hacerse de una empresa que, según su
punto de vista, podría revertir con una buena política empresaria. Más, teniendo en cuenta su experiencia en los
medios periodísticos fundamentalmente radiales (había sido director de Radio Nacional Córdoba). A Escudero
le sedujo la idea, ya que cuando se vio ante la posibilidad de que Valsecchi le cediera sus cuotas, aceptó hacer la
inversión, asumiendo los avales personales de la deuda y correr los riesgos que implicaba una operación de este
tipo, confiando en que la dirección y administración de Gaido tenía muchas chances de ser exitosa, ya que
conocía su capacidad. A su vez, Escudero también estaba capacitado para avizorar el éxito de la empresa y para
controlar que así fuera, ya que, aparte de su práctica profesional era comerciante y había tenido experiencia
como presidente de la Comisión de Vigilancia de los servicios de Radio y Televisión de la Universidad de
Córdoba. Para ello, no necesitaba ser rico o de fortuna, sino tener ese dinero (fruto de sus ahorros) y de eso dan
cuenta sus declaraciones juradas antela DGI (carpeta de prueba Nº 21, declaraciones juradas a las ganancias
cuanto a los bienes personales también llamado impuesto a la riqueza). No empece esta conclusión la
manifestación de Garriga en el sentido de que Escudero no fue contribuyente en los ejercicios 1989/90. En
efecto, dichas declaraciones juradas, evidencian un quebranto en esos años, pero un quebranto impositivo y no
comercial, debido al mecanismo de ajustar la distorsión monetaria que preveía la ley de ganancias vigente en
esa época. En virtud de ello, en esa época se podían producir utilidades o quebrantos impositivos. En este caso,
en ambos años, la actividad comercial produjo utilidades comerciales que no tuvieron reflejo en el pago del
impuesto a las ganancias, por cuanto el ajuste por inflación arrojó quebranto impositivo, aún cuando el activo
fue mayor que el pasivo, es decir, hubo utilidades comerciales que a valor dólar representaban poco más de U$S
10.000 y U$S 13.000, respectivamente. Este tipo de situaciones cambió por la ley de convertibilidad, que anuló
el procedimiento de ajuste por inflación. Si se analizan las declaraciones juradas de ganancias en los períodos
1991/93, se podrá advertir una percepción de utilidades. Pero, lo curioso es que el auto no analice también las
dos actividades que desarrollaba Escudero: la profesional y la comercial. Ni las declaraciones juradas respecto
al impuesto a los bienes personales que se encuentran en la mencionada carpeta y que dan cuenta de las varias
propiedades inmuebles y muebles que tenía y tributaba Escudero y cuyo origen venía de tiempo atrás. Es
curioso también que el asesor del fuero penal económico, en su testimonial, omita la consideración y análisis de
estas últimas declaraciones juradas, por cuanto se le requirió que lo hiciera sobre todas y no sólo las de
ganancias. Si el juez y Garriga hubieran analizado todas las declaraciones juradas, el auto no podría haber
llegado a la conclusión de que Escudero carecía de fortuna, que es uno de los elementos en los cuales se basa
para afirmar que la inversión en LV2 no podía ser de él, a menos que Garriga y el juez hayan creído que los
valores correspondientes a las declaraciones de ganancias del año 91 y que se refieren al rubro inmuebles $ 0,05
ó $ 480 sean los valores reales de todas las propiedades, ignorando que en las declaraciones de Ganancias se
deben consignar los valores de origen de la adquisición de las propiedades y no el valor actualizado, en un todo
conforme con la resolución general de la DGI 2527 del 27/2/85 y publicado en el B.O. del 1/3/85 sobre normas
devaluación patrimonial. Asimismo, referido a las declaraciones juradas de bienes personales, los valores que se
incluyen son los fiscales y no los de mercado a los fines impositivos. Además, la capacidad económica de
Escudero se compadece con la circunstancia de haber sido aceptados sus avales personales por las deudas
contraídas con motivo de las cesiones de las cuotas sociales de Radiodifusora Mediterránea. Es imposible
concebir que hombres de negocios y profesionales (algunos abogados) como Viramonte Otero, Nores Bodereau,
Rodríguez Brizuela, Finochietti y Boixadós hayan aceptado el aval de Escudero sin haber hecho constatar antes
su solvencia a través de su estado patrimonial y su actividad empresaria y profesional, aunque alguno niegue
haberlo conocido personalmente. Otra prueba más de la solvencia del contador Escudero lo demuestran los
contratos de cesión y los arreglos extrajudiciales (convenio de honorarios del 19/8/92, carpeta de prueba 52) con
el estudio de Martínez Crespo, en los cuales asumió obligaciones personales aceptadas por las contrapartes, lo

© Thomson La Ley 20
que implica un reconocimiento de su solvencia económica. Si bien en la cláusula 2ª punto a) se aclara que el
acuerdo no representa una cesión de derechos, por lo que los deudores originarios siguen siendo los principales
obligados al pago de los honorarios (cláusula común en este tipo de convenios), no es menos cierto que en el
siguiente punto, los integrantes del estudio Martínez Crespo permiten levantar los embargos trabados sobre
bienes, derechos, cuotas sociales, muebles e inmuebles de Viramonte, Nores y Rodríguez Brizuela, lo que
implica en la práctica que la garantía del crédito se asienta sobre los bienes de Gaido y Escudero. Se llega así a
la conclusión de que Escudero podía hacer frente a su inversión. A continuación dedican un capítulo destinado a
demostrar que todo lo señalado no se puede confrontar con las testimoniales de Finochietti, de la esposa de éste,
de Rodríguez de la Puente y de Guillermo Rodríguez. Respecto del primero dicen que correctamente evaluados
sus dichos, la idea central que domina toda la declaración es que el interés puesto por Angeloz en la radio era
político y no económico y que los fondos para adquirirla provenían de los amigos de sus hijos que querían
ayudarlo políticamente; que podrá reprocharse ética, funcional o políticamente esta actitud de Angeloz, pero
nunca configurar un hecho delictivo. Respecto de la segunda y tercera, ambas están contradichas por la prueba
documental incorporada. Hay imprecisión en la estructura y secuencia (falta de coincidencia temporal de las
negociaciones para la compra de las cuotas a Finochietti y de los tres primeros pagos del precio, se hace
referencia al nombre de Escudero como sustituto de Valsecchi en la firma de la cesión, supuestamente en el
Hospital Privado, cuando en la realidad el primero compró recién en abril de 1991, después de la firma de la
promesa de venta Finochietti-Gaido y Valsecchi (enero/91). La promesa de venta señalada, inclusive, se realizó
y firmó antes del accidente de Finochietti que fue en febrero. Y la supuesta participación de Pompas, no se
demuestra que representó a Angeloz, sino que, en todo caso, a la radio). Respecto del último (Guillermo
Rodríguez), la primera parte -que la radio la habría adquirido Angeloz- es invalorable porque se funda en
"chismes", y la segunda, referida al juicio laboral contra la radio, tampoco prueba que Angeloz haya adquirido
la radio, toda vez que, como ya se dijo, el interés de Angeloz era político, ayudar, inclusive interviniendo
directamente, a gente no opositora a su gobierno, para que la adquiriera. Pero, de todas maneras, la prueba
señalada no afecta a Escudero, porque los tiempos de los relatos no coinciden con la intervención de Escudero,
toda vez que la adquisición de éste se produjo recién en abril de 1991, lo que revela que fue totalmente ajeno al
proceso de negociaciones y, por tanto, desconocedor de ellas. No hay ninguna prueba que lo conecte con las
primeras negociaciones con el grupo Viramonte y el grupo Finochietti. Viene a continuación el juicio del Banco
de la Provincia de Córdoba: En la resolución apelada se vincula la transferencia de las cuotas de Viramonte,
Nores y Rodríguez Brizuela, con el resultado del juicio "Banco de la Provincia de Córdoba c. Radiodifusora
Mediterránea S.R.L. y otros ejecutivo", que había sido ganado en primera instancia por el banco, pero, la
cámara de apelaciones lo revocó por mayoría, con lo que se obtuvo el triunfo procesal de los demandados al
rechazarse la demanda ejecutiva por la inhabilidad del título base de la acción, lo que provocó que el apoderado
del Banco interpusiera un recurso de revisión y extraordinario antela Corte Suprema de justicia de la Nación.
Que el auto tachó de "curiosa" la actitud del Banco de llegar aun arreglo extrajudicial, presentándose al
Tribunal, juntamente con Viramonte y antes de la expresión de agravios de los demandados, a solicitar con
fecha 5/4/91 la suspensión de los términos procesales y, después el mentado arreglo. Sostienen que la secuencia
de los hechos es absolutamente normal y legal dentro del Derecho privado, toda vez que ambas partes se
encuentran en igualdad procesal y sujetas a las contingencias propias de cualquier pleito. Que es frecuente llegar
a soluciones transaccionales para asegurar, cada parte, las ventajas más convenientes frente a resultados que les
pudiesen ser adversos. Esto no debe despertar curiosidad ni llamar la atención a quienes conocen el escenario
litigioso. Mas: dada la situación procesal concreta, en que el Banco era perdidoso en última instancia, es decir,
tenía una sentencia adversa sólo tenía la expectativa de revertir la situación mediante recursos extraordinarios
que normalmente resultan harto difíciles (la estadística así lo demuestra). El arreglo era atinado. Se evitaban
riesgos y daños futuros (que en alguna manera lo reconoce el propio juez a folio 374 del auto y el dictamen del
apoderado ,del directorio, Pagliari en expediente N° 12.471). Que no hay duda que, frente a la situación
económica de la radio y sus avalistas, que detentaba cuantiosas deudas por honorarios originados por las
situaciones conflictivas de los ex-socios, el banco estaba en situación de mayor riesgo, toda vez que, aún en caso
de revertirse su adversa situación, podían no cobrar sus pretendidas acreencias si la radio se presentaba en
concurso o quiebra. La circunstancia de que el directorio haya resuelto llegar al acuerdo en contra de la opinión
de sus asesores jurídicos que veían con optimismo un triunfo final, no es rara. Si bien se explica el optimismo de
los asesores, privó el criterio de seguridad, toda vez que aún cuando aquéllos hubiesen triunfado, era muy
posible que sólo sirviese para satisfacción profesional de los abogados, pero con el resultado final de no poder
cobrar el crédito. Que el objetivo prevaleciente debe ser cobrar, no sólo ganar el pleito. Que la historia le dio la
razón al directorio, porque pudo recuperar los fondos que pretendía cobrar, a pesar de la no constitución de
garantías que exigía el acuerdo, las cuales devinieron en irrelevantes, habida cuenta de que no hubo perjuicio.
Que, además, deben señalar que el contador Escudero compró la parte cuando todo este proceso había
madurado, ya que las partes se presentaron a interrumpir los plazos procesales para el arreglo el 5/4/91, para
posteriormente concretarlo el 19/7/91. Que esto se hizo con la intervención de Viramonte (original avalista), el
apoderado del Banco y Gaido como director de la radio, que actuó, evidentemente, por ser representante de los
cesionarios, toda vez que Escudero había adquirido su parte permitiendo (porque así le convenía) que Gaido sea

© Thomson La Ley 21
quien ejerciera la administración que en forma dura pero exitosa estaba llevando a cabo. Que las sospechas
vertidas sobre el asunto en el auto apelado cuando afirma que las partes se presentaron mediante un escrito, sin
acompañar el expediente judicial y que el escrito fue firmado por Gaido que no era parte, demuestra un
desconocimiento absoluto de la práctica judicial civil, ya que son situaciones corrientes. Además, la firma de
Gaido, aunque no era parte, no sólo tenía el propósito de hacer saber que un tercero que había adquirido cuotas
sociales a quien representaba (Escudero) consentía el arreglo sino que era necesaria para obligarlo. Lo irregular
hubiese sido que Gaido no firmara. De otro costado, sostienen, nadie se puede enriquecer adquiriendo una
empresa con tantas deudas y, en sus comienzos deficitaria, es decir, con un patrimonio negativo. Además, la
simple conjetura de que el arreglo extrajudicial fue el resultado de influencias del ex gobernador, carece de
lógica suficiente para un juicio de probabilidad sobre la propiedad de la radio. Por último, el auto parece darle el
carácter de indicio al hecho de que, no habiéndose efectivizado las garantías reales o personales que figuraban
en el convenio, no se diese por decaído el arreglo retrotrayendo las obligaciones a su origen, dejándose todo en
manos de la superioridad. Se está desconociendo una vez más la práctica en materia civil en ejecución de estos
acuerdos y en la discrecionalidad que tienen los representantes de las partes para decidir sobre cómo actuar en
determinadas circunstancias. No hay que olvidar que los deudores iban pagando con regularidad todas las cuotas
pactadas y lo hicieron hasta el pago definitivo en noviembre de 1993. Si el acuerdo se realizó en julio de 1991,
el pago de la última cuota se hizo en aquél mes y año, o sea a los 30 meses pactados. Remiten al expediente Nº
12.471. Si hubiera habido un retraso de días y no se constituyeron garantías ¿convenía al Banco dar por decaído
el arreglo?. El juez no aclara qué beneficio hubiese sacado el banco con ello o, qué perjuicio produjo. Por otra
parte no se alcanza a comprender qué valor probatorio confiere el juez a los informes notariales de fs. 400 y 412
donde figura la leyenda "no interferir", cuando restaba pagar tres y una cuota, respectivamente, para saldar la
deuda, cuyo último monto no era mayor a $ 10.000.
Tratan a continuación el supuesto precio vil: el auto se vale del precio de la cesión, para deducir que el
monto es irrisorio y que es mayor el monto de la cesión del grupo Finochietti (40%), a pesar de que era menor
que la del grupo Viramonte (60%). Que el auto incurre en contradicción, porque expresa que el vil precio
pactado con Viramonte, se vincula en realidad con la cláusula cuarta del convenio en donde los adquirentes
declaran conocer las deudas de la radio referida a los distintos juicios que padecía, tanto de carácter societario
como con referencia a terceros acreedores y se hacen cargo de las mismas. Esto demuestra fehacientemente que
el precio no fue irrisorio ni vil. Se estaba comprando una empresa técnicamente en quiebra e, inclusive, se había
perdido en la misma el "afectio societatis", tema éste último revelador de un verdadero cáncer en cualquier
empresa (todo reconocido testimonial y documentalmente en autos donde se denuncian juicios entre los socios,
de los socios contra la sociedad, etc.). Por lo dicho, el precio no puede ser considerado indicio de ninguna
simulación. La prueba corrobora que el precio de Viramonte consistía en un precio determinado: U$S 50.000 y
un precio indeterminado, mucho mayor, que era lo que tenían que pagar los cesionarios por obligaciones
personales y de la radio. Por otra parte, los imputados Gaido y Escudero, son contestes en afirmar que, fuera de
la entrega inicial pagada al firmarse las promesas de venta (U$S 50.000 al grupo Viramonte y U$S 10.000 al
grupo Finochietti), todos los otros importes, tanto el saldo de los precios determinados como los
indeterminados, los importes por intereses o multas o indemnizaciones, fueron pagados con las utilidades
retiradas por los nuevos adquirentes y por la propia S.R.L. Lejos de contradecir estas afirmaciones, las propias
constancias documentales arrimadas por Gaido al momento de su declaración, los libros de la sociedad acreditan
el retiro de utilidades y los pagos realizados a los acreedores. El auto apelado no ha tenido en cuenta toda esta
documentación de la contabilidad de la empresa. Ni siquiera la evaluó. Omisión incomprensible. Otro elemento
que el juez no ha valorado fue las declaraciones juradas de ganancias de Escudero, en el período que
permaneció en la S.R.L. (casi 2 años y medio), durante el cual) con el nuevo régimen impositivo, tuvo que paga
sumas importantes en concepto de impuesto a las ganancias, basadas primordialmente en las utilidades de la
radio, impuesto que también fue pagado con las utilidades de la misma. Si el juez se hubiera fijado en la
contabilidad de la empresa en esos períodos hubiera comprobado la realidad de todo lo expuesto y no hubiera
podido llegar a la afirmación de quo Escudero no tenía fortuna. Una pericial lo hubiera demostrado, pero
prefirió obviarla y sustituirla por apreciaciones genéricas, superficiales y erróneas fruto de haber utilizado
inadecuadamente el instrumento probatorio de la testimonial, que por la fecha de recepción las partes no
pudieron controlar. Más todavía: su resistencia a realizar pericias lo llevó a citar al contador Garriga, casi al
final de la Instrucción, para averiguar si era necesaria la realización de una pericia para analizar las distintas
cuestiones referentes a la situación patrimonial, de ingresos, egresos, etc., de las distintas personas físicas o
ideales en juego en este proceso, a lo que el testigo contestó, sin fundamento, negativamente. Esta actitud,
además de ser reprochable procesalmente porque delegó en un extraño -aunque perteneciente al "staff" de los
asesores del fuero penal económico- una decisión que sólo él podía tomar. Que por todo lo expuesto, el auto no
ha probado que haya existido un enriquecimiento ilícito de Eduardo Angeloz disimulado a través de los
cesionarios de Radiodifusora Mediterránea S.R.L. Incluso, está demostrado en grado de certeza que la S.R.L.
fue adquirida por los que figuran en los instrumentos de cesiones. Que, por ello, corresponde revocar el auto de
elevación a juicio y dictar el sobreseimiento del contador Escudero, en virtud de lo dispuesto por el art. 350, inc.
1º, supuesto 1°, para el caso de que se considere que el tipo delictivo tenga como acción típica el

© Thomson La Ley 22
enriquecimiento ilícito (Fontán Balestra) o que ésta sea una de las acciones típicas del tipo complejo (Núñez) o
porque no ha habido enriquecimiento disimulado por interpósita persona como figura autónoma (Laje Anaya-
Gavier, Creus); o en el inc. 2º, en el caso que se considere que la acción típica es no justificar, porque faltaría al
tipo único, un elemento presupuesto: el enriquecimiento (Soler y Lascano).
A continuación dedican un capítulo a la falta de participación culpable: sostienen que aún poniéndose en la
hipótesis de que Angeloz se haya valido de algunos de los acusados para disimular su enriquecimiento, de
ninguna manera se encuentra descripto cuál ha sido la conexión subjetiva entre la conducta de Escudero con la
de Angeloz, Gaido o Valsecchi. En su indagatoria, Escudero ha dicho expresamente cuales fueron los motivos
por los cuales compró las cuotas partes a Valsecchi y porqué y cómo se las vendió a Gaido-Gigli. Afirmó que
desconoce completamente la supuesta operación en la que Angeloz habría comprado parte de las cuotas en el
año 1990 y el supuesto ofrecimiento de Angeloz a Finochietti. Lo que sí conocía, pero por comentarios de
Valsechi en oportunidad de su compra, era que se había adquirido, con anterioridad al grupo Viramonte y
Finochietti, el 100 %, pero que había que hacerse cargo de las deudas societarias y de las cuotas del último de
los nombrados. Dijo expresamente que él compró después de todas esas negociaciones, en el mes de abril de
1991. Que uno de los motivos que lo sedujo a comprar fue que el dinero a desembolsar le era accesible para él
porque no era importante, ya que se había pagado una cuota de U$S 150.000 y la primera de las siete que se
debían a Finochetti, habiéndose pagado con utilidades de la radio que la intención era seguir pagando de la
misma manera. Que confiaba en la capacidad de Gaido para revertir la situación, porque era persona de su
conocimiento. Que no tuvo participación directa en la administración de la empresa porque su profesión, otros
negocios (Confitería Cumbre) se lo impedía aún cuando intervenía en algunas decisiones cuando era consultado
por Gaido. Cuando éste lo dejó de consultar y lo empezó a ignorar, le desagradó esa actitud y le planteó a Gaido
un cambio o vendía su parte. Optaron por esto y les vendió a un precio transaccional que le convino en
definitiva porque para él fue una importante ganancia con respecto a lo que había puesto efectivamente de su
bolsillo. Que todas estas afirmaciones, por demás coherentes, no fueron desmentidas por la numerosa prueba
obrante en autos y no sólo no fueron contradichas por el a quo sino que no las valoró, lo que era absolutamente
necesario, toda vez que demostraron en forma categórica que el contador Escudero desconocía toda supuesta
titularidad del otro 50 % de la sociedad si fuera realmente del ex gobernador. Por otra parte, no se describe
ningún hecho que pueda vincularlo subjetivamente con maniobras simuladas en beneficio de determinada
persona Lo único que él podía conocer con certeza absoluta es que su parte era su parte y no representaba a
nadie Está demostrado con las declaraciones juradas Ante los organismos impositivos, del COMFER y en sus
declaraciones juradas ante la Administración Pública cuando ingresó a la DPH (ver carpetas de prueba donde
están todas las declaraciones juradas de los imputados). Escudero se ha comportado subjetivamente como
auténtico dueño de las cuotas sociales, haciéndose responsable con sus propios bienes por las obligaciones
contraídas las obligaciones impositivas, No hay argumento válido para pensar que quien actúa por otro, ponga
en riesgo sus propios bienes y su situación patrimonial. Cabe preguntarse ¿qué hubiera pasado si la radio no
hubiera revertido la situación económica y no se hubieran podido pagar los compromisos? indudablemente, la
pérdida de los bienes propios. Esto lleva a una inexorable verdad: que Escudero actuó personalmente, para sí,
con total responsabilidad propia y cuando le disgustó el manejo de la radio se lo dejó de lado, decidió vender su
parte por que estaba perdiendo el control de los destinos de su inversión. Para el caso de que se considere que la
calidad de interpósita persona es participación necesaria del tipo penal, y por lo dicho, no se ha probado la
participación de Escudero, ni el conocimiento ni que Gaido pudiera ser un personero. Por otra parte, el hecho de
que Gaido haya estado a cargo de la instrucción de las operaciones y también de la administración representa un
impedimento para Escudero de conocer si personas ajenas intervinieron para disimular un supuesto
enriquecimiento del ex gobernador Escudero debe ser sobreseído (Art. 350, inc. 1º, impuesto 2° e inc. 3°
supuesto 3°, Cód. Procesal Penal).
El último capítulo se refiere a la calificación legal. Dicen que el término de prescripción para Escudero
correría desde el mes de abril de 1991, por lo que se prescribió en abril de 1995, no habiendo ningún acto
interruptivo de la prescripción. En cuanto a los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal del art. 268, inc.
2°, Cód. Penal, señalan que los mismos no se han configurado, fundamentalmente, el acrecentamiento
patrimonial apreciable de la interpósita persona. En el caso de Escudero, debe tenerse presente que la inversión
realizada para adquirir el 50 % de las cuotas sociales a Valsecchi, significó una erogación de U$S 30.000. Este
monto, aún en el supuesto de que fuese un testaferro de Angeloz, no significa un enriquecimiento apreciable.
Téngase presente que éste ha sido el precio que, efectivamente, fue desembolsado por Escudero, porque el resto
de las obligaciones asumidas (precio indeterminado y deudas), fueron pagados con las utilidades que
proporcionó la radio a los titulares de las cuotas sociales. Por ello, solicitan la revocación del auto apelado.
Hacen reserva del caso federal.
VIII. Apelación interpuesta en favor de José O. Gaido
En la oportunidad del art. 465 del Cód. Procesal Penal, la defensa de José O. Gaido produjo el informe
pertinente. Solicita el sobreseimiento de Gaido en base a los siguientes fundamentos: En primer lugar sostiene
que no se trata, la de la persona interpuesta del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, de una delincuencia autónoma sino

© Thomson La Ley 23
de un partícipe o a lo sumo un encubridor del autor principal, pero sea cual fuere la posición que se tome no rige
a su respecto ninguna presunción ni la inversión de la carga probatoria. Que por lo tanto debe probarse que es un
testaferro o presta nombre, debe probarse que carece de animus dominis y debe probarse el dolo, es decir, el
conocimiento del origen delictivo de los bienes o fondos que habría recibido del funcionario en favor de quien
ha interpuesto su persona. Si así no fuera se estaría creando pretorianamente un sistema probatorio exclusivo
para este delito y eso no es legítimo conforme a las leyes de la República. Las pruebas valoradas en contra de
José O. Gaido: la cesión a Valcecchi y Gaido, la cesión a Gaido y Escudero, la cesión de Escudero a Gaido y a
su esposa, el hecho del pago del precio al momento de celebrarse los convenios privados, la designación de
Gaido como gerente de la sociedad y director de la emisora y la inclusión del 50 % de las acciones de la radio en
la declaración jurada prestada por Escudero al asumir como vocal de la Dirección Provincial de Vialidad el
3/12/91. Esos elementos de convicción no tienen el significado que se le pretende dar en el auto apelado y no
indican nada distinto de lo expuesto por los imputados y documentado en autos. Se pretende convertir en prueba
de cargo lo que es habitual en el ámbito del comercio y del Derecho. Se cita la opinión de Missen, "ley de
sociedades comerciales", t. III, p. 40, Ed. Abaco: la transferencia de cuotas sociales en rigor es una cesión de
derechos para la cual la ley 19.550 no prevé otra formalidad mas que el instrumento escrito (art. 152, párr. 2° y
4º), lo cual vale para la cesión de cuotas entre los mismos socios o en favor de terceros. Las "irregularidades"
que se le reprochan a la documentación de las cesiones son situaciones absolutamente normales en derecho
(firma de las partes en distintas oportunidades temporales, por ejemplo). Otro argumento relativo a la
desproporción de los precios (Viramonte por un total del 60 % recibe U$S 50.000, en tanto que Finochietti por
el 40 % recibe U$S 320.000 mas el 60 % del establecimiento gráfico Bifignandi). Resulta llamativa esa
afirmación de los U$S 50.000 de Viramonte, porque en autos consta que los adquirentes sustituían a Viramonte
en los 37 juicios en que era demandado, lo que alcanzaba a $ 247.889, como consta en los 106 recibos
adjuntados por Gaido) más $ 150.000 de indemnización a Viramonte (por falta de cumplimiento oportuno) más
los honorarios del Estudio Martínez Crespo que ascendía a $ 499.500. Es decir, que el precio pagado a
Viramonte no fue de $ 50.000 y todo está probado con las pruebas acompañadas por Gaido. Incluso el origen de
los fondos.
Reprochan la interpretación que se hace del convenio en relación al juicio caratulado "Bco. de la Pcia. de
Cba. c/ Radiodifusora Mediterránea SRL y otros ejecutivo" por el cual el Banco perseguía el cobro de $
1.000.000 por un contrato de mutuo vencido en abril de 1988 del que era deudora la firma. Se cuestiona el
arreglo a que se llegó el 17/7/91 tras una presentación conjunta de las partes del 5 de abril anterior, después que
la Cámara Sexta de Apelaciones Civil y Comercial revocó la sentencia de primera instancia favorable al banco.
Conforme a ese arreglo la sociedad pagaría la deuda en treinta cuotas, siete de las cuales se hacía con publicidad
por esa radio, y el hecho de que intervino Gaido en representación de la Radio siendo que no era parte. El auto
apelado atribuye a la intervención de Angeloz en el resultado del arreglo. Los apelantes sostienen que
procesalmente Radiodifusora Mediterránea tenía una sentencia favorable, es decir, el Banco estaba perdidoso.
¿Qué tiene de anormal que el abogado de jerarquía superior al que llevaba el pleito llegue a un acuerdo con la
demandada, acuerdo por el cual realmente cobró? Hasta entonces el Banco no había podido cobrar y así lo logró
y lo consiguió. ¿O es que estamos defendiendo posiciones burocráticas de un estamento del anco o sospechando
de una sentencia de una cámara civil? Lo más increíble de todo es que la única intervención de Gaido en ese
pleito fue para pagarle al Banco de Córdoba. El último reproche fue centrado por el auto en la
"desproporcionada" publicidad por las siete cuotas (4241 segundos por mes). Esa cantidad no es anormal. Así:
Organización Sucesos Deportivos (Víctor Brizuela), 16.000 segundos en ocho meses, a un promedio de 2000
segundos mensuales y aumenta a mas de 6000 en los años 1992 y 1993, llegando hasta 8000. Pepsi-Cola: 6300
segundos mensuales. Bazar Lozano: 5.000 segundos, etc.. Y en tiempo de depresión publicitaria el Banco
Credicoop de ínfima dimensión en relación al Banco de Córdoba hace 4860 segundos por mes de publicidad. He
ahí derribado el argumento de la publicidad. Si alguien resultó beneficiado por el arreglo con el Banco de
Córdoba fue precisamente esta Institución. La documental acompañada, los dichos de Gaido, Valsecchi,
Escudero y del propio Angeloz, están avalados por el contador de Radiodifusora Mediterránea Juan R. del Valle
Díaz y por la abogada de la empresa Marta Tomatis de Sayavedra. Gaido ha probado que es un individuo de
fortuna personal, sin embargo se sospecha diciéndose que se les desconocía fortuna. Gaido ha probado su larga
experiencia en los medios de comunicación. Gaido no ha negado su vieja relación personal con Angeloz. Por fin
Gaido ha relatado minuciosamente los hechos. Valsecchi y Escudero coinciden plenamente. Angeloz ha negado
enfáticamente los hechos, ¿Cuáles son entonces las pruebas en que se funda el juez? Sólo los dichos
contradictorios, ambiguos y con mendacidades comprobadas que menciona el auto. Los documentos
acompañados no han sido argüidos de falsos. Citan la nota al art. 992 del Cód. Civil, la opinión del jurista
Merlin: si el oficial público o los testigos instrumentales pudiesen, por sus declaraciones ulteriores contradecir o
alterar el contenido de un acto, no habría derecho alguno seguro constituído por instrumento público ... no se
sabrá cuando (el oficial público o los testigos) hablaban la verdad: si cuando bajo su firma asentaron lo que
consta en el acto o cuando ante el juez declararon que ello no era cierto". Para poder tener por probada una
realidad distinta de la instrumentada se debió argüir de falsos por querella civil o criminal los instrumentos
públicos. Este imperativo no puede ser soslayado. Mientras no sean declarados falsos nadie puede afirmarlo

© Thomson La Ley 24
contrario de lo que consta en los instrumentos públicos. Por otra parte Gaido como surge de la prueba
indubitable ha ejercido y ejerce en forma real, efectiva e ininterrumpida animus dominis la titularidad de LV2.
En consecuencia la prueba testifical valorada por el auto resulta absolutamente ineficaz para destruir la
inconmovible realidad de los documentos, Pero hay más todavía: Finocchietti ocultó injustificadamente que
mantenía y mantiene juicios pendientes con José 0. Gaido, de magnitud significativa, como lo demostró Gaido
con pruebas documentales al prestar declaración ante el juez de instrucción. Cuando firmó la primera cesión a
Gaido y Valsecchi el 14 de enero de 1991 y luego a Gaido y Escudero en 1993, en ningún momento alegó error,
dolo, violencia o intimidación, es decir, llevó a cabo un acto voluntario ejecutado con discernimiento, intención
y libertad, ahora se presente ante la justicia y libremente sin ninguna razón que justifique sus dichos pretende
hacer creer que en realidad no le cedió sus cuotas a Gaido y Valsecchi y luego a Gaido y a Escudero sino a
Eduardo Angeloz. No sólo miente respecto de esto sino también respecto del precio porque dice que la primera
cuota -de U$S 120.000- le fue abonada personalmente por Pompas a su esposa, cuando se ha probado
fehacientemente que todas las cuotas fueron pagadas por Gaido y Valsecchi o por Gaído u Escudero. En
particular Gaido adjuntó el comprobante del Bco. Velox que demuestra palmariamente la extracción de la suma
pagada de la caja de ahorro de la radio y fue oído el testigo que personalmente efectuó el trámite el contador
Juan R. del Valle Díaz, Otro punto que demuestra la falacia de Finocchietti es la mención que hace de la
intervención en el asunto de Horacio Cáceres ya fallecido, el cual por haber fallecido no puede refutarlo. Y
finalmente aún creyéndole a Finocchietti en modo alguno se demuestra que Gaido y los otros hayan adquirido la
radio con dineros provenientes de Angeloz. También objetan el testimonio de la esposa de Finochietti, María A.
Martínez Crespo. Dicen que sus dichos son contradictorios, mendaces e irracionales. La versión de ella nada
tiene que ver con lo dicho por su esposo y está plagada de absurdos y discordancias con la realidad de autos. Es
falso que encontrándose internado Finocchietti se le informara que todo estaba listo para firmarla transferencia,
porque Finochietti se internó en febrero de 1991 y el convenio se firmó un mes antes. Es falso que la testigo
haya concurrido a ver a Pompas al Banco Social para comunicarle la imposibilidad de que su marido
concurriera a firmar porque a esa fecha Finochietti ya había firmado. Es falso que Pompas estuviese apurado en
concretar la operación porque la operación ya se había concretado. Es falso que Pompas concurriera al Hospital
Privado a hacerle firmarla transferencia a Finochietti porque la transferencia ya se había hecho. Y por último es
falso que Finochietti estando internado haya advertido que la persona a la cual transfería no era la misma que le
habían mencionado con anterioridad, porque a esa fecha Escudero nada tenía que ver con LV2 (recién en abril
Escudero adquiere las cuotas sociales a Valsecchi). Y más de 2 años después, en 1993 Finochietti firma la
documentación en favor de Escudero. También es falso que ese mismo día fueron a la radio donde Pompas
habría redactado un recibo, procediendo a entregarle el monto. Toda esta falsedades han sido ignoradas.
También incurre en falsedades Luis G. Rodríguez de la Puente, especialmente cuando refiere la circunstancia
del pago (que le dieron un cheque en el Banco Social) cuando se probó acabadamente que fue una extracción de
caja de ahorros del Banco Velox efectuada por el contador Díaz. También . Incurre en la misma falsedades de la
mujer, destinadas a hacer aparecer la persona de Pompas en el asunto. Con solo advertir que no hay ninguna
documentación relacionada con las cuotas de Finochietti suscripta por éste en la época en que estuvo internado,
se comprueba la falsedad de estos dichos. Llama la atención otra circunstancia relatada por Rodríguez de la
Puente, en el sentido de que primero se hizo el contrato figurando como compradores Gaido y Valseechi, pero
que al poco tiempo días o un mes se solicitó el cambio de Valsecchi por Escudero lo que fue interlineado en el
contrato. Pues bien en el contrato no hay tal interlineado y además ya ha dicho que Escudero se vincula con
Radiodifusora Mediterránea recién en abril de 1991, es decir, mucho tiempo después del primer convenio con
Valsecchi. Esta es la prueba de cargo que se opone a la documental acompañada. Sólo resta el testimonio del
periodista Guillermo Rodríguez, el cual es empleado en Radio Shopping, del Ingeniero Finochietti, mantuvo
juicio contra la radio y fue testigo en varios juicios laborales contra la emisora Rodríguez refiere lo que
Finochietti le dijo. Por otro lado su versión difiere de la Finochietti. Rodríguez hace una construcción, no
avalada por prueba alguna. En relación al juicio laboral que mantuvo con Radiodifusora Mediterránea, sus
dichos están totalmente controvertidos por Marta Tomatis de Sayavedra, la abogada que tramitaba los juicios
laborales de Radiodifusora Mediterránea. Un detalle: Rodríguez decía que entre los testigos ofrecidos para
probar sus condición figuraba Angeloz. Tomatis presenta tal ofrecimiento de prueba donde no figura Angeloz.
Una por una las afirmaciones de Rodríguez están contradichas por la abogada y por el contador Díaz. Pero aún
tomando como ciertos sus dichos, ¿Qué probaría la intervención de Pompas en el asunto? ¿Llevaría a la
conclusión de que Radiodifusora Mediterránea integra el patrimonio de Angeloz? Gaido ha demostrado en
forma contundente su propiedad. Solicitan su sobreseimiento en virtud de lo dispuesto por el art. 350.inc. 1º del
Cód. Procesal Penal y en el caso de que considere probado el hecho, sostiene que también debe dictarse el
sobreseimiento por que no se ha descripto ni relatado ni mucho menos probado el elemento subjetivo (dolo) que
exige el tipo penal del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal, siendo por lo tanto atípico (art. 350 inc. 2º del Cód.
Procesal Penal). La defensa añade un breve capítulo dedicado a LV9 Radio Salta y FM Génesis, que habrían
sido adquirido por Angeloz y Gaido. Sostienen que este último ha brindado un completo y pormenorizado
detalle de las circunstancias en que adquirió el paquete accionario de LV9 de Salta con su esposa y un sobrino.
Acompañó todos los elementos probatorios documentales. Al momento del requerimiento a Angeloz nada de

© Thomson La Ley 25
Salta estaba en el patrimonio de Gaido. Tal como se refiere el caso en la resolución resulta ininteligible porque
no se advierte concretamente qué se le atribuye a Gaido. Finaliza la fundamentación de la apelación instando, en
subsidio, el sobreseimiento por prescripción de Gaido. Resolver esta cuestión implica tomar posición respecto
del tipo delictivo, respecto de la persona interpuesta. El delito de no justificar en la posición del tribunal es un
delito de propia mano, por el cual no admite la participación. Si no se admite la participación la de la persona
interpuesta es una figura autónoma. Si así es, la acción penal se extinguió por prescripción al haber transcurrido
el plazo del art. 62 inc. 2º del Cód. Penal sin que se haya visto interrumpido por la comisión de otro delito ni por
la secuela del juicio. Para rechazarla prescripción no se puede cambiar el criterio y sostenerlo contrario, es decir
que es un partícipe e invocar el art. 67 párrafo 2º del Cód. Penal. Hay que ser coherente. Deja planteada la
cuestión ante esta alzada.
IX. Apelación en favor de Oscar A. Ghezzi
En la oportunidad prevista por el art. 465 del Cód. Procesal Penal los defensores de Oscar A. Ghezzi
fundamentaron su impugnación.
1. Sostienen que el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal describe dos acciones típicas distintas, referidas a dos
sujetos activos también distintos, con hipótesis punitivas diferenciadas desde el plano fáctico, probatorio y
sancionatorio. Aquél es un funcionario público, éste la persona interpuesta. Aquél no justifica, éste presta su
nombre para disimular el enriquecimiento. Que ello tiene su trascendencia, especialmente en el plano probatorio
como se verá.
2. Para que haya delito, siempre debe haber enriquecimiento y éste debe ser apreciable, es decir,
desproporcionado. Si ello no ocurre no hay tipo.
3. Sólo hay obligación de justificar por parte del funcionario, cuando no hay enriquecimiento.
4. Niegan el enriquecimiento de Angeloz (hacen consideraciones al respecto).
5. Puestos en la hipótesis de la acusación, es decir, aceptado el enriquecimiento, estudian a continuación la
acción típica de la persona interpuesta. Recuerdan las discrepancias doctrinarias. Si se trata de una participación,
o si se trata de una delincuencia autónoma. Se inclinan por esta última solución, porque el Código Penal en vez
de remitir a las reglas generales, le asigna una pena menor.
6. Advierten un aspecto muy importante cuando el enriquecimiento atribuido lo sea a través de personas
jurídicas: no pudiendo el ente jurídico ser sujeto de la persecución penal, sólo lo podrán ser los socios aparentes
que hayan participado en el hecho.
7. Sea que se considere una participación primaria (o secundaria) o una delincuencia autónoma, lo cierto es
que dicho obrar debe tener eficacia causal para ser sancionable.
8. A continuación estudian las dificultades probatorias que trae aparejadas la figura en cuestión del art. 268
del Cód. Penal. Dicen que sea que rija la presunción o no en relación al funcionario, no rige respecto del
testaferro. Debe estar a cargo del estado. Nadie en doctrina pone en cabeza del "hombre de paja" la obligación
de probar, rige ampliamente el art. 18 Constitución Nacional.
9. Que la resolución del a quo pone en cabeza de Ghezzi la obligación de probar. Está en un error. Ghezzi
afirmó su inocencia, señaló hechos y circunstancias corroborantes de sus dichos, pero no tiene obligación de
probar nada; sin embargo, la resolución jurisdiccional dice "que no aportó a esta instrucción ningún dato que
permita al tribunal corroborar dicha circunstancia (que el negocio había sido deficitario y que debió afrontar
personalmente deudas provenientes de la puesta en marcha del mismo, habiendo sido ejecutado judicialmente)
pese a la oportunidad que se le brindó a través de la indagación acerca de los antecedentes de los juicios
respectivos". Que en virtud de ello solicitan la revocación de la resolución del a quo por ser manifiestamente
ilegal
10. A continuación plantean la inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º Cód. Penal, por violación de
garantías constitucionales. Invocan los arts. 18 de la Constitución Nacional, 39, Constitución Provincial, 1° del
Cód. Procesal Penal, 11 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y 8º de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
11. En el capítulo siguiente analizan la postura defensiva de Ghezzi. Dicen que éste ha referido sus
antecedentes en el rubro gastronómico. Que participó de la firma "Canmor" instalando los bares "Freddy" en el
Córdoba Shopping Center y en el Nuevo Centro Shopping. Que en ambos centros obtuvieron importantes
ventajas económicas, lo que determinó que no tuviesen necesidad de efectuar aportes dinerarios para poner en
funcionamiento el segundo. Que no obstante ello al poco tiempo decidió transferir su participación a los
hermanos Angeloz.
12. También, a través de personas de vinculación, le fue ofrecido participar con una mínima inversión
equivalente a U$S 3800 de entrega y saldo en cuotas, en la explotación del Diario Córdoba. Que debido al mal
estado económico del mismo y no obstante la incorporación de Berreta, no dio resultado, lo que llevó en
definitiva a la pérdida.

