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1. De los ingenuos.
2. De los libertos.
B. De los sui iuris y de los alieni iuris.
1. De los que están in potestate.
2. De las mujeres que están in manu.
3. De los que están in mancipio.
4. De los modos por los cuales los alieni iuris se liberan de la dependencia.
C. De los sui iuris que están en tutela o en curatela.
1. De los que están en tutela.
2. De los que están en curatela.
3. De la caución de tutores y curadores.
persecutio
TUTELA Definición
1. Clases
2. Designación del tutor
3. Incapacidades y excusas para el ejercicio de la tutela
4. Formalidades previas para entrar a ejercer la tutela
5. Funciones del tutor
6. Obligaciones en la tutela y garantías
1. DEFINICIÓN:
La Tutela es una potestad sobre una persona libre conferida por el Derecho Civil, para proteger al
que en razón de su edad no puede defenderse por sí mismo.
A esta definición de Servio Suplicio, anotada por Justiniano, deberíamos agregar además a la mujer
púber sometida a Tutela perpetua. Las personas sometidas a Tutela deben ser "Sui Juris" aquí
radica la diferencia principal con la patria potestad, además no tiene derecho de corrección ni
autoridad sobre la persona física del pupilo.
2. CLASES:
Según las personas sometidas a ellas, la tutela fue de dos (2) clases:
1. Esta institución, ya definida, fue creada en interés de la familia, a fines de la República
cambia su carácter y ya fue destinada a la protección del que estaba sometido y era una
verdadera carga para el tutor que la ejerce.
La Tutela se abre siempre que un acto cualquiera hacia "Sui Juris" a un impúber, normal
mente es la muerte del "Pater Familiae" o la emancipación.
La designación del tutor en un principio fue obra de la ley, después se autorizó al "Pater
Familia" a designar Tutor en el testamento y mas tarde se le reconoció al magistrado esta
facultad.
2. Tutela de Impúberes:
3. Tutela de las Mujeres:
En la época clásica las mujeres "Sui Juris" estaban sometidas a la tutela, cualquiera que fuese su
edad.
La mujer administra por sí misma su patrimonio, pero para obligarse requería la autorización del
tutor. Luego se hizo costumbre que la mujer escogiese por sí misma el tutor. La Leyes "Julia" y
"Papia Popea" declaró libres la tutela a las mujeres ingenuas madres de tres hijos y libertas madres
de cuatro y la Ley "Claudia" abolió la tutela legitima de los agnados. Con el tiempo esta tutela
llega a desaparecer por completo y ya en la época de Justiniano no existe rastros de ella.
3. DESIGNACIÓN DEL TUTOR:
Arguello manifiesta, en su Derecho Romano, que desde el antiguo derecho, la tutela podía ser
deferida por voluntad del jefe de familia expresada en un testamento válido o por disposición de la
ley naciendo así la tutela testamentaria y la tutela legítima. Más adelante hacia el siglo IV de Roma
al atribuirse a ciertos magistrados la facultad de nombrar tutores, nació la tutela dativa.
• TUTELA TESTAMENTARIA:
Era atributo de la potestad del "Pater" designar tutor a su hijo. El nombramiento del tutor o tutores,
porque pueden ser varios, se hace en el testamento en forma imperativa, después de la institución de
heredero (Sea Lucio mi heredero y su tutor Marcus).
No se puede nombrar como tutor al que por derecho puede instituir como heredero, ni a peregrinos;
ni dedicticios; ni latinos junianos; se puede designar tutor a un esclavo manumitiéndolo
previamente o en el acto mismo del testamento. Se admitió posteriormente, previa confirmación del
magistrado, un testamento nulo por su forma, o efectuado por una persona incapaz para testar
(Madre, Padre Natural, etc.).
• TUTELA LEGÍTIMA:
Es la ley quien determina quién es el tutor por aplicación del principio "Ubi Emolumentum
successionis Ibi Tutelae Onus". La carga de la tutela debe caer donde este el provecho de la
sucesión. Por ello es llamado el agnado más próximo en grado, si hay varios del mismo grado, todos
son tutores, ya que lo que más interesa es la buena gestión de los bienes. A falta de agnados,
concurren los gentiles. Respecto al libertino impúber, la tutela corresponde al autor de la
manumisión. Respecto al hijo impúber emancipado, la tutela corresponde al tutor de la
emancipación o a sus descendentes.
