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INTRODUCCIÓN
El alcohol metílico es un líquido volátil e incoloro, que en su forma cruda tiene olor
y sabor desagradable, que limita su aceptabilidad, pero con destilación adicional
se torna casi inodoro. Tiene un punto de inflamación de 11° C y un límite de
explosividad 7,3 - 36° C, por lo tanto además de la intoxicación puede encender y
explotar, formando parte junto con el etanol del “alcohol de quemar”. Su volumen
de distribución es de 0.6 - 0.7 L/Kg., no tiene unión a proteínas, de ahí su carácter
de dializable.
Entre los productos más comunes que lo contienen están: líquidos para frenos,
líquidos para carburadores, combustibles para aviones, líquidos para revelado
fotográfico y en los licores adulterados. Dado que en la fermentación de jugos
azucarados implementada para la obtención de estas bebidas, además de etanol,
produce también cantidades variables de metanol y otros compuestos volátiles, es
un contaminante de las bebidas alcohólicas, pero lo tienen en concentraciones no
tóxicas.
Tipos de intoxicaciones
Los estudios han demostrado que el porcentaje de oxidación del ácido fórmico
está regulado por las concentraciones hepáticas de tetrahidrofolato.
Figura 1.
Pero el alcohol etílico es muy reactivo y consume con más rapidez dichas
enzimas, por el contrario, el metabolismo del metanol es más lento que el etanol ±
unas 20 veces, por ello, el etanol se convierte en el antídoto del metanol, ya que
en presencia del etanol, el metanol no se convierte en formaldehído y ácido
fórmico, que en última instancia son los que causan todos los estragos. Este
metabolismo lento es lo que explica muchas veces el porqué en gran número de
casos las expresiones clínicas aparecen mucho tiempo después de un período
largo de latencia (entre 12 y 48 horas e incluso a veces más tiempo) que puede
llevar a demoras para el diagnóstico y el tratamiento apropiado.
Se puede resumir que los hallazgos de acuerdo al órgano afectado son: En piel:
acción corrosiva y/o cáustica. En tracto digestivo: gastritis, ulceras.
Cardiovascular: miocarditis y vasculitis. SNC: edema y hemorragias cerebrales.
SNP: polineuropatias. Riñón: nefritis, vasculitis. Pulmones: edemas y hemorragias.
Diagnóstico
Resumiendo, se puede señalar que los criterios que se toman en cuenta para el
diagnóstico son:
• Antecedentes de ingesta de alcohol
• Visión borrosa
• Respiración rápida y superficial como expresiones de un desbalance acido
básico.
• Gases arteriales (acidosis metabólica con hipokalemia)
• Un hiato aniónico y osmolar elevados
• TC craneal o RM (o en el examen posmorten) imágenes compatibles de un
infarto bilateral del putamen.
9. Otras medidas:
BIBLIOGRAFIA