© Thomson La Ley 26
13. Que no ha sido testaferro de nadie, habiendo obrado por sí, a pesar del gravamen económico que ello le
causó.
14. Que el juez y el fiscal han omitido enunciar los elementos fácticos y las pruebas valorables que permitan
establecer una relación de causalidad entre el obrar de Ghezzi y un supuesto enriquecimiento de Angeloz.
15. Menos aún la culpabilidad.
16. Que no hay tipicidad porque ni "Canmor" ni "Editorial Crecer", pudieron enriquecer patrimonialmente a
nadie. Ghezzi resultó empobrecido, debió afrontar personalmente deudas, fue ejecutado judicialmente. Que las
pruebas que se han glosado al proceso certifican la veracidad de todas las manifestaciones del imputado. Citan,
por ejemplo, el contrato del Shopping Center, el contrato de compraventa de acciones de Editorial Crecer, los
contratos de Canmor y las testificales de los empleados del Diario Córdoba y de los gerentes de los "Shopping".
17. Sostienen que antes de acometer estos emprendimientos Ghezzi era una persona solvente y de buena
imagen. No era un sujeto desconocido, es decir tenía capacidad económica para llevar a cabo estas inversiones,
lo que prueba que no fue personero de nadie; y reconocen que no hubo enriquecimiento en ninguno de los dos
emprendimientos.
18. En definitiva: Ghezzi contaba con patrimonio suficiente para llevara cabo los emprendimiento que se le
reprochan. No fue personero de nadie. Que los bares Freddy no generaron "enriquecimiento". Que Editorial
Crecer dio pérdidas. Que no se da el tipo penal porque no hubo enriquecimiento.
19. La prueba: a folio 38 del Libro de intervenciones de la Escribana Caplan de Klinger corre el acta 365 del
19/03/91 donde consta un detalle de las deudas financieras de Editorial Crecer al 06/03 anterior: 32 obligaciones
en australes y en dólares según su importe; y las deudas del Hotel Crillón, del Banco Israelita, del Banco del
Suquía y los juicios contra Editorial Crecer, todo lo cual consta en autos.
X. Apelación en favor de José M. Echegaray y Marcelo E. Valsecchi
En la oportunidad prevista por el art. 465 del Cód. Procesal Penal, los defensores de José M. Echegaray y
Marcelo E. Valsecchi, presentaron los fundamentos del recurso. Dividen la exposición en dos grandes capítulos
relativos respectivamente a Echegaray y Valsechi.
A) Situación de José M. Echegaray
Sostienen que se involucra a Echegaray en la compra, junto a Carlos Angeloz y Miguel Maldonado, de dos
terrenos (lotes 51 y 59), de la manzana 2 en Barrio, Urca, el 13 de mayo de 1991 por la suma de, A 150.000.000
(bases imponibles A 70.800.307 y A 55.644.279) y la posterior construcción de una vivienda de dos plantas de
156,70 m2 en el lote 59 y una vivienda de dos plantas de 180.43 m2 en el lote 51 bajo la dirección técnica del
ingeniero Echegaray que a su vez Angeloz le otorgó poder a Echegaray para vender, lo que ocurrió
efectivamente, con fecha 16 de octubre de 1992 por $ 50.000 la vivienda del lote 51 y por $ 15.000 el lote 59.
(de paso corrigen el error del juez en orden a las construcciones en el sentido de, que las obras no estaban
terminadas, lo que surge de ,los diferentes precios). De acuerdo a ello no surge la interposición delictiva atribuía
a Echegaray conforme el art .268, inc. 2º del Cód. Penal. Echegaray actúa en nombre propio. No hay ninguna
prueba que controvierta la documental de autos que no ha sido cuestionada. Incompresiblemente se ha afirmado
en esta que Echegaray actúa en nombre del ex-gobernador, y curiosamente no ocurre lo propio con Maldonado.
Echegaray ha dado explicaciones satisfactorias acerca de donde obtuvo el dinero para hacer su aporte
proporcional, acompañando la declaratoria de herederos de su padre y los aportes realizados a la D.G.I. desde el
año 1975. Aún aceptando una supuesta insolvencia de Carlos Angeloz, no puede extenderse a Echegaray como
una presunción en su contra. Desde el plano económico la inversión de ningún modo puede constituir un
enriquecimiento apreciable, la sumatoria de los precios de venta lleva a la cantidad de U$S 65.000, lo que
dividido por tres arroja una cantidad de U$S 20.OOO aproximadamente, a lo hay que descontarle la inversión
realizada. Por otro lado está la cuestión del dolo: cabe preguntarse si Echegaray debía sospechar del ingeniero
Angeloz y del técnico constructor Maldonado. A todas luces, resulta una arbitrariedad que Echegaray
sospechase de la
solvencia de Carlos Angeloz, ingeniero de profesión cuya familia demostraba cierta solvencia económica.
(La primera declaración jurada de Angeloz al asumir su primer periodo de gobierno, lo mostraba como un
hombre solvente en condiciones de poder apoyar económicamente los primeros pasos de su hijo en su
profesión). Por otro lado, ésta fue la única inversión de Echegaray. Si se recorre la causa podrá apreciarse que
todas las demás intervenciones de Echegaray han sido exclusivamente como profesional de la ingeniería
(realizando planos, conduciendo obras) pero sin participar de negocio alguno. El a quo valora como indicio en
contra la relación de amistad de Carlos Angeloz con Echegaray. De esto no puede inferirse razonablemente una
complicidad para ocultar un enriquecimiento ilícito del ex-gobernador. Que esa amistad explique, que Carlos
Angeloz contrate los servicios profesionales del Echegaray, es una cosa, pero de allí, inferir una complicidad
para ocultar un supuesto enriquecimiento ilícito de Angeloz implica una inferencia incorrecta. Aceptamos,
dicen, que en esta etapa se requiere solo la probabilidad, y que rige el principio de la libre convicción, pero
ambas cosas están acotadas por la sana crítica racional. No hay pruebas oponibles a la documental acompañada

© Thomson La Ley 27
y a la declaración del imputado. Echegaray no es testaferro de nadie. Tan es así que el otro partícipe del negocio
-Maldonado-, no ha sido imputado. La extensa investigación, no solo no ha desvirtuado sino ha confirmado la
posición del imputado.
B) Situación de Marcelo E. Valsecchi
a) Valsecchi tenía relación de amistad con Eduardo Angeloz (h.). Se le atribuye haber actuado como persona
interpuesta de Eduardo Cesar Angeloz en tres negocios o actividades: el campo Cachi Yaco, Editorial Crecer y
Radiodifusora Mediterránea.
Cachi Yaco: derechos y acciones sobre una fracción de campo de 414 ha. 1700 m2, colindante con Puesto
de Luna, adquirida el 2 de junio de 1989 en A 152.000 y vendida el 29 de junio de 1990 a Marín S.A.,
representada por Mengo, en la suma de A. 30.000.000. La prueba de este hecho son las escrituras obrantes en
autos. Se le enrostra ser personero de Angeloz. La prueba que se invoca abarca tres aspectos: la amistad con su
hijo Eduardo, la insolvencia supuesta de Valsecchi y la vecindad del campo con Puesto de Luna. Toda prueba
presuncional. En orden a la solvencia de Valsecchi sostienen que se trata de un contador público con un vasto
curriculum, que se remonta al año 1983: ha tenido múltiples y variadas actividades empresariales (accionista de
Agropecuaria Clara Rosa S.A. entre otras, asesor del Ministerio de Economía de la Nación, jefe de
departamento de la Contaduría General de la Nación y asesor del directorio de la Casa de la Moneda). Los
informes de la D.G.I. agregados en autos demuestran su solvencia. En orden al aspecto económico de la
operación, advierten que el precio del campo fue sumamente bajo debido a su improductividad dadas la
ausencia de mejoras y la falta de títulos perfectos. Advierten que los peritos que realizaron las valuaciones de
todos los campos informaron que las mejoras realizadas por Marín S.A. valen más que la tierra en sí misma.
Queda, entonces como único indicio la amistad con Eduardo (h.), indicio equívoco toda vez que, el mismo
puede explicar varias cosas entre otras, que Valsecchi comprara un campo colindante con el de la familia de su
amigo. Por último, está la cuestión del dólar. La doctrina mayoritaria exige que la persona interpuesta actúe con
intención de ocultar el patrimonio del funcionario, lo cual no coincide con el caso de autos en que el hecho
consiste en la transferencia de un bien a una S.A. de la cual no forma parte el funcionario. Por otra parte, el dolo
tiene que ser probado, lo que aquí no ocurre. Como consideración final, destaca que aquí no se ha precisado la
real participación del ex-gobernador en la sociedad Marín.
Editorial Crecer: comienzan afirmando que conforme las pruebas acompañadas, lejos de actuar Valsecchi
como persona interpuesta del ex-gobernador en Diario Córdoba, el mismo sufrió fuertes presiones de parte del
ex-gobernador para que se alejara de los medios de prensa de Córdoba, lo cual llevó a la ruptura de la amistad
con el hijo mayor del ex-gobernador. En la operación, tanto del convenio de compraventa de acciones suscripto
por Berreta y Valsecchi, como de las declaraciones de Berreta surge, con absoluta claridad que Valsecchi no
abonó ni un centavo por la adquisición de las acciones, habiendo incumplido inclusive, sus compromisos de
pagar en el futuro y sustituir las garantías dadas por Berreta a los acreedores de la sociedad. Si a esto se suma
que durante los 8 meses que permaneció abierto el diario Córdoba desde que Valsecchi asumiera su conducción
hasta su cierre, solo se obtuvieron pérdidas que llevaron al cierre definitivo de la empresa en total situación de
quebranto. No se advierte -dicen-, de qué modo pudo contribuir al enriquecimiento ilícito de Angeloz éste
emprendimiento, si lo real es que causó un notable empobrecimiento de Valsecchi. Con los informes del Banco
de Provincia de Córdoba y del Banco Social, se prueba que a partir del marzo de 1991, en que Valsecchi asumió
el gobierno del Diario Córdoba, no se le concedió ni un solo crédito ni ayuda financiera de alguna naturaleza a
la Editorial Crecer. Incluso le fue cerrada su cuenta corriente personal a Valsecchi, en el Banco Social de
Córdoba, siendo inhabilitado en todo el sistema crediticio nacional. Que siendo público y notorio el control que
ejercía Angeloz sobre el Banco Social, resulta ilógico pensar en semejante sanción a un supuesto testaferro del
nombrado. Se ha pretendido fundar el hecho afirmándose de que Valsecchi compró las acciones después de una
discusión entre Berreta y el hijo del exgobernador (Eduardo hijo), a raíz de una publicación del Diario Córdoba
referida al ingeniero Acuña por entonces funcionario del gobierno de Córdoba. Valsecchi ha probado
documentada y definitivamente la mentira de ésta aseveración, demostrando que del propio convenio de
compraventa de acciones acompañado por Berreta surge que Valsecchi poseía acciones de Editorial Crecer con
anterioridad a ese hecho En efecto, si se analiza dicho documento se advierte que las acciones que Valsecchi
entrega a Berreta en garantía del cumplimiento de las obligaciones asumidas en dicho convenio, es mayor a la
que Berreta vende en ese acto. Puntualizan que un indicio demostrativo de que Valsecchi no fue testaferro de
Angeloz, es la línea editorial francamente opositora, que asumió el diario Córdoba desde la asunción de
Valsecchi. Por otro lado recuerda que fue pública y notoria la aparición en Córdoba, pocos meses antes del
cierre del Diario Córdoba, de otro periódico llamado Página 12 Córdoba, cuyo propietario y conducto era José
O. Gaido, comentándose en todos los medios de prensa que Angeloz estaba involucrado en el mismo y uno de
los factores determinantes del quebranto del diario Córdoba, fue precisamente la aparición de este nuevo diario.
Aquí razona: resulta ilógico pensar que si efectivamente Angeloz hubiera sido dueño el diario Córdoba, su
amigo y socio O. Gaido y el propio Angeloz hubiesen encarado juntos un proyecto periodístico que se
constituyera en la principal competencia del otro. Puntualizan otro indicio: la escasa publicidad oficial en el
diario Córdoba desde su ingreso al mismo, comparándosela con otros medios y con anteriores gestiones en el

© Thomson La Ley 28
mismo diario (sostienen la fuerte injerencia de Angeloz en esa época en todos los medios de prensa que se
materializaba en el otorgamiento de publicidad oficial y créditos de la banca oficial como estrategia para
controlarlos). Que basta repasar la complacencia con que lo trataban la Voz del Interior y la restante prensa, que
no se la escuchó en contra de Angeloz sino hasta poco tiempo antes de su desmoronamiento. Los propios
testigos Arraya y Reyna no hacen sino ratificar lo expuesto sobre la injerencia del poder político en otras épocas
sobre el medio periodístico que nos ocupa, relatando aquel episodio donde bajo la conducción de Berreta y de
Miguel Clariá se les prohibió publicar una nota que comprometía al ex-gobernador. Liliana Arraya alude
enfáticamente a que Pompas presionaba amenazando con retirar la publicidad del Banco Social cada vez que
recibía críticas a su gestión. Todo esto demuestra claramente que durante la gestión de Valsecchi, Angeloz no
era dueño del Diario Córdoba, Por último Valsecchi ha demostrado que no fue testaferro de nadie y que tenía
medios económicos para sus negocios.
Radio Difusora Mediterránea: que Valsecchi ha justificado plenamente la efímera participación en este
negocio, el origen de los fondos invertidos y las razones que lo llevaron a su alejamiento. Su trato fue exclusivo
con Gaido (ratificado por todos los testigos). La inversión fue de U$S 30.000. Vendió su parte a Escudero, casi
inmediatamente después por la misma suma. No tuvo ningún trato con Finochietti, Angeloz ni Pompas. En
síntesis, no existe ninguna prueba que demuestre que Valsecchi actuara como testaferro de Angeloz en este
negocio. La inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal. Al igual que los otros apelantes plantean la
inconstitucionalidad de la figura en cuestión. Hacen citas doctrinarias y razonamientos afines. Por ser un planteo
común a la mayor parte de los recursos, sobre lo que ya hemos abundado omitimos consignar en particular los
desarrollos efectuados por la defensa de Echegaray y Valsecchi, Empero mencionamos que sostienen que la
inconstitucionalidad está vinculada directamente con la estructura del tipo penal, que afecta las garantía
constitucionales. Que el tribunal se ha enrolado en la tesis que sostiene que la figura de la persona interpuesta no
es un tipo penal independiente sino una forma de participación criminal necesaria con una pena atenuada.
Invocan en su auxilio la opinión del profesor Sancinetti y del profesor Chiapini. Y fijan su posición definitiva,
sosteniendo que se trata de un delito de omisión en toda sus hipótesis (incluye el caso de la persona interpuesta).
La acción -dicen- es no justificar en cualquiera de sus modalidades. Que Valsecchi ha justificado puntualmente
en ocasión de su declaración indagatoria. Que por lo tanto no hay delito.
XI. Apelación en favor de Jaime Pompas
La defensa de Pompas produjo su informe en la oportunidad prevista por el art. 465, Cód. Procesal Penal.
A) Como primer punto de agravio impetra la declaración de inconstitucionalidad de la figura delictiva
legislada en el art. 288, inc. 2º del Cód. Penal, habida cuenta de que éste no respeta el principio de legalidad,
violenta el principio de inocencia (trocándolo por el de culpabilidad) y constituye una flagrante violación a la
garantía constitucional que nadie está obligado a declarar en su contra (claro problema procesal) ya que asigna
valor confesante al silencio o a de precisión y claridad de la declaración. Además adviértase que se le da valor
de declaración indagatoria sin la presencia de abogado defensor a un acto que de manera directa o indirecta se
incorpora al proceso, violentando el art. 40 de la Constitución Provincial). Que la respuesta ensayada por el juez
de instrucción fundada en el pensamiento de Sebastián Soler, no supera la objeción constitucional. Sabido es
que Soler, alarmado por la dificultad de la prueba del delito en cuestión pergeño la idea de construir un tipo
delictivo omisivo al deber que se le impone al funcionario público de justificar su incremento patrimonial,
intentando vanamente así eludir la inconstitucionalidad manifiesta que devendría si el legislador, derechamente,
hubiera consignado expresamente la presunción de culpabilidad. Tal construcción omisiva constituye una forma
solapada y encubierta pero a la vez ilegal y ostensible de violar garantías constitucionales. Sostiene la defensa
de Pompas, que hasta los autores que defienden la figura como una necesidad política, elípticamente reconocen
la constitucionalidad de la figura y rebuscan argumentos de toda índole para superar el problema. Pero lo que es
peor, afirman, es que aquí se está violando las garantías establecidas por la nueva Constitución de Córdoba, en
los arts. 40 y 41. Es decir, se valora la respuesta de Angeloz al requerimiento que no ha sido prestada con las
garantías de la Carta Magna provincial. Invocan la doctrina de los frutos del árbol envenenado, en relación a
Pompas (los datos han sido obtenidos de pruebas ilegales). En lo demás siguen los planteos anteriores.
B) Inexistencia de enriquecimiento apreciable: sostienen que no existen elementos convictivos que permitan
válidamente construir un juicio de probabilidad positivo en torno a la efectiva y real existencia de un
enriquecimiento apreciable (dicen que la participación de Pompas es ínfima, aún en la hipótesis de aceptación
del hecho). Solicitan el sobreseimiento por aplicación del art. 350, inc. 2º del Cód. Procesal Penal.
C) Inexistencia de convergencia intencional, requisito sine qua non de toda participación. No hay pruebas
convictivas directas, indirectas o remotas de la comunidad del hecho. El juez sólo invoca inferencias: el
conocimiento que como funcionario público Pompas debía tener, de lo actuado por Angeloz (que contrariaba las
normas de la corrección funcional), afirmando que ello surgía del modo encubierto en que efectuaba la
adquisición. Ensayan una inversión del razonamiento del juez: Angeloz adquiere encubiertamente la radio,
evidenciando violar las normas de corrección funcional. Pompas debía conocer ello por su condición de
funcionario. Aceptado ello hipotéticamente, la inferencia: sabía, es lógicamente incorrecta y por lo tanto falsa.

© Thomson La Ley 29
Media un abismo -dicen-, entre conocer lo funcionalmente incorrecto y la convergencia intencional propia de la
participación (la comunidad de hecho). Además podía Pompas conocer que Angeloz no podría justificar el
incremento patrimonial?. Muchos son los aspectos en juego. Aventuran algunas hipótesis: Angeloz adquirió la
radio ocultamente para perjudicar a su cónyuge o a sus hijos, no ingresándola al acervo familiar; o lo hizo para
defraudar al fisco; o lo hizo como velado instrumento político. El indicio es anfibológico. Y por último la
calidad de funcionario público de Pompas, no le significaba el conocimiento de los actos de Angeloz más allá de
lo que sabía cualquier ciudadano. Piden la revocación del auto y el sobreseimiento de Pompas (art. 350 inc. 1º,
supuesto 2º, Cód. Procesal Penal).
XII. Advertencia preliminar
1. Se investiga un delito de acción pública -el de enriquecimiento lícito, previsto en el art. 268, inc. 2º del
Cód. Penal- atribuido al actual senador Nacional por la Provincia de Córdoba, Eduardo C. Angeloz,
presuntamente cometido durante su desempeño, por tres períodos constitucionales sucesivos, entre diciembre de
1983 y julio de 1995, como gobernador de la misma provincia, y por lo cual el H. Senado de la Nación le ha
suspendido en sus funciones quedando de este modo liberado el obstáculo al ejercicio de la acción penal a su
respecto. (art. 70, Constitución Nacional y arts. 14 y 15, Cód. Procesal Penal).
2. Consideramos necesario puntualizar que la iniciación del proceso ha tenido lugar en momentos muy
singulares de nuestra provincia. El Gobierno no había podido atender obligaciones importantísimas tales como
hasta el pago de los sueldos de sus dependientes. La ciudadanía se vio conmocionada. Un clima de sospecha
generalizada se advertía en todas partes, Eduardo C. Angeloz tuvo que adelantar la entrega del poder a su
sucesor constitucional. La nueva administración adoptó medidas calificadas como de emergencia que aún
continúan. Sin embargo, este proceso no está destinado a juzgar la administración Angeloz. El objeto del mismo
se circunscribe a establecer si él se enriqueció apreciablemente durante el lapso de sus mandatos, por sí o por
interpósitas personas. Ello, sin perjuicio de que en otros procesos se puedan investigar, y de hecho ello ha
ocurrido, otros hechos delictivos supuestamente cometidos durante la administración Angeloz.
3. Por otro lado, la imputación abarca las actividades de muchas personas, físicas y jurídicas, y un extenso
lapso de tiempo -más de 11 años-, lo que impone una tarea cuidadosa, a fin de llegar a conclusiones lógicamente
correctas. En otras palabras, una reconstrucción racional de los hechos.
4. Además, consideramos oportuno recordar que en nuestro sistema, la elevación de la causa a juicio
requiere sólo la probabilidad sobre los extremos fácticos de la imputación delictiva, no la certeza. Ese aspecto
tampoco puede ser obviado a la hora de decidir.
XIII. La inconstitucionalidad de la figura del enriquecimiento ilícito de funcionarios o empleados públicos
Corresponde considerar en primer lugar el planteo de inconstitucionalidad de la figura delictiva legislado en
el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, que han efectuado como defensa jurídica la mayoría de los apelantes, toda vez
que según sea la respuesta, procederá o no el examen de los restantes motivos de impugnación. A) Se sostiene
que el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal es violatorio de las bases constitucionales de la represión, establecidas en
los arts. 18 y 19 de la Constitución Nacional y 8, apart. 2º, inc. g) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos suscripta por nuestro país e incorporada a su Derecho constitucional, a saber: principio de legalidad y
de reserva penal principio de inocencia, prohibición de obligar a declarar contra sí mismo e inviolabilidad de la
defensa, y sus implicancias: ausencia de un verdadero "tipo penal", porque no describe una conducta a la que la
ley le asocie una pena por el contenido de disvalor propio de la misma, sino que es una disposición de carácter
subsidiario-procesal que pretende reprimir un supuesto delito que se presume cometido, sin que esté
determinado el hecho que se tiene por supuesto; violación del derecho penal del hecho, en tanto no se pena al
funcionario público en razón de un hecho concreto que se le demuestra como cometido, sino que en lugar de
ello entra en escena un Derecho penal de autor -la calidad de funcionario público unida a un incremento del
patrimonio-sin atribución de un hecho ("nullum crimen nulla poena sine lege"); violación al principio de
culpabilidad, porque la incriminación legal no pone en relación una pena con una culpabilidad por el hecho
cometido, sino que se impone sin hecho(o por lo menos sin hecho demostrado), lo cual es violatorio al principio
de culpabilidad por el hecho (nulla poena sine culpa); violación al principio del estado jurídico de inocencia
(delito de sospecha), porque a falta de la imputación de un hecho concreto, la ley parte de una presunción de
culpabilidad a partir del dato del "enriquecimiento apreciable" presunción que el acusado debe destruir por
medio de un comportamiento propio que tiene que realizar coactivamente (inversión de la carga probatoria),
penándolo en caso de que fracase en esta carga probatoria(pena de sospecha); y violación al principio "nemo
tenetur", es decir, el principio de que nadie está obligado a declarar contra sí mismo, porque el acusado es
obligado coactivamente a desvirtuar la presunción de culpabilidad, interpretándose su silencio lisa y llanamente
como habilitante sin más de la pena amenazada.
B) Citado por algunos de los apelantes, es Marcelo Sancinetti, Profesor de Derecho penal y procesal penal
de la Universidad de Buenos Aires y de otras altas casas de estudio del país y ex becario de instituciones
extranjeras, quien ha dedicado últimamente dos obras principales al asunto "El delito de enriquecimiento ilícito
de funcionario público -art. 268, inc. 2º, Cód. Penal-. Un tipo penal violatorio del Estado de Derecho". Ed. Ad-

© Thomson La Ley 30
Hoc 1994; y "El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público (art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, con
particular referencia a la causa del senador Eduardo C. Angeloz" (dictamen emitido a solicitud del profesor Juan
Antonio Buteler, abogado defensor del senador Angeloz) (Ed. Marcelo A. Sancinetti -1º edición- julio de 1996).
oponiendo numerosas objeciones constitucionales a la figura en cuestión.
C) La cuestión del tipo penal del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal frente a las garantías constitucionales:
1) Esta tesis, si bien afirma que la validez constitucional no depende de la cuestión dogmática relativa a la
estructura (comisiva u omisiva) del tipo penal, comienza por negar el carácter omisivo del delito castigado por
el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, sosteniendo que la materia de prohibición es el enriquecimiento apreciable del
funcionario. Se dice que ese es el delito: "enriquecerse" (Delito de comisión).
2) Para fundarla, sostiene que el objeto de lo prohibido "norma" no es lo que está escrito en el texto, sino el
mandato o la prohibición inferidas a partir del texto (Binding). Que esto lo reconocen aún quienes sostienen el
carácter omisivo del delito. Cita a Creus: "prevenir conductas anormales que persigan el logro de esos aumentos
patrimoniales prevaliéndose de la condición de funcionario..." y dice que con ese inicio, es imposible aceptar
que la estructura típica pueda consistir en un comportamiento omisivo, dado que no es con la no justificación
del enriquecimiento que el funcionario se enriquece o que realiza una conducta anormal prevaliéndose de su
cargo, sino con el acto de enriquecimiento; que si fuera cierto que el delito consiste en no justificar (omisión), el
funcionario cumpliría su deber y no delinquiría, siempre que al requerírsele diera la información veraz
cualquiera fuese su contenido, incluso manifestando que ha cometido peculados, o cualquier otro delito. Que
sólo así tendría sentido reprimir la pura omisión, aunque el enriquecimiento obedeciera a una causa lícita. Se
penaría sólo por la inobservancia a la norma. El bien jurídico podría consistir en tal caso en exponer a los
funcionarios a dar amplia información a la opinión pública sobre la conformación de su patrimonio. El
incumplimiento del mandato debería tener así sólo el disvalor propio de una desobediencia como delito de
peligro abstracto (o concibiéndolo como lo hizo Soler en su proyecto de 1960, pero entendiéndoselo como un
delito contra el fisco, no como un delito contra la administración pública, que alcanzara a cualquier persona) y
las únicas críticas serían la falta de proporcionalidad de la pena, el carácter artificial de la interpretación y la
falta de correspondencia de tal criterio con la finalidad históricamente expuesta en el país del fundamento del
castigo. Las consecuencias de tal concepción, frente a las garantías de la constitución, serían trascendentes: al no
precisar la ley el hecho o hechos mediante el cual (o los cuales) el funcionario se ha enriquecido, se violarían los
principios de legalidad y reserva, el derecho penal de hecho, y entonces se estaría sancionando al funcionario
por su condición de tal, (derecho penal de autor), también estaría afectado el principio de inocencia y de no
culpabilidad, porque no hay hecho, castigándose la sospecha, para colmo desproporcionadamente; y finalmente
se infringiría la prohibición de declarar contra sí mismo y su derivado expresado en el aforismo latino "nemo
tenetur" y el principio de inviolabilidad de la defensa en juicio por la carga probatoria.
3) La tesis ha sido rebatida por el Fiscal de Cámara. También busca el bien jurídico tutelado, la "norma"
indicada en el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, es decir, el mandato cuya violación castiga, y lo hace a partir del
propio ordenamiento jurídico, a fin de determinar si del juego armónico de las disposiciones que lo componen,
surge una "norma" cuya violación fundamente el castigo de la conducta mencionada por el art. 268, inc. 2º, del
Cód. Penal. Dice: "Las características de dicha "norma' (prohibitiva o preceptiva), nos permitirán verificar la
correspondencia o no de ella con la conducta que la ley castiga (acción u omisión), o dicho de otra forma:
podremos afirmar si en el tipo del art .268, inc. 2º se sanciona a quien omite realizar algo a lo que está obligado
o a quien realiza algo que está prohibido". Examina las constituciones y las leyes del país. Comienza por la
Provincia de Córdoba. Refiere que con anterioridad a la sanción de la Constitución Provincial de 1987, regía la
ley 745 del 31 de agosto de 1964, que establecía la obligación de los empleados y funcionarios públicos de la
provincia de efectuar una declaración jurada de sus bienes al iniciar su actuación funcional y al cesar en las
mismas, como así también de comunicar anualmente toda "modificación sustancial" que se operara en su
patrimonio o en sus entradas; que en su art. 5º, prescribía "la omisión o falsedad de la declaración, el
ocultamiento de bienes, el enriquecimiento ilícito... constituirá causa de remoción de los funcionarios y
empleados de nombramiento directo, previo sumario con derecho a defensa y configurará grave inconducta para
los funcionarios de origen electivo, cuyo juzgamiento definitivo estará a cargo de los órganos constitucionales
competentes"; en su art. 7º establecía que se consideraban "entradas ilegítimas" las que no provinieran de a)
emolumentos del cargo, b) ejercicio de profesión, oficio o trabajo compatibles con la función o empleo público,
c) acrecentamiento natural del valor de los bienes, d) herencia, legado o donación por causas extrañas a la
función o empleo, e) ejercicio de derechos debidamente adquiridos, f) hechos fortuitos debidamente
comprobados; y que finalmente en su art. 9º determinaba cual era la autoridad encargada de investigar "el
enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados". Que dicha ley rigió hasta la sanción de la Constitución de
1987 y de las leyes 8052 y 8198. Que el art. 14 de la Constitución Provincial, referido a la "responsabilidad de
los funcionarios", luego de establecer la obligación que tienen de cumplir, bajo juramento, la Constitución y la
responsabilidad solidaria que les cabe por los daños que causen con su mal desempeño, a lo que se suma el
cargo de responder por todos los actos que impliquen la violación de derechos enunciados en la Constitución
Nacional y en la de la Provincia, se prescribe que "...al asumir y al dejar sus cargos deben efectuar declaración

© Thomson La Ley 31
patrimonial de bienes, conforme a la ley". Que en consonancia con el mandato constitucional, la Legislatura
Provincial dictó la ley 8052, promulgada el 15 de julio de 1991, en virtud de la cual se creó el registro del estado
patrimonial de los funcionarios Públicos de la provincia, disposición que fue modificada por la ley 8198, de
fecha 19 de agosto de 1992, la que a su vez fue reglamentada por el decreto N° 739 del 19 de abril de 1994. Que
la ley 8198, actualmente en vigencia, establece la obligación de los funcionarios públicos de la provincia a
efectuar declaración jurada de sus bienes al asumir y al dejar sus funciones (art. 1º), como así mismo la de dar
cuenta de toda modificación sustancial que se opere en sus ingresos y en su patrimonio (art. 6º). Prescribe
también que la declaración jurada deberá contener una relación detallada de bienes inmuebles, dinero en
efectivo, moneda extranjera, acciones, créditos, rentas, semovientes, bienes muebles registrables, bienes
suntuarios, maquinarias, deudas y derechos litigiosos que integren su patrimonio y el de las personas que tuviera
a su cargo (art. 5º) y que la omisión o falsedad en la declaración jurada patrimonial constituirá causal de
remoción de los empleados y configurará grave inconducta para los funcionarios cuyo juzgamiento definitivo
estará a cargo de los órganos constitucionales competentes (art. 1º). Menciona el fiscal también la ley 9625/80
de la Provincia de Buenos Aires, que tiene exigencias similares para los miembros de los tres poderes del
Estado y de las municipalidades, lo que se repite en otras provincias argentinas (cita a Salta y la Constitución de
la nueva Provincia de Tierra del fuego). Que en el último párrafo del art. 36 de la Constitución Nacional, se ha
impuesto al Congreso la obligación de sancionar una ley de "ética de la función", disposición que rescata la
importancia fundamental que para el desarrollo armónico de la comunidad tiene la transparencia del desempeño
funcional en el que la probidad tiene un lugar destacado. Revela que durante la Constituyente Nacional de 1994
y con respecto a esta disposición, se señaló que "...el quinto párrafo del artículo en consideración, consagra la
obligación de la conducta ejemplar. Los funcionarios públicos deberán tener una conducta ejemplar, de lo
contrario se les aplicarán todas las leyes que contemplan el tipo de reproches a conductas que no tengan este
nivel ...la conducta ejemplar... había que reflejarla en nuestra Constitución en una norma expresa (actas de la
Convención Nacional Constituyente, p. 1426). Sostiene que el rango constitucional dado a la ética en la función
pública, viene a respaldarla validez de las disposiciones legales a que ha hecho referencia y que tienden a
resguardar la misma a través de exigencias relacionadas con los incrementos patrimoniales durante el ejercicio
funcional. Que así lo ha entendido el Poder Ejecutivo Nacional que con fecha 4 de abril del año ppdo., dictó el
Decreto 494 en virtud del cual se establece el 'régimen de declaraciones juradas patrimoniales y de
requerimiento de justificación de incremento patrimonial' para la administración pública nacional, el cual
establece la obligación por parte del personal de la administración pública, de diversas jerarquías y funciones
(ministros, secretarios, subsecretarios, interventores federales, personal de servicio exterior, personal que
intervenga en el manejo de fondos públicos, etc.) pertenecientes a las más variadas reparticiones del estado
(organismos centralizados y descentralizados, entidades autárquicas, empresas y sociedades del Estado, Fuerzas
Armadas y de Seguridad, instituciones de seguridad social del sector público, etc.) de presentar declaración
jurada de sus bienes al asumir sus funciones o al producirse algún incremento considerable en su patrimonio o
en el de alguno de sus familiares directos (art. 4º, a y b) y, además, se faculta a la Procuración del Tesoro de la
Nación a practicar 'requerimientos administrativos de justificación de incrementos patrimoniales' ocurridos
durante el ejercicio de la función (art. 16), los cuales, de no ser debidamente cumplimentados, determinarán la
remisión de las actuaciones a la Procuración General de la Nación (art. 19) ". Extrae conclusiones: "Parece claro
que la Constitución Provincial, al exigir a los funcionarios declarar sobre su patrimonio al asumir el cargo
público de que se trate, y al dejarlo, no ha querido simplemente prescribir un mero trámite burocrático, lo que
sería impropio de la jerarquía de la norma, sino que, por el contrario, pone de manifiesto el interés que el Estado
tiene de conocer el patrimonio de cada uno de los integrantes de cualquiera de sus tres poderes y las
modificaciones que en el mismo se produzcan durante el ejercicio de sus funciones. Tal interés no obedece a
una simple curiosidad estatal, sino que es demostrativo del propósito de controlar la rectitud del ejercicio
funcional -su transparencia- tratando de conocer todo enriquecimiento que se haya producido en el patrimonio
del servidor público y consecuentemente su origen. Prosigue: se sigue de lo hasta aquí expuesto, que de las
distintas disposiciones que integran el ordenamiento jurídico, particularmente en nuestro caso, la Constitución
de la Nación, la de la Provincia y las leyes dictadas en su consecuencia, surge indubitablemente manifestado el
derecho del Estado a requerir a sus funcionarios información sobre el incremento de su patrimonio durante el
ejercicio de sus funciones y consecuentemente, explicación sobre el origen de los bienes que lo componen,
cuando dicho incremento no se compadezca con las entradas consideradas legítimas de su titular, como así
también a sancionar administrativamente el incumplimiento o cumplimiento irregular de las obligaciones de
declarar sobre la existencia de bienes, sin perjuicio de las ulterioridades judiciales que de tal comportamiento
pueda derivar. Ello implica, como contrapartida ineludible, la obligación de los funcionarios y empleados
públicos de dar cuenta al Estado de las fluctuaciones que su patrimonio experimente durante el tiempo en que
desempeñen sus respectivos cargos. Vale decir que del juego armónico de las disposiciones que conforman el
ordenamiento jurídico, surge la obligación de los funcionarios públicos de dar cuenta al Estado, cuando el
mismo lo requiera, de los bienes que constituyen su patrimonio y de los incrementos que el mismo vaya
experimentando, a partir de la asunción de su cargo y hasta el momento de dejarlo. Y agrega: "Tal 'prescripción'
constituye la 'norma' que regula la conducta a de los funcionarios y empleados públicos. La transgresión a la

© Thomson La Ley 32
misma, no puede consistir sino en un 'no hacer' es decir, en una 'omisión' ", concluyendo: "Y es en este esquema
analítico que resulta absolutamente coherente que a su vez el Estado castigue, tal como lo hace en el art. 268,
inc. 2º del Cód. Penal, al funcionario o empleado público que, habiendo incrementado considerablemente su
patrimonio, al requerírsele, conforme la autorización que el ordenamiento jurídico le otorga, explicación sobre
su origen, no lo haga o lo haga de manera insatisfactoria, esto es, "omita" la obligación legal que el
ordenamiento jurídico le impone". Por eso -dice- el instructor ha señalado acertadamente que se está
imponiendo un deber y sancionando un incumplimiento. Cita en su apoyo la opinión de Núñez en el sentido de
que lo que diferencia los tipos de acción de los de omisión es "la razón de su antinormatividad", "...el tipo o
delito es de comisión si el comportamiento contraviene una norma prohibitiva ...el tipo o delito es de omisión si
el comportamiento contraviene una norma preceptiva..." (Manual-Parte General, p.177). Cita también las
palabras de Sebastián Soler, y afirma que en el caso del art .268, inc. 2º del Cód. Penal, la "norma" se halla
"indicada' por el propio precepto penal que castiga su incumplimiento, concluyendo: "Que por todo lo
expresado, en el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal nos encontramos con un 'delito de omisión', consistente en el
incumplimiento por parte de un funcionario o empleado público, de una obligación que el ordenamiento jurídico
le impone: justificar un incremento patrimonial apreciable producido durante el ejercido de sus funciones".
Desde el plano constitucional, también rebate la argumentación defensiva, sosteniendo que la figura en cuestión,
no lesiona los principios de legalidad y de reserva penal, porque por ley del Congreso y en un artículo del
Código Penal se castiga con una determinada pena la omisión de justificar un incremento apreciable de los
bienes de los funcionarios públicos, quienes están obligados, también por ley, a hacerlo, es decir, a
"justificarlo". Siendo así, el Derecho penal de hecho o de acto no es reemplazado por un Derecho penal de
autor, no se castiga al funcionario por la sola circunstancia de serlo. Por el contrario se lo hace en razón de que,
requerido sobre el origen de los bienes que incrementaron su patrimonio, no ha "justificado". Tampoco se
castiga a la persona interpuesta por ser "testaferro" sino por haber prestado su concurso para disimular el
enriquecimiento que el funcionario público no puede justificar, haciendo aparecer los bienes de éste como si
fueran suyos. Tampoco viola la garantía constitucional del estado jurídico de inocencia ni consagra el castigo
del "delito de sospecha", porque la imputación, será confirmada o desvirtuada por la prueba a través del juicio.
Del resultado de la confrontación de la conducta incriminada, con el plexo probatorio recepcionado en el juicio,
surgirá la resolución jurisdiccional que establezca la inocencia o culpabilidad de los procesados. Mientras tanto,
deben ser considerados inocentes y será función del Estado probar que no lo son. Además, esta regla pertenece
al Derecho procesal y funciona en el ámbito del proceso. Cita la opinión expuesta por Núñez en la Cámara de
Diputados. Rechaza por forzado el argumento de la pena de sospecha. Respecto del principio "nemo tenetur"
sostiene que el mismo está en crisis en todas las materias del derecho y que, en realidad, con atinencia al caso, la
cuestión debe examinarse en relación a la prohibición obligar a declarar contra sí mismo establecida en el art. 18
de la Constitución Nacional, la cual es de naturaleza procesal que se refiere a los derechos del imputado en
causa penal. Siendo así no juega en el momento de la justificación y en el proceso de ninguna manera se la
vulnera. El imputado goza de libertad para adoptar la conducta procesal que más le convenga ni su silencio
puede ser tomado como un indicio en su contra, estando a cargo de la acusación la prueba de los hechos. Pero
aclara: lo que el funcionario no puede eludir amparándose en dicha garantía constitucional, es la obligación
legal de justificar. Que el propio Sancinetti reconoce que se trata de una garantía de naturaleza procesal. En
definitiva, el fiscal, considera una desmesura sujetar a las garantías del proceso penal el deber de justificar
impuesto a los funcionarios y empleados públicos. Para demostrar su aserto en relación al principio "nemo
tenetur", cita vario ejemplos de otros campos del Derecho (comercial cambiario, impositivo, tributario, etc.)
donde el mismo merece aplicación relativa y en numerosas oportunidades es abandonado. Por último, en
relación a principio de inviolabilidad de la defensa, que se vulneraría en la hipótesis del enriquecimiento a
través de persona interpuesta en que el funcionario debe probar el origen del enriquecimiento del tercero, el M.
P. sostiene que de ninguna manera se le exige una prueba imposible, porque la ley no exige al funcionario
justificar el enriquecimiento de un tercero como comportamiento propio de éste, sino que se le pide hacerlo con
su propio enriquecimiento, para lo cual se ha valido de dicho tercero como forma de disimularlo.
6) La cuestionada figura penal del art. 268, inc. 2° incorporado al Cód. Penal por la ley 16.648 de 1964,
dice: será reprimido ...el que al ser debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento
patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo, posterior a la asunción de un cargo o
empleo público...". Está dentro del capítulo que castiga el enriquecimiento ilícito de los funcionarios o
empleados públicos, pero, se advierte que lo hace sancionando la omisión de justificar, ante requerimiento, un
enriquecimiento patrimonial apreciable suyo o interpuesto. Es decir, castiga una omisión. La cuestión de la
justificación generó objeciones en oportunidad de la discusión legislativa. Fue rechazada en primera instancia
por los diputados. El senado impuso su criterio por obra del senador Fassi Vuelta a Diputados se aprobó por
mayoría. Desde entonces rige, con algunas críticas aunque no mayoritarias en la doctrina hasta la aparición, en
el presente, de sonados casos de imputaciones de enriquecimiento ilícito que han conmocionado a la opinión
pública. Para encontrar caminos seguros a los fines de determinar el bien jurídico tutelado y la esencia del tipo
penal bajo análisis, debemos partir de la figura legal tal como ha sido construida. Pese a las objeciones que se
levantaron en el seno mismo de cuerpo legislativo (de las que da cuenta Núñez en su tratado), se sancionó así.