• TUTELA DIFERIDA O DATIVA:
A falta de tutor testamentario o legítimo, la designación recae en un magistrado, siendo estos los
siguientes:
· "Lex Atilia". Faculta en Roma al "Praetor Urbano" y a los tribunos de la plebe.
· Leyes Julia y Titia: Concede la misma facultad al Presidente en las provincias, a fines de la
República.
· Bajo Claudio: La facultad pasó a los Cónsules.
· Bajo Marco Aurelio: Se creó un magistrado especial, el "Praetor Tutelaris".
· Bajo Justiniano: Los magistrados municipales para los pupilos pobres y los magistrados superiores
para los pupilos ricos.
4. INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA EL EJERCICIO DE LA TUTELA
La tutela estaba considerada en el derecho romano como un cargo público, siendo necesario para
cumplirla: ser persona libre, ciudadano romano y del sexo masculino. Luego se admitió la
posibilidad de que ejercieran el cargo de tutor los filiusfamilias, porque la autoridad paterna sólo
tenía efecto en el orden privado.
En el derecho post-clásico la madre y la abuela pudieron también ser tutoras de sus descendientes,
siempre que se comprometieran bajo juramento a no contraer nuevo matrimonio.
Al tutor testamentario le fue permitido librarse definitivamente de la tutela, haciendo una
declaración solemne ante testigos de no querer ejercerla, a esto se llamó la "abdicatio tutelae".
El tutor legitimo puede transferir la tutela a un extraño, mediante la in iure cessio, pero si el
cesionario muere o sufre una capitis deminutio, se reintegra de pleno derecho a sus funciones de
tutor. El tutor dativo sólo puede eximirse de ejercer la tutela aduciendo razones graves que le
impidan ejercer el cargo.
El régimen de las excusas fue extendido en la época clásica a la tutela testamentaria y más tarde a la
legítima. Entre las numerosas excusas figuran como más importantes las siguientes:
a) El ejercicio de cargos públicos o de oficios de utilidad pública, como el de magistrado, miembro
del consilium principis, profesor, sacerdote.
b) Razones personales, como el haber cumplido setenta años de edad, la pobreza extrema, una
enfermedad grave, 1a ignorancia.
c) Numerosas cargas familiares, como el tener tres hijos o más, el ejercicio de tres cargos de tutor o
de curador.
d) Razones de privilegio, como ser veterano del ejército, atleta coronado, etc.
Diferentes de las excusas fueron las incapacidades propiamente dichas, que se desenvolvieron
gradualmente y que comenzaron siendo razones de excusa, tales fueron según los textos
justinianeos: los locos, sordos, mudos, ciegos, enfermos graves y crónicos, personas enemistadas
con el padre del pupilo, etc.
El derecho justinianeo declaró además incapaces para desempeñar las funciones de tutor a los
menores de veinticinco años, que en la época clásica podían excusarse, a los obispos, a los monjes y
a los acreedores y deudores del pupilo, con excepción de la madre y de la abuela.
5. FORMALIDADES PREVIAS PARA ENTRAR A EJERCER LA TUTELA
Previamente a entrar en el ejercicio de la tutela, el tutor estaba obligado a:
a. Hacer un inventario de los bienes del pupilo, si no lo hacia sin excusa legitima, se
sancionaba con la destitución del tutor y respondía por los daños y perjuicios ocasionados;
esto consistía en una discriminación detallada de los bienes del pupilo, donde se indicaba su
procedencia porque, posteriormente, el tutor debía rendir cuentas de conformidad con el
inventario levantado. La infracción de esta obligación, se sancionaba con la destitución del
tutor, quien, además, respondía por los daños y perjuicios ocasionados. Es de señalar, sin
embargo, que cualquier acto urgente que pudiese provocar perjuicios al pupilo, podía
verificarse aun antes de levantar el inventario.
