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GRADO PERIODISMO + CAV

Actividad 4: El liderazgo
norteamericano
Historia del mundo actual
Carolina Callejo Lavado
14/02/2011

Comentario crítico sobre el mantenimiento de la hegemonía norteamericana durante la posguerra.


A partir de la Segunda Guerra Mundial la estructura y organización planetaria se ha
caracterizado por la supremacía estadounidense, país que se ha establecido como potencia
política, económica e ideológica mundial. Durante la Guerra Fría Estados Unidos ha dibujado
una estrategia liberal para establecer un nuevo orden mundial de posguerra con el objetivo de
permanecer en el centro de poder. Para ello, su política internacional ha cambiado.
En el período de la Guerra Fría (1945 - 1989) la mayoría de mandatarios norteamericanos
llevaron a cabo una “doctrina de contención” para frenar el avance comunista y expandir el
capitalismo a los países industriales de Europa y Asia. Transmitiendo siempre una imagen de
superioridad política, económica y militar, y expandiendo su ámbito de influencia sobre el
resto de naciones.
Sin embargo, una vez finalizado este período y, por ende, la política de contención, se hacía
necesaria una estrategia para mantener esa posición de poder en el mundo, de manera que el
resto de los países aceptaran y asumieran de una forma pacífica la hegemonía estadounidense.
Con este objetivo se llevó a cabo una estrategia liberal basada en varios principios.
Primero, la búsqueda de un acuerdo entre los estados occidentales europeos para establecer un
nuevo orden mundial con Estados Unidos en el centro de poder. Para ello, se llevó a cabo lo
que en el texto se denomina como “reducción de los rendimientos de poder”. Esto significa
que los países democráticos liberales aceptan la supremacía del líder a cambio de que éste les
ofrezca garantías de que no los dominará ni abandonará.
Para materializar estas garantías, Estados Unidos ha llevado a cabo un proceso de
institucionalización de su política; se han establecido numerosas instituciones internacionales
que regulan legalmente el poder político de los países, de forma que, por un lado, la potencia
norteamericana cede y limita parte de su poder y, por otro, las consecuencias de ganar o
perder en las relaciones entre países se reducen, así el país perdedor no puede ser dominado
por el ganador.
En mi opinión, este aspecto de la estrategia liberal de Norteamérica no es tan simple y
transparente como parece. Creo que, pese a la aparente imagen de cooperación internacional,
el verdadero fin de la política estadounidense es dominar a los países democráticos avanzados
y crear relaciones de dependencia en los países menos desarrollados.
Podemos ver un claro ejemplo de esto en el ámbito económico dentro de los países
desarrollados, donde Estados Unidos controla las instituciones económicas internacionales y
las presiona para defender sus intereses: libre comercio, apertura de mercados a las empresas
multinacionales, expansión de empresas americanas a Europa y Asia, etc.
En cuanto a los países menos desarrollados, la ayuda internacional surgente durante la
Guerra Fría se trata de un mecanismo más de dominación con el fin de controlar las áreas de
influencia sobre países tercermundistas. Esto lo reconoció el presidente Kennedy en 1962
cuando afirmó que “(…) La ayuda al extranjero es un método por el cual los Estados Unidos
mantienen una posición de influencia y control sobre el mundo entero y sostienen un gran
número de países que, sin ella, se derrumbarían o se pasarían al bloque comunista”.
Esta idea se refleja claramente en la decisión del presidente Ronald Reagan (década de los
ochenta) de cuadruplicar las tasas de interés de la deuda que las naciones pobres de Asia y
África tenían contraídas con el Primer Mundo, de forma que, aún en la actualidad, estos
países continúan en una situación de gran desigualdad con respecto a los países desarrollados.
Para mí, estos hechos reflejan la evidente intención de dominación de Estados Unidos, y no
una verdadera pretensión de ayuda y cooperación internacional para reducir el desequilibrio
económico existente y contribuir al bienestar social.
Un segundo aspecto de la estrategia liberal norteamericana es lo que en el texto se
denomina el “creciente rendimiento de las instituciones”, y que hace referencia al
mantenimiento y durabilidad del poder hegemónico de la potencia a través una red de