© Thomson La Ley 33
La mayoría de los representantes del pueblo, en el Congreso de la Nación, no obstante las voces en disonantes,
encontraron que de este modo debía reprimirse el delito y que no repugnaba a la Constitución la figura delictiva
así concebida. No otra interpretación cabe después del memorable proceso legislativo de esta figura legal. Cabe
preguntarse por qué. Si fuera, como dice Sancinetti, que lo que se quiso castigar (lo que la ley castiga) es el
enriquecimiento a secas, como tal, no hubiese dicho que castiga la no justificación de ese enriquecimiento.
Quiérase o no, es así. Pensamos que el legislado indudablemente, ha tenido en cuenta los deberes de que
hablaban Bielsa, Soler y Núñez y que tan fundadamente ha puntualizado el Fiscal de Cámara y, entonces
decidió que eso era lo que había que tutelar estableciendo la obligación de justificar y sancionan do su
incumplimiento. Estamos convencidos que en el art. 268, inc. 2º Cód. Penal, verdaderamente se sanciona el
incumplimiento de un deber: el de justificación de un enriquecimiento apreciable operado al tiempo del ejercicio
de empleo o funciones públicas, que impone a todo empleado y funcionario público que sea requerido para ello.
Ese es el delito. La figura, indiscutiblemente, reúne los requisitos de un verdadero tipo penal como lo exige el
principio de reserva penal, y de omisión. Los fundamentos de esta represión, que definen el bien jurídico
tutelado "indiciado" en el tipo penal respectivo, como expresa el Ministerio Fiscal, siempre han estado presentes
en los ámbitos doctrinario y legislativo -aunque muchas veces confusamente mezclados con otros-. Y no cabe
duda que fueron tomados por Ricardo Núñez, al redactar la figura delictiva en su proyecto, cuando recibió la
consulta del Poder Ejecutivo Nacional. Eso es lo que surge de su propia intervención en la Cámara de Diputados
adonde fue llamado, de las fuentes que cita y de sus explicaciones en el tratado. Antes, Bielsa y Soler ya habían
afirmado la razón de ser del castigo en la infracción de estos deberes de los funcionarios públicos.
Doctrinariamente, hoy mismo se sigue reiterando el fundamento, incluso bajo el nuevo Derecho constitucional
(véase el artículo publicado por Humberto S. Vidal en el diario "La Voz del Interior" del 5 de septiembre
último). Y ya vamos a ver que legislativamente, mayoritariamente ocurre lo mismo. Pero no nos apresuremos:
decimos que desde bastante tiempo antes de la sanción de la ley 16.648 se fue delineando el fundamento de esta
represión. En efecto, recuerda Lascano en un importante trabajo que dedicó al Capítulo IX bis del Código Penal
(publicado en el Nº 107 de los "Cuadernos del Instituto de Derecho Penal" de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Córdoba), año 1970, que antes de la sanción de la ley 16.648 (que incorporó la figura en
cuestión al Código Penal, ratificando legislativamente lo que poco antes había hecho un decreto ley) se habían
dictado varios decretos por parte del Poder Ejecutivo Nacional relativos a esta cuestión. Menciona el decreto
7843/53, el Nº 1677/54 que fija normas sobre declaraciones juradas patrimoniales del personal de la
administración, el 13659/57 que amplía y modifica el anterior, y el 11625/62 que crea la Fiscalía Nacional de
Investigaciones Administrativas. Agrega que, del estudio de todas las iniciativas anteriores a la ley 16.648, se
desprende que las mismas proyectaban, por un lado, normas de carácter administrativo, cuya finalidad era la de
ejercer un efectivo contralor del acervo patrimonial de los empleados o funcionarios públicos y cuya violación
por parte de éstos los hacía pasibles de penalidades, y por otro lado erigían en actividad delictuosa distintas
conductas que se considera ofenden el interés que tiene la sociedad en que los empleados o funcionarios no
corrompan la función pública, pudiéndose señalar como reglas de tipo administrativo, y con la finalidad
expresada, las que establecen la obligatoriedad de la denuncia de bienes por parte de los empleados o
funcionarios y la reactualización oportuna de aquélla, las de creación del registro de bienes y las normas
punitivas relativas a la omisión de denuncia o declaración patrimonial, omisión de denuncia de aumentos
patrimoniales, el ejercicio de actividades que se declaran prohibidas y las infracciones de los directores de
registro de bienes y funcionarios del mismo; y corresponden a la categoría de verdaderos hechos atentatorios
contra la administración pública..."las conductas que erigen en delito el enriquecimiento ilícito..." (entre otras).
La ley 16.648 definió el delito de la manera vista. En cuanto al pensamiento seguido por el Poder Ejecutivo
Nacional al remitir el proyecto de ley al Congreso, cabe oír el mensaje de elevación donde se dice "El proyecto
...propone, además, amplias y detalladas normas que contemplan el castigo del enriquecimiento ilícito de
funcionarios y empleados públicos... '...Para elaborar este proyecto, el Gobierno no ha querido obrar
apresuradamente, sino que ha consultado a los especialistas, requiriendo la opinión de distinguidos profesores
de derecho penal ...y pidiéndoles' proposiciones para su reforma y el establecimiento de un régimen penal
adecuado a los principios de la Constitución Nacional... Esas consultas, las experiencias recogidas en los
proyectos de José Peco y del Poder Ejecutivo de 1960, y especialmente la contestación del profesor Ricardo C.
Núñez, cuyo dictamen se acompaña, han ilustrado al Poder Ejecutivo para la elaboración de este proyecto...".
Entonces: si el legislador contaba con todos los antecedentes de la norma, y con las críticas que se le hacían
incluso desde el mismo seno del parlamento, y pese a ello siguió la opinión de los grandes maestros del Derecho
Penal argentino, es evidente que al legislar como lo hizo eligió tutelar ese bien jurídico determinado, señalado
por los autores mencionados y puntualizado por el Fiscal de Cámara, que es el que trasunta o "indica" la
fórmula que empleó, estableciendo un auténtico tipo delictivo. Después de sancionarse la ley 16.648, se
presentaron en el parlamento numerosos proyectos destinados a castigar el enriquecimiento ilícito de los
funcionarios, llamando la atención que la casi totalidad de ellos sancionan la injustificación, pese a las críticas
señaladas. Podemos mencionar entre otros: el proyecto del diputado Maglietti (1986), el diputado Alende (1986)
del diputado Vanossi(1989), del diputado Yoma (1989), del Senador Menem(1990), de la diputada Dalesio de
Viola(1991), del diputado Hernández(1992), y del Presidente Menem (1994). Consciente de ello, Sancinetti,

© Thomson La Ley 34
para descalificar el bien jurídico o "norma" que tutela el art. 268, inc. 2º Cód. Penal -el deber funcional antes
mencionado- dice que es "exorbitante" y niega que tenga algún papel el carácter de funcionario público del
autor. La objeción no es válida porque, como se ha visto, el deber está impuesto al más alto nivel jurídico por
las constituciones y las leyes. (Esto, a no dudar, fue lo que llevó a Soler a decir que el que sienta demasiado
pesado ese deber, que se aparte de la función pública).
e) La justificación. 1. Puntualiza también el fiscal que Sancinetti, para demostrar que el art. 268, inc. 2º,
Cód. Penal no contiene un tipo omisivo, esto es, que no se castiga la omisión de justificar el enriquecimiento, se
pregunta si se cumpliría con dicha obligación en el caso de que el funcionario dijera que el origen de tal
incremento patrimonial es un cohecho o cualquier otro delito, respondiéndose afirmativamente siempre que
diera la información veraz, cualquiera que fuese su contenido. El fiscal replica: "creemos que no es ése el
sentido que el verbo 'justificar'" tiene para el Derecho Penal, ni tampoco en el idioma castellano. Cita la opinión
de Núñez en el sentido de que el incremento patrimonial "...debe carecer de justificación en el sentido de no
tener origen en una fuente legítimamente compatible con el desempeño del cargo o del empleo público de que
se trate"; la de Lascano "el justificar no significa simplemente dar razones. Significa eso y algo más: es dar
razones satisfactorias de que ese aumento patrimonial no proviene del ejercicio deshonesto o incorrecto de la
función o cargo que se ejerce"; y de Creus "cuando la ley habla de no justificar, el significado complejo del
término alude a la falta de acreditación de la procedencia del enriquecimiento, ya provenga de una negativa
expresa o implícita (no contestar el requerimiento), ya de la insuficiencia de la prueba"; y agrega: "Tampoco
idiomáticamente puede admitirse que el verbo 'justificar' pueda tener la significación que pretende darle
Sancinetti. Etimológicamente la palabra proviene del latín 'iustificare', derivado de 'iustus' (justo) y 'ficare'
frecuentativo de 'facere' (hacer lo que nos permitiría decir en una interpretación amplia, que el significado de
'iustificare' es 'hacer justo' 'hacer algo conforme a lo que es justo'. De allí que en el idioma castellano, justificar
signifique, entre otras acepciones: probar alguna cosa con razones convincentes, testigos o documentos;
rectificar o hacer justa alguna cosa; probar la inocencia de alguno en lo que se le imputa o presume de él;
ajustar, arreglar alguna cosa con exactitud". A su vez "justificación" debe entenderse como "conformidad con lo
justo, probanza que hace el reo de su justicia, desvaneciendo los cargos que se le formulan". Vale decir que ni
jurídica ni gramaticalmente es posible aceptar que un funcionario pueda "justificar" un enriquecimiento
apreciable de su patrimonio diciendo que proviene de exacciones ilegales, peculados, cohechos o cualquier otro
delito. Otorgamos la razón al representante del Ministerio Público. Frente a la fundada réplica jurídica y
conceptual, la objeción planteada debe ceder.
2. Hay otro aspecto de trascendencia en la tesis de Sancinetti: para negar la existencia de un verdadero tipo
penal en la figura del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, y a la vez para denunciar su inconstitucionalidad, pretende
sujetar la justificación a las garantías procesales del imputado previstas para la indagatoria, diciendo que es un
comportamiento procesal impuesto coactivamente para desvanecer una imputación... "una condición para la
realización o continuación del proceso". No nos parece acertado. Damos razones: por su naturaleza, objeto y
función, la justificación no puede estar sujeta a las garantías procesales, ni aún en caso de ser requerida por un
juez penal. En efecto, se trata de un acto de la misma naturaleza que la declaración jurada impuesta al asumir y
dejar la función o empleo público. Entonces, de ningún modo puede equiparársela a la indagatoria del imputado.
Otro aspecto: el órgano del requerimiento: no mediando disposición legal específica, sea en el orden nacional,
sea en el Provincial que prevea expresamente un órgano encargado de formular los requerimientos de
justificación a los funcionarios y empleados públicos en los ámbitos respectivos, el requerimiento puede ser
formulado por cualquier órgano con competencia para investigar, ya sea administrativo, ya sea judicial. Damos
razones: el art. 268, inc. 2º al respecto nada dice sobre el órgano encargado de requerir (y pensamos que no
podía hacerlo porque este es un aspecto que debe quedar sujeto a las disposiciones legislativas locales) de
manera que la determinación del órgano encargado de formular requerimiento de justificación de
enriquecimiento apreciable durante la función, a los funcionarios o empleados públicos, quedará sujeta a las
disposiciones atributivas de competencia para investigar administrativa o judicialmente, según los casos. En el
ámbito judicial, pueden hacerlo el fiscal de oficio o por denuncia y hasta el propio juez mediando solicitud
fiscal. En nuestra provincia, no existe norma legal específica vigente, no hay designado legislativamente un
órgano exclusivo para formular el requerimiento. Entonces, según el ámbito donde se haya iniciado la
investigación, será la autoridad encargada de requerir la justificación. Si la investigación fuere iniciada por la
propia administración pública, el requerimiento podrá hacerlo el órgano administrativo jerárquico competente.
Si la investigación se inicia en sede judicial, de oficio o por denuncia, podrán requerir el propio fiscal o el juez a
solicitud fiscal, y hasta excepcionalmente podrá hacerlo el juez en el acto de la indagatoria si en el curso del
proceso, surgen otros hechos presuntamente integrativos del enriquecimiento ilícito ya imputado. En esta última
hipótesis, podrá el juez mismo formular requerimiento ampliatorio, sin necesidad de retrotraer el procedimiento.
La solución, evidentemente es práctica y no afecta los derechos del imputado, por cuanto el requerimiento no
está subordinado a las garantías procesales. Esto es algo que no puede ser dejado de lado al considerar la
justificación. Como ventaja señalamos la evitación de interferencias políticas, o "pases de factura" del mismo
carácter. Además, en definitiva, siempre será el juez el encargado de evaluar los hechos y decidir sobre los
mismos. Nunca será preferible en esta materia la actuación administrativa por sobre la judicial, por cuanto ésta

© Thomson La Ley 35
es esencialmente jurídica, exenta de criterios políticos. Además, para el requerido, evita el riesgo de las
comisiones investigadoras y hasta de las venganzas (piénsese en el caso de investigaciones administrativas
realizadas por una administración entrante de signo político opuesto a la saliente). Por lo expuesto, juzgamos
que en el estado actual de la legislación, al menos en Córdoba, el requerimiento puede ser formulado por
cualquier autoridad con competencia para investigar, administrativo o judicial (aunque idealmente nos
declaremos partidarios del requerimiento judicial en todos los casos). Lo importante aquí, reiteramos, es señalar
que la justificación no puede sujetarse a las garantías de la indagatoria, ni el requerido podrá invocarlas para
eximirse de ella. Esto no se puede obviar.
Recapitulando: para nosotros la justificación es un deber inherente a la función o empleo público. La
omisión a ese deber es lo que castiga el delito del art. 268, inc. 2º Cód. Penal. La justificación no se equipara a
la indagatoria del imputado ni puede sujetarse a las garantías relativas a aquella, aún cuando el requerimiento se
practique por el juez. El requerimiento puede formularlo cualquier autoridad publica con competencia para
investigar. Pueden hacerlo órganos administrativos o, en caso de denuncia o de actuación fiscal oficiosa, los
órganos judiciales. Las leyes se sancionan dentro de un abrigo constitucional en el que son insertas y deben ser
interpretadas de modo coherente con el mismo. Ya hemos dicho que aquí se consagra el deber de transparentar,
que el art. 268, inc. 2º sanciona la omisión de justificar a requerimiento y que éste es un acto de derecho
público, inherente a la función o empleo público desempeñado, de la misma naturaleza y carácter de la
declaración jurada exigida al momento de la asunción y cese del empleo o función. Para decirlo sin eufemismos,
requerir por parte del Estado y justificar por parte del empleado o funcionario público, son dos caras de la
misma moneda, deberes jurídico impuestos por el derecho público a la Administración Pública, que por su
naturaleza, no están ni pueden estar sujetos a las garantías procesales. Pretender desplazar el marco regulatorio
del requerimiento de justificación del ámbito del derecho administrativo al procesal, enervaría la aplicabilidad
de la figura del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal. No autoriza tal interpretación la disposición legal en cuestión,
porque no establece cual es el órgano que debe practicar el requerimiento de la justificación. Y estimamos que
no lo hace porque no debe hacerlo. Eso debe estar en otra parte. Debe estar en las constituciones o en las leyes
que fijan competencias para investigar los hechos ilícitos y en particular los que afectan a la Administración o el
patrimonio público. (Constitución Nacional y leyes nacionales en el ámbito nacional y constituciones y leyes
provinciales en el ámbito provincial). En Córdoba, además del Ministerio Público Fiscal, existe un órgano
encargado del control de la legalidad administrativa del Estado y de la defensa del Patrimonio de la Provincia,
que es La Fiscalía de Estado (art. 150, Constitución Provincial). En virtud de ello, el fiscal de instrucción estimó
conveniente solicitar al Fiscal de Estado que practicase el requerimiento y éste así lo hizo. Por lo que hemos
sostenido antes, estimamos que el procedimiento observado satisface las condiciones legales, toda vez que en
virtud de la disposición constitucional aludida, el fiscal de estado también está investido de competencia para
hacerlo. La previsión de nuestra Constitución Provincial, asignando competencia a la Fiscalía de Estado para el
control de la legalidad de los actos funcionales y la defensa del patrimonio público, autoriza a interpretar que
también este organismo está facultado para formular el requerimiento previsto en el art. 268, inc. 2º Cód. Penal
a los funcionarios o empleados públicos o ex funcionarios o empleados públicos, sin perjuicio de las potestades
propias del Poder judicial.
3. La pena de sospecha: sostener la afirmación de la pena de sospecha de comisión de otro delito establecida
por el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal, implica hacer dos cosas: primero negar que el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal
constituya un tipo delictivo, lo que no es posible en virtud de lo dicho antes; y segundo sostener que el
enriquecimiento siempre y fatalmente ha de provenir de otro delito, lo que tampoco es cierto. (Núñez está de
acuerdo con esto). En efecto, la ley a nadie prohíbe enriquecerse. No lo hace con ningún habitante, tampoco con
los que desempeñan empleo o función pública. Porque éstos podrán tener su actividad propia y compatible
productora de ingresos, los que lógicamente se sumarán a los emolumentos del cargo. Pero, la ley, como carga y
en virtud de la función, les impone una obligación: transparentar. La ley les está diciendo: usted, señor
funcionario o empleado, me deberá informar su situación patrimonial, al ingresar al empleo o función, durante
el ejercicio de ella, al final y cuando se le requiera tendrá que justificar un enriquecimiento apreciable. Si no está
de acuerdo no ocupe el cargo o función, porque, incurrirá en delito si omite la justificación. He aquí explicados
la obligación y el delito. La ley no supone necesariamente la comisión de uno de los otros delitos previstos en el
Código Penal para el enriquecimiento. Pueden quedar atrapadas múltiples y sutiles formas no típicas en sí, pero
mañosas, de abuso de la función o cargo. Esto es lo que no considera la tesis defensiva que alude siempre "al
otro delito". No es cierto, tal como está redactada la norma. Menos que se haya legislado un delito de sospecha
de otro delito o de algún delito y que se ponga una pena de sospecha. Bien leída la disposición penal en
cuestión, lo que castiga es la falta de justificación, a requerimiento, de un enriquecimiento patrimonial
apreciable, provenga de donde provenga, siempre que tenga relación con la función o empleo. Se castiga la
inobservancia del deber de transparencia (justificación) que, como carga, la ley impone a todos los funcionarios
o empleados. Durante el desempeño de función o empleo pública no puede haber enriquecimiento apreciable
injustificado.
Conclusiones: por las razones expresadas juzgamos que el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, consagra un

© Thomson La Ley 36
verdadero tipo delictivo. Sanciona el incumplimiento del deber de justificar, a requerimiento, un
enriquecimiento apreciable, impuesto a los funcionarios y empleados públicos; que siendo así, no viola los
principios nullun crimen (legalidad) y de reserva penal, ni el derecho penal de hecho; tampoco infringe los
principios nulla poena sine culpa, ni de inocencia; menos instituye un derecho penal de autor, ni una pena de
sospecha. Frente al deber de justificar, no cabe invocar las garantías del proceso penal. En definitiva la figura en
cuestión no es inconstitucional.
XIV Impugnación de los actos de la investigación
a) La defensa de Eduardo C. Angeloz, también la de Faya, han impugnado la investigación cumplida en
autos. La primera plantea la inexistencia de los actos cumplidos por el fiscal de Instrucción de 6º turno con
posterioridad a la denuncia formulada por la Coordinadora de Gremios Estatales, reiterando el cuestionamiento
que efectuara el propio Angeloz con fecha 8/3/96 al tomar conocimiento del requerimiento de investigación
jurisdiccional. Se sostiene que dichos actos no tienen ni pueden tener efecto jurídico procesal alguno y que,
según la terminología que se escoja dentro de las variantes que ofrece la doctrina procesal, deben reputarse
como absolutamente ineficaces o inexistentes. No es que se trate de actos jurídicos procesales viciados que
tornen procedente su declaración de nulidad. Son "no actos" toda vez que fueron cumplidos sin tener ninguna
competencia funcional para ello, en virtud de que no podía existir ninguna investigación ni persecución penal
pues faltaba la hipótesis de un hecho típico. Alega que, inmediatamente después de recibirla denuncia, el fiscal
de Instrucción, si estimaba que de ella se desprendía en grado de hipótesis un "apreciable enriquecimiento",
previo a cualquier acto, debió por sí, por órgano administrativo o jurisdiccional, formular el "debido
requerimiento" que exige esa figura delictiva y, luego, en su caso, promover investigación jurisdiccional. Pero,
además, no pudo tener ni haber tenido jamás ese fiscal de Instrucción, competencia funcional para desarrollar
una investigación de la envergadura de la que se ha llevado a cabo, pues el delito reprimido por el art. 268, inc.
2º Cód. Penal no abre la competencia para la investigación fiscal preparatoria. (La defensa de Faya formula en
este punto idéntico planteo). Por otro lado, el art. 340, Cód. Procesal Penal dispone que la Investigación Penal
Preparatoria, estará exclusivamente a cargo del órgano jurisdiccional cuando existieran obstáculos fundados en
privilegios constitucionales, siendo de aplicación dicho precepto legal en virtud de la calidad de Senador
Nacional por la Provincia de Córdoba de Angeloz, excluyendo toda posibilidad de realización de investigación
alguna a cargo del fiscal de instrucción. La única facultad del fiscal, si a su criterio surgían de la denuncia
efectuada, elementos suficientes para considerar que existía un "incremento patrimonial apreciable" era, si se
consideraba competente, realizar él mismo el debido requerimiento, en caso contrario pedírselo al juez de
Instrucción o solicitarlo a la autoridad administrativa que a su criterio correspondiera. Cumplimentado dicho
requisito indispensable para poder estimar que prima facie se había configurado el tipo penal de enriquecimiento
ilícito previsto en el art. 268, inc. 2°, Cód. Penal, y en el caso de que esa fuera la inferencia del representante del
Ministerio Público, luego de contestado el requerimiento efectuado, sólo tenía facultades para realizar la mínima
e indispensable actividad de investigación para efectuar el requerimiento de investigación jurisdiccional, y en el
caso concreto solicitar al señor juez de Instrucción competente, se practique una investigación sumaria en los
términos del art. 14 del Cód. Procesal Penal. Que en definitiva no puede hablarse de nulidad de los actos de
investigación cumplidos por un órgano absolutamente incompetente. Se trata de actos que no existen. Cita la
opinión de Creus en relación a la teoría del acto inexistente.
b) Para dar cabal contestación al planteo, debemos precisar lo siguiente:
1. Que la presente investigación se origina a raíz de una denuncia formulada ante el fiscal de instrucción de
6° turno, por la junta Coordinadora de Gremios Estatales, con fecha 11 de septiembre de 1995, "...sobre hechos
presuntamente delictivos registrados en la Provincia de Córdoba...", mencionándose entre otros el
incumplimiento de la obligación de efectuar la declaración patrimonial del art. 14 de la Constitución Provincial
por parte de los ex-funcionarios (aludían a la Administración Angeloz) y al supuesto enriquecimiento "sin
causa", mencionándose el art. 268 del Cód. Penal.
2. Que en virtud de lo expuesto, el fiscal solicitó al juez de instrucción que requiriera a la Escribanía de
gobierno las declaraciones juradas que oportunamente formularan los funcionarios salientes: gobernador,
vicegobernador, ministros, secretarios, subsecretarios, directores de entes descentralizados y bancos oficiales.
3. Encontrándose en tramite dicha diligencia, con fecha 6 de octubre de 1995, comparecen el secretario
general de la Asociación Bancaria seccional Córdoba y el Secretario general de la Comisión Gremial Interna del
Banco Social de Córdoba y manifiestan que "por intermedio de la presente vienen a poner en conocimiento del
fiscal, información que podría ser de utilidad para la investigación que efectúa respecto de los hechos
oportunamente denunciados por la Asociación Bancaria Seccional Córdoba, como parte integrante de la
Coordinadora de Gremios Estatales por ante esta Fiscalía", detallando una serie de propiedades que "podrían
tener relación con Eduardo César Angeloz y/o con personas a él vinculadas. Se acompañó un listado de bienes.
4. Dadas las exigencias del debido requerimiento de justificación del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, así le era
imposible al fiscal efectuarlo válidamente por sí o solicitar a otro órgano estatal que lo hiciere. Tampoco podía
formular requerimiento de investigación jurisdiccional ni prejurisdiccional al juez, porque no mediaba

© Thomson La Ley 37
requerimiento de justificación. Ni menos requerir la desestimación, porque en la denuncia se exponían hechos
que exigían investigación. Sólo le quedaba el camino del art. 319 Cód. Procesal Penal, es decir, practicar las
diligencias que estimase conducentes, para poder fundar un requerimiento. No otra cosa es lo que hizo, según
surge de las constancias de autos. Y ése era el camino señalado por la ley. En efecto, por los principios de
legalidad y oficialidad, en posesión de una "noticia criminis" (caso de una denuncia, por ejemplo) el Fiscal debe
promover la acción penal. De acuerdo al sistema vigente, está facultado para "preparar" la acción penal en todos
aquellos casos que, por razones de hecho o jurídicas -caso del art. 268, inc. 2º Cód. Penal por ejemplo- sea
necesario. Esto es lo que prevén las normas específicas: constitución Provincial, art. 171: el Ministerio Público
ejerce sus funciones con arreglo a los principios de legalidad e imparcialidad. Art. 172: "tiene las siguientes
funciones: inc. 1. Preparar y promover la acción judicial en defensa del interés público...". Inc. 3. Promover y
ejercitar la acción pública ante los tribunales competentes .... Ley orgánica del Ministerio Público fiscal, art. 9º y
art. 328, Cód. Procesal Penal; el Fiscal deberá ejercer la acción pública, prepararla cuando sea menester,
reuniendo los elementos que sirvan de base a sus requerimientos. En virtud de los principios de oficialidad y
legalidad (que consagra el art. 5º, Cód. Procesal Penal) el fiscal siempre debe actuar ante el menor indicio de
criminalidad. El reproche de que otorgó a su actuación excesiva magnitud no es justo frente a las exigencias del
requerimiento. Por virtud de lo dispuesto en el art. 319, Cód. Procesal Penal, el fiscal está facultado para
disponer las diligencias que estime conducentes. Dicha norma no coarta sus poderes de investigación cuando
prevé que podrá sumariamente disponer las diligencias que estime conducentes, porque lo de "sumariamente"
debe ser interpretado en relación a lo "conducente". La ley le está indicando al fiscal que sumariamente, es
decir, sin más trámites, sin más dilaciones ni pérdida de tiempo, dispondrá las diligencias que estime
conducentes. Eso es lo que quiere la ley. Y esas medidas "conducentes", necesariamente dependen de cada caso.
En el sub exánime, frente al tipo del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal que impone el requerimiento "debido", y la
pluralidad de hechos mencionados por los denunciantes, el fiscal estaba compelido a procurar los elementos
necesarios para ello. De las constancias de autos surge que, así actuó. De no haber procedido de este modo,
hubiese sido imposible practicar un requerimiento válido. d) También, mediando en el caso un obstáculo al
ejercicio de la acción penal en relación al funcionario público, en virtud del privilegio constitucional de senador
nacional de Angeloz, el juez de instrucción debía practicar una "investigación sumaria" (tal la denomina la
propia Constitución Nacional) que no vulnerara su investidura, para determinar si existía mérito para el
juzgamiento y en su caso solicitar el desafuero ante el Senado Nacional (arts. 69 y 70, Constitución Nacional. y
14, Cód. Procesal Penal). Tal como ha sido concebido el privilegio respecto de los legisladores nacionales, la
"información sumaria" a que alude el art. 69 en función del 70 citados, debe ser previa al pedido de desafuero,
toda vez que si, como consecuencia de ella, la Cámara respectiva suspende al legislador en sus funciones, recién
podrá ser sometido a proceso. Esto implica un claro obstáculo de procedibilidad. El proceso requerido por el
Fiscal contra el legislador, no puede llevarse adelante en virtud del privilegio constitucional. Si la Cámara no
suspende al legislador, el juez deberá declarar que no se puede proceder y archivar las actuaciones. (art. 15,
Cód. Procesal Penal). Ello está indicando que en esta información sumaria, el legislador protegido por los fueros
no puede intervenir ni coactivamente ni voluntariamente, porque así lo ha previsto la propia Constitución. Está
fuera. Sin embargo, en el eventual ulterior proceso, desafuero mediante, no lo coloca ni por encima ni por
debajo del ciudadano común. Como todos, allí ejercerá los derechos que la ley reconoce al imputado. Por lo
tanto, correlacionando las disposiciones constitucionales mencionadas, con las reglas del proceso legal
establecido para todos los ciudadanos por el art. 18 Constitución Nacional y reglamentadas por el Código
Procesal Penal, debemos concluir que la información sumaria prevista por el art. 69 Constitución Nacional es
previa al proceso, porque éste no puede realizarse en virtud del privilegio constitucional. Precisamente como
resultado de ella y si el órgano Constitucional respectivo suspende al legislador en sus funciones, entonces
recién podrá llevarse adelante. De lo contrario el juez deberá declarar que no puede proceder y archivará las
actuaciones. (art. 15, Cód. Procesal Penal). No cabe otra interpretación frente a la disposición Constitucional. En
consecuencia durante la investigación sumaria del fiscal, para preparar la acción penal, cuanto en la información
sumaria del juez de Instrucción, para preparar el pedido de desafuero, el legislador no tiene intervención. Desde
el plano jurídico, en el ulterior proceso, estos actos se equiparan a los actos preprocesales. Pueden servir para
fundar la acusación como cualquier acto preprocesal reconocido por la ley, si son cumplidos con arreglo a la ley
procesal, porque ésta subordina todos los actos a sus propias disposiciones. En el proceso, el imputado tendrá la
más amplia libertad probatoria y, por virtud de ella, aquéllos actos cederán o serán corroborados. Pero no pesa
sobre los mismos ninguna "mácula" invalidante. Pues bien, en el caso bajo examen, tanto los actos del fiscal
cuanto los del juez, han sido cumplidos por quien podía y debía y de acuerdo a las formas predispuestos. No se
advierte infracción a las reglas de competencia ni a las formas procesales. En el sistema de taxatividad
establecido en nuestra ley sólo serán nulos los actos que violenten formas expresamente sancionadas con
nulidad o que conculquen garantías constitucionales. Por lo dicho, ninguna prescripción los invalida. En
consecuencia, reiteramos, no se advierte en primer lugar quebrantamiento de las reglas que asignan atribuciones
funcionales al fiscal de Instrucción (preferimos no utilizar el concepto de competencia para los actos del fiscal,
más propio de la jurisdicción). Menos un abuso de su función. En segundo lugar, tampoco merece reproche la
actuación del juez en orden a las reglas de competencia. En tercer lugar, desde el punto de vista de las formas,

© Thomson La Ley 38
los actos cumplidos son válidos. Y, por último, en relación a los imputados, éstos han tenido intervención en los
casos y forma previstas por la ley. Sólo resta aclarar que nos hemos referido a la nulidad, como sanción procesal
y no a la inexistencia de los actos, porque parécenos que en el Código Procesal Penal de Córdoba no ha tenido
acogida la teoría del acto inexistente. Si se examinan las disposiciones pertinentes de nuestro Código, puede
advertirse que todos los actos quedan sometidos al régimen de los actos procesales, incluso los pre-procesales,
sometiéndolos a las formas y amenazándolos con las sanciones en él previstas. Y así, con relación a los actos, ha
receptado las sanciones de inadmisibilidad y nulidad y respecto de los sujetos, la caducidad y la preclusión.
Particularmente en relación a la inobservancia de las reglas de competencia, el Cód. Procesal Penal ha previsto
la nulidad como sanción (vgr. arts. 42, 46 y 56). Por todo lo expresado, la objeción debe ser rechazada.
XV La impugnación del requerimiento
a) También ha sido atacado el requerimiento. Se dice que el mismo no es preciso ni específico, ni indica
detalladamente cuales son los bienes que han ingresado al patrimonio del funcionario o empleado con
posterioridad a la asunción del cargo, el monto del crecimiento, como así también las circunstancias de tiempo y
modo en que éste se produjo; que el incumplimiento por parte del órgano requirente, de los requisitos
indispensables que debe contener la intimación, impiden la posibilidad jurídica de contestarla; que al no
especificar el objeto sobre el cual debe versar la justificación, se exige que el funcionario pruebe la procedencia
de la totalidad de su patrimonio, lo que contradice el fin y el espíritu del controvertido art. 268, inc. 2º, del Cód.
Penal; que el requerimiento efectuado a Angeloz a través del fiscal de Estado es inespecífico, impreciso y
ambiguo, lo que indefectiblemente conlleva a su invalidez por ineficacia jurídica sustantiva; que es inespecífico
en virtud de que el fiscal de sexto turno no ha explicitado o indicado individualmente algún comportamiento o
circunstancia, de contenido o proyección económica y financiera, de los cuales surja en forma clara que éstas
constituyan la "canalización 'de dineros o bienes de propiedad del requerido, al patrimonio de las personas que
él estima han actuado como testaferros del mismo'; que solamente se ha limitado a enumerar en forma genérica
lo que él considera es la "expansión de los negocios, en los que se evidenció el incremento patrimonial de que se
trata"' y en consecuencia sostiene que el mismo se dio en el rubro agropecuario, gastronómico, en la
construcción y en los medios de comunicación, pero adolece de imprecisión, vaguedad, inespecificidad, falta de
claridad y ambigüedad (esto último cuando se refiere a la compra del campo "El Guaico", cuando se refiere a
Oscar Alberto Ghezzi, cuando trata la situación del Departamento del 9º Piso del edificio Belvedere de Avda.
Hipólito Irigoyen y cuando alude a la radio de Salta). El fiscal, dicen los apelantes, se ha limitado a enunciar y
describir bienes y acciones cuya propiedad se atribuye a diversas personas físicas y jurídicas, quienes, de
acuerdo a la hipótesis infundada del fiscal, los habrían adquirido con dineros de Angeloz, obtenidos
ilegítimamente durante el desempeño de la función pública, sin indicar las circunstancias de tiempo, modo y
lugar en que habría obtenido el dinero y mediante qué procedimientos se canalizó en el patrimonio de los
supuestos testaferros. Afirman que la sola descripción absolutamente inespecífica y ambigua de bienes y
acciones que integran el patrimonio de terceros (familiares, amigos y funcionarios), sin relación alguna con
actos realizados en el ejercicio del cargo de gobernador de la provincia, o la utilización de fondos del erario
provincial para su adquisición, le restan toda posibilidad de un libre ejercicio de la defensa y una correcta
justificación frente al requerimiento. Ello, además de que como se ha sostenido al contestarlo, resulta
absolutamente imposible la justificación de algo que no existe; además, en el requerimiento del Fiscal de estado
se omitió consignar el hecho referido a la adquisición del terreno de Boulevard San Juan y Bolívar. Sostienen
que si el requerimiento es defectuoso, se lesiona el derecho de defensa, pues además de haberse invertido la
carga probatoria mediante una presunción de culpabilidad del funcionario público, se le estaría exigiendo que
justifique el origen del incremento patrimonial, sin indicarle con precisión y especificidad qué es lo que tiene
que probar, bajo pena de que su silencio implique la configuración del tipo penal previsto en el art. 268, inc. 2º,
Cód. Penal. Citan la opinión de Núñez y Creus en su apoyo; que en virtud de lo expresado, el "debido
requerimiento" exigido por el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal. que se le ha efectuado a Eduardo C. Angeloz, carece
de toda validez por ineficacia jurídico sustantiva y, por ende, no se ha configurado el tipo penal de
enriquecimiento ilícito, el cual exige la concurrencia de los siguientes elementos: un "apreciable"
enriquecimiento posterior a la asunción de un cargo público, el "debido requerimiento" efectuado por el órgano
competente y la "falta de justificación" por parte del funcionario requerido.
b) Rechazando la objeción, en el auto apelado, el juez dice respecto del requerimiento que el mismo
consigna el "apreciable incremento patrimonial advertido" en relación al ex gobernador Angeloz, mencionando"
cada uno de los bienes e inversiones de que se trataba, con precisa indicación de la ubicación, fecha de
adquisición, precios pagados, montos invertidos, personas intervinientes", agregando que "Tal específica
indicación se constata con la sola lectura del documento requirente en cuestión, en el que se releva -por
ejemplo-, respecto de la Sociedad Marín y Cía. S.A., a la que no resultaba -ajeno con escasa actividad y casi
inexistente antes de la asunción al Gobierno de Angeloz-, el crecimiento económico que experimentó después
de su advenimiento al poder, explicándose cronológica y secuencialmente cada adquisición de extensiones de
campos, y las mejoras en ellas introducidas, como también respecto al inmueble ubicado en calle Hipólito
Irigoyen 330 de esta ciudad; del mismo modo que se detallan las inversiones que en el requerimiento se

© Thomson La Ley 39
denominaran "inversiones colaterales al ramo agropecuario"; que lo mismo ocurre con las producidas en
confiterías y restaurantes, las acaecidas en el rubro construcciones, referidas a obras e inversiones de Carlos M.
Angeloz, como así también las que se realizaron en medios de comunicación . ... la clara descripción efectuada
sobre su conducta en el tema referido a la adquisición de Radiodifusora Mediterránea, mostrándose también con
la mayor precisión, la desarrollada por quienes se sindican como sus personeros .... las circunstancias modales,
temporales y de lugar en que se consumaron los hechos, del modo que en él se han explicitado,
individualizándose las personas intervinientes, sus relaciones entre sí, y con la persona de Angeloz,
determinándose la manera en que todo ello contribuyó al incremento del patrimonio del nombrado, disimulado
en el de las personas señaladas.
c) Salvo en lo que hace al terreno de Bvard. San Juan y Bolívar, que no fue incluido en el requerimiento de
justificación efectuado por el Fiscal de Estado y sobre lo que ya volveremos, con respecto a los restantes
emprendimientos de la acusación, el reproche no es justo. Como dice el Juez, basta la simple lectura del
requerimiento practicado, que corre a fs. 906/951 y 1335/1381, para rechazarla objeción. Se puede apreciar que
hace una exhaustiva descripción de los hechos, mencionando las circunstancias relativas a los mismos. Copia
textual se envió al requerido. Valga como demostración de esta afirmación, la comunicación cursada por el
Fiscal de Estado de la Provincia al Fiscal de Instrucción, donde consta que designó al Jefe de Despacho de esa
Fiscalía de Estado, Enrique Valdés Escalera, para practicar la notificación, con los recaudos establecidos por la
Ley de Trámite Administrativo Provincial, debiendo entregar copia autenticada de la totalidad de las presentes
actuaciones" (el subrayado es nuestro) -fs. 972-; Siendo así, el procedimiento cumplido satisface la exigencia
legal impuesta por el art. 268, inc. 2° Cód. Penal.
d) La defensa sostiene que al no estar incluido en el requerimiento formulado por el Fiscal de Estado la
adquisición del terreno de Bvard. San Juan y Bolívar este hecho no puede integrar la imputación ni ingresar
válidamente al proceso. Si bien es verdad que en el requerimiento mencionado no ha sido incluido dicho hecho
que se describe en el punto "inversiones en la Construcción" del auto apelado, no es cierto que en el rubro
mencionado no haya mediado requerimiento válido. Veamos: el conocimiento de este emprendimiento llegó al
ámbito judicial con posterioridad al requerimiento practicado por el Fiscal de Estado. Por esa razón,
obviamente, no podía figurar allí. Sin embargo, conocido el mismo, el fiscal de instrucción, lo incluyó en el
"Requerimiento de investigación jurisdiccional e información sumaria" de fs. 1805, solicitándole al Juez que
practicase el requerimiento respectivo. En virtud de ello, el a quo requirió puntualmente la justificación de ésta
inversión al exgobernador Eduardo C. Angeloz, quien no justificó. El procedimiento observado es
perfectamente válido. Recuérdese lo que dijimos antes: el requerimiento puede formularlo cualquier autoridad
pública con facultad de investigar. El juez lo hará a solicitud del fiscal. Y el funcionario requerido de
justificación, no podrá invocar en este punto las garantías procesales de la indagatoria, aunque el requerimiento
se le formule en el transcurso de ella, porque el deber de justificación está por encima. Por tanto, en relación a
este emprendimiento del terreno de Bvard. San Juan y Bolívar, estimamos que se ha cumplido con el
requerimiento debido impuesto por el art. 268, inc. 2º Cód. Penal. El planteo, pues, debe ser rechazado.
XVI. Nulidad y prescripción
1. Las nulidades planteadas:
a) La defensa del imputado Carlos M. Angeloz ha planteado la nulidad de la intimación, en relación al hecho
del terreno sito en Bvard. San Juan esquina Bolívar, en razón de que dicho hecho no figuró en el requerimiento
de justificación formulado a Eduardo C. Angeloz, por el Fiscal de Estado de la Provincia, ni tampoco en el
pedido de desafuero. b) Respecto de lo primero, el planteo presupone que en el caso no medie el requerimiento
debido previsto por el art. 268, inc. 2º del Cód. Penal. Sobre el punto ya nos hemos pronunciado más arriba(ver
punto XV al que nos remitimos). Reiteramos que aquí hubo tal requerimiento. El mismo fue practicado por el
instructor a solicitud del ministerio público fiscal, según surge de las constancias obrantes a fs. 1805. También
se desprende que el requerido, no justificó, con pruebas idóneas, el origen extraño a la función pública que él
cumplía, de los dineros invertidos por quien se considera su testaferro en la operación: su hijo, el imputado
Carlos Miguel Angeloz. Por lo dicho, debe rechazarse el planteo. c) En punto a que este episodio no figuró en el
pedido de desafuero, nos permitimos señalar que el mismo figura en la solicitud formulada por el juez de
instrucción al H. Senado de la Nación y por la cual dicho organismo suspendió 'sine die' al Senador Nacional
Eduardo C. Angeloz, por lo que el supuesto agravio no concurre en el caso. 2. a) Los defensores de Marcelo
Fissore y Marcelo Ludueña, han planteado la nulidad de las indagatorias y, consecuentemente, de la resolución
porque, dicen sus defendidos han sido intimados por una calidad: la de testaferros, sin especificar las exigencias
esenciales del tipo. Que no se les ha imputado hecho alguno. No se describe su conducta; que ello importa
colocarlos en un estado de indefensión insuperable, violándose su derecho de defensa. b) Aquí tampoco
corresponde acoger el planteo porque el vicio denunciado no existe. En efecto, a ambos se les atribuye haber
participado en el supuesto enriquecimiento apreciable injustificado, operado durante su mandato, del ex
gobernador Eduardo C. Angeloz, a través de la colaboración prestada al hijo del nombrado, Carlos Miguel
Angeloz, a quien la acusación considera testaferro de aquél. Respecto de Ludueña, la acusación le reprocha
haber colaborado económicamente, y personalmente, en varios emprendimientos: Los edificios de Avenida