b. Prestar fianza o caución para responder del buen manejo de los bienes del pupilo. El tutor
debía garantizar su gestión y, en tal sentido, además del inventario, debía prestar una fianza
(cautiorem pupili salvan fore); ésta era una estipulación mixta, impuesta por autoridad
pretoriana o por la autoridad judicial. Se prefería la fianza personal, dada la dificultad de
fijar previamente la cuantía posible de los daños que podía sufrir el patrimonio del pupilo y,
por ello, el tutor respondía con su total patrimonio. La garantía real, es decir, la afectación de
una cosa del patrimonio del tutor, para responder por los daños, no se admitía sino cuando la
responsabilidad era limitada.
c. Esto obedecía al hecho de que no podían determinarse, previamente, los daños que el
incapaz iba a sufrir y, podía ocurrir, que la cosa u objeto que el tutor daba en garantía tuviere
un valor menor que el patrimonio del pupilo, que iba a administrar, no pudiendo ser el tutor
responsable, con todo su patrimonio, de esos daños. Los tutores testamentarios estaban
exentos de la obligación de prestar caución, en consideración de que nadie mejor que el
padre, podía escoger a una persona de su confianza, que no perjudicara al pupilo. Los tutores
dativos tampoco prestaban fianza, por razón de la investigación a la cual ellos eran
sometidos. Los tutores legítimos sí estaban obligados a ello, por cuanto eran designados en
atención al parentesco. Si no se presentaba fianza, los actos realizados por el tutor eran
considerados nulos.
d. El tutor debía declarar ante el magistrado si era acreedor o deudor del pupilo, lo cual lo
excluía de la tutela; si no lo hacia, perdía su crédito si era acreedor y si era deudor no podía
valerse de ningún pago realizado durante el transcurso de la tutela.
6. FUNCIONES DEL TUTOR.
El tutor en la administración del patrimonio del pupilo y en el comportamiento de su personalidad
jurídica, tiene dos formas de obrar o funciones: la auctoritas y la gestio.
1. "Autoritas Tutoris": La palabra "Autoritas" viene de la voz "augere", aumentar. El tutor
completa o aumenta con su presencia y consentimiento la insuficiencia del pupilo en
cualquier acto o negocio jurídico. Esta se da en la infancia mayor, el tutor debe dar su
autorización o consentimiento para los actos realizados por el pupilo, el cual podía
administrar su patrimonio pero para abligarse requería de las auctoritas del tutor. Esto
supone ciertas condiciones:
a. Debe darse en el momento mismo del acto, ni antes ni después, ni por mensajero o carta.
b. No puede someterse a término o condici6n.
c. Supone la presencia efectiva del tutor, pupilo y tercer contratante.
d. Se requiere el cambio de palabras sacramentales. "Auctorne Fis", "Autor Fío". ¿Das tu
autorización?, si la doy.
El acto ejecutado por el pupilo con "Autoritas Tutorís", produce efecto en el pupilo directamente y
no en el tutor, quedando aquel acreedor, deudor o propietario según el caso. La "Autoritas" se
imponía cuando el acto no podía, en razón de su solemnidad, celebrarse por mandatario, ejemplo
"Mancipatio" manumisión, adición a una herencia, etc. Si el pupilo es "lnfans" el tutor realiza un
acto no solemne análogo, en vez de una "Mancipatio" una "Traditio".
1. "Negotiorum Gestio": Consiste en ejecutar el tutor un acto, sin la intervención del pupilo.
Se impone este método cuando el pupilo es "lnfans"', o sea, en la infancia menor (menos de
siete años), en este caso es el tutor obra en el lugar del pupilo, es él quien resulta deudor,
acreedor o propietario y posteriormente transfiere o traspasa todos los derechos y
obligaciones adquiridos al pupilo.