instituciones internacionales e interdependientes (políticas y económicas) muy arraigadas
dentro del mundo industrial avanzado, que garantizan la resolución de conflictos y su
continuidad.
De este modo, se dificulta sobremanera el establecimiento de principios o instituciones
diferentes a las ya implantadas (y que favorecen los intereses de Estado Unidos), ya que los
beneficios del cambio tendrían que ser superiores a los existentes en el actual sistema. Así, la
superpotencia asegura el mantenimiento de su posición de poder.
Dentro del ámbito ideológico, la potencia norteamericana defiende la república democrática
liberal como régimen político, en el que la libertad se considera el bien más preciado. Dentro
de este sistema, la prensa juega un papel esencial como “cuarto poder” (recordemos el caso
Watergate).
Por otro lado, el modelo económico capitalista promueve las multinacionales y la
globalización, es decir, su expansión por todo el mundo (esto se refleja en la popular frase de
los ciudadanos europeos “nos estamos americanizando”, referida a todos los ámbitos, no solo
al económico).
El modelo social y cultural americano se basa en la idea de que el éxito o fracaso personal
es consecuencia exclusiva de la capacidad de cada individuo para sobrevivir por sus propios
medios, y el Estado no es responsable. El estilo de vida de los ciudadanos (que se refleja en el
cine, la música, etc.) se funda en el confort, que viene marcado por la posesión de bienes
materiales.
Resumiendo todo lo dicho hasta ahora, considero que Estados Unidos trata de proporcionar
al resto del mundo una imagen de superpotencia bajo la cual los países democráticos
avanzados estarán protegidos. Para este fin ha institucionalizado su política ofreciendo al
resto de países alianzas y acuerdos bajo los cuales quedarán protegidos por la superpotencia y
nunca serán conquistados ni abandonados, a cambio de que éstos asuman la posición
hegemónica del país, que concentra la mayor parte del poder.
Se trata de implantar un nuevo orden mundial en el que se mantengan los intereses de
Estados Unidos y su participación, pero sin dominar a sus socios europeos, situación que no
aceptarían.
Sin embargo, para mí, la realidad es muy distinta, ya que su último fin es ejercer influencia
sobre el resto del mundo y presionar a las naciones para conseguir sus propios intereses
(hemos visto a los largo de la historia que este país se involucra en gran parte de los conflictos
aunque no esté “invitado”). Por tanto, no busca la cooperación internacional por el “bien” de
todos, sino por su propio bien, el de los gobernantes. Claro está, que lo hace de forma
aparentemente justa y pacífica, ya que de lo contrario el resto de países no aceptarían su
preponderancia en el orden mundial.
En la sociedad norteamericana juega un papel fundamental el control de los ciudadanos a
través de la propaganda y la manipulación de los medios de información, para inclinar la
opinión pública a favor de los intereses de los mandatarios. Podemos ver un claro ejemplo de
esto en la forma en que se ha tratado la Guerra De Irak en los medios de comunicación,
manipulando las imágenes y la información de manera que el pueblo se posicione a favor de
la ocupación del país (documental Armas de decepción masiva de Danny Schechter).
Además, a través de la televisión, el cine, etc. tratan de transmitir una idea de sociedad
idílica, de igualdad de oportunidades, en el que todos son bienvenidos. Sin embargo, vemos
que la realidad dista mucho de esta apariencia, que cada vez son mayores las desigualdades
sociales y el desequilibrio económico y, que el Estado, no se siente responsable de ello.
En conclusión, aunque las formas sean distintas, el objetivo de Norteamérica (de sus
mandatarios) es el mismo que durante los primeros años de la Guerra Fría: ejercer una
dominación sólida sobre sus naciones para garantizar sus propios intereses y su situación de
supremacía mundial, aunque ahora lo hagan de una “pacífica”.
Bibliografía

JOHN IKENBERRY, G.: La gran estrategia liberal y la persistencia del orden


hegemónico de Estados Unidos durante la posguerra (artículo presentado en el ciclo de
conferencias El Futuro de la Gran Estrategia Liberal, 2001).
AZCONA, José Manuel: Historia del mundo actual.
PALACIOS BAÑUELOS, Luis: Manual de Historia Contemporánea Universal.
SCHECHTER, Danny: Armas de decepción masiva (Documental, 2004).

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