© Thomson La Ley 40
Pueyrredón Nº 73 y Chubut y Avenida Colón -Chubut 192- ambas de esta Ciudad(son inversiones en la
construcción de edificios de departamentos donde Carlos Angeloz operaba bajo la persona jurídica Angar). Que
Ludueña intervenía personalmente
en las obras, pagaba los jornales y a los contratistas, y aparece como titular de las unidades departamentales
del primer piso "A" y del tercer piso "B" del edificio de Chubut 192 y representando a la entidad prestamista en
departamentos del edificio de Av. Pueyrredón; Que también participa con Carlos Angeloz, en la adquisición de
dos lotes de la Avenida Duarte Quirós al 1600 de esta Ciudad y la construcción de un edificio: (Concretamente,
el lote 6 de la manzana 142, es puesto a su nombre, en tanto que el 7 es puesto a nombre de Angar, la empresa
creada por Carlos Angeloz y su esposa).En el primero se construye un edificio, con una inversión final de
alrededor de $ 500.000; y respecto de Fissore, se le enrostró su participación en dos emprendimientos concretos.
Primero: en el caso denominado "Petrosur" una inversión de más de setecientos mil dólares, para montar una
estación de Servicios ESSO en Avda. Colón esquina Cayetano Silva de esta Ciudad, mediante un crédito de la
Esso a una sociedad creada por Carlos Angeloz con Adolfo Bertoa, en la cual Fissore se desempeñaba como
Director suplente (ver edicto de fs. 1487 y aceptación del cargo fs. 1484) y en la que, a través de la empresa
Angar del primero de los nombrados, supuestamente el testaferro del ex gobernador Angeloz, concretamente,
Fissore, junto con Echegaray, tuvieron a su cargo las tareas de mensura y demolición de las construcciones
existentes. Segundo: en el caso denominado "Chateau Village S.A.", consistente en la adquisición. por parte de
Fissore, a quien no se le conoce capacidad económica alguna, como personero de Carlos Angeloz (Angar), del
40 % del paquete accionario de la empresa propietaria del predio destinado al residencial, Inversiones S.A. que
pertenecían mayoritariamente a Mauricio Pompas (por un importe de alrededor de U$S 500.000). 3. Se podrá
discrepar en relación a las conclusiones sentadas por el juez a quo en el auto apelado, pero en lo que hace a la
validez de las indagatorias, las mismas no merecen reproche. La obligación impuesta por el art. 261 de la Ley
Ritual, ha sido escrupulosamente observada. Por ello se rechazan ambos planteos.
4. Prescripción: a) La defensa de los imputados Félix Augusto Funes y Luis Enrique Escudero y también la
de José Oreste Gaido, han planteado la extinción por prescripción de la pretensión punitiva incoada contra los
mismos. Sostienen que, si se acepta la autonomía de la figura delictiva declarada aplicable a su respecto por el
Juez (persona interpuesta en el delito de enriquecimiento ilícito de un funcionario público, a que alude el art.
268, inc. 2º, Cód. Penal) el comienzo del plazo de la prescripción debe computarse desde la fecha del hecho
(adquisición del campo Puesto de Luna, lo que ocurrió en el mes de noviembre de 1984, para Funes, y
adquisición de las acciones de Radiodifusora Mediterránea, ocurrida en el año 1991, para Escudero y Gaido).
b)Las personas que intervienen en la simulación, son partícipes del delito de enriquecimiento injustificado de
funcionarios o empleados públicos reprimido por el art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, y a su respecto, la ley penal ha
modificando únicamente la sanción (la pena corporis aflictiva es menor y no ha previsto para él la inhabilitación
específica, lo cual se justifica atendiendo la mayor criminalidad del funcionario requerido y especialmente su
calidad de beneficiario del enriquecimiento patrimonial apreciable injustificado). El hecho de que la ley penal
castigue la participación con una pena menor, no significa necesariamente que haya establecido un tipo penal
autónomo. Una interpretación de tal clase, desvinculada del funcionario o empleado público, del requerimiento
y de la justificación, admitiría el castigo de la sola interposición en un enriquecimiento apreciable de un
funcionario o empleado público -art. 268, inc. 2°, parte 2ª, Cód. Penal-punible por sí, independientemente de
que se den o no las condiciones establecidas para la represión del funcionario o empleado (injustificación), lo
que no es admisible. El delito es único. Lo que pasa es que, como dice Núñez, se trata de un delito complejo:
por un lado el enriquecimiento patrimonial apreciable suyo o disimulado. Por el otro la no justificación al
requerimiento debido, efectuado al funcionario o empleado, el único que puede ser requerido, precisamente por
esa calidad. La participación ha sido puesta por el Cód. Penal en la fase de la disimulación. El delito se consuma
en el momento de la injustificación. Es desde ese momento que empieza a correr la prescripción igualmente
para todos, siempre y cuando ninguno de los intervinientes se encuentre desempeñando un cargo público porque
en tal caso se suspende para todos. De acuerdo a lo expresado, en el caso de los imputados Funes, Escudero y
Gaido, la prescripción no se ha operado, porque el plazo de la misma comenzó a correr el día en que se estima el
funcionario requerido -el ex gobernador de la provincia- incurrió en injustificación del enriquecimiento
patrimonial apreciable atribuido, es decir, al vencimiento del plazo de justificación el día 16 de febrero de 1996,
no habiendo transcurrido el tiempo señalado por el art. 62, inc. 2º, Cód. Penal.
XVII. Los hechos de la acusación
La acusación atribuye al Ex-Gobernador Eduardo C. Angeloz "que habiendo sido debidamente requerido."
detallada y específicamente a través del Fiscal de Estado en su "carácter de Organo constitucionalmente
encargado del control de la legalidad administrativa del Estado y de la defensa del patrimonio" de la provincia
(art. 150 de la Constitución Provincial), para que en el "término que fijará" -que se estableció en veinte días-
justificara lo "que se consideraba podía ser un incremento apreciable de su patrimonio" (a través de personas
interpuestas supuestamente para "disimularlo") producido durante su desempeño como Gobernador de la
Provincia desde diciembre de 1983 y hasta Julio de 1995, el emplazamiento fue contestado en término por
Angeloz. En tal presentación el requerido se limitó a negar -sin aportar ningún elemento de corroboración-, la

© Thomson La Ley 41
existencia de enriquecimiento apreciable alguno de su patrimonio, ni a su nombre, ni utilizando persona jurídica
o de existencia física alguna para encubrirlo, esgrimiendo una imposibilidad ética y jurídica de justificar un
"estado patrimonial inexistente. Luego de esa genérica negativa, señaló puntualmente no haber adquirido en
forma personal o a través de interpósitas personas, las cuotas sociales de Gustavo Viramonte Otero, Martín
Rodríguez Brizuela, Enrique Nores Bodereau y Enrique Augusto Finocchietti como integrantes de
Radiodifusora Mediterránea S.R.L. y por ende que se me (le) pueda atribuir participación alguna "en dicha
sociedad". Ratificó las declaraciones juradas de sus bienes "presentadas durante su desempeño como
gobernador, negando que exista contradicción alguna entre los mismos y la realidad de su 'patrimonio'. Que la
respuesta al requerimiento, conforme surge de la 'solicitud Fiscal de Información sumaria', no constituye una
justificación suficiente en los términos del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal, evaluada conforme a la atribución
efectuada de un incremento apreciable de su patrimonio a través de personas interpuestas para "disimularlo".
Que "... tras asumir el 10 de diciembre de 1.983 como Gobernador de la provincia, y mientras permaneció en
dicha función -luego de dos sucesivas reelecciones-hasta el mes de julio del año ppdo., el doctor Eduardo C.
Angeloz incrementó apreciablemente su patrimonio, lo que se materializó en forma encubierta a través de
personas interpuestas, con la colaboración de las mismas y de quienes, de otro modo, efectuaron aportes
materiales a ese fin". Que dicho enriquecimiento, obviamente, no se plasmó en la registración documental ni
contable de los bienes o intereses económicos a nombre del propio Eduardo C. Angeloz sino que fue canalizado
fundamentalmente como el giro normal de algunas sociedades (como "Miguel Marín y Cía. S.A.C.I.F.I.", Ed.
"Crecer S.A.", "Radiodifusora Mediterránea S.R.L."); de las "inversiones y actividades desplegadas por sus
hijos, Eduardo C. Angeloz (h.) y Carlos M. Angeloz" (ya sea personalmente o formando "parte de otras
sociedades como "Angar S.R.L.", "Canmor S.A.", "Córdoba Pizza S.A."); y de su yerno Jorge O. Lerda (como
integrante de "Digmar S.A." y "Córdoba Pizza S.A."), quienes habrían "conocido el origen ilícito de tal
enriquecimiento. Que los nombrados contaron con la colaboración dolosa de José A. Mengo, Luis E. Escudero,
Félix A. Funes, Fernando E. Faya, Marcelo E. Ludueña, José M. Echegaray, Marcelo Fissore, Oscar A. Ghezzi,
Marcelo Valsecchi, José O. Gaido y Jaime Pompas. Continúa diciendo la acusación que A los fines de
esquematizar la expansión de los negocios en los que se evidenció el incremento patrimonial de que se trata, se
puede decir que, por un lado y en un primer momento, aprovechando la estructura preexistente de la empresa
familiar "Miguel Marín y Cía. S.A." (integrada al "principio por personas ajenas a la familia) se canalizaron
"inversiones de capital, especialmente en el rubro agropecuario". Que por otro lado, sin abandonar dicho rubro,
las inversiones se orientaron a otras actividades comerciales, desarrolladas mediante la constitución de
sociedades en el ámbito de la Capital Federal (por parte de terceros sin aparente vinculación con los antes
nombrados), procediéndose luego a radicar las mismas o sus actividades en esta Capital, donde eran por ellos
efectivamente dirigidas o administradas. En relación a este rubro pueden mencionarse las firmas: Canmor S.A.,
propietaria de los bares "Freddy" que funcionaran en shoppings de esta Ciudad; "Digmar S.A.", propietaria del
puesto de carnicería del Mercado Sur denominado "Potrero 7"; y "Córdoba Pizza S.A.", propietaria del
comercio de Barrio Nueva Córdoba conocido como "Pizza Cero". Que también "forman parte de las inversiones
las actividades profesionales desarrolladas por Carlos Miguel Angeloz quien, sin que se le conozca fuente de
financiamiento genuino, en forma individual o asociado a personas allegadas -primero-, o a través de la firma
"Angar S.R.L." -luego-, realizó operaciones inmobiliarias y acometió diversas obras que, en muy poco tiempo
(sin desatender sus responsabilidades como administrador de "Marín S.A." y "Canmor S.A.") significaron un
"notable progreso. Que, asimismo, para llevar adelante las construcciones, Carlos Miguel Angeloz contó con la
colaboración de su vecino Marcelo Eugenio Ludueña y los ingenieros civiles Marcelo Fissore y José María
Echegaray. Que finalmente, las actividades desarrolladas por Eduardo César Angeloz incluyeron incursiones en
medios de comunicación, tales como el "Diario Córdoba'", la radio "LV2 Radio General Paz" y su FM "99.7",
en esta Ciudad; y la radio "LV9 Radio Salta" y la FM "Génesis", ambas de la ciudad de Salta, en sociedad con
Jaime Pompas. Que el doctor Eduardo C. Angeloz ha expresado públicamente y declaró bajo juramento (en
manifestación presentada el 13/1/84), que al momento de acceder al cargo de gobernador de la Provincia,
contaba en su patrimonio con los siguientes bienes: 1) El 50 % (en condominio con Félix A. Funes) de dos
locales denominados con los nros.1 y 10, en el ler. piso del edificio de Av. Vélez Sársfield nº 27 de esta Capital.
2) Derechos y acciones equivalentes a 1/26 partes sobre dos fracciones de terreno en Villa del Lago, Pedanía
San Roque, Departamento Punilla de esta Provincia. 3) Un automóvil Renault 18 GTX dominio X467.090. d)
Un automóvil Opel K 180 modelo 1.976, dominio B 1.335.889.4) Una embarcación Pagliettini, dominio
M3407. 5) 800 cuotas (valuadas en $a. 80 y equivalentes a una participación del 16%) de la firma "ALODIAL
S.R.L.". 6) 120.000 acciones (valuadas en $a.12 y equivalentes a una participación del 40%) de la firma Miguel
Marín y Cía. S.A.C.I.F.I. 7) Un departamento ubicado en Av. Marcelo T. de Alvear Nº 334, 7mo. Piso C de esta
Ciudad (con tenencia otorgada por el Banco Hipotecario en 1.979). 8) Un departamento ubicado en calle
Paraguay Nº 1.271/75 1er. piso dpto. 12 en la Capital Federal. 9) Un inmueble en calle Independencia Nº 1145
(propiedad Nº 11-01-0-032886/1) adquirido según boleto de compraventa del 6/7/79. También incluyó en su
declaración: un inmueble en Villa del Lago (Departamento Punilla de esta Provincia), un departamento en Av.
Vélez Sársfield 80, entrepiso, locales 7 y 8 de esta Ciudad, y un departamento en calle Independencia 1167
también en esta Ciudad; bienes éstos tres últimos sobre los que aclaró que corresponden a su esposa, Martha

© Thomson La Ley 42
Rosa Marín de Angeloz como heredera declarada según Auto interlocutorio 100 del 16/6/75, del juzgado de Paz
Letrado de 9na. Nominación. Que no obstante tales manifestaciones (las que no difirieron sustancialmente con
lo consignado en las declaraciones juradas de fechas 13/12/91 y 12/7/95), con la colaboración de las personas
mencionadas, Angeloz realizó con posterioridad sucesivamente múltiples y variadas adquisiciones e
inversiones, generando un apreciable incremento de su patrimonio, el que se corresponde al siguiente relato
descriptivo:
I) Miguel Marin y Cía. S.A.C.I.F.I. Con anterioridad al advenimiento al poder de Eduardo César Angeloz y
desde su fundación (el 19/8/67), según sus balances, la firma tenía una actividad comercial casi nula",
registrando como capital únicamente los siguientes bienes: a) Una fracción de campo de 71 has. ubicadas en
Potrero de Garay y Reartes (Dpto. Calamuchita), denominada "Los Pinares" ("Río del Medio" según el Reg. de
la Prop.), adquirida por escritura del 16/5/69 y para ser destinada a la forestación de pinares; y b) Tres lotes de
8.300 mts. en total adquiridos por escritura del 26/9/69, ubicados en Pedanía Constitución, Dpto. Colón, donde
existe una plantación de eucaliptus. En cambio, con posterioridad a la asunción de Angeloz como gobernador de
la Provincia, mientras duró su gestión pública (y cuando aún sus hijos no tenían ninguna ingerencia), la firma
registró un notable giro, comenzando a darse una serie de "inversiones orientadas fundamentalmente a la
actividad agropecuaria, y que se tradujeron tanto en la adquisición de un inmueble urbano, como de importantes
extensiones de campos, a los que se agregaron significativas mejoras (desmontes, cercos, alambrados, caminos
internos, galpones, etc.) y stocks de hacienda, todo según el siguiente detalle cronológico: 1) "Puesto de Luna"
(adquirido el 19/11/84 por Escritura Nº 359). Campo que consta de 1.049 has. 652 m2 ubicadas en Pedanía
Aguada del Monte, Departamento Sobremonte, compradas por Félix A. Funes a la sucesión Loza, habiéndose
pagado el precio de $a4.000.000 (fs. 68172 de la Carpeta de pruebas no 5). El campo fue escriturado a favor de
Miguel Marín y Cía. S.A. (representada por Carlos M. Angeloz) recién el 29/3/95, oportunidad ésta en la que
Félix Funes expresó haberlo adquirido cumpliendo obligaciones asumidas en el año 1.985 conforme al Acta de
Directorio nº 42, y en calidad de ex condómino con Oscar Alfredo Loza (condominio disuelto mediante
Escritura de fecha 20/12/93 labrada por la Esc. Marta María Lescano, Reg. 367). En esta ocasión el precio
abonado fue el de $ 52.000. El bien ha sido valuado en el proyecto del último balance en $ 238.336,73, según
valor libros al 20/6/94. 2) Departamento (adquirido por boleto del 9/12/86), ubicado en el 9 piso del edificio
Belvedere sito en Av. Hipólito Irigoyen nº 330, en el Barrio Nueva Córdoba de esta Ciudad de 174,43 m2 de
superficie cubierta, y que consta además de baulera (de 2,26 m2 y dos cocheras (de 11,28 m2 y 10,81,
respectivamente; haciendo un total de 198,78 m2 de superficie cubierta). La adquisición a la empresa
constructora fue realizada por José A. Mengo, quien fijó domicilio en Av. Vélez Sársfield 27 Primer Piso Of. 2.
Asimismo, una vez instrumentado el reglamento de copropiedad, Mengo hizo conocer con fecha 15/12/89, que
había efectuado la compra en comisión para la firma "Miguel Marín y Cía. S.A.", a cuyo efecto hizo una
declaración de dominio" que avaló con copia del Acta de Directorio nº 64 de la mencionada firma, de igual
fecha. Posteriormente el inmueble fue escriturado a nombre de la sociedad recién el 18/4/94, actuando en su
representación Carlos M. Angeloz. En la escritura se fijó un precio actualizado de $ 6,92 (equivalente al del
boleto, convertido a pesos), pese a que la base imponible del bien al momento de la escrituración fue de
$119.124, y que el valor que se le asignara en el proyecto del último balance de la sociedad sería $ 240.000,
(según valor libros al 20/6/94). Es a su vez el actual domicilio de Angeloz y su esposa en esta Ciudad. 3) Campo
ubicado en Montecristo (adquirido el 29/9/87). Consta de 101 has. 3.070 m2 ubicadas en el Paraje denominado
Montecristo, Pedanía Constitución, Departamento Colón. En la adquisición la sociedad habría estado
representada por José A. Mengo, mencionándose como precio pagado el de A 1.600. Fue vendido el 14/7/94 a
Luis José Cantarutti en U$S 70.000 (según se consignó en la Escritura), gravándoselo en el mismo acto
mediante hipoteca de ler. grado a favor de "Marín S.A." por U$S 50.000.4) "Las Islas" (adquirido el 29/4/88).
Campo que consta de 586 has. 2.254 m2) ubicadas en Pedanía Aguada del Monte, Departamento Sobremonte,
colindantes con "Puesto de Luna". En la adquisición la sociedad estuvo representada por José A. Mengo,
mencionándose como precio pagado el de A 40.000 (Base imponible: A 19.487) el que estaría valuado en el
proyecto del último balance en $ 28.778,06 (según valor libros al 20/6/94). 5) "Las Chilcas" (adquirido el
30/1/89). Se trata de los derechos y acciones sobre dicho campo que consta de 310 has. 6.604 metros,
colindantes con "Puesto de Luna". "En la adquisición la sociedad estuvo representada por José A. Mengo,
mencionándose como precio pagado el de A. 48.000 estando valuado en el proyecto del último balance en
$10.537,72 (según valor libros al 20/6/94). 6) "Sevira" y "Oncan" (adquirido el 9/1/90). Campos que constan de
613 has. 3.640 m2 (en total) ubicados en Pedanías Aguada del Monte y Cerrillos, Departamento Sobremonte.
En la adquisición la sociedad estuvo representada por José A. Mengo, mencionándose como precio pagado el de
A 7.000.000. En el proyecto del último balance está valuado en $ 57.247,50 (según valor libros al 20/6/94). 7)
"Cachi Yaco" (adquirido el 29/6/90). Derechos y acciones sobre dicho campo que está formado por distintas
fracciones que en total suman 414 has. 1.740 m2, colindantes con "Puesto de Luna". En la transacción figura
como vendedor Marcelo Valsecchi (quien la adquiriera en A 152.000 un año atrás a los anteriores dueños) y
como representante de la sociedad, José A. Mengo, con domicilio en Av. Vélez Sársfield 27, ler. Piso,
mencionándose como precio pagado el de A 30.000.000, estando valuado en el proyecto del último balance en $
65.099,99 (según valor libros al 20/6/94"). 8) "El Guaico" (adquirido el 17/10/94). Campo de 510 has.

© Thomson La Ley 43
aproximadamente, ubicado en Pedanía San Vicente, Departamento Colón; y derechos y acciones sobre 342 has.
845 m2 aproximadamente, colindantes al anterior (total: 852 has. 845 m2 En la adquisición la sociedad estuvo
representada por Carlos M. "Angeloz, mencionándose como precio pagado el de U$S 350.000, aunque existen
antecedentes de que en realidad se habrían pagado U$S 700.000. 9) "La Elena" (adquirido el 6/2/95). Campo de
6.826 has. 540 m2 aproximadamente, ubicadas en los lugares denominados "Lomas Blancas" o "Loma Blanca",
"Palos Secos" y "Estancia Erumy" o "Rumí "Puca", Pedanías Aguada del Monte y Chuña Huasi, Departamento
Sobremonte. En la adquisición la sociedad estuvo representada por Carlos M. Angeloz, mencionándose como
precio pagado el de $ 260.000. Las mejoras introducidas. Todos estos campos, a excepción del ubicado en
Montecristo (mencionado sub 3) y "El Guaico" (aludido sub 8), conforman actualmente dos establecimientos
que en total suman una extensión de aproximadamente 10.000 has. A su vez, ambas tandas de adquisiciones
("Puesto de Luna" y "La Elena") se hicieron en relación a inmuebles que se encuentran asentados en la cuenca
manganífera de Pozo Nuevo, remontándose las primeras compras a la época inmediata anterior a la construcción
de la planta de concentración de ese mineral en Pozo Nuevo. Además, luego de su incorporación al patrimonio
de la firma, en cierto momento aparece al frente de estos establecimientos, a cargo de su administración, Carlos
M. Angeloz, ejecutándose en ellos en poco tiempo notables mejoras que elevaron considerablemente su valor a
punto de haberse estimado que la hectárea de los existentes en el departamento Sobremonte estaría cotizada
actualmente en el orden de los $ 200. Entre las mejoras se han detectado remodelaciones, desmontes, nuevas
instalaciones, aguadas, caminos internos, potreros, corrales, alambrados perimetrales, implantación de planteles
de hacienda bovina de raza brangus y toros de exposición engordados a corral, e implantación de pasturas. Así,
consta que se han realizado desmontes en por lo menos 300 has. en "Puesto de Luna" (a partir de 1.990) y 700
has. en "Aguada Vieja' o "Rumí Puca", hoy "La Elena" (desde el año 1.995), interviniendo en la tramitación de
las autorizaciones "pertinentes José A. Mengo, Carlos Angeloz, Marta Marín y el ing. agrónomo Fernando
Eduardo Faya, a la sazón asesor de "Miguel Marín S.A." y simultáneamente, asesor de gabinete contratado en el
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Recursos Renovables. En otro orden, los campos han sido cercados en
su totalidad con alambrado de primera para la zona y en el caso de "Puesto de Luna", se ha "mejorado también
el casco, se han construido galpones para guardar las maquinarias (topadora, tractores, maquinaria de arrastre), y
se han hecho corrales y bretes. Asimismo, además del administrador (que es Juan D. Martínez) trabajan unos
diez empleados, entre tractoristas, capataz, peones de campo, etc.. La explotación está orientada a la cría y
engorde de ganado bovino, teniendo una existencia de 1.680 cabezas, además de 36 toros, todos de raza Brangus
(al 29/1/95). Dichos animales son de excelente calidad, de lo que la firma incluso hizo publicidad en la revista
de la Sociedad Rural de Jesús María como que se trata de un establecimiento dedicado a la cría de raza Brangus
de gran calidad". En este mismo rubro se ha constatado que, por ejemplo, el 22/9/95, Carlos Miguel Angeloz
(acompañado de Fernando Eduardo Faya) adquirió en el remate realizado por la firma "Bellamar Estancias
S.A." (o Estancia "La "Sarah") de Las Varillas, diez toros brangus 318, por valor de $ "9.317. En la ocasión, se
dio como domicilio de la firma el de calle Paraná 75 de esta Ciudad, correspondiente en realidad a la firma
Angar S.R.L.". Asimismo, al poco tiempo de comprarse "Puesto de Luna", se concretó un viejo proyecto de
electrificación rural (que databa de 1972 y que había sido archivado en 1.979) realizándose el tendido de la red
eléctrica hacia todos estos campos, incluyendo el segundo tramo del proyecto (Retiro Pozo Nuevo), siendo ello
ejecutado aproximadamente a fines de 1.984 por la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Sobremonte
Ltda., con sede en San Francisco del Chañar. En cuanto a los caminos de la zona (que son de tierra pero en buen
estado), han sido mantenidos por el consorcio caminero de la localidad (Nº 208) que depende de la Dirección de
Vialidad de la Provincia, realizándose también un desvío de la traza del camino que pasaba al frente del casco
de la estancia "Puesto de Luna", alejándolo de éste varios metros. En el mismo ítem, se trazaron y ejecutaron
dentro del campo entre 30 y 50 kms. de caminos interiores, con la intervención del mismo Consorcio Caminero,
cuya presidencia la ejerce el Sr. Juan Julio Reynafé (quien se desempeñó como jefe político desde 1.985 a
1.987; y como delegado regional contratado por el Poder Ejecutivo con cargo de Jefe de División desde 1.989
hasta el 21/8/95). Los campos, finalmente, están sembrados en un 50 % aproximadamente con pasturas para el
ganado y en el caso de "Aguada Vieja" o "La Elena", existe (desde la época del anterior dueño) una pista chica
de aviación que permite el accionar de avionetas.
II. Inversiones colaterales al ramo "agropecuario. Como una proyección de estas inversiones, aparece
vinculada la firma "Digmar S.A." la que no obstante haberse constituido inicialmente en la Capital Federal el
18/5/93 y con una integración aparentemente ajena al punto de análisis, al cabo de un mes, quedó formada por el
ya nombrado Fernando E. Faya y Jorge O. Lerda (yerno del ex gobernador), fijándose domicilio en el
departamento de Angeloz en aquella Ciudad (Paraguay 1.275, ler. piso Of. 12). Además, los nuevos socios
procedieron al poco tiempo (septiembre de 1.993) a radicarla firma en esta Capital fijando domicilio social en el
mismo local donde funcionara el estudio jurídico de Funes y Angeloz (Av. Vélez Sársfield 27, ler. piso Ofs. 1 y
10), dedicándose a la explotación del comercio de carnicería ubicado en el Mercado Sur y que gira bajo el
nombre de "Potrero 7".
III) Inversiones en confiterías y restaurante. 1) "Freddy". En otro orden, se realizaron otras inversiones en el
rubro gastronómico representativas del acrecentamiento patrimonial del ex gobernador, realizadas a través de
sus hijos y terceras personas, como integrantes de sociedades que a tales fines fueron creadas. Así, por ejemplo,

© Thomson La Ley 44
la firma "Canmor S.A.", tras haber sido constituida en la ciudad de Buenos Aires, el 26/10/89 con distinta
integración, al cabo de pocos meses, formó su Directorio con Oscar A. Ghezzi (Presidente), Carlos M. Angeloz
(Vicepresidente), Eduardo C. Angeloz (h.) (Director) y Alfredo E. Ghezzi (Director). Esta sociedad, al poco
tiempo instaló y explotó los comercios que giraron bajo la denominación "Freddy" en el rubro restaurante
confitería, en el "Córdoba Shopping Center" (a partir del 12/2/90) y en el "Nuevocentro Shopping" (a partir del
29/8/90), suscribiendo los contratos por "Canmor S.A." Ghezzi y Carlos Angeloz, constituyéndose en garantes,
fiadores y principales pagadores de todas las obligaciones asumidas por la firma. No obstante, el local instalado
en el segundo centro comercial mencionado cesó su actividad el 26/1/191, mientras que el inaugurado
primeramente lo hizo el 21/10/92, interviniendo en ambas rescisiones Carlos Angeloz, figurando a esa altura
como presidente de la firma. Asimismo, y en vinculación a estos negocios, con fecha 16/10/91, Carlos Angeloz
(siempre en su condición de presidente de "Canmor") otorgó poder general amplio al contador Luis E.
Escudero, quien dio como domicilio el de Av. Vélez Sársfield 27 ler. piso, oficina 7 de esta Ciudad. 2) "Pizza
Cero" Tiempo después, se encaró otro emprendimiento en el mismo rubro, a través de la firma "Córdoba Pizza
S.A." constituida en la Capital Federal el 12/4/94 y en la que figura como uno de sus socios fundadores Jorge O.
Lerda (yerno del exGobernador),todo encaminado a la instalación del negocio de "restaurante-pizzería
denominado "Pizza Cero" en esta Ciudad.
IV Inversiones en la construcción. Por otra parte, el precoz acometimiento del Ing. Carlos M. Angeloz en
diversas obras de construcción de regular envergadura, se vincula a los intereses de su padre, como vehículo de
inversiones, por desconocérsele en este rubro fuente alguna de financiamiento. La cronología de los hechos
permite establecer que en un comienzo, se encararon emprendimientos como proyectos personales de Carlos
Angeloz y desarrollados con el acompañamiento de algunas de sus relaciones o amistades, entre las que pueden
mencionarse a Miguel 0. Maldonado y al Ing. José M. Echegaray. Pero luego, al poco tiempo, las obras pasaron
a formar parte de la actividad desplegada por la sociedad "Angar S.R.L." -creada al efecto- y para la cual
trabajaron otras relaciones del Ing. Angeloz, como el Arq. Milton E. Escobar, el contador Marcelo E. Ludueña,
el Ing. Marcelo Fissore además del ya nombrado Ing. Echegaray.
A) Obras o inversiones realizadas por Carlos Angeloz. Entre las primeras, es posible mencionar el siguiente
detalle: 1) Casas en Barrio Urca. Con fecha 1315191 se materializó la compra de dos terrenos individualizados
como lotes 51 (de 327 m2) y 59 (de 256,96 m2) de la Manzana 2 en Barrio Urca de esta Ciudad, figurando
como adquirentes Carlos M. Angeloz, José M. Echegaray y Miguel 0. Maldonado, quienes habrían pagado al
vendedor A 150.000.000, siendo sus bases imponibles a la época de la escrituración de A 70.800.307, el
primero, y A 55.644.279, el restante. En el terreno individualizado como Lote 59, se construyó una vivienda de
dos plantas de 156,70 m2, resultando aprobados los planos respectivos el 9/9/91 en donde figura como
responsable del proyecto y la dirección técnica, Echegaray. En el terreno individualizado como lote 51, se
habría construido una vivienda de dos plantas de 180,43 m2, resultando aprobados los planos respectivos el
28/7/92 en donde figura como responsable del proyecto y la dirección técnica, el mismo profesional. A su vez
con fecha 23/10/91, Carlos M. Angeloz otorgó poder especial a favor de José María Echegaray (según consta en
Escritura de fs. 818) para proceder a transferir a futuros adquirentes ambos inmuebles mencionados
precedentemente, lo que ocurrió con fecha 16/10/92 y por $ 50.000, en el caso del inmueble del lote 51; y con
fecha 23/6/92 y por $ 15.000, el del lote 59. 2) Casas en Barrio Parque Chacabuco. Con fecha 31/12/91 se
materializó la compra del terreno individualizado como Lote 10 de la Manzana 39 de Bº Parque Chacabuco (ex
Barrio Suizo) de esta Ciudad, de 284,10 m2 figurando como adquirente Carlos M. Angeloz, quien habría
pagado al vendedor A 110.000.000. En la misma fecha se materializó también la adquisición del terreno
individualizado como Lote 9 de la citada Manzana (colindante al anterior) de 328,10 m2 figurando como
adquirente Miguel 0. Maldonado, quien habría pagado al vendedor A 90.000.000. En el terreno individualizado
como lote 9, existe una vivienda de dos plantas, de primera categoría, que fue construida por Carlos Angeloz en
colaboración con Maldonado, figurando en el Registro de la Propiedad a nombre de su adquirente. En tanto, en
el terreno individualizado como lote 10, existe una vivienda en construcción de dos plantas sin terminar, obra en
la que también tuvo intervención el Ing. Angeloz. Este inmueble a su vez fue transferido recientemente (con
fecha 21/1/95), por Carlos M. Angeloz a la esposa de Miguel 0. Maldonado, figurando en la escritura pertinente
como precio de venta el de $ 12.300, y como valuación fiscal el de $ 12.294.4) Terreno en Bv. San Juan y
Bolívar. Con fecha 26/7/93, por instrumento privado, Rafael Mazzucco vendió el inmueble ubicado en la
esquina formada por el Bv. San Juan y Bolívar, en esta ciudad, con una superficie total aproximada de 665,85
m2 figurando como adquirentes Carlos M. Angeloz, Miguel A. Parussa, Manuel E. y Oscar A. Lorenzo,
pactándose la operación en el precio total quienes habrían pagado al vendedor de U$S 360.000, de los que U$S
200.000 fueron abonados en efectivo en el momento de la compra, conviniéndose que el saldo seria cancelado
en 9 cuotas mensuales, iguales y consecutivas de U$S 17.777,77 cada una, a partir del 26/8/93. Posteriormente,
por instrumento privado de fecha 24/8/93 (cuando aún no había vencido la primer cuota), los adquirentes
transfirieron los derechos y acciones resultantes del convenio anterior a "Díaz y Lozada S.R.L.% en la suma de
U$S 469.000, de cuyo precio, U$S 160.000 más U$S 8.000 (en concepto de intereses) fueron destinados a la
cancelación de las cuotas debidas a Mazzucco, en tanto que U$S 200.000, fueron percibidos por los vendedores
en el mismo acto, en dólar billete, y el saldo, equivalente a U$S 101.000 se declaró que se abonaba por acto

© Thomson La Ley 45
separado, desconociéndose bajo qué modalidad de pago (ver informe de la firma "Díaz y Lozada S.R.L." de fs.
1.716/719). B) Obras realizadas por "Angar SRL". Estando en ejecución algunas de las obras precedentemente
mencionadas y avizorando un sostenido crecimiento de la actividad, Carlos M. Angeloz el 21/10/91 constituyó
junto a su esposa la sociedad "Angar S.R.L." (con domicilio en Av. Vélez Sársfield nº 27 ler. piso of. 10),
destinada -como se dijo- a canalizar los nuevos proyectos en el área de la construcción, siempre sin
financiamiento conocido. Entre tales emprendimientos se detectaron: 1) Edificio en Pueyrredón 73. Mediante
escritura de fecha 9/10/92, Carlos Angeloz (en representación de "Angar S.R.L." adquirió el terreno
individualizado como parte del Lote 4A de la Manzana 98 de Bo. Nueva Córdoba de esta Ciudad, situado sobre
Bv. Pueyrredón n° 73, de 129,25 m2, figurando como precio abonado el de $ 30.000. En dicho terreno, se
construyó un edificio de propiedad horizontal que consta de subsuelo, planta baja y siete pisos, con una
superficie cubierta total de 728,35 m2 Los planos correspondientes fueron aprobados el 23/9/93 con proyecto
del Ing. José M. Echegaray y el Arq. Milton Escobar, figurando como responsable de la dirección y
representación técnica, Carlos Miguel Angeloz, y a cargo de la ejecución de la obra, "Angar S.R.L." Consta
también que el Cr. Marcelo Ludueña era quien visitaba la obra y hacía los pagos a los albañiles o contratistas. 2)
Edificio en Chubut 192. En el terreno conformado por los lotes "b" del plano de subdivisión, sobre Av. Colón
(sup. 80,1 m2) y "a" del mismo plano, sobre Chubut 192 (sup. 77,79 m2 y donde aparentemente ya existían
cuatro locales comerciales y un sótano, "Angar S.R.L." construyó un edificio compuesto de planta baja y tres
pisos, con ingreso por calle Chubut Nº 192 (esquina Av. Colón), incluyendo once departamentos (además de lo
preexistente). Las unidades del ler. Piso "A" y 3r. piso "B" pertenecerían a Marcelo Ludueña y otras dos a
Marcelo Pedro Mazzaforte (titular dominial del terreno). En los trámites tendientes a la registración "de la obra
figura como propietaria de la misma la firma "Angar S.R.L.", atribuyéndose la autoría del proyecto al Arq.
Milton Escobar, y la dirección y representación técnica el Ing. Carlos M. Angeloz; habiéndose la misma
aprobado durante los meses de agosto y setiembre de 1.993. Consta también que el contador Marcelo Ludueña
era quien visitaba la obra y hacía los pagos a los albañiles o contratistas. 3) Edificios en Duarte Quirós y Pje.
Urrutia. Con fecha 6/14/94 el ciudadano Antonio Licha materializó la venta simultánea de los siguientes
inmuebles: a) De un terreno "individualizado como lote 7 de la manzana 142, con una superficie total de 290
m2, con frente sobre calle Duarte Quirós al 1.684 en Barrio Alberdi de esta Ciudad, transferido a "Angar
S.R.L." "representada por Carlos Miguel Angeloz, figurando que se abonó un precio de $ 21.000 (Base
imponible: $ 20.811). b) De un terreno individualizado como lote 6 de la misma manzana, con una superficie
total de 342 m2 con frente sobre calle Duarte Quirós N° 1.676 (colindante al anterior, que queda al Oeste, sin
que los separe medianera alguna), transferido a Marcelo E. Ludueña figurando que se abonó un precio de $
22.000 (Base imponible: $ 21.885). En el lote con frente sobre Duarte Quirós que adquiriera Ludueña
(mencionado sub b), se está construyendo un edificio que consta de dos bloques comunicados por escaleras
(ambos con planta baja y siete pisos), y que terminada sumará 1.300 m2 cubiertos; obra cuyo proyecto,
dirección técnica y representación técnica están a cargo del Arq. Sergio Alejandro Ruiz López, y en la que
figura como comitente Marcelo E. Ludueña, representando el emprendimiento una inversión de por lo menos $
500.000, según la estimación que puede hacerse en base a los costos de la construcción (que oscilan entre $ 350
y $ 450 por m2 4) "Petrosur S.A.". Siendo Adolfo Martín G. Bertoa concesionario de dos estaciones de
servicios en esta Ciudad de la firma "Esso S.A.P.A.", en el mes de diciembre de 1.994, la misma le ofreció el
financiamiento equivalente al 80 % de las inversiones necesarias para la compra y construcción de una nueva
estación, en un terreno previamente seleccionado ubicado en la Av. Colón esquina Cayetano Silva, en el Barrio
Alto Alberdi de esta Capital. Es así que con la finalidad de llevar a cabo dicho emprendimiento, con fecha
8/5/95, Bertoa constituyó la sociedad denominada "PETROSUR S.A.", integrada por el nombrado y Carlos M.
Angeloz, en partes iguales. Asimismo, con idéntico propósito "Petrosur" (representada por Bertoa) adquirió con
fecha 3/7/95 el terreno a la firma "Vanguardia S.A.", figurando que se abonaron por el mismo U$S 170.000
(Base imponible: $122.787). Con igual fecha, el terreno fue gravado con hipoteca de ler. grado a favor de "Esso
S.A.P.A." con el objeto de asegurar y garantizar hasta la suma de U$S 730.000, el pago de las mercaderías y
productos que dicha compañía le ha suministrado o pueda suministrarle en lo sucesivo a "Petrosur" así como el
pago de cualquier otra deuda que se genere. A partir del mes de mayo de 1.995 se comenzaron a realizar los
trabajos de mensura y demolición, estando ello mayoritariamente a cargo de la firma "Angar S.R.L.", con la
intervención de los Ings. José M. Echegaray y Marcelo Fissore, como dependientes de aquélla. 5) "Chateau
Village S.A.". La firma "Chateau Village S.A." está integrada por Mauricio Pompas (con aproximadamente el
50 % del paquete accionario) perteneciendo el resto de las acciones a "Inversiones S.A.", en la que el nombrado
Pompas es socio absolutamente mayoritario. Consta también que por sucesivas compras "realizadas durante el
transcurso del año 1.994, "Chateau Village S.A." resultó propietaria de un inmueble que suma a la fecha
alrededor de 54 has., ubicado detrás del Predio Ferial Fecor en esta Capital. Posteriormente, y pese a
desconocérsele fortuna o capacidad económica alguna, el Ing. Marcelo Fisore adquirió aproximadamente el 40
% del paquete accionario de "Inversiones "S.A.", en virtud de un acuerdo en el que dicho profesional aparecía
aportando algún monto de capital y/o la construcción de la infraestructura del Country que se proyectó en dicho
predio. Sin embargo, el Ing. Fissore obró (al participar en "Inversiones S.A.") en representación de los intereses
de Angeloz ya que, la única empresa que comenzó a ejecutar trabajos en el lugar (tales como cerco perimetral

© Thomson La Ley 46
con alambrado de tela, limpieza del terreno, acceso y calles interiores), desde comienzos del año 1.995, fue la
firma "Angar S.R.L.", concurriendo al lugar a dirigir los trabajos el Ing. Carlos Angeloz.
V Inversiones en los medios. En otro rubro, el entonces gobernador dirigió personalmente o a través de sus
hijos o terceras personas, inversiones vinculadas al control de medios de comunicación; en ese orden es posible
mencionar: 1) "Diario Córdoba". Surge de autos que alrededor del año 1.988, el grupo empresario formado por
los hermanos Héctor Hugo y Ricardo Martín Bianchi, en sociedad con Enrique Castro y Eduardo Wilson
Nocetti, por un lado; y Oscar A. Ghezzi, por el otro, adquirieron el resultado de la quiebra del Diario "Córdoba"
que se editaba en esta Ciudad, a cuyo fin, el 30/3/88, conformaron "Editorial Crecer S.A." . Posteriormente, en
el mes de marzo de 1.989, los empresarios nombrados en primer término (Bianchi, Castro y Nocetti) vendieron
el 33 % del total del paquete accionario a Angel José Berretta, quien había sido invitado por Ghezzi a participar
en el emprendimiento. Aparentemente, tendría relación con esta transacción, la cesión del boleto de
compraventa del departamento ubicado en el 2º piso del edificio Belvedere (sito en Av. Hipólito Irigoyen nº 330
de esta Ciudad) efectuada el 7/3/89 por la firma "Edificio Berretta S.A." a Héctor H. Bianchi y Oscar A. Ghezzi.
Sin embargo, llamativamente, éstos terminaron cediendo a los pocos meses (el 29/9/89) el mismo boleto a
Nicolás Alfredo Reyes (ex Secretario de Coordinación durante la gestión de Angeloz), quien en la misma fecha
escrituró finalmente el inmueble a su nombre, anotándolo como bien de familia. Por su parte, Bianchi y Castro,
en el mes de julio del mismo año, cedieron el resto de sus acciones a los otros socios desvinculándose
totalmente de la empresa. Finalmente oscar Alfredo Ghezzi y Marcelo Valsecchi adquieren las acciones
pertenecientes a Berretta, quien se retiró de la empresa por una discusión sostenida con el hijo mayor del ex
Gobernador -Eduardo César Angeloz (h.)- (ajeno a la Editorial) a raíz de un artículo aparecido en el diario
referente a autoridades de la ex EPOS. 2) "LV2 Radio General Paz". En la misma época, los intereses del ex
Gobernador de la Provincia se proyectaron hacia otro medio de comunicación, en este caso una emisora radial
de inserción local. En efecto, la frecuencia correspondiente a dicha emisora fue asignada por el Estado Nacional
en octubre de 1.983 -mediante licitación pública- a la sociedad "Radiodifusora Mediterránea S.R.L." integrada
originariamente por cinco socios (todos con partes iguales) a saber: El doctor Gustavo Viramonte Otero, el
doctor Martín Rodríguez Brizuela, Enrique Nores Bodereau, Alberto Boixados y el Ing. Enrique A. Finocchietti.
Sin embargo, con anterioridad al año 1990, el ex gobernador Angeloz, habría adquirido por interpósitas
personas las cuotas sociales correspondientes a Nores Bodereau, Viramonte Otero y Rodríguez Brizuela. En
relación a esta transferencia, existen "constancias y testimonios que la vincularían a las incidencias del trámite
procesal de los autos Banco de la Provincia de Córdoba c. Radiodifusora Mediterránea S.R.L. y otros Ejecutivo,
por el que se perseguía el cobro de A 1.000.000 derivados del contrato de mutuo vencido el 6/4/88, del que era
deudora la firma, y fiadores los socios Gustavo Viramonte Otero y Enrique Nores Bodereau. Tras obtener el
Banco con fecha 3/4/89 sentencia favorable en primera instancia, y ante la interposición de un recurso, tomó
intervención la Excma. Cámara Sexta de Apelaciones, la que quedó integrada para dichos autos con César De la
Peña (miembro originario y Presidente del tribunal), Alberto Somoza y Abraham Griffi. Dicho tribunal
mediante sentencia de fecha 18/10/90 resolvió por mayoría (con la disidencia de Griffi) hacer lugar al recurso,
receptando la excepción de inhabilidad de título opuesta y rechazar la demanda ejecutiva promovida por el
Banco. Posteriormente, actuando los doctores Arturo Pagliari en representación del Banco, José O. Gaido en
representación de la radio, y los fiadores en nombre propio, en el transcurso del año 1991, se arribó a un acuerdo
en virtud del cual la sociedad se hacía cargo de la deuda, financiada en 30 cuotas, saldando parte de ella (el
equivalente a siete cuotas) con desproporcionada publicidad a emitir por esa radio sobre el banco.
Coetáneamente, en el transcurso del año 1.990, Angeloz ofreció personalmente, en su despacho de la Casa de
Gobierno, al Ing. Finocchietti adquirirle su participación en la sociedad (la que a ese momento representaba el
40 %), designando como su representante en la negociación a Jaime Pompas. Luego, tras el acuerdo arribado
con éste último, en representación de Angeloz, redactó el instrumento pertinente, Horacio Cáceres, ex fiscal de
Estado (hoy fallecido), cuyo estudio jurídico era compartido con Nicolás Reyes, en calle 9 de Julio al 500. La
venta se pactó en la transferencia a favor del Ing. Finocchietti del 60 % de las acciones de la firma
Establecimientos Gráficos Biffignandi S.R.L., más la suma de U$S 320.000, importe que se pagó en seis o siete
cuotas, la primera de las cuales fue abonada por el propio Jaime Pompas. Al suscribirse el convenio, aparecieron
como compradores José O. Gaido y el ya nombrado Marcelo Valsecchi, no obstante lo cual, en la
documentación que fue presentada al Comfer figuraron como adquirentes el nombrado Gaido y el contador Luis
E. Escudero, según consta en acta de fecha 23/6/93. De igual modo, pocos días después (el 28/6/93) se
documentó la primera cesión efectuada previamente por los restantes socios (supuestamente en U$S 50.000) a
Angeloz, figurando también como adquirentes José Oreste Gaido y Luis Enrique Escudero. Por ese entonces,
los instrumentos citados ya no representaban la realidad de lo ocurrido por cuanto, tal como declarara en forma
juramentada el contador Luis E. Escudero al asumir como Vocal de la Dirección Provincial de Vialidad, al
31/12/91 tenía en su acervo 2.617.000 cuotas partes de Radiodifusora Mediterránea S.R.L. con un valor nominal
total de U$S 370.000, es decir, el equivalente al 50 % de la sociedad. Finalmente, con fecha 21/9/93 se suscribió
otro convenio por el cual Luis E.Escudero vendió todas sus cuotas sociales, en distintas proporciones, a José O.
Gaido y Ana M. Gigli, pero en la suma total de U$S 200.000, es decir inferior a la valuación consignada en la
declaración jurada. En este caso además las firmas fueron también certificadas con la misma fecha que la del