Según nuestras consideraciones es necesario destacar dos aspectos importantes:
1. En el derecho romano se contemplaba dos clases de representación, la indirecta y la directa.
En la clase de representación indirecta, las consecuencias del acto se producían en el
representante y no en el representado. Esto cristalizó en la tutela con la gestio, o sea, que el
tutor adquiría para él, porque era él el representante. Tomando en consideración el posible
perjuicio del pupilo, el tutor, al rendir las cuentas correspondientes y terminada la tutela,
debía transmitirle al pupilo los derechos adquiridos. Por esta razón, la rendición de cuentas
se hacía en la gestio y no en la autoritas. Este problema finalizó con el surgimiento de la
representación directa, según la cual, los efectos del acto se producían en el representado y
no en el representante.
2. La gestio representaba dificultades en aquellos casos, en que la persona no podía ser
reemplazada, como era, por ejemplo, en el procedimiento judicial (acciones de la ley) y la
herencia, permitiéndose, en favor del infante, que el tutor lo representase.
Evolución de los poderes del tutor: En el derecho antiguo los poderes del tutor fueron ilimitados
"Loco domini habertur" como si fuera propietario de los bienes, sin embargo tenía ciertas
restricciones: en lo relativo a donaciones, actos que interesan a la vez al tutor y al pupilo y actos
ejecutados de mala fe por el tutor.
El pretor otorgó al pupilo la "Restitutio in-integrum" y el derecho imperial mediante el
senadoconsulto "Oratio Severi" bajo Septimio Severo, prohibe al tutor manejar los "Praedia
Rustica Vel Suburbana" del pupilo, salvo ciertas excepciones nominales: pagar deudas
apremiantes, cumplir la orden del testador, solucionar una hipoteca, dividir con un tercero, vender
con ventajas excepcionales, etc. Todas con aprobación del magistrado.
Constantino amplió la prohibici6n a los "Praedia Urbana" y muebles preciosos, y con Justiniano el
tutor no pudo recibir capitales por cuenta del pupilo, sin autorizaci6n del magistrado.
El pupilo "lnfans" era por completo incapaz, el pupilo salido de la infancia podía mejorar su
condici6n pero no empeorarla sin la "Autoritas Tutoris", Se debe explicar que mejorar no consiste
en hacer un negocio ventajoso ni empeorar es hacer un negocio malo. Mejorar es adquirir
propiedad, volverse acreedor y dejar de ser deudor. Empeorar es vender, dejar de ser acreedor y
volverse deudor.
7. OBLIGACIONES EN LA TUTELA Y GARANTÍAS.
El tutor está obligado, al aceptar la tutela, a administrar los bienes y restituirlos una vez terminada
ésta, en el derecho primitivo estas obligaciones provenían de la moral y buenas costumbres, no
existiendo sanciones legales. Posteriormente se fueron tomando medidas para salvaguardar el
patrimonio del pupilo y para indemnizar al tutor por perjuicios que haya podido causarle este
ejercicio. Las garantías concedidas al pupilo son:
1. Ley de las XII Tablas: estableció dos garantías para el pupilo contra el fraude del tutor, que
fueron:
• "Persecutio Crimen Suscpecti Tutoris", acción concedida a todo el mundo menos al pupilo,
que tenía por objeto poner fin a la tutela cuando el tutor ponía en peligro la fortuna por
torpeza o fraude, y
• "Actio Rationibus Distrahendis", con carácter penal para obtener el pupilo la devolución de
valores que el tutor hubiere mal empleado o sustraído. La condenación es al duplo.
• Derecho Pretoriano: El pretor establece la "Restitutio in integrum" para hacer que se
anularan los actos del tutor que lesionaran al pupilo; y concedió dos nuevas garantías.
• "Actio Negotiorum Gestorum", asimilando al tutor a un gestor de negocios y concediendo
al pupilo esta acción contra las faltas cometidas en la gestión.
• "Cautio rem pupilli salvam fore". Obliga al tutor por un contrato de estipulación,
garantizado por fiadores, a administrar bien y a restituir los bienes finalizada la tutela.