© Thomson La Ley 47
otro convenio. La intervención de los nombrados adquirentes estaba destinada a ocultar al verdadero
inversionista en el Medio, el doctor Eduardo C. Angeloz. 3) "LV9 Radio Salta". De igual modo, con
posterioridad a la incursión precedentemente relatada, Angeloz, en sociedad con Jaime Pompas y con la directa
colaboración de José O. Gaido, adquirieron el paquete accionario de la radio "LV9" y la emisión en Frecuencia
Modulada ("Génesis") de dicho medio.
XVIII. Marín S.A.C.I.F.I.: Para seguir un orden cronológico, corresponde examinar en primer lugar la
situación de la firma Marín S.A.C.I.F.I. a) Primer asunto: si media alguna relación entre esta empresa y el ex-
gobernador Angeloz, y en su caso cual. Esta empresa data del año 1967. Lleva el nombre del padre de la esposa
de Eduardo César Angeloz. Respecto de ella el propio Angeloz y sus hijos han reconocido que se trata de una
Sociedad Anónima cerrada de tipo familiar, integrada por miembros de la familia y de sus relaciones íntimas
(aluden a los coimputados Funes y Mengo y a Carlos A. Luna que no está imputado en esta causa). Que
Angeloz se desempeñó como síndico titular de la misma hasta el año 1973 en que pasó a desempeñarse en
idéntico cargo pero suplente, a raíz de sus funciones públicas. Que el nombrado nunca fue accionista. Que la
propiedad de las acciones mayoritarias (90 %), por sucesión hereditaria, pasaron a poder de la esposa de
Angeloz. Que, hasta la incorporación efectiva de los hijos, las acciones estuvieron en poder, como simples
tenedores, de Mengo, Fúnes y Luna. Que la sociedad es de propiedad de la esposa y de los hijos del
exgobernador. Vale decir, entonces, se ha negado que Eduardo C. Angeloz posea acciones en propiedad. Sin
embargo, constancias documentales obrantes en autos, contradicen esta afirmación. Aludimos a las
declaraciones juradas patrimoniales efectuadas por el propio Angeloz, ante la Escribanía Mayor de Gobierno, en
cumplimiento de la Constitución, al asumir y dejar el poder, cuya autenticidad no ha sido puesta en tela de
juicio. En efecto a fs. 710/712 obra la primera declaración jurada de Angeloz fechada el día 13 de enero de 1984
donde declara poseer ciento veinte mil acciones de la firma Miguel Marín y Cía. SACIFI equivalentes al 40 %
del capital social. Tal asignación se mantiene en las declaraciones juradas del 13 de diciembre de 1991 y del 12
de julio de 1995. En su indagatoria afirma que las acciones eran de propiedad de su esposa, adquiridas por
herencia de sus padres, y que es irrelevante en qué columna de la declaración jurada se asentaron las acciones.
Sin embargo, examinando esas declaraciones juradas se observan las siguientes circunstancias: que el doctor
Angeloz, cuando denuncia los bienes, discrimina a quien pertenecen así: primera declaración jurada del 13/1/84:
inmueble de Villa del Lago Pedanía San Roque: corresponde a Marta Rosa Marín de Angeloz. Heredera auto
interlocutorio Nº 100 del 16/6/75, juzgado de Paz Letrado de Novena Nominación. Inmueble de Av. Vélez
Sarsfield Nº 80, corresponde a Marta Rosa Marín de Angeloz heredera auto interlocutorio Nº 100 del 16/6/75
Juzgado de Paz Letrado de Novena Nominación. Propiedad de calle independencia Nº 1167: Corresponde a
Marta Rosa Marín de Angeloz -heredera- auto interlocutorio N° 100 del 16/6/75 Juzgado de Paz Letrado de
Novena Nominación. En lo demás -salvo la proporción de la propiedad del estudio- no hace ninguna aclaración.
Y su esposa también firma la declaración. Es decir, que ambos suscriben lo que está escrito y allí está escrito
que Angeloz posee 120.000 acciones equivalentes al 40 % del paquete accionario de la Sociedad Anónima
Marín SACIF En la segunda declaración jurada del 13/12/91 ocurre exactamente lo mismo. Y en la última
declaración jurada del 12/7/95, al cesar en el cargo, la situación se mantiene. Entonces, si fuera cierto que las
acciones son de propiedad exclusiva de su mujer, lo lógico hubiese sido que así lo consignara, tal como lo hizo
con las propiedades de Carlos Paz o de Vélez Sársfield N° 80 o con el otro inmueble de Nueva Córdoba. Pero
no fue así. Y las acciones, como hemos de ver, son al portador. Entonces, cabe preguntarse ¿Si ante la
Escribanía Mayor de Gobierno, el gobernador y su esposa suscriben una declaración jurada, declarando que el
gobernador es poseedor de 120.000 acciones representativas del 40 % del paquete accionario de la sociedad
Marín S.A.C.I.F; qué debe concluirse de ello? La respuesta es obvia, Y no se hace esta afirmación en base a una
pura deducción del contenido de esos documentos. Se la hace por su vinculación con otros documentos que
pasamos a analizar: conforme el estatuto de Marín S.A.C.I.F, cuya copia corre glosada en el primer cuerpo del
sumario, las acciones son al portador (art. 12); las acciones son indivisibles y la sociedad no reconoce más que
un solo propietario para cada acción (art. 15); la suscripción o propiedad de acciones implica el conocimiento y
la aceptación de las disposiciones de los estatutos (art. 16).Y ocurre que el doctor Angeloz es el letrado que
interviene en la normativización jurídica de la empresa. En efecto, de las constancias de fs. 97 surge que el
primero de diciembre de 1967, comparecen ante el escribano público titular del Registro 625, los Sres. Miguel
Marín Larred y el doctor Eduardo C. Angeloz, solicitando la protocolización de los documentos tramitados ante
Inspección de Sociedades Jurídicas de Córdoba con motivo de la constitución de la sociedad Miguel Marín y
Cía. -SACIF-. Los documentos son la nota de presentación, el acta de constitución de la sociedad anónima, y el
estatuto de la sociedad anónima. En ellas consta que el doctor Eduardo C. Angeloz, síndico titular ha sido
designado para realizar las gestiones tendientes a obtener las autorizaciones requeridas, etc. Obra copia del acta
de constitución y de los estatutos citados. Esto está revelando que el doctor Eduardo C. Angeloz, que fue el
abogado que intervino en la fundación de la sociedad, que por ende conocía los estatutos, sabía perfectamente lo
que estaba consignando en sus declaraciones juradas, es decir, que si allí puso que era poseedor de ciento veinte
mil acciones equivalentes al 40 % del capital accionario, es porque era poseedor de esas ciento veinte mil
acciones. No otra conclusión cabe. Ni se puede admitir que no supiera lo que estaba haciendo dada su condición
de abogado interviniente en la normativa jurídica de la empresa de que se trata. De manera que es inadmisible

© Thomson La Ley 48
sostener, como lo hace Angeloz en su indagatoria, que no tienen ninguna importancia las manifestaciones por él
efectuadas en sus declaraciones juradas patrimoniales suscriptas como gobernador de la Provincia en
cumplimiento de la Constitución Provincial. En consecuencia, de esas pruebas documentales directas, surge la
demostración de que el doctor Eduardo C. Angeloz, como lo sostiene el juez en el auto apelado, tiene
importantes intereses patrimoniales en la empresa Miguel Marín SACIF b): segundo asunto; Si el Eduardo C.
Angeloz era funcionario o empleado público: que Angeloz se desempeñó como funcionario público en el cargo
de gobernador de la Provincia, por tres períodos consecutivos, desde diciembre de 1993 hasta julio de 1995, es
un hecho público y notorio. Sin embargo, así lo hace constar el informe evacuado por la Secretaría General de la
Gobernación de la Provincia de Córdoba, a fs. 1872. c) Tercer asunto: si hubo enriquecimiento y, en su caso, si
el mismo fue apreciable. 1. El actual presidente de la firma, el ingeniero Carlos Miguel Angeloz, ha dicho que:
"fundada por su abuelo materno en 1967 .... se dedicó principalmente a las explotaciones agrícolas-ganaderas en
el ámbito de la Provincia de Córdoba". Que..." bajo la conducción de sus abuelos y padres, la sociedad comenzó
su actividad mediante la forestación de campos en los Departamentos Calamuchita y ". "Que luego de una
merma cierta en la actividad societaria debió tomar a su cargo personalmente la explotación, frente al expreso
pedido de su madre y hermanos". 2. El examen de los balances y de las mismas actas de directorio revela que la
firma, en los años previos a la asunción del poder por parte de Angeloz, no había tenido un gran crecimiento
económico. En realidad nunca alcanzó una dimensión económica importante. Lo reconoce el propio actual
Presidente en esa misma presentación. Hasta hubo momentos de total inactividad. Hay actas de directorio que
reflejan estos períodos, por ejemplo la Nº 31 del 26 de septiembre de 1980 donde se dice que dada las actuales
circunstancias prácticamente no se realiza ningún tipo de actividad salvo las de mantenimiento de las
plantaciones de pinos como así también se continúa con la gestión de venta de las unidades ubicadas en el
edificio "Ramos III"...; la del 30 de octubre de 1981 donde se dice que son muy pocas las actividades que se
desarrolla salvo las propias de mantenimiento y conservación de las plantaciones forestales existentes. Muchas
veces la empresa requirió de aportes de los socios y de préstamos para su giro. Así: Acta no 53 del Libro de
Actas de Asambleas (03/10/87) "a efectos de atender necesidades financieras los socios efectuaron aportes de
capital"; Acta n° 61 (28/07/89) "fue necesario recurrir a un aporte irrevocable por parte de los accionistas"; y
Acta no 70 (22/04/91) "habiendo sido necesario durante el período recurrir a aportes de los socios para atender
gastos de funcionamiento (Carpeta de Prueba nº 33) ". 3. Sin embargo, Carlos Angeloz afirma que el éxito
promisorio del emprendimiento y la disponibilidad de recursos genuinos de la empresa, posibilitó un incremento
de la actividad comercial, imponiéndose una moderada expansión territorial con la incorporación de tierras
aledañas de escaso valor económico. Esto originó que además de las originales plantaciones de pinos y
eucaliptus, la empresa cuente en la actualidad con tres establecimientos ganaderos, constituidos por los campos
Puesto de Luna y La Elena en el Departamento Sobremonte y El Guaico en el Departamento Colón, y un
departamento en Córdoba en el edificio Belvedere de Av. Hipólito Irigoyen al 300, y que el incremento de la
cantidad de ganado mediante la reproducción y conservación de las hembras con la venta únicamente de los
machos, hizo necesario contar con otros campos cercanos, por lo que se adquirió una fracción denominada La
Aguada Vieja, actualmente llamada La Elena. Y que finalmente durante el año 1994 se presentó la oportunidad
de adquirir otro campo en pedanía San Vicente, Departamento Colón, que posibilitaría a la Empresa la
explotación agrícola, que por la naturaleza y calidad del suelo de los otros campos, resultaba hasta entonces de
imposible consecusión, concretándose de éste modo la compra de aproximadamente 630 (campo El Guaico),
agregando que las adquisiciones tuvieron lugar con recursos genuinos de la empresa, mencionándose para el
primer campo el producido de la venta de unos departamentos del edificio Soledad I, que le pertenecían, y los
demás con créditos externos del Banco Exprinter de Uruguay y de una sociedad de Lichenstein denominada
Belles Isles, para los dos últimos campos... en tanto, que el departamento se pagó en cuotas durante la
construcción del edificio. 4. Conforme la prueba colectada, no es cierto que las propiedades rurales y urbana,
adquiridas por la firma Marín SACIF a partir de 1984 en adelante, que es el período que interesa a los fines de la
imputación, así como las mejoras e inversiones de todo tipo que después se realizaron, hayan sido financiadas
con los recursos genuinos generados por ella. Más aún: ni siquiera es posible sostener que todo ello se haya
podido hacer con los ingresos personales aparentes de los socios, conforme lo acreditado en autos. Con relación
a este rubro de inversiones, el Juez de Instrucción ha mencionado las consideraciones efectuadas por el miembro
integrante de la Comisión Asesora del Fuero Penal Económico, contador. Alejandro Pedro Garriga, quien, tras
efectuar un examen de los balances correspondientes a la firma "Marín y Cía. S.A.C.I.F.I." obrantes en las
Carpetas de Pruebas n° 2, 3 y 4 y de las certificaciones de balances expedidas por el Consejo Profesional de
Ciencias Económicas para los ejercicios 1988/1995, sostiene que ha sido una empresa que se podría calificar
como "deficitaria", con muchos ejercicios con pérdidas, escasas ventas, todo lo cual no justificaría inversiones,
de la magnitud de las que efectuó "Marín SACIFI"; que en todo el país el Agro fue deficitario desde los años
1984 al 89, época en la cual se liquidaban las exportaciones a valor dólar comercial y se efectuaban retenciones
(por parte del Estado nacional), lo que no hacía rentable la actividad ganadera. Que por tal motivo llama la
atención respecto a la Soc. Marín que realizara inversiones durante ejercicios en los que no había ventas, como
por ejemplo en el ejercicio 85/86 en el cual compró campos. 5. Por las fechas en que se hacen las adquisiciones
y las mejoras, de acuerdo a las propias constancias documentales de Marín SACIF, tanto las adquisiciones de

© Thomson La Ley 49
los inmuebles, cuanto la ejecución de las mejoras, fueron contemporáneas a la gestión gubernamental de
Angeloz. El juez de instrucción en este punto ha dicho: "Con anterioridad al advenimiento al poder de Eduardo
C. Angeloz y desde su fundación (el 19/8/67), según sus balances, la firma tenía una actividad comercial casi
nula, registrando como capital únicamente los siguientes bienes: a) Una fracción de campo de 71 has. ubicadas
en Potero de Garay y Reartes (Dpto. Calamuchita), denominada 'Los Pinares' ("Río del Medio según el Reg. de
la Prop.), adquirida por escritura del 16/5/69 y para ser destinada a la forestación de pinares; y b) Tres lotes de
8.300 mts. en total adquiridos por escritura del 26/9/69, ubicados en Pedanía Constitución, Dpto. Colón, donde
existe una plantación de eucaliptus". Tal afirmación del magistrado instructor, encuentra sustento en la
documental de la propia empresa. Si se consultan los balances, puede apreciarse que los ejercicios que van de
1968 a 1983, muestran un capital reducido, escasos bienes de cambio, modestas inversiones por participación en
otras sociedades o créditos prendarios; en muchas ocasiones hubo pérdida, lo que está avalado por los informes
del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba sobre los balances de Marín S.A. 6. Sin embargo,
a partir de 1984, comienza una serie de inversiones sostenidas en campos y mejoras, que evidentemente, no se
compadecen con los ingresos de la firma. El estudio detenido del caso permite distinguir nítidamente dos
épocas: una primera en que hay aportes o préstamos no identificados que va desde 1984 hasta principios de
1994,y una segunda en que hay créditos internacionales "blandos" que abarca desde fines de 1994 hasta la caída
del gobierno de Angeloz(mediados de 1995). Durante la primera época se concreta la adquisición del campo
"Puesto de Luna" y sus numerosos agregados, como así también un conjunto de inversiones, que lo constituyen
en un importante establecimiento destinado principalmente a la explotación ganadera; y el departamento
habitación nuevo en el edificio Belvedere de la Avenida Hipólito Irigoyen(que es hoy la vivienda de Angeloz).
La documentación de la empresa atribuye estos ingresos aportes o prestamos de los socios, sin decir quien los
hace. 7. El declarado origen de los fondos: Aportes de los accionistas. Dice el juez: asimismo, el nombrado
asesor contable, tras analizar la documentación secuestrada en el estudio contable del prevenido Escudero
(reservadas en Secretaría del Tribunal -ver acta de secuestro de fs. 3494/95-), expresa: ...Que del estudio
realizado en los libros comerciales exigidos por los arts. 43, 44 y 51 del Código de Comercio, y Acta de
Directorio, Acta de Asamblea y Registro de Accionistas de Miguel Marín y Cía. SACIFI, surge que las
adquisiciones efectuadas por la sociedad, de los campos Las Chilcas, Cachi Yaco, Saviray Oncan, y el
departamento en Av. Hipólito Irigoyen, fueron hechas con aportes de los accionistas". En el libro Diario Nº 1, a
fs. 99, en el mes de setiembre de 1988 ingresa un aporte de aumento de capital por A 40.000, y se compra un
campo al Sr. Loza por igual importe (advirtiendo que el campo es adquirido el 29/4/88, y se contabiliza en el
mes de Setiembre). Que en el mes de octubre de ese mismo año, ingresan A 100.000 por aumento de capital, lo
que equivale a U$S 6.618,13. A fs. 100 del mismo libro, se ingresa en enero de 1989 la suma de A 50.000 por
aumento de capital, lo que equivale a U$S 2.824,85. En febrero de ese mismo año ingresan A 200.000 por
aumento de capital, equivalentes a U$S 7.092,15, y se abonan A 48.000 por derechos sucesorios a Juárez. Que
en el Libro Diario Nº 2, a fs. 9, los accionistas en el mes de julio de 1989 aportan A 44.598.500, equivalentes a
U$S 67.573,48, dinero con el cual se adquirió el departamento de Av. Hipólito Irigoyen en A 32.750.000, lo que
equivale a U$S 49.621,21. Que a fs. 10 del mismo libro, en enero de 1990 consta que los socios aportaron A
7.000.000, equivalentes a U$S 3.743,31 y compraron derechos y acciones en el campo "Savira y Oncan" el
9/1/90 por Escritura n° 3 ante el Escribano Antonio Vitanza. En junio de 1990 (fs. 12 del mismo libro), los
accionistas aportaron A 43.000.000, equivalentes a U$S 8.793,46 y adquieren en A 32.100.000 (U$S 6.564,41)
derechos y acciones en Cachi Yaco. Que todas las adquisiciones de campos están asentadas en el Libro de Actas
de Directorio N° 1, como asimismo los aumentos de aporte de capital y los mismos aumentos de capital se
encuentra transcriptos en el Libro de Actas de Asamblea." Los Préstamos de los accionistas: agrega que "debido
a que la empresa tenía dificultades financieras, recurría con frecuencia aprestamos que le eran otorgados por los
accionistas (sin especificar el nombre, constando solo como 'préstamo'). Que a modo de ejemplo puede citar
algunos prestamos que se dieron en las siguientes fechas: julio de 1990, A 1.700.000. Agosto de 1990, A
15.000.000. Enero de 1991, A 15.000.000. Febrero/91,A 10.000.000. Marzo/91, A 12.000.000. Abril/91, A
16.000.000. Mayo/91, A 8.500.000. Junio/91, A 18.000.000. Al cierre del ejercicio 1990/91 la cuenta
"Acreedores" tiene un saldo de A 79.500.000. En el ejercicio 1992/93 en el mes de julio/92 ingresan prestamos
por $ 30.000; en agosto/92 otro préstamo de $ 18.000 con el que se compra un tractor por igual valor; en
junio/93 se obtiene un préstamo de $ 23.000 con el que se compra un rodado, quedando un saldo Acreedor al
cierre del ejercicio de $ 66.500 que se cancela con la venta de un campo (fs. 57 del Libro Diario). 8. Si
recurrimos a las declaraciones de los imputados, hemos de ver que ni los aportes ni los préstamos fueron hechos
por Funes, Mengo o Luna. Lógico es deducir que provinieron de los otros socios, es decir, de los miembros de
la familia Angeloz. Esto, repetimos, es lo que la lógica indica, porque los libros dicen que los aportes
provinieron de los socios. Los verdaderos socios -han dicho Funes y Mengo y lo han aceptado los restantes
imputados- son la esposa y los hijos de Angeloz - pese a que conforme las constancias documentales de la
empresa, los socios son aparentemente Funes, Mengo y Luna y los miembros de la familia Angeloz comienzan
a incorporarse recién a partir de 1.986 (ver fs. 11 y 12/20 de la Carpeta de Prueba Nº 1)- Durante el periodo
1979/1986 figuraban como únicos socios José A. Mengo (45%), Félix A. Funes (45%) y Carlos A. Luna (10%)
(ver fs. 9/11 de la Carpeta de Prueba no 1)-. Hay, como afirma el juez y reconocen los imputados, una ficción.

© Thomson La Ley 50
Pero aún admitida la mentada ficción en la que todos los imputados coinciden, los números no cierran a la hora
de justificar las inversiones. Algunos defensores, sin afirmar que él fue, han aludido a los sueldos que percibía
como diplomático el contador Eduardo C. Angeloz(h.), pero lo cierto es que ninguno de los miembros de la
familia Angeloz ha dicho "yo puse el dinero de las inversiones y lo saqué de tal lado que no tiene ninguna
vinculación con la elevada función pública de Angeloz". Y, pese al intenso estudio, no encontramos elementos
de juicio que permitan atribuir a uno de ellos en particular la realización de los préstamos o aportes no
individualizados, con sus ingresos genuinos declarados. En efecto: de la esposa de Angeloz no puede provenir
tan reiterados aportes ni las importantes inversiones en los establecimientos ganaderos, porque, de acuerdo a lo
que consta en autos no percibía ingresos que las justifiquen. Ante la DGI ella declara ser rentista. En el año
1993, declaró ante la DGl en ganancias de primera categoría-que por lo general corresponde a locación de
inmuebles, la suma de $ 18.551,32 y tributó $1520,78; en el año 1994 declaró $ 17.431,10 de utilidad y tributó $
1397,55). A menos que haya otros bienes, que no constan en autos, susceptibles de generar ingresos de tal
magnitud, que hubiesen justificado tan sostenida inversión en los establecimientos ganaderos, lo declarado por
ella no alcanza para justificar las adquisiciones e inversiones. Y en cuanto a las utilidades que podía retirar de la
firma, ya se ha visto que el giro de Marín, era modesto. De la hija menor y su esposo Lerda tampoco pueden
provenir, porque obtenían sus ingresos como empleados públicos (la joven es oficial de Tribunales y Lerda
revistó como administrativo de 5a y 6a en la Administración pública provincial hasta agosto de 1992 -Informe
de la Secretaría General de la Gobernación de fs. 1872-). Además, Lerda no ha afirmado haber sido él el
aportante, ni surge de autos que interviniera en la firma Marín SACIF En cuanto a María Marta Angeloz, en su
presentación correspondiente al año 1994 ante la DGI mencionando dedicarse al comercio, pagó por cuarta y
tercera categoría $ 1.597,18, lo cual es índice revelador de una actividad económica modesta. Tampoco es
razonable colegir que todos esos fondos provinieran de Eduardo Angeloz (h.), no obstante sus sueldos en el
servicio diplomático, porque vivía en Estados Unidos(estuvo alrededor de cinco años) y a su regreso en 1991
adquirió la vivienda propia en la zona del Cerro de Las Rosas, lo que le demandó una importante inversión.
Queda el ingeniero Carlos Angeloz, Presidente de la firma, pero es del caso que en aquella época recién estaba
iniciándose en su profesión. Tenemos ante la vista su propia declaración de impuesto a los bienes personales,
obrante a fs. 2228, donde declara que el único bien que poseía en ese tiempo era su vivienda de Ayacucho 2424
y ha declarado que con su título de ingeniero y el dinero proveniente de los regalos de casamiento, comenzó en
1991 a realizar sus primeras obras con su excompañero de facultad Echegaray y su amigo Maldonado y
constituyó su propia sociedad con su esposa (Angar). Además tanto Carlos cuando Eduardo Hijo, junto con un
amigo (Ghezzi) en esa época aparecen adquiriendo una sociedad e instalando sendas confiterías "Freddy" en los
nuevos Shopping de Córdoba, los que también requerían inversión para su instalación. Tampoco se afirmó que
en aquella época hubiese créditos internos o externos para Marín (dejamos para más adelante el tratamiento de
los créditos de Exprinter y Belles Islles para las adquisiciones de los campos El Guaico y La Elena, porque ello
ocurrió mucho después, en el último período 1994 y 1995). Entonces: las adquisiciones de la primera época(los
primeros cinco campos y el departamento)y el grueso de las mejoras, se hacen con aportes dinerarios de socios
no identificados y que aparentemente no se sabe de dónde provienen. 9. He aquí el detalle cronológico de las
adquisiciones: en noviembre de 1984 el campo "Puesto de Luna" (lo hace Funes para la sociedad), que recién
fue escriturado en 1995, en 1986 el departamento del noveno piso del edificio "Belvedere" (lo hace Mengo para
la sociedad), que fue escriturado en 1994; en 1988 el campo "Las Islas" (adquisición efectuada por Mengo); en
1989 el campo "Las Chilcas" (Mengo); en 1990 los campos "Sevira y Oncad" y "Cachi Yaco" (Mengo). 10. Las
mejoras: El enriquecimiento se opera no sólo con la adquisición de las propiedades, sino fundamentalmente con
las importantes mejoras e inversiones. Fue verdaderamente apreciable, desproporcionado. El estudio de la causa
revela que las mejoras e inversiones son innumerables y valiosas. Obran pianos, fotografías, inspección, y las
propias constancias de balances de la empresa: el informe de la Sociedad Rural de Córdoba de fs. 1982, hace
saber que el precio de cabeza de ganado y toros de raza Brangus de gran calidad que es el que cuenta el
establecimiento, osciló al mes de septiembre de 1995 entre los 700 y 1.400 pesos, siendo el promedio de
aproximadamente 860 pesos para toro de buena calidad, y entre 250 y 350 para las vacas buenas (de paso hace
saber que el desmonte por hectárea oscila entre 60 y 85 pesos más Iva si se trata de rolado y 200 litros de gasoil
el precio de topado por hectárea, y por último el metro lineal de alambrado de primera de 6 hilos es de $ 1,20).
El informe de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Provincia de fs. 880, fechado al 29/11/95
hace saber que la firma Miguel Marín SACIF cuenta con un total de 1680 bovinos registrados por un lado y 101
cabezas bovinos, por el otro lo que haría un total de 1781 cabezas de ganado. El informe de la firma Arabehety
y asociados de fs. 1984, hace saber el precio estimado de la hectárea de campo, que depende de varias
circunstancias (si tiene monte, la calidad de la tierra, si tiene agua, acceso, distancia, mejoras existentes, tipo y
estado del alambrado, cantidad de potreros, construcciones, luz eléctrica, etc.). Para Pedanía Aguada del Monte
de 50 y 120 pesos la hectárea. Para Pedanía San Vicente Departamento Colón de doscientos a trescientos pesos
la hectárea. Del informe de la Cooperativa de Electricidad, etc. de San Francisco del Chañar(fs. 1986 y actas de
fs. 2432 y sigtes.), se desprende que los campos del norte cuentan con electrificación rural (línea de 13,2
kilovatios); de la testimonial de Oscar D. Fernández, surge que fue contratado por el administrador de los
campos de Marín para realizar dos nivelaciones en "Puesto de Luna" y "La Elena" para dotar de agua a las

© Thomson La Ley 51
bebidas de los animales en los potreros. Dice que los campos cuentan con pastura natural, que "La Elena" tiene
pasto "gatoom panik", que toda la zona es muy rica en agua; A fs. 69, ha declarado Héctor Guillermo Loza,
nieto del antiguo propietario del campo "Puesto de Luna", que es técnico en producción ganadera y explota un
campo vecino, el cual revela que "Puesto de Luna", ha tenido innumerables mejoras, constituyéndose en el
mejor campo de la zona. Que ha sido alambrado, se han hecho aguadas, caminos internos, corrales, galpones y
edificaciones diversas. Que se dedican a la cría y engorde de ganado, teniendo unas mil cabezas madres de raza
Brangus, de excelente calidad, cuyos terneros de producción propia se engordan en el mismo establecimiento a
corral, lo que se llama el "feed lot". Que también tiene toros de muy buena calidad y alambrado nuevo. Que
todo este proceso es muy costoso; que publicitan en la revista de la Sociedad Rural de Jesús María como
"Establecimiento dedicado a la cría de raza Brangus de gran calidad"...que han implantado pasturas
subtropicales en gran parte del campo antes mencionado, lo cual también es muy costoso debido a que hay que
desmontar con maquinarias especiales. Que todo esto lo puede afirmar debido a sus conocimientos profesionales
y del lugar. No pueden dejarse de mencionarlos planos confeccionados por la Dirección de Policía Judicial y
que obran a partir de fs. 3796 y sigtes. del Cuerpo vigésimo y la inspección ocular y fotografías. Allí se muestra
grandes extensiones de campo fértil, apto para la ganadería; dos excelentes establecimientos rurales (Puesto de
Luna y El Guaico) bien dotados, de una gran extensión, con importantes mejoras consistentes en: casco de
estancia: 438m2 de superficie cubierta; vivienda del encargado: 160m2 cubiertos, viviendas para empleados,
galpón y talleres de 352m2 de superficie cubierta; electrificación rural, telefonía rural, alambrado perimetral,
tanques australianos uno de ellos de cuatrocientos mil litros, molinos de viento, potreros alambrados, caminos
internos, mangas alambradas, pasturas naturales, gatton panic, desmontes importantes. Además hay maquinarias
y herramientas. Que otra mejora importante, aparte de todos los caminos internos del campo, que los realizó el
consorcio caminero, es que se practicó un desvío del camino provincial a la altura de la entrada de "Puesto de
Luna" -fue corrido unos 700 metros aproximadamente- presumiblemente para lograr una mayor privacidad. Que
esta obra fue realizada por Vialidad de la Provincia mediante un expediente especial que implicó levante, obras
de arte (alcantarillado) y alambrado nuevo. Que todas estas obras se realizaron con mucha rapidez "como quien
tiene mucho dinero". 11. La valuación de los bienes del enriquecimiento: la estimación de la propia firma: las
propias conclusiones del informe del síndico de la empresa, Escudero, sobre la auditoría contable de la firma
Marín correspondiente al año 1995 que cerró el 30 de junio de ese año (obran a fs. 3633, 3643 del decimonono
cuerpo) según el cual, realizado de acuerdo con las normas aprobadas por la Federación Argentina de Consejos
Profesionales de Ciencias Económicas y exigidas por la resolución 4/86 del Consejo Profesional de Córdoba,
los estados contables presentan razonablemente la situación patrimonial de Marín y Cía. El activo alcanza a
$1.639.264,22 el pasivo es de $ 674.356,761o que hace un patrimonio neto de $ 964.907,46. Las ventas netas
alcanzaron a $ 132.393, 51, el costo de producción fue de $ 146.472,10, los gastos de $ 55.870,36, resultado
financiero $ 43.881,43, otros ingresos y egresos $ 74.531,45 y resultado final del ejercicio dio una pérdida de $
39.298,93. En cuanto a la valuación de los bienes tenemos que el campo Puesto de Luna presenta una valuación
inicial de $15.644,25, un revalúo técnico de $ 223.864,71 lo que lo lleva a un valor de $ 239.508,96 que el
campo Loma Blanca (La Elena) presenta un valor de $ 260.000 que el campo Las Islas presenta un valor inicial
de $ 1.888,97 un revalúo técnico de $ 27.030,63 lo que lo lleva a un valor de $ 28.919,60 el campo Las Chilcas
un valor de $10.589,55, el campo Sevira y Oncán un valor de $ 57.529,07, el campo Cachi Yaco un valor de $
65.420,18, el campo El Guaico un valor de $ 361.886,55, terrenos $ 11.427,10 y el departamento de Av.
Hipólito Irigoyen un valor de $ 242.860. La hacienda un valor final de $ 204.161,37, los alambrados y aguadas
un valor de $ 6.537,37 por un lado y $ 2.370,07, las instalaciones un valor de $ 35.814,41 por un lado y $
25.092,79 por otro, herramientas $ 20.164, 69 por un lado y $ 12.575,12 por otro, herramientas menores $
3.727,72 por un lado y $ 1.784,95, tractores $ 35.376 por un lado y por el otro $ 7.485,90, muebles y útiles $
3.189,13 por un lado y $ 2.266,48, instalación eléctrica rural $ 203,57 y $ 156,16, rodados $ 66.770,61 y $
50.423,54, mejoras sobre inmuebles $ 12,73 y 11,55; lo que hace un total de $ 2.077.447,40, el pasivo alcanza a
$ 674.356,76 (se declaran deudas bancarias documentadas por $ 350.000) y deudas financieras $ 280.000 (que
corresponden indudablemente a los créditos de Exprinter y de Belles-isles) el total de gastos alcanzó a $
13.146,39. La estimación del auxiliar del Fuero Penal Económico: de la testimonial del contador Alejandro
Pedro Garriga de fs. 2270, se desprende que el campo "Puesto de Luna", que cuenta con 1049 has. 652 in mts.2
a razón de ochenta pesos la hectárea, vale $ 83.972,16, el Dpto. ubicado en el noveno piso del edificio
Belvedere sito en Av. Hipólito Irigoyen Nº 330 Nueva Córdoba de esta Ciudad, total $198.780. Campo ubicado
en Monte Cristo, total $ 136.764,45; Las Islas $ 46.898,03; Las Chilcas $ 24.852,83; Sevira y Oncan $
49.069,12; Cachi Yaco $ 33.133,92; El Guaico $ 383.780,25; La Elena $ 1.023.981. El total del valor de los
campos e inmuebles mencionados asciende a $ 1.981.231,75. Con relación a los bienes de cambio, se componen
de 1680 cabezas de ganado, a razón de $ 300 por cabeza, da un total de $ 504.000 y 36 toros de raza Brangus de
gran calidad, a razón de $ 860 cada uno da $ 30.960. Total de bienes de cambio $ 534.960. Total de bienes,
incluyendo bienes de cambio e inmuebles: $ 2.516.191,75 11. El enriquecimiento y su injustificación: hay un
evidente enriquecimiento de la firma Marín; y el mismo fue apreciable, pero no está justificado. Aquí juega la
injustificación del enriquecimiento. El origen de los fondos necesarios para tal enriquecimiento, no aparece. La
falta de identificación de los accionistas aportantes, revela que no se desea hacerlo por alguna razón, toda vez

© Thomson La Ley 52
que se trata de aportes irrevocables por lo que importaban un enriquecimiento aparentemente injustificado para
los demás socios; y si se trata de donaciones, no se consigna su origen. Además, cuando hubo alguna liberalidad
de alguien, los imputados han sido los primeros en afirmarlo, como sucede con el producido del libro "El
Tiempo de los Argentinos" del doctor Eduardo C. Angeloz, que los imputados han dicho que lo donó a sus hijos
como anticipo de herencia. Se deduce de esto que hay ocultamiento de la persona del aportante. Esta
circunstancia, el ocultamiento, sumada a la oportunidad: la coincidencia temporal con el ascenso al poder de
Angeloz, a su reconocida posesión de 120.000 acciones de la firma equivalentes al 40 % del paquete
accionario(lo que demuestra su interés en el negocio) y otros indicios que se mencionarán enseguida, permite
inferir que el aportante de los fondos es el propio Angeloz y, esto no se compadece con sus ingresos de
gobernador, que es lo único que él menciona como fuente de ingresos al contestar el requerimiento. 12. La
última época del enriquecimiento: Pasemos ahora a la segunda época, el último período que abarca los años
1994/1995, que coincide con el momento más duro de los gobiernos de Angeloz, la época de la primera
emergencia económica de la Provincia, la que se declaró durante la etapa final de su gobierno. Es en este
momento que se adquieren los campos "El Guaico" y "La Elena" a fines de 1994 y principios de 1995, cuyo
valor de inversión probada supera los seiscientos mil dólares entre los dos. Aquí sí se conoce el origen de los
fondos. La primera propiedad es adquirida con un crédito de Exprinter Banco del Uruguay por 350.000 dólares
y la otra, con dinero proveniente de un crédito de una firma denominada Belles Islles Internacional, con sede en
Lichestein, un pequeño estado Europeo, propiedad de unos italianos que residen en Suiza, préstamo por 280.000
dólares, un monto ligeramente superior al precio de compra. Se acredita con documentación, que los mismos
fueron otorgados a la firma Marín. La principal objeción que se ha hecho a estos créditos, es la falta de garantía
real para afianzar su pago, lo cual no condice con los usos y costumbres en este tipo de negocios. Se replica que
los acreedores se conformaron con las garantías personales de los socios de Marín. Es posible, pero todo indica
que hay una razón más importante para otorgarlos créditos en esa condiciones. La razón fue dada por los
operadores que intervinieron en dichos créditos. Así: el del crédito de Belles lslles, Tiziano Siviero reveló que
"no es lo mismo prestarle dinero al primero que pasa por la calle, que al gobernador, ya que tiene la seguridad
que éste lo pagará. (Véase su declaración de fs. 2508/2511). En esa declaración Siviero refiere que Carlos
Angeloz y Marcelo Ludueña le comentaron que querían efectuar inversiones ...y no tenían plata ...que Marcelo
Ludueña es una persona sin fortuna personal. Que a Carlos Angeloz no le conoce bienes propios... pero "era el
hijo del gobernador de la provincia", agregando la frase antes citada. Que no se hizo hipoteca debido a que el
padre era el gobernador de Córdoba. Respecto del crédito de Exprinter, el gerente de exprinter Córdoba, en su
testimonio de fs. 2076/2078 vta. revela la verdadera razón de las facilidades crediticias: él recomendó ante
Exprinter Bancaria de Uruguay, a la firma Marín, porque estaba en la misma la familia Angeloz. Esta es la
razón del otorgamiento de los dos créditos internacionales sin garantías reales, a una empresa de balances
dificitarios, expuesta por los propios protagonistas. Por más que se quiera invocar, como se hace en los recursos,
razones de amistad o de liberalidad de los empresarios extranjeros, las mismas ceden frente a las razones
expuestas por los propios representantes de las entidades involucradas: la verdad es que los créditos eran
otorgados al gobernador. Y esto en términos de adecuación típica al art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal, es
enriquecimiento ilícito, porque los créditos son otorgados en consideración a la función. d) Cuarto asunto: el
enriquecimiento y su vinculación con la función pública: además de lo puntualizado supra, en relación a los
créditos, no podemos dejar de mencionar en esta parte, las consideraciones que hace el a quo con relación a las
mejoras electrificación rural y desvío del camino, porque muestran la vinculación de todo este proceso de
enriquecimiento, con la función pública desempeñada por el doctor Eduardo C. Angeloz: ha dicho el juez que
estas mejoras, por sus características, significaron una decisión política en la cual, no cabe duda tuvo
intervención el imputado Angeloz en beneficio propio. Transcribimos a continuación el fundamento. Dice el
juez que en el allanamiento practicado en el estudio contable del prevenido Escudero, se procedió al secuestro
del expediente 0045/01108/86 iniciado con fecha 7/7/86 en la Dirección Provincial de Vialidad de la Provincia,
que da cuenta de la ejecución de la obra mencionada, como consecuencia del proyecto de Restauración,
Conservación y Mejoramiento en zona de influencia a San Francisco del Chañar y Pozo Nuevo, por parte del
Consorcio Caminero nº 249 de La Totorilla, y en el que se preveía inicialmente la restauración y conservación
del tramo El Silverio-San Miguel, quedando sujetos a los replanteos que la repartición considere necesarios, los
trabajos de mejoramiento-cambios parciales de traza, terraplenes, construcción de alambrados pedrapienes, etc.
Diseñado en esos términos el proyecto, se advierte que, en la Resolución del Directorio de Vialidad de fecha
19/9/86 que dispone aprobar el proyecto, pliego y presupuesto de la obra, se incluye en el epígrafe del mismo al
campo "Puesto de Luna", constituyendo la materia del primer replanteo dispuesto por la repartición con fecha
20/10/86, el cambio de traza del camino "Las Chichas-El Navarro", más concretamente en el campo Puesto de
Luna, e iniciándose con esta obra el proyecto de referencia, conforme surge del cómputo métrico efectuado con
fecha 31/10/86, sin haberse explicado previamente y mediante datos técnicos, el porqué se decide invertir en
dicho lugar, ni la determinación de la relación existente entre el mismo con el objeto del proyecto, máxime si se
advierte que no existe proximidad entre el lugar de iniciación de las tareas (campo Puesto de Luna), con el
tramo que preveía incialmente el proyecto (ver mapas obrantes en la carpeta mencionada). Las circunstancias
apuntadas permiten, sin mayor esfuerzo, suponer que el cambio de traza del camino correspondiente al campo

© Thomson La Ley 53
Puesto de Luna, significó una decisión política que benefició al entonces Gobernador de la Provincia. El
examen de la causa indica que el juez tiene razón. La obra nunca se había podido concretar, no obstante la
voluntad de los anteriores propietarios, por lo que aparece como demasiada casualidad que justo tras la
adquisición de los campos por parte de Marín, se realizaran las obras. Respecto de la electrificación rural, el
juez también ha dicho "está debidamente acreditado que al poco tiempo de comprarse Puesto de Luna, se
concretó un viejo proyecto de electrificación rural (que databa de 1972 y que había sido archivado en 1979)
realizándose el tendido de la red eléctrica hacia todos estos campos, incluyendo el segundo tramo del proyecto
(Retiro Pozo Nuevo), siendo ello ejecutado por la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Sobremonte Ltda.,
con sede en San Francisco del Chañar". Al respecto, cabe destacar los testimonios rendidos por los ya
nombrados Monguillot y Loza, quienes, coincidentemente, refieren"...que después que se compró Puesto de
Luna, y por medio de la Cooperativa de Servicios Públicos Sobremonte (contratada por EPEC que pone los
fondos), que es de San Francisco del Chañar, se llevó tendido eléctrico al campo mencionado, y por tener que
pasar por su campo para llegar a Puesto de Luna se benefició con la electricidad el campo del padre del dicente.
Que antes de esto era prácticamente imposible, debido a que es una obra costosa, y que depende de una decisión
política...". Sobre el particular, Carlos M. Angeloz, refiere "...que esta obra tenia proyecto del año 1972 y fue
ejecutada a partir del año 1984, previo a la adquisición del campo...". Tales afirmaciones, se compadecen
parcialmente con las constancias obrantes en el expte. Nº 105327 de la Cooperativa de Servicios Públicos
Sobremonte Ltda. -reservada en Secretaría-, de donde surge que en enero de 1973, fue elevado a la Empresa
Provincial de Energía de Córdoba un proyecto de electrificación rural que contempla la ejecución de una línea
de tendido eléctrico en el tramo que une "retiro-Pozo Nuevo, el cual fuera visado por dicho organismo con fecha
4/5/73. Sin embargo, con las constancias obrantes en autos y que fueran remitidas al tribunal por la cooperativa
mencionada, se desvirtúan los dichos del imputado en relación al momento en que dicha obra fuera ejecutada,
procediendo a continuación a efectuar una síntesis de los antecedentes de la marcha de la obra que denotan la
ingerencia del prevenido Angeloz en su propio beneficio. Así, se desprende que la reunión del Consejo de
Administración de la cooperativa referida, de fecha 6/12/81, mediante Acta nº 153, da cuenta de"...la posibilidad
de iniciar los trabajos...", lo cual se comienza a ejecutar a partir de Febrero de 1982 (ver acta nº 155 de fs. 2434
vta.). A partir de allí, se fueron ejecutando tareas tendientes a la concreción del proyecto hasta que, con fecha
26/9/82, se produce un desbastador incendio en la zona que sumado a problemas económicos de la Cooperativa,
provocó un estado de emergencia en la misma que determinó un proceso de desaceleración de la obra con
gestiones ante el Ministerio de Obras y Servicios Públicos en un primer momento, y ante el Superior Gobierno
de la Provincia, a través del Senador Argüello y el Ministro de Gobierno doctor Palmero, con posterioridad, a
los fines del otorgamiento de un subsidio que permita continuar con el avance del proyecto. Tales medidas, sin
embargo, resultaron infructuosas y, tras varios meses de espera sin respuestas -previa paralización de la obra-, se
comunica la negativa del Gobierno al pedido de subsidio, resolviéndose en definitiva "...abandonar toda gestión
por ahora..." (ver Actas nº 162/186 de fs. 2438 vta./2455). No obstante ello, curiosamente, y sin dejar constancia
alguna acerca de medidas previas tendientes a procurar fondos, con fecha 26/2/85, en reunión del Consejo de
Administración, el Presidente de la Cooperativa informa "...sobre la marcha de la obra Retiro-Pozo Nuevo y que
se han continuado con la compra de materiales para la misma y se están realizando trabajos..." (ver acta de fs.
2458). A partir de ese momento, se aprecia un acelerado proceso de evolución de las tareas, dejándose
constancia que las mismas se abonaban en su totalidad y que se continuaba con la compra de materiales,
mencionándose que el subsidio dado por la Municipalidad "solo alcanzó para la compra de 377 collarines para
aisladores M.N.3 sobre un total de casi 700..." (ver acta de fs. 2459)... y agrega... De las circunstancias
expuestas se infiere el interés personal del entonces gobernador en la finalización del tendido eléctrico en la
zona; pues, no resulta indiferente los antecedentes relacionados con la fecha de reiniciación de la obra, esto es, a
solo tres meses de que la firma Marín S.A. adquiriera el campo Puesto de Luna -a la sazón beneficiado con la
misma-, máxime si se tiene en cuenta los frustrados intentos de apoyo económico que, en forma reiterada,
efectuara la cooperativa encargada de la labor durante más de ocho meses con posterioridad a la asunción de
Angeloz como Gobernador de la Provincia". Estos hechos deben ser puntualizados porque, a no dudar,
demuestran por lo menos la influencia del poder que ejercía el Eduardo C. Angeloz, en el proceso de
enriquecimiento de la firma y la necesaria vinculación del enriquecimiento con el ejercicio de la función
pública. e) Advertencia: Además de que las adquisiciones territoriales y las mejoras e inversiones concretadas
importaron un alto costo económico incompatible con la realidad económica de la empresa y con los ingresos
personales suyos y de los coimputados mencionados supra, como se verá enseguida, el grupo Angeloz, al
mismo tiempo, a través de Carlos Angeloz o de otras empresas que conformaron, llevó acabo otros
emprendimientos que también importaron inversiones importantes. Pero, quede claro, con lo acreditado en
relación a la firma Marín solamente, ya está fundada la probabilidad necesaria para justificar la elevación a
juicio de la causa por el delito de enriquecimiento ilícito contra el ex gobernador Eduardo Angeloz, en los
términos del art. 268, inc. 2º, parte 1ª, del Cód. Penal f) El campo de Montecristo: consideramos que el campo
de Monte Cristo debe ser excluido del enriquecimiento atribuído. Damos razones: surge de la documental
acompañada que dos días después de la asunción al cargo de gobernador por parte de Eduardo C. Angeloz, el
13/12/1983 Marín y Cía. adquirió de la sociedad J. J. Llapur SAFICFI y constructora estas dos fracciones de

© Thomson La Ley 54
terreno rural ubicadas en pedanía Constitución de esta Provincia que abarca una superficie de 65 has. 28 áreas
15 cms. 36 dms., las cuales fueron abonadas la mitad al contado y la mitad a los 30 días (dinero que se pondría a
plazo fijo si por cualquier razón no se podía escriturar en ese momento). Es decir que ese campo fue adquirido
simultáneamente al momento de la asunción al poder por parte de Angeloz. Por tanto es razonable concluir que
los dineros preexistían al momento de la asunción. No consta que en el mismo se hayan hecho mejoras e
inversiones. g) Situación de Funes, Mengo, Carlos Angeloz y Faya: 1. La conformación de la sociedad:
historiando la integración de Marín SACIFI, dice Carlos Angeloz, que el primer Directorio (1967) tuvo la
siguiente integración: presidente Miguel Marín Larred, vice presidente Marta Rosa Marín de Angeloz, director
Manuel Paitoví, síndico titular doctor Eduardo C. Angeloz, directores suplentes Carlos Alberto Angeloz y José
Alfredo Mengo, síndico suplente doctor Félix Augusto Funes. En 1970 se designan las siguientes autoridades:
presidente Marta Marín de Angeloz, vice presidente Miguel Marín Larred, secretario José Alfredo Mengo,
directores suplentes Rosa Angela Granata de Marín y Carlos Alberto Angeloz, síndico titular doctor C. Eduardo
Angeloz y síndico suplente doctor Félix Augusto Funes. En 1973, Funes pasa a ser síndico titular y el doctor
Angeloz suplente. En 1974, se reorganiza el directorio del siguiente modo: presidente Marta Rosa Marín de
Angeloz; vice presidente José Alfredo Mengo y secretaria Rosa Angela Granata de Marín. Se mantiene la
Sindicatura. A fin de ese año y a raíz del fallecimiento de la señora Granata de Marín, se designa secretario a
Carlos Alberto Angeloz y directores suplentes a María Elena Lavaselli de Angeloz y Carlos Alberto Luna. En
1979 se reorganiza el Directorio quedando como presidente José Alfredo Mengo, vice presidente Félix Augusto
Funes, secretario Carlos Alberto Luna, síndico titular Luis Enrique Escudero y síndico suplente Jorge Fernando
Parafita. Durante algunos años la actividad de la sociedad es mínima. En 1985 se designa el siguiente
Directorio: presidente José Alfredo Mengo, vicepresidente Félix Augusto Funes, secretario Carlos Alberto
Luna, Sindico Luis Enrique Escudero, síndico suplente Jorge Fernando Parafita y directores suplentes María
Cristina Quiroga y Gabriel José Colombero. Son reelectos en 1987. En 1988 ingresan como directores suplentes
Carlos Miguel Angeloz y María Marta Angeloz. En 1990, el Directorio queda conformado del siguiente modo:
presidente José Alfredo Mengo, vice presidente Félix Augusto Funes, secretario Carlos Miguel Angeloz,
Director Suplente María Marta Angeloz. Se mantiene la Sindicatura. Este Directorio es reelecto en 1991/92. En
1993 el Directorio queda conformado de la siguiente manera: presidente Carlos Miguel Angeloz; vice
presidente Eduardo C. Angeloz (h.), secretaria María Marta Angeloz, director suplente Marta Rosa Marín de
Angeloz, síndico titular Luis Enrique Escudero y síndico suplente Saúl Eduardo Meirovich, siendo reelecto el
1994. 2. La participación de Funes y Mengo en la simulación: a su respecto el a quo ha dicho: "se desprende del
Registro de Asambleas de accionistas de la firma Marín S.A., que el prevenido José A. Mengo, junto con Félix
A. Funes y Carlos A. Luna, -todos integrantes de la sociedad desde su constitución-, figuraban en las
registraciones societarias como únicos socios, durante el período comprendido entre 1979 hasta 1986 (en que
recién comienzan a reintegrarse miembros de la familia Angeloz) cuando en realidad y conforme a lo ya
expuesto, Angeloz incluyó en su patrimonio el 40 % de las acciones correspondientes a Marín S.A. Continúa
diciendo el juez que los imputados han sostenido que las acciones eran al portador, y que ellos integraban en ese
momento el Directorio representando a los verdaderos accionistas en las asambleas (que eran los propietarios de
las acciones), Pero que en realidad cada uno de ellos poseía sólo un 0,07%..."; Que tales argumentos no
resultarían cuestionables en tanto la apariencia creada no traiga aparejada la comisión de un hecho delictivo -tal
como aconteció desde 1979 hasta 1983-, período durante el cual sólo se habría representado a los accionistas en
las Asambleas... El a quo agrega: "...Que... dicha ficción, cobra relevancia jurídico-penal a partir de 1983 y tras
asumir al Gobierno el imputado Angeloz, sirviendo, desde entonces y hasta 1986, para disfrazar el verdadero
origen de los fondos con que el prevenido Mengo efectuara las importantes adquisiciones en nombre de la firma
que involucraba directamente al nombrado, como así también la significativa proporción de utilidades que las
mismas le redituaron ...."Respecto de Funes, el a quo ha dicho: "Su participación deviene de su intervención en
la compra del campo denominado Puesto de Luna, con el evidente propósito de encubrir a su verdadero
propietario ... todo lo cual se desprende de los documentos respectivos y de las propias manifestaciones del
nombrado cuando refiere que la compra la efectuó para Miguel Marín S.A". En relación a Mengo sostiene: "...A
los fines de una mejor comprensión de la naturaleza de las intervenciones de Mengo en la empresa de la familia
Angeloz, es importante destacar el carácter gratuito de las gestiones por él practicadas, tal como él mismo
refiere al decir que "...a su trabajo lo hizo gratuitamente...", lo cual reviste a un verdadero 'prestanombre', como
expresión de una vieja amistad familiar...".Y concluye:..." la relación existente entre Mengo y Funes con la
persona de Angeloz, despeja toda duda en relación al conocimiento que sobre los intereses creados por éste en la
sociedad Marín, pudiera caberle a los mismos; pues, además de la integración societaria descripta, revelan dicha
vinculación el hecho de compartir Funes con Angeloz el estudio en el local nº 1 y 10 del edificio sito en Avda.
Vélez Sarsfield 27 de esta ciudad, poseyendo a su vez el nombrado Mengo su estudio en el local 2 de dicho
edificio, habiendo sido éste socio de Alodial S.R.L. junto con Eduardo C. Angeloz y otros (ver actas de fs.
770/773)". 3. Los cargos públicos de Mengo y Funes: dice, también el magistrado Instructor:" ...Asimismo,
durante la gestión de gobierno de Angeloz, ambos ejercieron cargos públicos, desempeñándose Mengo como
subsecretario de Promoción Comercial (desde el 5/10/90 al 12/12/91), Subsecretario de Comercio (desde el
12/12/91 a julio de 1995) cargo durante el cual le fue encomendado además el Despacho de la Subsecretaría de

© Thomson La Ley 55
Industria (desde el 28/10/94 a julio de 1995), en tanto, Funes integró el Directorio de la Dirección Provincial
Vial (desde el 13/12/91 al 27/11/94) y de la D.I.P.A.S. (desde el 18/11/94 hasta julio de 1995), según surge del
informe remitido por la Dirección General de Personal de la Provincia de fs. 1950/1954...". 4. Nuestro examen
de la cuestión: Conforme la acusación, Mengo y Funes, directivos de la firma Marín SACIFI al tiempo de los
primeros hechos señalados como de enriquecimiento apreciable injustificado del ex gobernador canalizados a
través de la citada empresa -fueron los adquirentes de aquellas propiedades- son traídos a proceso como
partícipes necesarios de enriquecimiento ilícito de un funcionario público, de acuerdo a las reglas de la
participación del Código Penal. El juez fija la participación y analiza el dolo, en el momento de los actos que
traducen el enriquecimiento (inversiones). Todo esto ha sido discutido en los recursos. Se ha dicho en ellos, que
el delito de enriquecimiento ilícito, es "de propia mano" del funcionario, que los delitos de omisión no admiten
participación y que, en relación al tercero, se trata de un tipo delictivo autónomo. También se ha dicho, en otra
posición, que para el tercero se trata del mismo delito y que él también debe ser requerido, y si no hay
requerimiento, no hay delito de su parte. 5. Nosotros pensamos en este caso (y lo que aquí decimos vale para
todos los demás) que la del interpuesto es una participación, a la cual el art. 268, inc. 2º, parte 2ª, del Cód. Penal
le reserva una sanción más atenuada que para el funcionario o empleado público. Es decir, que no se trata de un
tipo autónomo. Damos razones: es inconcebible el castigo si no media delito por parte del funcionario. El delito
sólo se comete injustificando éste el enriquecimiento apreciable señalado en el requerimiento. Es decir que hasta
que no haya injustificación ante el requerimiento, no puede haber delito, por más simulación de enriquecimiento
apreciable que haya existido antes. Esto está demostrando que no se trata de un tipo autónomo. Y es
perfectamente claro que el Código ubica la participación del tercero en el momento de la interposición en el
enriquecimiento apreciable, es decir, en el momento de la disimulación. Por lo tanto, el enriquecimiento
apreciable directo o interpuesto es un presupuesto. El delito recién se consuma con la no justificación de ese
enriquecimiento apreciable por parte del funcionario requerido. Tanto el funcionario cuanto el partícipe, sólo
serán castigados en caso de injustificación por parte del funcionario requerido. No otra cosa, reiteramos es lo
que establece el art. 268,inc. 2º Cód. Penal. La actividad y el dolo del partícipe están en la simulación. Por eso el
art. 268, inc. 2°, Cód. Penal habla de persona interpuesta para disimular. Aquí, en la figura del art. 268, inc. 2º,
Cód. Penal, la simulación deviene ilícita por dos motivos: primero, porque el simulador está sustituyendo a un
funcionario público en un acto de naturaleza patrimonial sujeto a justificación a requerimiento de la autoridad;
y, en segundo lugar porque la ley penal prevé expresamente castigar como delito esa clase de simulaciones en
caso de injustificación del enriquecimiento por parte del funcionario público requerido. Y eso el simulador lo
sabe porque está en la ley. El sabe que el acto patrimonial que importa enriquecimiento apreciable es ilegítimo
en relación al funcionario. He ahí el dolo del partícipe. La posición del juez es, a nuestro juicio, correcta. 6. El
"otro" delito: no se requiere que el origen de los bienes o fondos provenga de otro delito cometido por el
funcionario -conf. Núñez- (puede serlo, pero no es requisito de la figura). El tipo se satisface con tal que los
bienes o fondos apreciables, provengan de un acto que tenga vinculación con la función, es decir que importe
una incorrección funcional, delictiva en sí misma o no (p. ej. una grave falta de ética); y el dolo del partícipe se
refiere a la conciencia de eso. 7. La persona jurídica interpuesta: el art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal, establece en
la segunda parte que "la persona interpuesta para disimular el enriquecimiento, será reprimido con prisión de
uno a cuatro años". Ahora bien, en el caso bajo examen, la persona interpuesta es una persona jurídica: Marín
SACIFI Las personas jurídicas obran a través de sus representantes. Dice el art. 36 del Cód. Civil. "Se reputan
actos de las personas jurídicas los de sus representantes legales...". Vale decir que en el sub examine, personeros
serán los directivos de Marín SACIFI que llevaron a cabo los actos cuestionados. Y bien: los imputados Mengo
y Funes aceptan la existencia de los hechos y su intervención (la que, por otra parte no podía ser negada toda
vez que consta en la documentación); pero sólo admiten su carácter de personeros de los sucesores del fundador
de la empresa, negando el carácter de personeros de Angeloz. Se declaran personeros de los sucesores de
Miguel Marín Larred, en función de una promesa efectuada en el lecho de muerte al fundador de la sociedad, y
al mismo tiempo reconocen que su participación en la misma era mínima (el 0,07 %). Afirman que las compras
por ellos efectuadas eran para y con dinero de la sociedad, pero no explican razonablemente de dónde sale,
limitándose a consignaran que proviene de aportes irrevocables de los socios. Las circunstancias apuntadas más
arriba, demuestran que los fondos únicamente podían provenir de Angeloz, lo que no podía ser ignorado por
ellos, dadas las condiciones financieras de la firma de la cual ellos son las autoridades y su estrecha vinculación
con Angeloz, poseedor del 40 % del paquete accionario. Juzgamos a esta altura que no hubo error o ignorancia
en ellos que eran los directores de la firma. Damos razones: la actuación de ambos debe ser considerada en
función de lo que se expuso antes: ellos saben, porque es el mismo Mengo quien en su condición de presidente
lo dice, conforme consta en las actas, que la sociedad atraviesa una inmovilidad casi total (recuérdese aquéllas
actas mencionadas supra números 31,32, 46 del Directorio de Marín). Por otra parte conocen perfectamente la
situación financiera de la empresa (los balances 89, 90, 91 y 93 dan pérdidas); y ellos dejan constancia en las
actas que la sociedad recibía aportes irrevocables de los socios para atender necesidades financieras. También
saben que tales aportes, no provenían de sus pupilos (los nietos del fundador que ellos representaban), porque lo
hubiesen dicho, ni de los restantes socios, porque se hubiera dejado constancia (a menos que haya un interés
superior que lo impida). La relación de ellos con la familia Angeloz, es muy estrecha. También saben que estos

© Thomson La Ley 56
aportes se están produciendo durante el gobierno del doctor Angeloz y sin embargo ocultan la identidad del
aportante consignando que las adquisiciones se hacen con "aportes de los socios". Ni Funes ni Mengo
mencionan créditos externos como fuente de financiamiento. Funes es el socio del doctor Angeloz en el Estudio
y Mengo tiene su oficina al lado de la del Gobernador en el mismo edificio. Y ambos son designados en el
gobierno en importantes funciones a saber: Mengo, sub-secretario de promoción comercial del Ministerio de
Comercio Exterior y luego, hasta la caída del gobierno de Angeloz sub-secretario de Comercio y a cargo del
despacho de la Subsecretaría de Industria en tanto que Funes: Vocal de la Dirección Provincial de Hidráulica y
luego del directorio de EPOS y ambos comparten importantes intereses en común con el doctor Angeloz.
Tenemos así: Funes y Angeloz son condóminos de las oficinas del Estudio hasta que en 1994 (escritura 157 del
6/6/94) Angeloz le compra a Funes la parte indivisa. A su vez Mengo, es socio de Angeloz en la firma Fundar
S.R.L. (fs. 770, que posteriormente cambia su denominación por Alodial S.R.L.), con domicilio en la oficina de
Mengo. A su turno Funes es el abogado que realiza trámites relativos a otras personas jurídicas también
sindicadas como interpuestas en un enriquecimiento ilícito del ex gobernador. No es concebible ni la ignorancia
ni el error por parte de Mengo y Funes. Su obrar es consciente. En el caso de Funes no son atendibles sus
reclamos en base a sostener que las instrucciones de procurar la compra del campo Puesto de Luna fueron
hechas antes de la asunción al poder de Angeloz y que la adquisición de este campo fue el único hecho que
intervino, porque ello no es cierto. En primer lugar Puesto de Luna se compró y pagó tras la asunción del poder
por parte de Angeloz. En segundo lugar, no fue el único hecho en el que intervino Funes. En efecto, Héctor
Guillermo Loza, nieto del último propietario del campo Puesto de Luna, refiere que su padre y los hermanos de
éste, habían heredado anteriormente de su abuela Mercedes Juárez de Loza, dos campos denominados "Las
Islas" y "El Jume", que se dividieron en siete parcelas de aproximadamente 600 has. para cada uno de ellos. Que
su tío Luis María Loza recibió una fracción que estaba entre los campos "Las Islas" y "Puesto de Luna" (estaba
en el medio), el cual, aproximadamente en el año 1986, por intermedio de Félix Augusto Funes, lo vendió a la
firma "Marín S.A." aunque Funes no figuró en la Escritura, no pudiendo precisar quien firmó como
representante de la empresa mencionada. Que en los dos casos y según le comentaron sus tíos, estuvo presente
en las dos operaciones José Mengo, que fue la persona que trajo el dinero a la escribanía. También relata el
testigo Alejandro Félix Monguillot, propietario de un campo en la zona de San Francisco del Chañar, que en
cierta oportunidad estando conversando con el capataz del campo "Los Algarrobos" (de propiedad de Funes), el
mismo le hizo saber que Funes le mandaba a preguntar si tenía en venta su campo (el del declarante), pidiéndole
el plano de la mensura y el precio por hectárea. Que a través de dicho capataz le remitió a Funes lo que le
requiriera, para revisar el campo. Que al siguiente día, Funes le mandó en devolución el plano de mensura, a
través del mismo capataz, haciéndole saber que le gustaba el campo pero que el precio le parecía elevado y
tendría que consultarlo con el "tata viejo". Que al preguntarle el dicente a quien se refería, el capataz le
manifestó que se trataba de Angeloz. Por otro lado, Funes interviene en la donación a Vialidad para efectuar el
cambio de traza del camino, y en las inscripciones de las demás empresas cuestionadas de la familia Angeloz.
Así: corren a fs. 171/173, las diligencias de inscripción de la sociedad de responsabilidad limitada del menor de
los hijos varones de Angeloz (el ingeniero Carlos Angeloz), constando que es Félix Augusto Funes el abogado
que interviene en la tramitación (ver específicamente fs. 173; también de Digmar, de manera que no es verdad
que se haya limitado a realizar aquélla sola compra. Todo esto llevó al juez a afirmar con fundamento: "las
apariencias creadas a partir de la circunstancia de no integrar ni dirigir la citada firma ningún miembro de la
familia Angeloz, contrasta con la realidad lo consignado por el propio Angeloz en su declaración jurada de
fecha 13/1/84; y la ficción que queda al descubierto coincide en el tiempo con el auge de la sociedad, el que se
cristaliza durante la gestión de su gobierno pero bajo la representación y dirección de Funes, Mengo y Luna, a
través de distintas inversiones y transacciones de envergadura". La actuación de los dos primeros, que fueron los
que llevaron a cabo los hechos, es dolosa. Deben ser considerados partícipes necesarios en el delito de
enriquecimiento ilícito atribuido al ex gobernador Angeloz, tal como lo resuelve el auto apelado.
h) Intervención de Carlos Angeloz y de Faya: en esta firma, la del primero se materializó en la fase de las
últimas escrituraciones de inmuebles y, también, ayudado por Faya, que era ingeniero agrónomo, al llevar
adelante las incesantes mejoras representativas del enriquecimiento injustificado, en los establecimientos
rurales. Carlos Angeloz, oficialmente no figura en el Directorio o lo hace, a partir recién de 1988, como director
suplente o secretario de la firma. Recién en 1993 asume la Presidencia. No cabe duda que obra en interés de la
sociedad familiar, pero también está representando los intereses de su padre que ya vimos eran muy
importantes. Eduardo C. Angeloz aparentemente no interviene en los asuntos de Marín S.A. Sólo se lo ve
proponiendo personalmente a Faya, el asesor de la firma, para el cargo de asesor del Ministerio, visitando los
campos y, después ocupando el departamento del Edificio Belvedere cuando abandona el poder. Todo está a
cargo, aparentemente, de Carlos Angeloz. La inversión realizada entre 1984-1995 fue cuantiosa, como se vio
antes. Los fondos no provenían de Marín. Faya es el asesor de la firma. Se lo ve acompañando a Carlos Angeloz
a elegir hacienda, concurre con él a los remates y hasta aprovechando su condición de asesor del Ministerio de
Agricultura, retira las guías forestales para Marín. Incluso se asocia con el cuñado de Carlos Angeloz (el
coimputado Lerda) para explotar un puesto de carnicería en el Mercado Sud de esta Capital. Y por todo ello,
aparentemente recibe su paga.

© Thomson La Ley 57
IMAGEN

Luego es designado asesor del Ministerio de Agricultura de la Provincia. En suma: el acelerado proceso
económico materializado en las mejoras introducidas a los establecimientos rurales de Marín, tiene un ejecutor
material identificado: Carlos Angeloz. En estos emprendimientos Faya, designado asesor de la firma, actúa
como colaborador. Pero al mismo tiempo, es nombrado asesor en el gobierno de Angeloz y es el propio Angeloz
quien lo propone para el cargo. Profesional del campo, Faya colabora en el proceso de crecimiento de Marín.
Como dejamos establecido antes, se realiza una inversión económica muy importante. Los costos son enormes.
El ingeniero Faya sabe cuánto valen. Para concretar todo lo que se llevó adelante en los establecimientos rurales
hacía falta disponer de cuantiosos recursos. Y él no puede ignorar el rendimiento de los campos por lo que
conoce que los fondos no salen de la explotación rural. Los fondos provienen de otro lado. Aquí entra a jugar el
dolo. Está colaborando en un enriquecimiento injustificado. Su relación con los Angeloz no se limitaba a un
simple asesoramiento profesional. Faya es amigo, lo nombran en el gobierno, instala un negocio con el cuñado
de Carlos Angeloz (Digmar) y hasta comete actos impropios por ellos: en los campos Puesto de Luna y La
Elena, se realizaron desmontes, interviniendo el nombrado en el retiro de las autorizaciones, por ante el
Ministerio de Agricultura, donde simultáneamente se desempeñaba como asesor de gabinete, cargo para el cual
había sido propuesto por el propio gobernador Angeloz (carpetas de pruebas nº 7, 8 y 9 y propuesta de
designación de fs. 2627). Valiéndose de ello. Faya sin invocar representación ni acompañar la autorización
pertinente, retiró para Marín en dos ocasiones las guías forestales, en violación de lo dispuesto en la cláusula
sexta del decreto n 152 del 4/6/90. juzgamos que su intervención no fue inocente. Ha sido un colaborador
indirecto (a través de Carlos Angeloz), pero consciente, del proceso de enriquecimiento del ex-gobernador
Angeloz. No hay en él ni ignorancia ni error, al igual que sucede con Funes y Mengo. También es un partícipe
necesario del delito de enriquecimiento ilícito atribuido al ex gobernador. Llama la atención que todos los
intervinientes en Marín recibieron nombramientos durante el gobierno del doctor Angeloz. ¿Porqué será?
i) Por último, en relación a Mengo, advertimos que surge del informe de la sección Asuntos legales del
Banco de la Provincia de Córdoba, que el nombrado, junto con Saúl Miler, era socio de una firma denominada
"Barraca La Unión S.A.", que poseía la cuenta corriente nro. 1.3431-3, transferida a gestión y cobro el 10/8/94
por saldo deudor desde el 15/4/94, por la suma de veintitrés mil trescientos sesenta y ocho pesos con ochenta y
un centavos; que esta firma solicitó créditos el 18/1/93 para operaciones de prefinanciación de exportaciones
hasta un total de quinientos mil pesos, que se instrumentaron en las operaciones 5479,5487 y 5466 mediante
contratos de mutuo; que no pagaron. que se iniciaron los juicios "Banco de la Provincia de Córdoba c. Barraca
La Unión y otros - ejecutivo", por la suma de doscientos mil dólares, "Banco de la Provincia de Córdoba c.
Barraca La Unión y otros-ejecutivo", por cien mil dólares y "Banco de la Provincia de Córdoba c. Barraca La
Unión y otros ejecutivo", por la suma de ciento cincuenta mil dólares, por ante el juzgado en lo civil y comercial
de 25 Nominación, el 22/6/94. Que debió desistirse de las acciones contra Barraca "La Unión y Saúl Miler para
verificar los créditos en los respectivos concursos, continuándose las acciones contra Mengo. Que Mengo ha
sido citado de comparendo y remate. La deuda por el saldo deudor de la cuenta corriente debe verificarse en el
concurso de la Barraca. Que del informe del Banco Shaw de fs. 358, surge que Barraca la Unión, en febrero de
1993 también obtuvo un crédito de doscientos mil dólares de esta institución, el que tampoco fue pagado; y
surge, asimismo, del informe de fs. 353 que Barraca La Unión mantiene un importante saldo deudor con el
Banco de Valores superior a los cien mil pesos, habiéndose solicitado la verificación del crédito en los autos
"Millar Sal-concurso preventivo". Todo ello hace una suma superior a los setecientos mil dólares, únicamente
en concepto de capital. Que al tiempo de estos hechos, Menguo se desempeñaba en el cargo de Subsecretario de
Comercio y a cargo del despacho de la sub-Secretaría de Industria de la Provincia. Que todo ello hace que deba
extraerse los antecedentes del caso respectivo y remitirse al señor fiscal de Instrucción que corresponda, a fin de
que se investigue si media la comisión de un hecho delictivo por parte de Mengo en perjuicio de la Banca
Oficial, como así también las condiciones de otorgamiento de los créditos por parte del Banco de Córdoba.
XIX. Inversiones colaterales
A. Es necesario comprender la operatoria ideada, concebida y ejecutada para el enriquecimiento ilícito. No
se puede prescindir de la vinculación existente entre los hechos y la prueba. Ni menos interpretar el tipo penal
del art. 268, inc 2º, como que el mismo, en caso de pluralidad de hechos, exige que cada uno de ellos sea per se
un enriquecimiento "apreciable".
B. Empecemos por lo último: en las apelaciones se exige que en cada emprendimiento haya enriquecimiento
"apreciable", de tal modo que si el funcionario realiza innumerables emprendimientos patrimoniales cada uno de
los cuales conlleva sólo "enriquecimiento", no se daría el delito, aunque sumando todos ellos arrojen un
enriquecimiento verdaderamente apreciable. Ello no es correcto. En ninguna parte del art. 268, inc. 2º del Cód.
Penal se exige tal cosa. Esta figura sanciona el enriquecimiento patrimonial apreciable del funcionario o
empleado público durante el desempeño, cualquiera sea el número de emprendimientos económicos. Puede
tratarse de un solo hecho o de inumerables cantidades de hechos. El resultado económico final es lo que cuenta.

© Thomson La Ley 58
Si el mismo no se justifica con los ingresos compatibles, el delito está consumado. Examinada la operatoria
desplegada en el caso bajo examen, particularmente los emprendimientos colaterales a la firma Marín y Cía., se
desprende que ha sido muy pensada: cada hecho debe insumir una inversión razonable, que no llame la
atención, y debe dar el mayor rendimiento, de cualquier manera. Así está concebido y ejecutado todo. Si se
examina cuidadosamente cada emprendimiento, se advierte que esto es cierto. Se procura "autofinanciar" todo
lo que se pueda y obtener ganancias. En cada emprendimiento, salvo algunos casos como el de los terrenos de
Bvard. San Juan, o el de LV2, o el del Chateau Village, el enriquecimiento por lo general no es apreciable, de
tal modo que si se lo considera aisladamente, no configuraría el tipo penal del art. 268, inc. 2º del Cód. Penal.
Lo importante es la mayor cantidad de negocios, de cualquier clase que sea, y así se pasa de una confitería, a la
construcción de edificios, o a la adquisición de un diario o de una radio o de una estación de servicios, o de un
Country. Se advierte prisa. Los negocios se suceden rápidamente. Entre 1990 y 1995, en solo cinco años, se han
concretado numerosos emprendimientos de toda clase. Todos conectados entre sí a través de la persona del hijo
menor del ex gobernador, el ingeniero Carlos M. Angeloz. La prueba de ello está en que éste aparece en casi
todos ellos. Obsérvese, por ejemplo, el manejo de las cuentas corrientes bancarias. Las mismas, que
aparentemente pertenecen a personas y fines distintos, en definitiva eran utilizadas de tal modo que servían para
el "gran emprendimiento común". Basta examinar ciertas libranzas, para corroborar el aserto

IMAGEN

C. La acusación fiscal considera que hubo un enriquecimiento apreciable injustificado interpuesto del ex
Gobernador Eduardo C. Angeloz, a través de los siguientes emprendimientos: firmas "Canmor", dedicada a la
explotación gastronómica; "Digmar", dedicada a la explotación de carnicería; "Petrosur", dedicada a la
explotación de una estación de servicio; "Angar", dedicada a la construcción de edificios y otros
emprendimientos; "Córdoba Pizza", dedicada al rubro homónimo; "Editorial Crecer", dedicada a la publicación
de un diario; "Radiodifusora Mediterránea", dedicada a la explotación de una radio; "Chateau Village", dedicada
a la instalación de un Country. Todos los emprendimientos requirieron inversiones, algunas no muy grandes e
intervienen personas distintas. También la especulación estaba en la comercialización a través de ellas y todas
estaban conectadas entre sí, confluyendo en definitiva en la persona del ex-gobernador Angeloz, lo que hace
pensar en un verdadero emporio comercial. Y eso está indiciado en la intervención, manifiesta o no, de Carlos
Angeloz en casi todos los negocios y en el manejo de las cuentas bancarias, como se pudo apreciar en el cuadro
precedente. Cabe preguntarse ¿por qué hay libranzas de Marín a personas exclusivamente vinculadas con
Angar?; ¿por qué aparecen libranzas constantes a favor del capataz de las estancias de Marín (Martínez) en la
cuenta de la esposa de Eduardo Angeloz (h.)?; ¿por qué libranzas de una firma a otra?. Es que todo es lo mismo.
Todo es una sola cosa. Por ello, frente a una acusación de enriquecimiento ilícito de un funcionario o empleado
público, que comprende plurales emprendimientos, el error en que jamás pueden incurrir los jueces, es atomizar
los hechos y la prueba considerándolos como compartimientos estancos, autónomos, independientes, aislados,
desvinculados los unos de los otros. Así se burlaría la ley, toda vez que sumados los emprendimientos, por más
heterogéneos que parezcan, arrojan evidentemente, un enriquecimiento injustificado. Esto no es fácil de advertir
y se puede caer en el error si no se lo tiene presente a la hora de investigar y de decidir.
1. Canmor (bares Freddy): Es el primer emprendimiento en el tiempo, colateral a la empresa Marín
S.A.C.I.F.I. Data de fines de 1990. Oscar A. Ghezzi, administrador de los Hoteles Crillón-Nogaró y presidente
de la Cámara Hotelera de Córdoba, refiere que fue invitado por los propietarios del Córdoba Shopping Center
para instalar un bar o confitería en el shopping. Dada la amistad que tenía con los hermanos Angeloz (a través
del hijo mayor del ex-gobernador), los invita a participar del emprendimiento. La inversión no es muy grande
por cuanto la mayor cantidad la hace el "Shopping" o los proveedores exclusivos. Es así que junto con los
jóvenes Eduardo (h.) y Carlos M. Angeloz y su hermano Alfredo E., a fines de 1990 adquieren en Buenos Aires
el paquete accionario de la empresa Canmor S.A., que había sido constituida en la Capital Federal por otras
personas en el mes de octubre de 1989, procediendo a trasladarla a nuestra Capital. Seguidamente Ghezzi, ya
Presidente de la misma, suscribe contrato de alquiler con el Córdoba Shopping Center el 12 de febrero de 1990,
instalando el primer bar "Freddy". Como decimos antes, el negocio no requiere grandes inversiones: del primer
al octavo mes no pagarán alquiler y desde el noveno al trigésimo mes sólo el 8% de la facturación neta mensual
que exceda de A 24.000.000. Sólo deben concurrir al pago de los servicios accesorios del "Shopping",
impuestos, tasas y servicios y fondo de promoción. En cuanto a la infraestructura sólo deben aportar las
terminaciones interiores y el equipamiento. Como reconocen los propios defensores de Ghezzi, el rendimiento
fue grande, a punto tal que les permitió instalar idéntica actividad en el Nuevo Centro Shopping, tan es así que
el 29 de agosto de 1990, es decir 6 meses después, suscribieron contrato de alquiler con las autoridades de éste
otro "Shopping", para instalar el segundo bar Freddy. El contrato por Canmor esta vez lo suscriben el presidente
y el vicepresidente, respectivamente Ghezzi y Carlos Angeloz. Como en el caso anterior, la inversión es escasa.
El testigo Enrique B. Castro, dice que Canmor sólo aportó los gastos de instalación y que ésta se autofinanció.
El testigo Roteda los estima entre 60 y 80.000 U$S. Aquí debemos aclarar que, en contraposición a los dichos

© Thomson La Ley 59
de los imputados, se ha puesto en evidencia que los interesados en su instalación en el Nuevo Centro Shopping
fueron ellos (Canmor), tal como surge del testimonio rendido por el director de la sociedad propietaria del
Nuevo Centro Shopping ("Capdel S.A."), José A. Roteda, cuando refiere que no tenían ningún interés particular
en que fueran ellos los locatarios del negocio, ya que se habló con distintos postulantes. Que el contrato se
celebró el 29/8/90 y era un contrato tipo, siendo el mismo que se firmó con todos los locatarios del centro
comercial. Que a la firma del contrato no se les hizo ningún tipo de bonificación, siendo la modalidad la de
alquilarles el local, debiendo el locatario montar el negocio efectuando las instalaciones correspondientes, como
también los muebles y útiles necesarios. Que en ese momento no se le cobró "llave" a la sociedad Canmor,
como tampoco a ninguno de los locatarios del rubro gastronómico, debido a los costos de instalación y a otras
pautas comerciales que se manejaban en ese momento, siendo ésta la política de comercialización respecto al
patio de comidas. Respecto a la instalación, todos los locatarios deben presentar un proyecto a la administración
del "shopping" que los aprueba o le hace las observaciones del caso. Que en el caso del negocio "Freddy"
cumplieron las pautas exigidas. Que tuvieron que hacer instalaciones eléctricas, de aire acondicionado, pintura,
todas las instalaciones de cocina con sus equipamientos y todos los muebles y útiles necesarios para el
funcionamiento, como también el aspecto decorativo del negocio. Aclara que todo estuvo a cargo de la sociedad
locataria, no encargándose el 'shopping' de ninguno de los rubros mencionados. Que no puede evaluar
económicamente la inversión efectuada por Canmor, pero estima que al día de la fecha montar un negocio de
esas características puede demandar una cifra que oscila entre los $ 60.000 y 80.000, sin contarlas mesas y sillas
ya que este gasto depende de la calidad de los muebles. Que respecto a "Freddy", era un restaurante bien puesto
pero no tenía nada extraordinario. En cuanto a los alquileres, en este caso particular el precio del alquiler se fijó
en el 4% de la venta bruta excluido el IVA, para los 11 primeros meses y se incrementará al 8% para los
restantes meses. Que los alquileres siempre se pagaron, aunque hubo casos de moras que luego se regularizaron.
Respecto a la rescisión anticipada del contrato, se efectuó a solicitud del "shopping", ya que tuvieron la
oportunidad de que se instalara el negocio "Mc Donald's" que era el primero que se instalaría en Córdoba,
habiendo elegido los representantes de "Mc Donald's" ese lugar determinado, que en ese momento estaba
ocupado por Canmor, por lo cual se les planteó la situación y se acordó la rescisión anticipada del contrato. Que
con motivo de eso el Shopping tuvo que indemnizar a Canmor, pagando la suma de U$S 80.000 (le parece que
en cuatro cuotas), lo que ocurrió en julio de 1991 .... Como veremos más adelante al tratar el caso del diario
Córdoba, Ghezzi se distanció de los Angeloz y se retiró de la sociedad. Se apartó del entorno Angeloz. No sólo
refiere este apartamiento Ghezzi, sino que lo reconoce el propio Carlos Angeloz. Probablemente por no alcanzar
las expectativas de las autoridades de los shoppings los bares 'Freddy' instalados por Canmor en ellos, o por
presentarse mejores propuestas por empresas mejor dotadas, lo cierto es que aquéllos buscaron la rescisión de
los contratos con Canmor, previa compensación económica y es así que ambos comercios cerraron sus puertas:
el último a los 10 meses de su instalación (rescisión del 26/06/91), y el primero el 21/10/92. Se dice, tanto por la
defensa de Ghezzi cuanto por la de los hermanos Angeloz, que los emprendimientos de los bares Freddy, no
generaron enriquecimiento patrimonial apreciable y que por lo tanto no reciben adecuación típica en la figura
del art. 268, inc. 2º, del Cód. Penal. Esto, en definitiva podrá o no haber resultado así para Ghezzi, dadas las
circunstancias traumáticas de su alejamiento y que a su respecto no se probó que recibiera parte de las
compensaciones económicas correspondientes a las transferencias de ambos negocios, pero siempre queda
pendiente de consideración los ingresos del giro de ambos negocios, que hemos podido reconstruir, en base a la
documentación secuestrada en el estudio del contador Escudero y al movimiento de fondos de la cuenta
corriente bancaria de la empresa (como ocurrirá con otras empresas del grupo, los libros de comercio están en
blanco o no registran los ingresos así el libro de registro de acciones identificado como carpeta de prueba Nº 26,
el libro de inventario identificado como carpeta de prueba Nº 27 y el libro diario identificado como carpeta de
prueba Nº 27 bis, los tres se encuentran en blanco). En la carpeta de pruebas Nº 29 que contiene la
documentación secuestrada en el estudio del contador Escudero encontramos unos datos indiciarios que pueden
arrojar luz sobre el asunto y así tenemos que a fs. 41 en adelante obran algunos listados de ventas y compras,
que arroja los siguientes números: en septiembre de 1992 compra por $12.043,38 y vende por $ 27.049,04, en
agosto de ese año, compra por $15.138,11 y vende por $ 36.600,61, en julio compra por $ 20.394 y vende por
$43,526,45, en junio de ese año, compra por $15.552 y vende por $ 35.139,56, en mayo del mismo año compra
por $19.935,58 y vende por $ 40.318,65; en abril de ese año, compra por $ 6.165 y vende por $ 40.548,82, en
marzo de 1992 compra por $ 23.115 y vende por $ 32.349,95, en febrero compra por $ 7849,17 y vende por $
10.318 y en enero de ese año compra por $ 7066,12 y vende por $ 9637,52. O sea que de enero a septiembre de
ese año ha comprado por $127.258,36 y ha vendido por $ 275.488,6; y eso en solo nueve meses. En la carpeta
de pruebas Nº 47 obra el listado de depósitos y libranzas efectuadas por la firma Canmor contra la cuenta
corriente Nº 26/2 del Banco del Suquía, que abarca la totalidad de los movimientos de fondos realizados en
dicha cuenta, operada por orden indistinta de Oscar A. Ghezzi, Carlos M. Angeloz y Alfredo Ghezzi, desde su
apertura el 3 de abril de 1990, hasta su cierre, operado el día 12 de diciembre de 1992, obran depósitos por $
(actuales) 505.056,27. El giro es elevado, aun descontando los costos operativos. Se cuenta con un dato
aportado por el testigo Roteda el cual dice que la instalación costó aproximadamente entre 60 y 80.000 $. No
sabemos cuantos empleados tenía, ni otros datos relativos a su funcionamiento, pero, lo importante es señalar