3. Fines de la República: en el siglo VII, se creó la "Actio tutelae directa" que corresponde al
pupilo para hacerse restituir los bienes y hacerse indemnizar por las faltas cometidas por el tutor en
su administración y la "Actio tutelae contraria", que corresponde al tutor contra el pupilo por los
anticipos y perjuicios que hubiese tenido en su ejercicio.
4. Bajo el emperador Claudio, los parientes del pupilo podían citar ante los cónsules al tutor
por inacción, por responsable de no administrar; bajo Marco Aurelio se resolvió, sin
intervención de los cónsules, que el tutor es responsable de su omisión en las gestiones
desde que tiene noticias de su nombramiento.
5. Derecho Imperial: En razón de las reformas precedentes, el tutor era responsable de las
faltas que hubieran cometido en la gestión del patrimonio del pupilo, pero no estaba
obligado a administrarlo, faltaba establecer esta obligación a su cargo, haciéndolo
responsable de su inacción.
6. Ultimo Estado del Derecho: Al recibir el cargo el tutor debe hacer inventario de los bienes
del pupilo y obligarse por un contrato de estipulación, dando fiadores, a administrar
debidamente. Durante la gestión está obligado a administrar como buen padre de familia y al
terminar la tutela, debe dar cuenta y restituir los bienes.
Al pupilo le fueron dadas unas garantías especiales: se creó un privilegio para ser preferente a los
acreedores quirografarios del tutor. Un Senadoconsulto bajo Trajano creó la "Actio Subsidiaria"
contra los magistrados municipales, en caso de insolvencia del tutor y sus fiadores y bajo
Constantino se creó hipoteca legal sobre los bienes del tutor.
SENADO ROMANO
El Senado bajo la Monarquía (siglos VIII-VI a. C.) [editar]
El Senado -latín senatus- nació como una institución consultiva de la monarquía romana, formado
exclusivamente por 30 patricios (un representante de cada gens) al principio, y luego 300. Adquirió
mayores prerrogativas con la República, pasó a refrendar a través de su auctoritas los actos de los
cónsules, extendiendo su competencia a los actos de otros magistrados y Comicios, temas
religiosos, conflictos entre magistrados, policía, crímenes con pena capital cuando esta era
conmutada, cuestiones militares y financieras y tratados internacionales.
El Senado bajo la República (Siglos VI-I a. C.) [editar]
A mediados de la época republicana el senado contaba con unos 300 miembros; estaba compuesto
por todos los ciudadanos que habían ejercido magistraturas curules —cónsules, pretores y ediles,
los conscripti—, así como de los paters, las cabezas de las familias patricias -descendientes de los
primeros senadores romanos establecidos por Rómulo y sus sucesores, que formaban el grupo social
privilegiado, opuesto a los plebeyos-. Adicionalmente, los censores podían incluir senadores que no
habían ejercido magistraturas, aunque estos tenían restringido su derecho a tomar la palabra y se los
denominaba senatores pedarii.
Con el acceso a los derechos ciudadanos de los plebeyos, (véase Secessio plebis) el Senado perdió
el derecho a refrendar los actos de los Comicios Centuriados. Pero por el contrario se arrogó el
derecho de nombrar dictador, y pronto legisló sobreponiéndose a las Asambleas Tribunadas,
alcanzando un gran poder.
En el siglo III a. C. el Senado sufrió las modificaciones propias de la nueva situación. Los asientos
senatoriales continuaron en manos de los censores y todos los magistrados curules que abandonaban
su cargo accedían al Senado.
El Senado pasó de ser un cuerpo consultivo de los cónsules, al principio de la República (y
subordinado a estos en muchos aspectos), a ser una corporación de gobernantes, sin dependencia de
nadie. El Senado dirigía la guerra a través de los cónsules, y toda la política de la República.
Con el tiempo el Senado asumió el nombramiento de diversos cargos curules, lo que implicaba la
designación de sus propios miembros, y además influyó cada vez más en los censores. Se mantuvo
la distinción entre Senadores patricios y plebeyos.
La desaparición de la figura del dictador permitió al Senado ocupar ciertas funciones en casos
graves, en especial el conferir a los cónsules facultades especiales, similares a la Dictadura, por
tiempo limitado.