© Thomson La Ley 60
que se ha tratado de una empresa que de ninguna manera puede haber dado pérdidas, dado el volumen de ventas
que tenía. Desconocemos el precio de venta de la primera confitería del Córdoba Shopping Center. Sí sabemos
que Canmor recibió 80.000 U$S por la venta de la segunda confitería. Los volúmenes de dinero que se han
movido son muy grandes y en manera alguna puede negarse que aportó ingentes sumas de dinero para el
enriquecimiento injustificado del ex gobernador. Los imputados nada han dicho de cifras. Los defensores han
afirmado que el negocio fue ruinoso. La prueba admitida por ellos demuestra que al cierre del segundo bar,
Canmor recibe 80.000 U$S de indemnización. Eso, en el caso de los Angeloz está reconocido que a través de la
persona de Carlos Angeloz, recibieron por la rescisión del último contrato la suma de 80.000 U$S en concepto
de indemnización. Entonces, aún sin computar las ganancias del giro, dicha indemnización debe computarse
como ganancia neta, porque ya se dijo antes -y Ghezzi lo reconoció- los gastos de instalación se autofinanciaron
con el giro. Nos vemos en la necesidad de puntualizar estos datos para demostrar la veracidad de nuestras
afirmaciones. Cada emprendimiento conllevaba un enriquecimiento computable, no sólo a través de la inversión
inicial, sino también del giro económico de la empresa. Este aspecto no se puede descuidar a la hora de juzgar el
enriquecimiento. Ya hemos advertido que si se considera aisladamente estos emprendimientos, como lo hacen
los defensores y se computa únicamente la inversión inicial y si además cada uno de ellos se valora
independientemente, desconectadamente de los demás, se burla la ley. Juzgamos que en este caso no debe
estimarse solo como ganancia neta únicamente la suma obtenida como resarcimiento por la rescisión contractual
del bar Freddy del Nuevo Centro Shopping. Claro que el otro monto sólo se puede calcular aproximadamente a
través del movimiento de la cuenta bancaria porque ya vimos que los libros de comercio están en blanco, lo cual
será tarea de la cámara de juicio. Pero aún si se lo ignora al rendimiento del giro y se computa solo el producido
de la indemnización recibida por la rescisión del segundo Freddy, debe aceptarse como ganancia neta esos
80.000 U$S. Aún así, decimos, es un enriquecimiento. Claro que los defensores en esta hipótesis dicen que no
es apreciable pero, reiteramos, si se hace lo que se debe hacer, esto es, vincular esta ganancia con la proveniente
de todos los demás emprendimientos y se busca el resultado final, evidentemente que hubo un enriquecimiento
más que apreciable. Y así fue toda la operatoria en esta causa. Así se la verá en las inversiones en terrenos y
construcción de casas y departamentos, en la radio, en la estación de servicios, en la carnicería. Todo junto
adquirió un elevado volumen. Es por ello que nos pronunciamos por la confirmatoria del auto apelado.
2. Editorial Crecer y LV2: 1. Surge de la prueba que a fines de 1990 y principios de 1991, simultáneo a las
inversiones en las estancias (Marín S.A.C.I.F.I.) y en la gastronomía (las confiterías Freddy de los nuevos
shopping de Córdoba), surge la idea de invertir también en un multimedio de comunicación social, que
comprendiese emprendimientos en la prensa escrita y oral, toda vez que la ocasión se presentaba favorable
porque en Córdoba existían dos órganos que tenían su nombre, su prestigio, su historia y que, sin embargo,
atravesaban situaciones muy difíciles: El diario Córdoba y la radio LV2, lo que tornaba factible su adquisición.
Es así que casi contemporáneamente se inician dos emprendimientos: adquisición de las acciones de Editorial
Crecer (diario Córdoba) y de Radiodifusora Mediterránea ("LV2"), de los cuales aparecen como compradores
los imputados Ghezzi y Valsecchi en el primer caso y Valsecchi y Gaido y poco después Escudero en lugar de
Valsecchi, en el segundo.
2. Todas estas personas, estaban estrechamente vinculadas a la persona del ex gobernador Angeloz: los dos
primeros a través de sus hijos, en tanto que Gaido era su asesor personal de gabinete.
3. Llegar a las empresas mencionadas, no resultaba difícil porque en la primera ya operaba Ghezzi como
accionista y en la segunda Gaido.
4. Ninguna de estas personas contaba con capital suficiente propio para asumir por sí los emprendimientos.
No es que se tratara de personas insolventes, porque en sus presentaciones acreditaron poseer en aquél momento
propiedades y medios de vida, pero frente a declaraciones patrimoniales tales como la que hace por ejemplo el
propio Gaido y que obra a fs. 42 de la carpeta de pruebas nº 52, no es creíble que por sí solos dispusiesen de
dinero en efectivo propio en cantidad suficiente para asumir las obligaciones de las empresas (el giro de
funcionamiento y el abultado pasivo de cualquiera de ellas). Resulta ilustrativo, por ejemplo, lo declarado a fs.
144/144 y 2472/2474 por José Angel Berreta, que ya era socio de Ghezzi en Editorial Crecer y que fue cedente
de parte de las acciones: "Que nunca supo que Ghezzi tuviera propiedades, a lo sumo pudo haber tenido una
casa propia, pero no le conoce bienes de fortuna... Que lo único que poseía Ghezzi para ofrecer en garantía eran
las acciones de Hot-Cor y las del Hotel Nogaró (poco después liquidados, agregamos nosotros), pero para los
bancos no eran suficientes..". Y con relación a Valsecchi: "es una persona que sólo tenía un buen pasar...".
5. Hemos de ver seguidamente, a través de un conjunto de indicios, que el socio capitalista oculto no era
otro que Angeloz y que entre él y los nombrados se estableció una comunidad de intereses. Concretamente: en
el caso de "Editorial Crecer" entre Ghezzi, Valsecchi y Angeloz y en el caso de "LV2" entre Gaido, Valsecchi y
Angeloz. Lógicamente éste no figuró en la documentación suscripta.
6. En "Editorial Crecer", Valsecchi y Ghezzi no lograron hacer funcionar la empresa y por lo tanto ésta no
generó los recursos necesarios para atender los compromisos contraídos (y hasta las obligaciones del giro). Ante
ello, el negocio dejó de ser tal y, es evidente, que Angeloz se retiró, abandonando a su suerte a Ghezzi y

© Thomson La Ley 61
Valsecchi. En esas condiciones Ghezzi y Valsecchi, sin capital y sin ayuda no pudieron cumplir los
compromisos económicos contraídos y el diario, debió cerrar sus puertas.
7. Ante esa situación, Valsecchi, que también había representado los intereses de Angeloz, junto con Gaido,
en la adquisición de LV2. se ve obligado a desaparecer de este negocio, cediendo las acciones que se
encontraban a su nombre en el boleto, a otro hombre de confianza del mismo: el contador Escudero. Y así
"LV2" aparece oficialmente a nombre de Gaido y Escudero, hasta finalmente quedar aparentemente en manos
de Gaido y su esposa cuando Escudero cede a los nombrados la parte del paquete accionario que figuraba a su
nombre; en tanto que Ghezzi languidece en otra firma que había constituido con los hijos de Angeloz
("Canmor"), a punto tal que los dos bares "Freddy" que había instalado con los hijos varones de Angeloz en los
dos principales shopping de Córdoba, cierran y es sólo Carlos Angeloz, por Canmor, quien concreta la rescisión
de los contratos con los Shopping, cobrando el resarcimiento económico. No consta que Ghezzi percibiera suma
alguna por ese concepto). Ghezzi, desaparece del entorno del ex-gobernador. Valsecchi también. Ambos
conservando un sabor amargo que traslucen sus manifestaciones.
8. El modo de proceder indicado, aparece como en ningún otro emprendimiento económico, con palmaria
nitidez en la operación de LV2, debido a que uno de los propietarios de las acciones, el ingeniero Finochietti, se
negaba a vender (tenía su parte y la de Boixadós ) lo que obligó a Angeloz a "mostrar las cartas y tomar
intervención personal en las negociaciones, solicitándole que se las vendiera". El ingeniero Finochietti, en su
testimonio ha revelado que Angeloz lo llamó dos veces a su despacho pidiéndole que le vendiera sus acciones y
las de Boixadós (que obraban en su poder), indicándole que debía entenderse con el doctor Jaime Pompas (a la
sazón Presidente del Banco Social de Córdoba) para llevar adelante la negociación.
9. En este punto consideramos necesario hacer una advertencia, porque ambos negocios presentan
documentación a nombre de los cesionarios aparentes: en materia de enriquecimiento ilícito de funcionarios y
empleados, desde el comienzo de la discusión tanto doctrinaria cuanto legislativa de este delito, se era
consciente que ni la ley ni la justicia podían ser tan ingenuos en pretender la registración de los bienes del
enriquecimiento a nombre del funcionario. De allí el tipo legal -no justificar- y la figura misma del personero
del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal. Entonces, no se puede esperar pruebas documentales que acrediten la propiedad
a nombre del funcionario, a menos que éste sea muy torpe. Es decir, que la regla en este tipo es la falta de
documentación a nombre del funcionario. Normalmente lo será a nombre del o los personeros.
10. Formulada esta advertencia, debemos expresar que la acusación atribuye a los prevenidos José O. Gaido,
Luis E. Escudero, Marcelo Valsecchi y Jaime Pompas, haber actuado conniventemente con el imputado
Eduardo C. Angeloz, a los fines de procurar la adquisición para éste último, de Editorial Crecer (Diario
Córdoba) y la emisora radial correspondiente a Radiodifusora Mediterránea.
11. Respecto del primer hecho indicado -la adquisición del diario Córdoba de Editorial Crecer-, está probado
que fue al fracaso, resultó ruinosa. Siendo así, el hecho resulta irrelevante a los fines del enriquecimiento ilícito,
por lo que debe ser excluido de la imputación. Corresponde, por ende, modificar en tal sentido el auto apelado.
6. Pasemos al caso LV2: conforme las manifestaciones de los propios inculpados y la documentación
acompañada, la secuencia de los hechos es la siguiente: con fecha 23/8/90 (Viramonte Otero, Rodríguez
Brizuela y Nores Bodereau) y con fecha 14/1/91 (Finochietti y Boixadós), los propietarios de las acciones de
Radiodifusora Mediterránea, transfirieron la totalidad del paquete accionario a Gaido y Valsecchi. El pago del
precio correspondiente a la cesión realizada por Finochietti y Boixados, se efectivizó de la siguiente manera: la
cantidad de U$S 10.000 en el acto de suscripción del convenio de fecha 14/1/91, según da cuenta el mismo, en
carácter de seña y a cuenta del precio total; la suma de U$S 153.750 con fecha 3/1/91, y el saldo en 7 cuotas
mensuales iguales y consecutivas a partir del mes de abril del mismo año. (Existen constancias de haberse
abonado seis cuotas correspondientes a los meses de mayo/octubre de 1991); el pago del precio correspondiente
a la cesión de los restantes socios estipulado en U$S 50.000, fue concretado en el mismo acto de la suscripción
del convenio inicial, es decir, con fecha 23/8/90, según da cuenta el referido acuerdo. También parece ser que
los adquirentes asumían el pasivo de la empresa. Con fecha 2/10/91 se designa a Gaido gerente de la sociedad y
director de la emisora (ver acta de asamblea y ratificación de socios de fs. 18/20 y sentencia de fs .22 de la
misma carpeta). Sin embargo, con fecha 23/6/93, al hacerse las transferencias definitivas, el ingeniero Enrique
Augusto Finocchietti y Alberto Boixados transfieren sus acciones a favor de José O. Gaido y Luis E. Escudero,
de todo lo cual da cuenta el convenio obrante a fs. 26 de la Carpeta de Prueba n° 52, y con fecha 28/6/93,
Gustavo Viramonte Otero y Martín Rodríguez Brizuela junto con Enrique Nores Bodereau venden y transfieren
sus cuotas sociales también en favor de José O. Gaido y Luis E. Escudero (ver escritura de fs. 85/86 de la
Carpeta de Prueba nº 22). Escudero no había figurado en los boletos iniciales. Empero, en la declaración jurada
presentada al asumir como vocal contador de la Dirección Provincial de Vialidad del 3/12/91, incluyó entre sus
bienes 2.617.000 cuotas partes de Radiodifusora Mediterránea S.R.L. con un valor nominal total de U$S
370.000, es decir, el equivalente al 50 % de la sociedad. Poco después, con fecha 21/9/93, Luis E. Escudero
cede la totalidad de su paquete accionario a José O. Gaido y su esposa Ana María Gigli.
6. Anticipamos que este caso reclama la etapa del plenario, es decir, ofrecimiento, producción, recepción y

© Thomson La Ley 62
valoración de todas las pruebas, el debate y la sentencia. Damos razones: no obstante haberse documentado la
adquisición de la radio LV2 primero, por boleto, a nombre de Valsecchi y Gaido, y después a nombre de
Escudero y Gaido y negado la imputación por parte de todos los encartados, sin embargo, indicios graves,
precisos y concordantes generan la fundada probabilidad de que el hecho ha existido y que todos ellos han
participado conforme la imputación. El examen concienzudo de la prueba convence que, en realidad, éste fue un
auténtico negocio entre Gaido y Angeloz, en el que el último ha sido interpuesto primero por Valsechi, a la
firma de los boletos, y después por Escudero al instrumentarse finalmente la transferencia. Las defensas
intentadas no alcanzan para enervar las conclusiones que arroja el probatorio. No vale como argumento para
negar la interposición de Escudero, el hecho de que incluyese las acciones de LV-2, en la declaración jurada
ante la DGI, y en la declaración jurada patrimonial al asumir ese mismo año en el alto cargo público en el que
fue designado, porque no podía evitarlo sin incurrir en una torpeza grave, pues tenía que acreditar la operación
ante el Comfer. Acaso, se podría compartir un argumento defensivo en el sentido de que no es irregular
documentar inicialmente en boletos privados los contratos de compra venta, porque ello es usual, y que en los
contratos privados rige el art. 1013 del Cód. Civil en relación a las varias copias del acto, porque también es
perfectamente normal. Y hasta se puede aceptar la afirmación de que Finochietti ha declarado que Angeloz le
dijo que su interés en la radio era político y que la plata para adquirirla provendría de "amigos de sus hijos que
querían ayudarlo económicamente". Esto podría llevar a pensar que los actos documentados son reales, si no
mediara -como decimos- una larga cadena de indicios demostrativos, no solo de la compra por parte de Angeloz
a través de personeros, sino del interés económico en la adquisición de la emisora, es decir, la finalidad de
enriquecimiento, toda vez que dadas las condiciones de la empresa y las deudas, surge nítida la especulación
económica. Salvo la entrega inicial, el dinero debía salir del propio giro del negocio que ya prácticamente lo
manejaba Gaido. Además, entre las deudas figuraba una, bastante elevada, con el Banco del Estado Provincial.
En efecto, de acuerdo a las sumas fijadas en la sentencia de primera instancia del juez en lo civil y comercial de
sexta nominación de esta capital, pronunciada con fecha 3 de abril de 1989 (después revocada por la Cámara
Civil al haber hecho a lugar a una excepción de inhabilitad del título lo que en definitiva obligaba al banco a
realizar una nuevo juicio con preparación de la vía ejecutiva, si no prosperaban los recursos extraordinarios
deducidos por el abogado del Banco), la deuda actualizada hasta ese momento de Radiodifusora Mediterránea
con el Banco de la Provincia de Córdoba, alcanzaba a las siguientes sumas: A 7.195.088,67, en concepto de
capital, con más A 143.903,40, en concepto de intereses. La sentencia de primera instancia, había sido revocada
por la alzada, habiendo interpuesto el abogado del banco recursos extraordinarios. Es decir, tarde o temprano, ya
sea que prosperaran los recursos extraordinarios, o con preparación de vía ejecutiva en un nuevo juicio, la deuda
debía pagarse. En general, siempre existe la posibilidad de un arreglo, pero lo que aquí debe puntualizarse es
que de cualquier forma que terminara la contienda judicial en orden al procedimiento de actualización de las
sumas -que fue lo controvertido- lo cierto es que el crédito reclamado era indiscutible y de monto elevado. Ello
está indicando que todo arreglo posible debía reunir condiciones que justificaran una transacción (entre otras,
afianzamiento suficiente). Pues bien, ya vamos a ver que aquí, se llegó a un arreglo objetable, porque -al margen
de la quita- no se cumplió con el afianzamiento (véase al respecto lo dictaminado por el doctor Jorge González
Schiavi fs. 334/335 de la carpeta de pruebas 13 B-Expte. 12.471 del Banco de Córdoba-); y parte se pagaba con
publicidad; y, significativamente, la decisión provino de la más alta jerarquía del banco. Por otro lado,
examinando la consistencia del hecho: ¿porqué después de lo referido por el Finochietti, el Angeloz sigue
negando la compra, si el propio Finochietti ha revelado que le dijo que su interés era sólo político y que los
fondos provendrían de amigos de sus hijos?. No sería la primera vez que un político profesional accediera al
manejo de un medio periodístico para difundir sus ideas o las de su partido. Angeloz se ve obligado a negar el
hecho porque existen otros indicios graves que desmienten en carácter meramente político de la operación. Así:
¿por qué la intervención del Presidente del Banco Social de Córdoba, Jaime Pompas, no solo en la operación
misma de compra, sino también en la transacción del juicio laboral del ex Director de la Radio, el periodista
Guillermo Rodríguez?. Aquí se niega lo que la prueba demuestra con certeza. Veamos: Las características de la
operación: ¿Interés político o inversión patrimonial? a) Pese a lo que refiere Finochietti que le dijo Angeloz, de
acuerdo a la realidad posterior, LV2 no fue utilizada políticamente. b) Conforme lo acreditado, la operación de
compra de la radio, presenta más las características de una "inversión económica" que "política". En efecto, el
precio no podría ser elevado dado el estado de la empresa, la inversión en dinero no muy elevada por cuanto el
precio se integraba con las deudas, entre ellas la del Banco de Córdoba contra la empresa. El convenio
celebrado entre ésta y el Banco, tal como se materializó (sin garantías, en cuotas y parte en publicidad de la
propia emisora), por más que la sostengan los defensores con argumentos de toda clase, subordina los intereses
del banco de la provincia a los de la empresa. Aunque en definitiva ésta pagase. No puede dejar de considerarse
que se reclamaba una deuda importante y de larga data que por efecto de la inflación debía ser actualizada; no
obstante la revocación de la sentencia de primera instancia por parte de la Cámara de Apelaciones, existían
expectativas jurídicas favorables a una revocatoria, que abrían la posibilidad seria de revertir el caso en una
instancia superior, dado que la novedosa posición sentada por mayoría de la cámara, importaba un cambio
sustancial de la jurisprudencia dominante en materia de títulos ejecutivos y actualización monetaria por
depreciación, lo cual, especialmente al Banco de la Provincia de Córdoba, le hacía imprescindible una decisión

© Thomson La Ley 63
rectora aunque más no fuese para poder adoptar criterios definitivos relativos a la documentación de sus
acreencias (ver opiniones de los Dres. Vayssiá, y Aussellio de la asesoría letrada y asuntos judiciales del Banco
de Córdoba, a fs. 310/310 vta. de la Carpeta 13 B - expte. 12471 del Banco de la Prov. de Córdoba). En
cualquier otra situación podría aceptarse el arreglo al que se arribó, pero en esas condiciones no (y decimos
favorable porque hubo quita, parte se pagó en cuotas y parte cediendo espacios de publicidad en la misma
emisora, y no se efectivizaron garantías). Y lo que estamos diciendo, no es propio de un concepto político sino
de un concepto económico. Más aún: se obtiene con claridad la verdadera raigambre del negocio, observándolo
a través de la intervención del Contador Escudero: al momento de llevarse a cabo la operación, precisamente
por las deudas que obligaban a la sociedad, la misma aparece riesgosa, económicamente hablando para
Escudero, lo que la torna ilógica para ser una simple "inversión", y para colmo de un contador público, a menos
que se pudiesen pagar, con el propio giro de la empresa y, en algunos casos se tuviese la certeza de un arreglo
favorable (caso del Banco; arreglo que sólo podía provenir -y provino concretamente- de las más altas esferas de
la institución) lo que sugiere la vinculación del hecho con la figura del gobernador. En tercer lugar, al momento
de la cesión originaria, mediaba una estrecha relación entre Valsecchi y los Angeloz (el mismo Valsecchi
reconoce su amistad) a punto tal que también había sido puesto en el otro emprendimiento del diario Córdoba.
No hay duda de que esa amistad después se resquebrajó, porque lo reconoce el mismo Valsecchi y estamos
convencidos que ello ocurrió a raíz de la ruinosa administración que el nombrado hizo del otro emprendimiento
común, el diario Córdoba, lo que determinó que perdiese el favor del ex-gobernador y que éste se retirara de ese
negocio. Reiteramos, entonces: de hecho Valsecchi ha reconocido ese distanciamiento (lo mismo que Ghezzi).
Ello explica perfectamente la aparición de Escudero en reemplazo de Valsecchi, otro hombre de gran confianza
de Angeloz, muy estrechamente ligado al él a través de Marín S.A.C.I.F.I (era el síndico) y de otras empresas de
los hijos (de las cuales también era el contador). Y lo mismo puede decirse de Gaido del cual Rodríguez ha
revelado que hasta le hacía los discursos al Angeloz durante la campaña política de 1989 (está
documentadamente acreditado que fue asesor de gabinete desde 1987 hasta 1991). Para descartar una
intervención "inocente" los indicios juegan en contra de Escudero. En efecto, su defensa de que para él se
trataba de una "inversión", es contraria a la experiencia, al menos en un Contador Público. Invierte en una
empresa que tiene enorme pasivo. Adquiere la mitad del paquete accionario y jamás se interesa en la
administración de la empresa (él mismo lo reconoce). Ello no es propio de un contador como Escudero,
semejante actitud tan ilógica. También cuentan los defectos formales de la instrumentación, que puntualiza el
Juez de Instrucción, porque tales defectos son propios de los actos simulados (regla de experiencia): Ambas
cesiones han sido suscriptas por los cedentes con la sola presencia de Gaido. Puntualmente, en el acto de la
cesión definitiva, sólo estuvo Gaido por los cesionarios, (uno de los cedentes reveló que no conocen a Valsecchi
ni a Escudero); después han firmado éstos(él y Escudero), con el agravante de que uno de los que aparece
comprando en definitiva (Escudero), no era quien lo había hecho por el boleto anterior, (Valsecchi). No cabe la
menor duda que Valsecchi y Escudero fueron personeros. Aquél aparece en el primer acto y desaparece, éste
aparece en el segundo y después desaparece (vende a Gaido y su mujer). Está clara la simulación. Lo lógico
hubiese sido que todas las partes estuviesen presentes, toda vez que el acto se realizaba ante escribano público.
Pero no fue así y eso que el contrato se celebraba entre personas del medio local, afincadas en la misma plaza,
es decir en un contrato que no era a distancia. Aquí las certificaciones ponen al descubierto la certidumbre de lo
expresado. La transferencia de fecha 23/6/93, no fue firmada por los adquirentes sino solo por los cedentes a
quienes se les certificó la firma por acta notarial. En hojas separadas aparece. posteriormente, con fecha 28/9/93
la certificación de las firmas "de los adquirentes" ratificando la cesión, sin reparar que el convenio no había sido
firmado por los nombrados Gaido y Escudero. El hecho está admitido hasta por los propios apelantes, aunque
recurren a la teoría de la ratificación posterior para sostener la validez del contrato, citando jurisprudencia a su
favor y la disposición del art. 1013 del Cód. Civil. Aquí no se discute la validez de la ratificación. El reproche se
refiere a la interposición de personas para la comisión de un delito. En todo caso el argumento sería que rigen
las limitaciones civiles a la prueba. Es decir no son oponibles frente a los documentos escritos del contrato
ninguna otra prueba que no sea documental. Pero en este caso del propio documento y de uno anterior suscripto
por las mismas partes, surgen los motivos que fundan la impugnación (en el boleto anterior figuran Gaido y
Valsecchi como adquirentes). El nuevo documento no es sino el cumplimiento del compromiso anterior, donde,
reiteramos, aparece Valsecchi, no Escudero. Escudero no era cesionario sino Valsechi. Escudero aparece
después en el documento observado. De otro costado ¿porqué interviene Pompas en el pago del precio y en el
arreglo del juicio laboral de Rodríguez?. ¿Qué tenía que hacer en este negocio el Presidente del Banco Social de
Córdoba, si el mismo no involucraba a dicha institución? Además, porqué no participó nunca, el Contador
Escudero en la administración de la empresa, si era tan dueño como Gaido?. Si todo ello no hubiese sido así, si
Angeloz no hubiese llamado al propietario de parte de las acciones para pedirle que se las vendiera, si en vez de
Valsecchi y Gaido primero y Gaido y Escudero después los compradores hubiesen sido cualquier empresario,
no vinculado a Angeloz, sino hubiese intervenido Pompas, si no mediara la situación del pasivo de la empresa
en relación al Banco del Estado provincial, si los documentos no presentasen las observaciones apuntadas, y si
poco después Escudero no hubiese recibido un importante nombramiento en la administración pública de la
provincia, entonces si serían creíbles los documentos. Y Escudero no sólo recibió el nombramiento como vocal

© Thomson La Ley 64
de la Dirección Provincial de Vialidad (y luego de la Dipas), sino que también en ese mismo año, por escritura
N° 118 del 16/10 91 Carlos Angeloz por la firma Canmor le otorga poder a Escudero, lo que amplió su
intervención en los emprendimientos cuestionados. Y hay un último indicio ¿porqué se ocultaba tanto la
identidad de los propietarios de la radio, a punto tal de que la mayor parte de las personas vinculadas a LV2 que
han declarado, no obstante desempeñarse en ella nunca supieron quien era el verdadero dueño de la emisora, es
decir que eso se mantenía bajo reserva?. Estos interrogantes tampoco han tenido respuesta. La vinculación del
hecho con el cargo: de otro costado, el llamado de Angeloz a Finochietti, la conexión de la operación con el
arreglo con el Banco de Córdoba (que sólo podía obtenerse en virtud del poder) y la intervención de Pompas en
el caso, prueban acabadamente la vinculación del hecho con el ejercicio de la función pública por parte del
doctor Angeloz.Y, por último, el enriquecimiento apreciable: el mismo no sólo está representado por la
inversión inicial de adquisición de la emisora LV2, consignado antes al describir el pago, sino
fundamentalmente en las ganancias que arrojó el negocio. A estar a las propias manifestaciones de Gaido,
resulta indudable el enriquecimiento y "apreciable". Oigamos a Gaido: "...en el período transcurrido entre
agosto de 1990 y diciembre de 1994, la sociedad dio utilidades en tal grado que permitió a los adquirentes del
capital pagar el precio convenido con el solo resultado del giro social"... y agrega "por tratarse de balances y
estados contables que han sido debidamente firmados por contador público y certificados por el Consejo
Profesional de Ciencias Económicas, son piezas documentales de indubitable valor...". ¿Y qué dicen esos
balances? Agrega que en el ejercicio cerrado el 30 de junio de 1992, la sociedad produjo utilidades por
$777.741, constando que los socios retiraron $1.105.680; en el ejercicio cerrado el 30 de junio de 1993, la
sociedad produjo utilidades por $ 502.104 de los cuales los socios retiraron $572.752; y en el ejercicio cerrado
e130 de junio de 1994, la sociedad produjo utilidades por $ 398.759, constando que los socios retiraron $
581.599. Si a eso le sumamos el precio de venta de Escudero que alcanzó a $ 180.000 (libre de gastos porque
con el giro ya se había pagado como dice Gaido) tenemos que en el caso del testaferro Escudero la ganancia
neta mínima en el lapso de tres años alcanza a 1.310.015,5. Por todo lo expuesto, juzgamos que el conjunto de
indicios mencionados configura un sólido cuadro de probabilidad a favor de la imputación que impone la
confirmación del auto apelado. En relación a las emisoras de la Provincia de Salta, la prueba no alcanza para
sostener la probabilidad de la intervención de Angeloz en este negocio, toda vez que no existen datos
vinculantes serios. Por otra parte Gaido adquiere la radio de Salta el 2 de mayo de 1994, cuando ya Escudero le
había transferido las acciones el 21 de septiembre anterior. Por tal motivo, este hecho debe ser excluido de la
imputación.
3. Actividades de Carlos Angeloz, Angar, Chateau Village y Petrosur:
A) La acusación, asimismo, atribuye al ex gobernador Eduardo César Angeloz, un enriquecimiento
apreciable a través de las actividades desplegadas por su hijo Carlos Miguel Angeloz, personalmente y también
formando parte de la empresa "Angar", que constituyó con su esposa Mariana García en octubre de 1991,
contando con la colaboración de sus amigos José María Echegaray Marcelo Fissore y Marcelo Eugenio
Ludueña. Se dice, concretamente, que "realizó operaciones inmobiliarias y acometió diversas obras que en muy
poco tiempo (sin desatender sus responsabilidades como administrador de Marín S.A. y Canmor S.A.)
significaron un notable progreso", todo ello sin que se le conozca fuentes de financiamiento genuino. La
cronología de los hechos es la siguiente:
1. En el mes de mayo de 1991, adquirió junto con Echegaray y Miguel O. Maldonado, dos lotes de terreno
en el Bº Urca de esta Ciudad, habiendo construido una vivienda de dos plantas en uno de ellos, la que fue
vendida en octubre de 1992 mientras que el otro lote, sin edificar lo fue en junio de ese mismo año. Por el
primero obtuvieron $ 50.000 y por el segundo $15.000.
2. En diciembre de 1991 adquirió Carlos M. Angeloz dos lotes de terreno en Bº Parque Chacabuco de esta
ciudad, construyéndose en el lote nuevo una vivienda de dos plantas, mientras que en el terreno lote 10 existe
una vivienda sin terminar. En ambas obras intervino el ingeniero Angeloz. Este último inmueble fue transferido
el 2/11/95 a la esposa del constructor Miguel Oscar Maldonado.
3. El 20/5/93, adquirió el lote 20 del Country "Las Delicias", con un crédito otorgado por el Banco del
Suquía el día 27/5/93 por U$S 37.500 pagaderos en 48 cuotas mensuales.
4. El 26/7/1993 Carlos Miguel Angeloz junto con otras personas (Parussa y Lorenzo) adquirió a Rafael
Mazzuco, la propiedad inmueble sita en Bvrd. San Juan esquina Bolívar de esta ciudad, en la suma de U$S
370.000. Un mes después, el 24/8/1993, vendieron el terreno a la empresa constructora Díaz Lozada por el
precio de U$S 469.000, recibiendo en pago dieciocho departamentos en el edificio que se construyó en ese
lugar.
5. Por su parte, Angar S.R.L., concretó los siguientes emprendimientos: La construcción de un edificio en
propiedad horizontal, que consta de subsuelo, Planta Baja y siete pisos con un total de 728,35 mts. cubiertos de
superficie, en Av. Pueyrredón 73 de esta Ciudad. El terreno fue adquirido el 9/10/1992 y se pago por el mismo
el precio de $ 30.000.
7. También Angar S.R.L, mediante contrato de permuta celebrado el 4/11/1992, adquirió el espacio aéreo,

© Thomson La Ley 65
sobre lo edificado y la parte proporcional, del terreno ubicado en Chubut 192 esquina Av. Colón de esta Ciudad,
lugar donde construyó un edificio de tres pisos bajo el régimen de propiedad horizontal, que consta de once
departamentos.
8. Angar S.R.L., adquirió el 6/4/1994, un lote de terreno, individualizado como 7, de la manzana 142,
ubicado en calle Duarte Quirós 1684 de esta ciudad.
9. También ese mismo día Marcelo Eugenio Ludueña (persona vinculada a los intereses de Carlos M.
Angeloz y actuando como persona interpuesta del Ex-Gobernador) compró el lote colindante al anterior,
individualizado como 6, altura número 1676 de la misma calle. En este último, se está construyendo un edificio
que consta de dos bloques, ambos con planta baja y siete pisos; la obra consta de 1.300 mts. cubiertos. La
inversión alcanza los U$S 500.000.
10. Carlos Miguel Angeloz formó con Adolfo Martín Gustavo Bertoa el 8/5/1995, la sociedad denominada
Petrosur con la finalidad de instalar una Estación de Servicio Esso. Es así que el 3/7/ 1995 adquirieron el terreno
sito en la esquina de Av. Colón y Cayetano Silva, de barrio Alberdi de esta ciudad, lugar que se había elegido
previamente para construir e instalar dicho comercio, lo que se concretó tiempo después. El emprendimiento
ronda los U$S 800.000.
9. Por último, Marcelo Fissore, vinculado estrechamente a Carlos Miguel Angeloz, que carecía de capacidad
económica propia, actuando como persona interpuesta de Eduardo C. Angeloz, adquirió a comienzos de 1995, el
40% de las acciones de la firma Chateau Village, propietaria del predio de 54 has., ubicado detrás de la Feria
Internacional Córdoba, donde se construiría el Country homónimo, con una inversión que alcanza el medio
millón de dólares. Se convino que Fissore aportaría la construcción de parte de la infraestructura del predio y/o
algún monto de capital. Para dichas obras se contrató a Angar. B. Hasta aquí los hechos que se atribuyen a los
imputados siendo encuadrado su obrar como partícipes necesarios del tipo delictivo previsto en el art. 268, inc.
2°, parte 2ª del Cód. Penal.
B) Ya dijimos antes que el ex gobernador Eduardo C.Angeloz ha negado absolutamente todos los cargos. Al
ejercer su defensa el hijo, Carlos M. Angeloz, declaró que contrajo matrimonio en el año 1990, recibiendo por
ese motivo regalos por valor de 80.000 pesos que invirtió en la adquisición de los inmuebles en Urca y Bº, P
Chacabuco junto con Echegaray y Maldonado. También aceptó la compra del terreno en Av. Pueyrredón 73 y la
construcción en el mismo, de un edificio de siete pisos, afirmando que la misma se autofinanció por la venta
anticipada de departamentos, acompañando como prueba los boletos de venta de las unidades. Lo mismo dice
respecto del edificio de Colón y Chubut: que en octubre de 1992, realizó un canje por el espacio aéreo en Av.
Colón esquina Chubut, el cual también se autofinanció del mismo modo. Dijo también que a partir de 1993
Angar S.R.L. tuvo considerables ingresos por la venta de departamentos construidos en Pueyrredón 73, en
Colón y Chubut y también por obras realizadas a terceros, los cuales entre los años 1993 a 1995 alcanzó los
$1.056.567. Sostuvo que dentro de esa evolución patrimonial de Angar S.R.L., adquirió (abril de 1994) el
terreno en Duarte Quirós 1684 por $ 21.000; que lo explicado sobre los ingresos de Angar S.R.L. demuestra el
genuino financiamiento de la misma. En relación al emprendimiento de la Estación de Servicios de Av. Colón y
Cayetano Silva, negó haberlo obrado en representación de su padre. El mismo lo fue por "Petrosur", firma que
integró al efecto con Bertoa, en partes iguales, con dinero proveniente de un préstamo otorgado por Esso a
Petrosur. El primer tramo del crédito fue efectivizado el 28/6/1995 por $ 300.000; luego y con el dinero en
poder de Petrosur se adquirió el terreno y se lo gravó con hipoteca en favor de Esso. La demolición de la
edificación fue realizada por su empresa Angar y negó que Echegaray y Fissore lo hubiesen hecho como
dependientes de la misma. Que ambos fueron contratados por Vanguardia (ex dueña del terreno) para realizar el
plano nuevo de mensura y por Petrosur para la confección del plano de la Estación de Servicio. Por otro lado
negó la utilización de su cuenta corriente particular en Banco Provincia de Córdoba para disimular el
incremento patrimonial de su padre. A fs. 3318/3319 (Cuerpo 18) y al ser intimado por el juez de instrucción
con relación a la adquisición del terreno sito en San Juan y Bolívar de esta Ciudad (Superficie 665,85 m2, junto
con Miguel A. Parussa, Manuel Enrique y Oscar A.Lorenzo, perteneciente a Rafael Mazzucco y que luego
vendieran a la firma Díaz-Lozada, se abstuvo de declarar.
C) Consideramos que, salvo en lo que respecta a aquellas primeras obras del año 1991 -Urca y Parque
Chacabuco- y al lote del Country "Las Delicias", el auto apelado debe ser confirmado en lo que respecta a los
otros emprendimientos descriptos. Damos razones: son creíbles las manifestaciones del imputado en relación a
las primeras obras de Barrios Urca y Parque Chacabuco. Ambos emprendimientos, tal como aparecen
acreditados, en sociedad con Echegaray y Maldonado, aparecen razonables y, lógicamente forman parte del
ejercicio legítimo de la profesión de ingeniero. También aparece como una inversión propia y genuina la
adquisición del lote de "Las Delicias", toda vez que fue con un crédito personal del Banco del Suquía pagadero
en 48 meses, lo cual guarda relación con su capacidad económica por lo que debe ser considerado como un
emprendimiento a título personal, y desvinculado, en consecuencia, de los intereses de su padre; por lo que
descartamos que el mismo haya actuado en esta ocasión como persona interpuesta. Ello, no obstante que al
mismo tiempo aparece realizando las ingentes inversiones en los establecimientos ganaderos del norte

© Thomson La Ley 66
provincial, como presidente de la firma Marín y en las confiterías Freddy de los shoppings como vicepresidente
de Canmor S. A. Pero las cuantiosas inversiones que realiza por sí o por la sociedad Angar que constituyó con
su esposa, aparecen absolutamente injustificadas, como veremos. Empezando por los edificios de departamentos
de Avenida Pueyrredón y de Colón esquina Chubut, la prueba se encarga de desvirtuar lo afirmado por Carlos
M. Angeloz en su declaración en el sentido de que se "autofinanciaron" con la venta anticipada de las unidades.
No es cierto que los edilicios de Pueyrredón 73 y Chubut 192, fueran autofinanciados con la venta anticipada de
los Departamentos, como lo pretende Carlos M. Angeloz, primero, porque el agente de financiación externa,
Tiziano Siviero, en su testimonio ha revelado que: "sabe que Marcelo Ludueña aproximadamente en 1992/1993
facilitó a Angar (empresa constructora de Carlos M. Angeloz) dinero de Belles Isles con el cual se construyeron
dos edificios: uno en Colón, no recuerda altura (Colón y Chubut) y otro en la Av. Pueyrredón, del cual tampoco
recuerda altura". Es decir que el propio proveedor de los fondos está individualizando las inversiones: Ambas
obras -tanto el edificio de Chubut y Colón cuanto el de Pueyrredón 73- se financiaron con fondos provenientes
del crédito internacional de Belles Illes. Y segundo porque la fecha de los boletos de venta de los departamentos
que ha acompañado, indica que los departamentos de Pueyrredón 73 se comprometieron en venta los meses de
marzo, junio, julio y septiembre de 1993 y uno en 1994 y los de Chubut llevan fecha de junio, septiembre y
octubre de 1993 y febrero y abril de 1994, lo que indica que el edificio si no terminado se encontraba en plena
construcción. De manera que no puede ser cierto que se comprara el lote y se construyera con los fondos
provenientes de la venta anticipada de los departamentos. Ahora bien, aún aceptando el dicho de Tiziero que
revela el origen de los fondos aplicados a estos emprendimientos -un crédito internacional de la empresa Belles
Illes con sede en Lichestein- todavía así la inversión aparece espúrea, porque tales dineros han sido obtenidos en
consideración a la función pública desempeñada por Eduardo C. Angeloz, el verdadero destinatario de esos
dineros y de otros, más tarde, para la firma Marín. Antes, al tratar la compra de los campos "El Guaico" y "La
Elena" por la firma Marín S.A.C.I.F.I., representada por Carlos M. Angeloz -compras que se hicieron con
sendos créditos internacionales a Marín-, y al considerar la testimonial rendida por el mencionado Siviero,
dijimos que dicho crédito lo mismo que el otro de Exprinter, fueron acordados en consideración al ex-
gobernador y que ello importaba una ilegítima vinculación de los créditos con la función pública que ejercía
Angeloz. Concretamente, Siviero dijo que le hacían los préstamos a Carlos Angeloz porque era el hijo del
gobernador; y también dijimos que el gerente de Exprinter Córdoba Hugo Juan Bertinetti, que intervino en el
otro crédito internacional de Marín S.A.C.I.F.I. (para la compra del Guaico) afirmó que él personalmente
recomendó la firma Marín a Exprinter Uruguay, porque en ella estaba la familia Angeloz. Interpretando esos
hechos, hemos puntualizado que Angeloz era el verdadero destinatario de estos dineros prestados tanto a Carlos
Angeloz (a partir de 1992-1993) cuanto a Marín S.A.C.I.F.I. (en 1994/1995): recuérdese que aquéllos testigos
no pudieron dejar de invocar la figura del entonces gobernador y su familia cuando tuvieron que explicarlas
condiciones de otorgamiento de los créditos (facilidades, falta de garantía real, monto de los intereses, etc.).
Textual de Siviero: "no es lo mismo prestarle dinero al primero que pase por la calle que al Gobernador". De
manera que estimamos enervada la articulación defensiva de Carlos M. Angeloz respecto al origen de los
fondos. Por otra parte, ya hemos sostenido antes que Carlos M. Angeloz, carecía de fondos propios genuinos
para llevar adelante tantos emprendimientos patrimoniales, a la vez y sucesivamente. Recuérdese el informe del
colegio de ingenieros que da cuenta de los trabajos realizados por Carlos M. Angeloz, siendo, los pocos que se
mencionan, ejecutados en beneficio de Angar o de parientes próximos, sin que se registren trabajos
independientes en el ejercicio de su profesión que confirmen la percepción de ingresos en concepto de
honorarios. Por otra parte, las documentales acompañadas por Carlos Angeloz respecto a honorarios y trabajos
realizados, alude a tiempos posteriores a la etapa de aquéllos edificios (fines de 1992). Dichas facturas
comprenden el período del 14/12/93 al 1/12/95, es decir dos años después. Además, la declaración jurada ante la
D.G.I. (bienes personales) año 1993 revela que el único bien que poseía en aquella época era su vivienda de
calle Ayacucho 2424. Y en la declaración jurada ante la D.G.I., con relación al impuesto a las ganancias,
declaró para el año 1991 un patrimonio de $ 21.100 y para el año 1992 de $ 139.903.61; En el año 1993,
rectifica el año 1992 a $ 166.301,84 y declara para 1993 $163.106.47; en 1994, vuelve a rectificar las cifras
declarando para el año 1992 $ 139.903 y para el año 1993 $ 144.877.81; ese mismo año vuelve a rectificar,
declarando un patrimonio total de $163.106 para 1993 y de $ 306.897 para 1994; luego rectificó esas cantidades
declarando para el año 1993 un patrimonio de $ 144.877.81 y para el año 1994 de $ 152.573.72; y por último,
con fecha 29 de noviembre de 1995 manifiesta ante la DGI, acogerse al régimen de facilidades de pago
declarando una deuda de $ 2.312.19 proponiendo pagarla en 23 cuotas. Todo esto resulta incuestionable a los
fines de determinar la verdadera capacidad económica de Carlos Angeloz, porque se trata de elementos
probatorios de autos que no pueden ser dejados de lado. El patrimonio propio declarado por Carlos M. Angeloz,
hasta 1994 -ejerce su profesión desde 1987- tras siete años de ejercicio profesional, con arreglo a lo probado, no
permitía realizar una cadena de inversiones como las que hizo.
D) Respecto de su vecino y amigo Ludueña-que ofició de intermediario suyo y de Marín en los créditos de
Belles Isles. En su declaración, Marcelo E. Ludueña a fs. 3164/3168 negó que los préstamos que ha tenido en el
exterior hayan sido para Angeloz. Los mismos están documentados en los bancos, tratándose de siete
transferencias cuyo monto aproximado es de 900.000 dólares. Que la primera transferencia fue en junio de 1992

© Thomson La Ley 67
y compró departamentos a la empresa Angar, dos en Pueyrredón 73 (4º A y 5º B) y otros dos, para Belles Illes
en calle Chubut 192 (1º A y 3º B). Que es amigo de Tiziano Siviero (el proveedor de los fondos). Que, incluso,
éste, posteriormente se interesó -mediante Belles Isles- para ver si el dicente podía construir en forma
independiente, lo que se tradujo en la compra de un terreno en Duarte Quirós 1676, donde actualmente está
construyendo un edificio de dos torres, una de cinco pisos y la otra de seis, de más de 1300 m2 con una
inversión entre quinientos y seiscientos mil dólares. Aclaró que la construcción la efectuó personalmente, pero
el arquitecto Sergio Ruiz le hizo el proyecto, dirección y representación técnica; que los departamentos de
Pueyrredón los pagó a $ 30.000 cada uno y por los de Chubut $ 20.000 cada uno. Dijo también que en febrero
de 1995, se efectuó un mutuo a la empresa Marín por U$S 280.000 a devolver en 5 cuotas anuales, para que la
firma comprara un campo, tratándose de 'La Elena'. Dijo que no se exigió hipoteca debido al costo que significa
efectuar una escritura sobre ese monto, y agrega que Tiziano Siviero también era amigo de Carlos Angeloz. Que
a él tampoco le exigieron garantía debido a la confianza de Siviero. Admitió que fue apoderado de Angar y
administrador de la misma. Que el poder no ha sido revocado. Que hoy a Belles Isles le debe 900.000 U$S
menos los 280.000 prestados a Marín S.A. (Marín es deudora directa de Belles Illes), más intereses pactados.
E) Está probado en autos, que Ludueña, interviene administrando un crédito de 900.000 dólares, proveniente
de una firma internacional integrada por su amigo Tiziano Siviero, corroborado por éste, y aportando fondos
para emprendimientos aparentemente exclusivos de Carlos Angeloz, y en otros comunes con él. Lo que aquí
está en tela de juicio, es la vinculación de los fondos que provee, primero a Carlos Angeloz y luego a Marín, con
la función pública desempeñada por Eduardo C.. Esto es serio. Se invoca solo una razón de amistad. Esto no es
creíble por varias razones: así: primero porque Siviero ha dado otra explicación, segundo porque Ludueña
aparece asociado a Carlos Angeloz. Lo vemos en las obras de Angeloz titular de cuatro departamentos: dos en el
edificio de Pueyrredón 73 y dos más en el de Colón y Chubut y él interviene directamente, pues es el que paga a
los proveedores y contratistas de las obras en Pueyrredón 73 y Chubut y Colón (así lo han revelado los testigos).
El testigo Miguel José Mariel propietario de la inmobiliaria Esmar, respecto del inmueble de Colón y Chubut
nos dice que "que conoce a Carlos Angeloz por intermedio de Marcelo Ludueña y conoce a este último a raíz de
que el mismo estaba construyendo un edificio cerca de la inmobiliaria del dicente, en Av. Colón esquina
Chubut. Que si bien dicho edificio lo está construyendo la empresa Angar, que es de Carlos Angeloz, Ludueña
fue la persona que siempre trató con el dicente, conociendo que éste tenla un poder de Angar, el cual lo vio en
una oportunidad el dicente, siendo con éste con quien tenía las negociaciones aunque también hablaban con
Carlos. Que cuando el edificio se empezó a construir el dicente no se lo quiso recibir en venta a Ludueña, ya que
no tenía referencias sobre el mismo y manifestaba que era la primera vez que construían un edificio.
Posteriormente, a través de Mazzaforte quien posee una estación de servicio al frente de la inmobiliaria, se
entera que estaba Angeloz en el medio, quién en ese momento era Gobernador, por lo cual se acerca a ellos
interesado en dicho edificio...". En los terrenos de Duarte Quirós, pone a su nombre aquél donde construye el
edificio, pero es Angar -de Carlos Angeloz- quien paga al ingeniero que realiza el proyecto y la dirección
técnica. Oigamos además al propietario de la inmobiliaria Esmar Miguel J. Mariel lo que nos dice al respecto:
"que estaba muy conforme con Marcelo Ludueña y Carlos Angeloz, no solo por tratarse del hijo del gobernador
sino también porque se había creado una relación comercial muy transparenté", le ofrecieron un terreno que
estaba a la venta en Duarte Quirós al 1600. No recuerda bien en este momento, pero a este terreno no lo compró
una sola persona sino entre varios, ya que se trataba de cuatro lotes, no recordando bien pero cree que dos lotes
que estaban sobre pasaje Urrutia lo compraron los suegros de Carlos y los otros dos sobre Duarte Quirós lo
compraron uno Carlos, no sabe si a nombre de Angar o a titulo personal, y al otro Marcelo Ludueña. Ello revela
que se trata de un negocio común de ambos. Pero, el motivo, el verdadero motivo del préstamo, es otro. Es la
persona del ex gobernador. Se advierte en el crédito de Marín SACIFI para la compra del campo "La Elena" (
que es una parte del crédito total de Belles Isles). Los dineros aportados por "Belles Isles Internacional" a las
inversiones de Angeloz sea por Marín, sea por su hijo menor, Carlos Miguel, a través de Ludueña, conforme lo
revelado por Tiziano Siviero) son prestados en consideración a la función desempeñada por Angeloz. Existe la
fundada probabilidad que también se extendieron al edificio de Duarte Quirós (actúa en sociedad con los
Angeloz). Damos razones: se encuentra acreditado el hecho del pago al Arquitecto Sergio Ruiz, por parte de
Ludueña, con cheques de la cuenta corriente de Angar S.R.L., que llevan la firma de Ludueña. Este
emprendimiento de calle Duarte Quirós al 1600, se pretende que fue a título personal de Ludueña (y financiado
como fondos proporcionados por Belles Isles). ¿Si esto es así, cómo es posible que Angar le pague los
honorarios a Ruiz?. Si lo hace es porque tiene parte en el negocio. Como dice el juez, todo esto está totalmente
corroborado. No cabe duda que Angeloz está participando en este emprendimiento. Es decir, entonces que la
existencia de los negocios comunes y la verdadera causa de tanta liberalidad en la provisión de fondos,
vinculada a la función pública del padre del "socio", resultan a esta altura indiscutibles. Con todo esto se puede
concluir, en grado de probabilidad, que la actuación de Carlos M. Angeloz y de Marcelo Ludueña, en los
emprendimientos descriptos en la acusación, fue para disimular, a través de Carlos Miguel Angeloz y de su
firma Arigar, al verdadero beneficiario de los créditos, que no es otro que Eduardo C. Angeloz, actuando como
colaborador en el enriquecimiento ilícito que se atribuye al nombrado.
F) Toca analizar a continuación la situación de José M. Echegaray y de Marcelo Fissore. El primero, a fs.

© Thomson La Ley 68
2680/2682 negó los hechos y se abstuvo de declarar y a fs. 3561/3563, declaró que es amigo personal de Carlos
Angeloz desde el colegio primario, habiendo estudiado juntos la carrera de ingeniería civil. En febrero de 1988
se recibió de ingeniero. A fines de ese año o principios de 1989 comenzó a trabajar para Oscar Ghezzi en el
Hotel Nogaró, cumpliendo la función de gerente de mantenimiento... trabajó aproximadamente hasta 1994 en el
Hotel y lo recomendó en dicho trabajo el ingeniero Angeloz, amigo de Ghezzi. Que en el año 1991 Ghezzi le
pidió si podía firmar unas actas para ratificar la presentación del concurso preventivo del hotel. Le preguntó si
esto le traería algún problema legal o impositivo, respondiéndole que no. Asimismo, consultó tal situación a
Escudero, que era el contador del Hotel, y también le contestó que no, y que él firmaría en las mismas
condiciones que el declarante... En 1991 se asoció de hecho con Miguel Maldonado y Carlos Angeloz, con
quienes realizaron un negocio de compra y venta de las propiedades en Boullevar Urca. En este emprendimiento
los aportes fueron en partes iguales incluyéndose a su favor -como aporte- el proyecto y conducción técnica. En
referencia al poder conferido por Carlos Angeloz a él para vender dichas propiedades, el mismo fue realizado
mientras estaban construyendo, ya que Carlos Angeloz viajó a Europa... que para éste ha realizado trabajos
profesionales que él ha emprendido con su empresa Angar. Jamás ha actuado como testaferro o persona
interpuesta de Carlos Angeloz y desconoce si él lo ha hecho con respecto a su padre. El segundo -Fissore- a fs.
2702/2705, declaró "que realizó la operación de compra de acciones de Chateau Village Country S.A. y de la
sociedad Chateau Village S.A. y que las mismas fueron realizadas con recursos propios. Para la compra de
acciones de la primera sociedad pagó $ 20.000 por el 40% del paquete accionario; y por la segunda sociedad
pagó $15.875 por el 50% del capital accionario, restando integrar acciones al total que comprende el paquete.
Que el total de capital debería ser de $ 47.600. Esta sociedad se formó con la idea de que sea la sociedad
administradora de un futuro Country a realizar. Que posee un establecimiento agrícola-ganadero en el
Departamento de Río Cuarto, el que le deja una renta anual y además ejerce la profesión de ingeniero civil en
forma personal. Que en el predio, Angar ha realizado los trabajos de infraestructura y que la participación del
deponente en dicho trabajo se debe a que es accionista y directivo del Chateau Village, y ha estado trabajando
para ésta en el mismo lugar. Acompañó facturas de trabajos efectuados para Angar y Petrosur que demuestran
que no tuvo relación de dependencia con los mismos. Que es amigo de Carlos Angeloz, debido a que fueron
compañeros de la facultad y también fue compañero del ingeniero José María Echegaray. Que está inscripto en
la D.G.I., desde marzo de 1994, no estando seguro. Que se recibió de ingeniero en 1993 y durante la primera
parte de 1994 estuvo en el campo todo el tiempo, con el tema de la adquisición del establecimiento familiar".
Agregó que compró el campo con un crédito hipotecario del Banco Nación. Al explicar cómo fue invitado a
participar del emprendimiento de Chateau Village dijo que se reunía frecuentemente con Mauricio Pompas,
quien le comentó sobre su proyecto y le dijo que necesitaba un profesional para llevar adelante el
emprendimiento. Que manifestó su conformidad de participar en el mismo, acordando que lo haría a través de
un porcentaje accionario. Y respecto al monto de la inversión total del proyecto dijo que no puede haber montos
precisos, porque estaban en etapa de negociación todos los trabajos de infraestructura, los cuales se paralizaron
debido a que hasta el día de la fecha no ha logrado obtener el decreto municipal que autorice el loteo.
G) Ya hemos dicho que los hechos de las construcciones de Urca y Parque Chacabuco, no han tenido
relevancia en el enriquecimiento injustificado atribuido al ex gobernador a través de la persona de su hijo Carlos
Miguel en los cuales se les atribuye participación a título de colaboradores a Echegaray y Ludueña. Ambos
sucesos deben ser excluidos de la acusación. Es a partir de allí que la participación de Echegaray y Ludueña se
torna delictiva por su conocimiento efectivo de que estaban colaborando en hechos que importaban un
enriquecimiento apreciable injustificado de su amigo Carlos Miguel Angeloz, representante de los intereses de
su padre. Tomemos el caso más trascendente por los valores en juego: la inversión en el Chateau Village, donde
aparecen Fissore y Echegaray Recordamos que el predio ha sido valuado por la firma Alvear S.A. en $ 90.000 la
hectárea y son 54. Si se tiene en cuenta dicho precio alcanza a varios millones de dólares. Ello habla de por sí
del enriquecimiento que conlleva toda esta operación (que se encuentra paralizada desde la caída de gobierno de
Angeloz según se ha revelado en autos) Pero no nos apresuremos. Ahora toca examinar la manifestaciones de
los acusados en relación a la prueba existente. Respecto de Fissore, tomando no ese monto varias veces
millonario de la tasación de Alvear, sino el de la inversión concreta acreditado (véase el testimonio de Salmuni),
el conjunto de parcela adquiridas costó la suma de 1.200.000 dólares. Fisso reaparece como propietario del
cuarenta por ciento de las acciones. Su parte, pues, importa 500.000 dólares. Cabe preguntarse de dónde sacó
ese dinero, Sus explicaciones no son válidas. Aún aceptando que integró su parte de a poco y algo en trabajos
profesionales, todavía así no le alcanza. En efecto, Fissore en su declaración, al referirse a sus medios de vida,
ha dicho que vive en una casa de propiedad de su madre, que recibe ingresos por la administración de un campo
que les dejó su padre, por su profesión y por su participación como director en dos sociedades, lo que hace que
reciba anualmente la suma de sesenta mil pesos. Sin embargo, admite que debió recurrir a un crédito hipotecario
para comprar sus cuotas partes del campo a los coherederos. Requeridos por la instrucción, otros elementos de
juicio tales como los informes de la DGI, (hasta el año 1994 no figura inscripto como contribuyente y en 1995
declara poseer un patrimonio en el país de $ 35.755,80), ingresos declarados que constan a fs. 1156 promedio de
$ 2.000 por mes, resulta imposible que el nombrado haya podido hacer de su propio peculio semejante
inversión, sencillamente porque carecía absolutamente de capacidad económica para ello. Recuérdese que el

© Thomson La Ley 69
precio de compra del predio, alcanzó a U$S 1.000.000. Si Fissore aparece adquiriendo el 40 %,
matemáticamente el cuarenta por ciento de la inversión alcanza a U$S 500.000. Las cifras que él da $ 47.607
para justificar su inversión, no cierran y no son creíbles. No cabe duda que está actuando como personero de
alguien. Ese alguien no puede ser otro que su amigo Carlos M. Angeloz. Llegar a esta conclusión no resulta
forzado, por cuanto éste es quien aparece, a través de Angar, realizando los trabajos de construcción del country
y percibiendo las sumas por los trabajos realizados, no Fissore. Esto destruye su afirmación en el sentido de que
su parte se integraba con los trabajos profesionales. La vinculación de Fissore con Carlos Angeloz, es muy
estrecha. Recuérdese que lo llevó a Petrosur designándolo director suplente y haciéndolo participar de los
trabajos iniciales de la estación de servicios. Es decir, como ha ido ocurriendo a través de todos los hechos,
Angeloz va recurriendo al círculo de sus amistades para ir disimulando el enriquecimiento apreciable.
H) Corresponde tratar la adquisición de la propiedad de Bv. San Juan y Bolívar y de la Estación de Servicio
de Colón y Silva de nuestra Ciudad, esta última a través de la firma Petrosur S. A. Forzoso es establecer la
capacidad económica de quien aparece en todos estos negocios: el joven ingeniero Carlos M. Angeloz. Tuvimos
ya oportunidad de valorar las declaraciones juradas presentadas por el nombrado ante la DGI. Ni en los mejores
años, su patrimonio ha superado el de clase media. Tampoco se trató de un profesional prominente en el
ejercicio de la ingeniería. El informe remitido por el Colegio de Ingenieros de esta Provincia, no revela más que
emprendimientos modestos y no muy numerosos, para sí o para allegados. Sin embargo, aparte de lo ya visto,
aparece haciendo una importante inversión en la adquisición del terreno de Boulevard San Juan y Bolívar (con
sus socios ha resultado propietario de 18 departamentos) y beneficiario de un crédito de U$S 800.000 de la
Esso, para el emprendimiento de la Estación de Servicios. Frente a su verdadero patrimonio propio declarado,
ambas cosas no resultan razonables. Ocurre lo mismo que con los créditos de Belles Illes o de Exprinter. La
intervención de Carlos M. Angeloz es representativa de una mayor. No cabe duda que es personero de su propio
padre. ¿Qué otra interpretación merecen las revelaciones de Bertoa cuando explica porqué buscó a Carlos
Angeloz?. buscaba una persona emprendedora y con respaldo económico, ¿pero qué solvencia económica
propia tenía Carlos Angeloz según vimos?. Aquí como en los otros créditos subyace la consideración a la
función y la forma de actuación del grupo Angeloz. Fundamentalmente, en esta parte es donde cobran especial
relieve las consideraciones que hicimos antes en orden a la operatoria ideada y concebida por este grupo de
personas. Los hechos ni la prueba se pueden desvincular unos de otros. Todo es lo mismo. Lo único que cambia
son los emprendimientos y las personas intervinientes junto a Carlos M. Angeloz. Respecto de José María
Echegaray, después de aquellas primeras obras modestas, aparece en Angar (en el emprendimiento de
Pueyrredón 73 hace el proyecto junto con el arquitecto Milton Escobar bajo la dirección técnica de Carlos
Miguel Angeloz), en Petrosur y en Córdoba Pizza (incluso como apoderado). Es creíble un actuar inocente de
Echegaray en las primeras obras de Urca, que datan de 1991, porque hacían a la profesión de ambos y los
emprendimientos eran modestos, al alcance de un patrimonio o de un crédito profesional, pero a partir de allí,
cuando empiezan a sucederse las grandes inversiones una tras otra, y las reuniones de amigos en los hoteles de
Ghezzi que relatan algunos testigos (véase Angel Guillermo Weppler fs. 1089), ya desaparece toda inocencia
posible. Veamos: después de las obras de Urca, Echegaray interviene, junto, con Fissore, realizando la
demolición de la construcción existente en Colón y Cayetano Silva para instalar la Estación de Servicios Esso,
adquirida por Carlos Angeloz y Bertoa. En esta obra confeccionan la mensura y el plano de la Estación de
Servicio. Aparece luego apoderado de Córdoba Pizza, junto con Carlos Angeloz (escritura pública labrada en
Buenos Aires el 26/5/94 obrante a fs. 684/686 Cuerpo tercero) realizando las obras de instalación de Pizza Cero.
Hasta reconoció en su indagatoria que por ser amigo de Carlos Angeloz, éste lo recomendó para trabajar en el
Hotel Nogaró que administraba Ghezzi como gerente de mantenimiento, y que como tal se prestó a una ficción
jurídica y en una oportunidad accedió a firmar unas actas como accionista para la presentación del concurso
preventivo de acreedores. Por último, la prueba ha demostrado que también aparece en otra inversión elevada:
los trabajos preliminares de Country Chateau Village (véase Salmuni fs. 655/656). Para defenderse, dice que los
trabajos que realizó para Angeloz, fueron en ejercicio de su profesión. Cabe preguntarse, aquí, donde se
investiga un apreciable enriquecimiento del ex-gobernador, a través de la persona de Carlos Angeloz ¿cómo es
posible que Echegaray actúe inocentemente al ver semejante cantidad de inversiones en tan poco tiempo, siendo
que él lo conoce, que es su amigo y sabe por ende de su capacidad económica? ¿Cómo se explica, sin
vinculación al poder de su padre, semejante cadena de inversiones contemporáneas y sucesivas? ¿De dónde sale
todo esto en tan pocos años?. Echegaray no lo ignora, porque participa de las reuniones del entorno en las
oficinas del hotel Nogaró. La intervención suya siempre es a título de colaborador, pero a diferencia de los
restantes imputados, está en la mayoría de los hechos. Siempre junto a Carlos Angeloz. Hasta fue su apoderado.
Y tanto él cuanto Fissore, porqué reciben pagos de Marín y de la cuenta de la esposa de Eduardo Angeloz hijo?.
Veamos:

IMAGEN

En concepto de qué perciben pagos de dichas firmas si aparentemente no trabajan para ellas, si las mismas

© Thomson La Ley 70
no estuviesen vinculadas entre sí?. Entonces no puede desprenderse de la operatoria general a través de su
vinculación con Carlos Angeloz, porque los hechos hablan por sí mismos. Debe ser confirmada la resolución del
Juez de Instrucción a su respecto, en cuanto le atribuye participación en el enriquecimiento injustificado del ex
gobernador, a título de colaborador.
4. Digmar
Conforme la imputación, se trata de otra empresa destinada al enriquecimiento apreciable del ex gobernador,
disimulada a través de las personas de Jorge Osvaldo Lerda, su yerno, y de Fernando Eduardo Faya, Asesor de
la Secretaría de Agricultura y Ganadería de su gobierno; destinada al negocio de la carne, en el Mercado Sud de
esta Capital, donde instaló un puesto bajo el nombre de "Potrero 7". Al igual que había sucedido poco más de
dos años antes con Canmor propietaria de los Bares Freddy de los Shoppings, la firma "Digmar" también había
sido constituida por otras personas en la Ciudad de Buenos Aires, lo que ocurrió con fecha 18/5/93 siendo
adquirida por los nombrados Lerda y Faya. No se cuenta con la fecha exacta en que ello ocurrió, estimándose
que fue alrededor de un mes después de su fundación, pero sí consta que en aquella Ciudad -Buenos Aires-
constituyó su domicilio en el departamento de propiedad de Eduardo C. Angeloz sito en calle Paraguay N°
1275, Piso lo, Oficina 12 y que para el mes de septiembre de ese mismo año fue trasladada a esta Capital,
constituyendo su asiento legal en las oficinas del estudio de Angeloz de Av. Vélez Sarsfield 27, Piso 1º, oficinas
1 y 10, interviniendo en los trámites de inscripción el socio de éste, Félix A. Funes. Los imputados Eduardo C.
Angeloz, Jorge O. Lerda y Fernando E. Faya han negado el cargo. Lerda ha dicho que Faya es una excelente
persona motivo por el cual le confió la marcha del negocio. Que éste, por su profesión estaba en el tema. Que
desde un principio se convino que él no iba a trabajar. Que este negocio representó muy poca inversión: solo
U$S 6.000. Que él le solicitó a Faya que al finalizar los balances le diera por lo menos unos pesos ya que al no
dedicarle tiempo, le propuso a su socio que se asignara un sueldo. A su vez Faya explica que venía trabajando
con Carlos Angeloz desde el año 1987 como asesoren los campos que tenía en el norte de Córdoba. Que "ya por
el año 1993, le planteó al nombrado que quería poner una carnicería para tener un negocio, a lo que el mismo le
respondió que lo apoyaría y que incluso le podía presentar al cuñado Jorge O. Lerda, a quien le podía interesar
el negocio. Que con Lerda se pusieron de acuerdo en que ambos pondrían dinero en partes iguales, procediendo
a comprar una sociedad en Buenos Aires (para evitar el tiempo que dura la formación de una lo que es de uso
frecuente). Que Lerda le propuso que fijaran domicilio en el Depto. de su suegro en la Capital Federal y al traer
la sociedad a Córdoba la instalaron en las oficinas de Angeloz y de Funes, encargándose éste último de los
trámites de inscripción en los organismos oficiales. Que luego la carnicería se transfirió a nombre de Digmar
e14/1/94 (ya que hasta ese momento estaba a nombre del dicente). Que la actividad desarrollada arrojó una
ganancia exigua, siendo por ello reinvertida sin percibir utilidades ninguno de los dos socios, como tampoco
honorarios el deponente por su trabajo". Afirma que su relación con Carlos Angeloz fue solo comercial (que el
nombrado les construyó la Cámara Frigorífica y el piso). Por último, admite que el nombrado le ha cambiado
cheques en algunas oportunidades, pudiendo haber endosado Angeloz valores como socio Gerente de Digmar.
Como se ve, el hecho material de la Acusación, está admitido por ambos imputados, lo mismo que la
vinculación mencionada: Lerda yerno del ex-gobernador, mientras que Faya es a la vez Asesor Agropecuario de
la firma Marín y de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Provincia. Hasta se admite, por parte del
segundo, la irregular situación del uso de cheques por parte de Carlos M. Angeloz y que éste pudo haber
endosado "algún cheque como socio gerente de Digmar". Lo que se afirma, para colocarse fuera del alcance de
la ley penal en la figura de la participación del enriquecimiento ilícito del ex-gobernante, son: un obrar por
cuenta propia de la firma(animus domini), la falta de dolo y la falta de enriquecimiento apreciable. Estas tres
cosas caen ni bien se examina una serie de indicios graves, precisos y concordantes:
1) Faya es un individuo sin fortuna. Se encontraba matriculado en el Colegio de Ingenieros Agrónomos de la
Provincia de Córdoba bajo la matrícula 673 desde el 24 de diciembre de 1990. No se encontraba habilitado para
el ejercicio profesional, ya que registraba el carácter de moroso en la institución, no cumpliendo con lo que
demandaba la ley de colegiación. No presentó obras a la institución de ninguna índole. Ver informe del Colegio
de Ingenieros Agrónomos de Córdoba de fs. 289.
2) El uso de ciertos cheques, como veremos enseguida.
3) El total desinterés evidenciado por Lerda en la marcha de la sociedad.
4) La intervención de Carlos Angeloz en ella.
5) Los dos domicilios que constituyó la sociedad (el Dpto. del ex-gobernador en Buenos Aires y el estudio
jurídico del mismo).
6) La intervención del socio de Angeloz, Félix Augusto Funes, en los trámites de inscripción de la sociedad.
7) Que el propio Angeloz propuso a Faya para el nombramiento oficial.
8) Que aprovechando tal condición, Faya intervino reiteradamente en el retiro de las guías forestales para
Marín.
9) Respecto de la cuenta corriente bancaria, de Digmar, aún dejando de lado hipotéticamente el informe de

© Thomson La Ley 71
fs. 864, que tanto ha sido atacado, especialmente por la defensa de Faya, en cuanto se dice en él que dicha
cuenta corriente funcionaba a la orden indistinta de Faya y Carlos Angeloz, lo cierto es que existen libranzas de
la firma Angar de Carlos Angeloz, a la orden de Digmar, donde hay disimulación, o mejor dicho, asunción de
una condición por parte de Carlos Angeloz: la de socio gerente de Digmar, sociedad a la que él no pertenecía, lo
que es demostrativo de la estrecha vinculación de esta firma con el resto de los emprendimientos a través de la
persona de Carlos Angeloz, considerado el principal testaferro de Angeloz. La conciencia de la disimulación,
está presente, y el propio Faya admite la existencia de estos hechos en su indagatoria. Esto es ilevantable para
ambos imputados. Se observa a fs. 33 de la Carpeta de Prueba N° 46 el cheque N° 18530224 de fecha 23 de
junio de 1995 librado contra la cuenta 912/7 de Angar S.R.L. del Banco del Suquía a favor de Digmar S.A., el
cual en su dorso presenta un endoso que dice Digmar S.A., la firma de Carlos Angeloz y la aclaración socio
gerente cta. cte. N° 4391/1; a fs. 42 de la Carpeta de Prueba Nº 46 el cheque N° 18530270 de lacta. cte. 912/7 de
Angar S.R.L. de Banco del Suquía Sucursal Nueva. Córdoba, librado a favor de Digmar S.A., que al dorso está
endosado con la firma de Angeloz con la inscripción Digmar S.A. socio gerente cta. cte. 4391/1 y a fs. 43 de la
Carpeta de Prueba N° 46 el cheque Nº 18.530.271 de fecha 1 de septiembre de 1995, de la cta. 912/7 de Angar
del Banco del Suquía Sucursal Nueva Córdoba librado por Carlos Angeloz a favor de Digmar S.A., el cual a su
dorso presenta un endoso con la firma del propio Carlos Angeloz y la aclaración Digmar S.A. socio Gerente cta.
cte. 4391/1. A fs. 12, 21 y 22 obran los cheques Nros. 18.530.224, de fecha 23 de junio de 1995 y 18.530.270 y
18.530.271 ambos de fecha 1 de septiembre de 1995, de la misma cuenta y a favor de Digmar que han sido
fotocopiados de una sola cara pero todo indica que como los anteriores funcionaron en la misma condición. A su
vez a fs. 1098 del anexo IV a la Carpeta de Prueba Nº 40 obra el cheque N° 14.563.132, de fecha 7 de diciembre
de 1995, de la cta. cte. de Digmar del Banco de la Provincia de Córdoba Sucursal Nueva Córdoba a favor de la
firma Marín que es el último que obra en el movimiento de la cuenta. Todo esto, indudablemente, acredita la
vinculación de la firma y de las personas, con el resto de los hechos, siempre a través del accionar de Carlos
Miguel Angeloz. Faya no podía ignorar estas circunstancias, porque es el titular de la cuenta corriente y el
librador de los cheques de la misma. El otro elemento, el enriquecimiento, también está presente: Basta ver el
movimiento de fondos de Digmar (acreditado no con el balance acompañado, que no refleja la verdad) sino con
el movimiento de fondos de lacta. mencionada, demostrativo que fue apreciable. En el año 1993 ingresó
depósitos por $ 4.706,95 ctvos. En el año 1994 trepa a $ 98.930,67 y en 1995 asciende a $127.187,96, lo que
hace un total en poco más de dos años de $ 230.835,58. Si se quiere obtener un promedio bastante realista del
comercio" Potrero 7" de Digmar S.A., resulta adecuado examinar las adquisiciones de mercadería. Tenemos por
ejemplo el período que va de enero a octubre de 1995, es decir 10 meses: se observa que el 3 de enero se abona
a Estancias del Sur $ 903,15, el 9 de enero a la misma firma $ 900; el 25 de enero a la firma La Blanca S.R.L $
8.637,18; el 20 de marzo a la misma firma $4.164,10; e 27 de marzo a la misma firma $ 3.712, 42; a la misma
firma el 7 de abril $ 3.262,91; a la misma firma el 13 de abril $ 4.041,34; a la misma firma el 20 de abril $
3.462.37; a la misma firma el 24 de abril $ 3.392,26; el 3 de mayo a la misma firma $ 2.000; el 4 de mayo a la
misma firma $ 2.000; el 9 de mayo a la misma firma $ 4.771,16; a la misma firma el 15 de mayo $ 4.607,49; a
la misma firma el 23 de mayo $ 4.149,81; a la misma firma el 30 de mayo $ 4.450,87; a la misma firma el 5 de
junio de 1995 $ 4.113,42; a la misma firma el 12 de junio de 1995 $ 3.889,37; a la misma firma el 19 de junio $
4.249,38; a la misma firma el 26 de junio $ 2.975,91; a la misma firma el 10 de julio $ 3.724,68; a la misma
firma el 17 de julio $ 4.408,33; a la misma firma el 24 de julio $ 3.812,72; a la misma firma el 31 de julio de
1995 $ 3.927,29; a la misma firma e17 de agosto de 1995 $ 2.111,80; a la misma firma el 14 de agosto $
2.015,01; a la misma firma el 4 de septiembre $ 3.479,12; a la misma firma el 11 de septiembre $ 3.783,37; a
Estancias del Sur el 11 de septiembre de 1995 $ 2.187,25; a la misma firma el 18 de septiembre de 1995 $
2.187,25; a la misma firma el 2 de octubre de 1995 $ 1.351,89; a Bustos y Beltrán con fecha 2 de octubre $
1.182 y a Estancias del Sur con fecha 9 de octubre de 1995 $ 931,46 ctvos., lo que hacen un total de $
104.785,86, en sólo 10 meses, que se pagan con libranzas de esa cuenta. Resulta increíble un resultado como el
que se documenta en el balance acompañado frente a semejante inversión, lo que está demostrando por un lado
la insinceridad de los balances y por otro lado el enriquecimiento. Corroborante de lo afirmado supra son los
libros de Digmar S.A., secuestrados en la oficina del contador Escudero, cuyo registro de accionistas se
encuentra en blanco. El libro de inventario y balances revela en el año 1993 un activo equivalente al patrimonio
neto que es el monto de la suscripción de las acciones. No hay movimiento. En el año 1994 el movimiento es
bajísimo, en los activos figuran $130,50 en caja, $10.887 cuentas a cobrar y $ 2.985 mercadería de reventa y el
valor de las instalaciones actualizado no supera los siete mil y pico de pesos, figura un pasivo de $ 3.716 a
proveedores, $1.648 previsionales y sociales y $ 1.457 deudas fiscales, lo que hace un pasivo total de $ 6.822.
La ganancia líquida $ 4.661. El libro de caja revela un movimiento negativo de $ 17.338,02, en enero de 1994 y
escasos movimientos positivos. A partir de allí no se detectan ingresos por mes, los casilleros están en blanco,
solo figuran los gastos, lo que se sigue repitiendo en adelante. Como conclusión de todo lo expuesto Digmar
S.A. no ha sido sino otro emprendimiento del grupo Angeloz destinado al enriquecimiento injustificado en el
cual, tanto Lerda cuanto Faya, los integrantes de la persona jurídica han sido sus personeros. Como hemos dicho
antes es toda una misma y única empresa estructurada a base de estas apariencias jurídicas-empresas para
disimular el enriquecimiento injustificado del ex-gobernador, por eso el auto apelado debe ser confirmado. La

© Thomson La Ley 72
objeción defensiva de que Lerda no participó de los hechos, debe ceder frente a la realidad, por cuanto al
constituir con Faya la persona indicada y darle a su suegro otra herramienta más -la firma Digmar- para ser
utilizada en el proceso de enriquecimiento apreciable manejado por Carlos Angeloz, está participando en la
disimulación. Ocurre exactamente lo mismo que con el contador Eduardo C. Angeloz (h.) en Canmor. Ambos,
después de la adquisición e integración de la persona jurídica, aparecen distantes del manejo concreto de la
misma y dice Lerda que esperaba que Faya 'le diera unos pesos', o Eduardo Angeloz (h.) y su esposa
facilitándole el acceso a su cuenta bancaria. Después, claro, niegan su vinculación con el proceso de
enriquecimiento. Pero los hechos estaban a la vista, no los ignoraban. Tenían plena conciencia. Formaban parte
de la familia. Veían las inversiones. Sabían perfectamente lo que hacía su hermano-en el caso del contador
Angeloz y su cuñado, en el caso de Lerda. No eran desconocidos. Y ambos formaban parte de las respectivas
firmas. Cómo explica el contador Angeloz el uso de la cuenta por parte de Carlos? Cómo explica Lerda las
circunstancias aquí puntualizadas? ¿Es posible alegar ignorancia o error? El auto debe ser confirmado.
5. Córdoba Pizza
a) Es el último negocio investigado. Se trata de otra sociedad constituida en Buenos Aires el 12/4/94 y luego
trasladada a Córdoba, integrada como las anteriores con algún familiar del ex-Gobernador Angeloz. En este
caso vuelve a tratarse de su yerno Jorge O. Lerda. b) El emprendimiento consistió en la instalación de una
pizzería elegante en la zona de Nueva Córdoba -ver contrato de alquiler fs. 1091-, destinada a comercializar la
marca "Pizza Cero", al igual que en Buenos Aires y Miami (EE.UU.). c) Al poco tiempo, Lerda aparece
vendiendo sus acciones. Sin embargo, Carlos Angeloz y Echegaray reciben poder de la firma el 26/5/94 y se
encargaron de los trabajos de instalación por los que la firma Angar, de Carlos Angeloz percibió la suma de
$136.399.76. d) Lerda ha sostenido que "empezó a darse cuenta que la inversión no era tan mínima como
creía..." dado "...la venta domiciliaria que querían implementar, todo lo cual ya no estaba al alcance del
deponente porque implicaba mayor inversión, procediendo por ello a vender sus acciones, antes de la
inauguración del negocio, al arquitecto D'Agostino, quién le pagó los U$S 3000 que había puesto el
compareciente, siendo esta cifra la única inversión que había efectuado..." en Pizza Cero. e) Frente a lo
expresado y a la modalidad operativa advertida en el grupo, el hecho de que Lerda después de la constitución de
la empresa, aparezca alejándose de ella, no le quita a éste responsabilidad en el proceso de enriquecimiento
injustificado bajo análisis, ni al emprendimiento el carácter de fuente de ganancias que, como ocurre en casi
todos los casos, fueron a parar al mismo a través de la persona de Carlos Angeloz. Se repite lo sucedido con
Canmor: constituida una sociedad integrada por uno o más miembros de la familia, éstos aparentemente dan un
paso al costado, siendo Carlos Angeloz quien utiliza esa estructura del modo que más convenga. A través de las
propias pruebas, objetivamente aparece comprobado este aserto. En efecto, no obstante la partida de Lerda,
consta que por intermedio de Angar Carlos Angeloz tuvo a su cargo la instalación del negocio Pizza Cero en
Av. Hipólito Irigoyen N° 181 entre los meses de noviembre de 1994 a enero de 1995, percibiendo por tal
concepto la suma de $136.399,76. Si bien el mismo no es 'apreciable', el mismo debe ser sumado al total.
Siendo así, el hecho del enriquecimiento a través de esta empresa se ha probado. Como sucede con otros hechos,
el mismo considerado aisladamente no es apreciable, más si se integra, como debe ser, al conjunto de
emprendimientos, indudablemente merece el calificativo de apreciable en el sentido de la ley. La inmediata
intervención de Carlos Angeloz en este emprendimiento, como sucede en los casos anteriores (recuérdese
Canmor: Los demás aparentemente desaparecen, pero él percibe la indemnización, véase Chateau Village:
Fissore compra las acciones, pero él aparece cobrando por las obras) demuestra, que es un modo de proceder
convenido. Entendemos que no puede alegarse ignorancia o error, porque esto es lo que ocurre con otras
empresas familiares. Llama la atención el aparente desinterés de Lerda por las empresas que integra: en la firma
Digmar, tras la integración, Lerda dice que deja todo en manos de Fissore, esperando que el mismo 'le dé unos
pesos' como beneficio por sus aportes. Aquí tras constituir la empresa en Buenos Aires, la traslada a esta Capital
para iniciar un negocio promisorio, y luego se retira del emprendimiento. Y todo por nada (dice que vendió al
mismo precio que había integrado). No es lógico. Al haber integrado la persona jurídica, Lerda es testaferro y
como tal debe responder. Corresponde confirmar el auto apelado. Conclusión: en definitiva, corresponde no
hacer lugar a la inconstitucionalidad del art. 268, inc. 2º, Cód. Penal (punto XIII); rechazar la impugnación de
los actos de investigación y del requerimiento de justificación (puntos XIV y XV); rechazar las nulidades
articuladas (punto XVI). Confirmar el auto apelado en cuanto resuelve disponer la elevación a juicio de la causa
incoada contra el exgobernador de la Provincia, Eduardo C. Angeloz, por el delito de enriquecimiento ilícito
(art. 268, inc. 2º, parte 1ª, Cód. Penal; de Carlos M. Angeloz, Eduardo C. Angeloz (h.), Jorge O. Lerda,
Fernando E. Faya, Marcelo E. Fissore, Marcelo E. Ludueña, José M. Echegaray Félix A. Funes, José A. Mengo,
Oscar A. Ghezzi, Marcelo Valsecchi, José O. Gaido y Luis Enrique Escudero, como partícipes primarios del
mismo delito (Arts. 45 y 268, inc. 2º, parte 2ª, Cód. Penal) y de Jaime Pompas, como partícipe secundario del
mismo delito (arts. 46 y 268, inc. 2°, parte 2, Cód. Penal; modificar el auto apelado en relación a los siguientes
bienes: campo de Montecristo, terrenos y obras de Barrios Urca y Parque Chacabuco, terreno del Country Las
Delicias, Empresa Editorial Crecer -diario Córdoba- y empresa Radiodifusora Salta, los cuales son excluidos de
la acusación (puntos XVIII y XIX); y disponer la remisión de antecedentes al fiscal de instrucción que por turno
corresponda, en relación al ex secretario de Comercio de la Provincia, José A. Mengo, como se manda en el

© Thomson La Ley 73
punto XVIII "in fine".
En virtud de lo expuesto y por unanimidad, el tribunal resuelve: 1. No hacer lugar a la inconstitucionalidad
del art. 268, inc. 2°, Cód. Penal (cap. XIII). 2. Rechazar la impugnación de los actos de investigación y del
requerimiento de justificación (Cap. XIV y XV). 3. Rechazar las nulidades y prescripción articuladas (Cap.
XVI). 4. Confirmar el auto apelado en cuanto resuelve disponer la elevación a juicio de la causa incoada contra
el ex-gobernador de la Provincia, Eduardo C. Angeloz, por el delito de enriquecimiento ilícito (art. 268, inc. 2°,
parte 1ª, Cód. Penal; de Carlos M. Angeloz, Eduardo C. Angeloz (h.), Jorge O. Lerda, Fernando E. Faya,
Marcelo E. Fissore, Marcelo E. Ludueña, José M. Echegaray, Félix A. Funes, José A. Mengo, Oscar A. Ghezzi,
Marcelo Valsecchi, José O. Gaido y Luis E. Escudero, como partícipes primarios del mismo delito (arts. 45 y
268, inc. 2º, parte 2ª, Cód. Penal) y de Jaime Pompas, como partícipe secundario del mismo delito (arts. 46 y
268, inc. 2°, parte 2ª, Cód. Penal. (cap. XVIII y XIX). S. Modificar el auto apelado en relación a los siguientes
bienes: campo de Montecristo, terrenos y obras de Barrios Urca y Parque Chacabuco, terreno del country Las
Delicias, Empresa Editorial Crecer -diario Córdoba- y empresa Radiodifusora Salta, los cuales son excluidos de
la acusación (Considerados dentro de los caps. XVIII y XIX). 6. Disponer la remisión de antecedentes al Fiscal
de Instrucción que por turno corresponda, en relación al ex secretario de comercio de la Provincia, José Alfredo
Mengo, como se manda en el cap. XVIII "in fine". 7. Tener por efectuadas las reservas del caso federal
consignadas en el resultando de la presente resolución.- Carlos E. Lloveras.- Eduardo Aita Tagle.- Nicolás
Carlos Rivera.

© Thomson La Ley 74

You might also like