Julio César, después de derrotar a su rival Pompeyo y a sus aliados, la mayor parte de las familias
senatoriales tradicionales, procedió a incrementar el número de senadores hasta 900 (aumentó en
300 el número de senadores en la etapa de la dictadura de Sila, que eran 600; Sila a su vez habia
doblado el número de senadores de 300 a 600), promocionando al orden senatorial a familias
ecuestres, mandos militares, centuriones de origen proletario de su ejército, y provinciales, como su
consejero financiero Cornelio Balbo, natural de Gades (Cádiz, España); a los ojos de la nobilitas
senatorial superviviente del bando pompeyano y de muchos partidarios de César esto era una
aberración, y ello fue una de las causas del asesinato de César.
Augusto volvió a reducir el número de senadores a 600, aunque mantuvieron algunos de los
nombramientos de César, que tenían la consideración homines novi, pero las proscripciones por
ellos emprendidas vaciaron los bancos del Senado, que fueron llenadas con la promoción de
partidarios de los triunviros extraídos del ordo ecuestre y del ejército.
El Senado durante el Alto Imperio (Siglos I a. C.-III d. C.) [editar]
La Curia Iulia, edificio del Foro romano, donde solía reunirse el Senado.
Terminada la guerra entre Augusto y Marco Antonio en 30 adc, Augusto procedió a cribar la lista de
senadores, intentando recuperar como senadores a los supervivientes de las familias tradicionales,
pero favoreciendo también a sus partidarios, sin tener en cuenta su origen, caso de Mecenas, Agripa,
Lucio Munacio Planco o Cayo Asinio Polión. También incrementó los poderes nominales del
Senado, trasmitiendo los poderes de elección de magistrados de las asambleas o comicia al senado,
aunque realmente redujo sus poderes, ya que casi todas las provincias con ejército pasaron al
control directo del emperador, las magistraturas se convirtieron en cargos honoríficos, y los
candidatos a ellas necesitaban del visto bueno del emperador, quien asumió la potestad
jurisdiccional de los Comitia Tributa, por lo que los Edictos imperiales se superpusieron a los
Senadoconsultos.
A partir de Claudio, numerosos provinciales, especialmente hispanos, fueron admitidos en el
Senado, aunque a estos nuevos senadores se les imponía el requisito de invertir el censo mínimo
senatorial -1.000.000 de sestercios- en propiedades rústicas en Italia, culminando el proceso con la
elección de un emperador procedente de una familia senatorial provincial hispana: Trajano.
A lo largo del Alto Imperio, las relaciones entre los emperadores y los senadores fueron las de un
tira y afloja continuo, y, si bien es cierto que muchos colaboradores de los emperadores eran
senadores, lo cierto es que estos, aún los más respetuosos, tendían a dejar de lado las expectativas y
deseos de los senadores. Además, los senadores tendían a ignorar que la verdadera fuente de poder
del estado romano era el ejército, por el cual pasaban por cortos períodos de tiempo. La
consecuencia fue que algunos emperadores, como Tiberio, Calígula, Nerón, Domiciano, Adriano o
Cómodo sostuvieron relaciones muy difíciles con el Senado, y promovieron la persecución de
muchos de sus miembros.
Con el advenimiento de la dinastía Severa, de origen militar, el senado fue progresivamente
arrinconado en favor del orden ecuestre y de la nueva burocracia imperial nacida del ejército, hasta
que el emperador Aureliano excluyó a los senadores de los puestos militares.
El Senado en el Bajo Imperio (Siglos IV-VI d. C.) [editar]
En el Bajo Imperio, el Senado de Roma fue duplicado con otro igual a él creado por Constantino I
en la nueva capital, Constantinopla (Estambul, Turquía), y se convirtió en un simple club de
notables.
El senado romano desapareció en los turbulentos años del siglo VI en los que las tropas del rey
ostrogodo Totila luchaban a la desesperada contra las tropas de imperiales de Justiniano I, dirigidas
por Belisario, mientras que en el resto de los reinos bárbaros nacidos de la ruina de Roma, los
senadores fueron fundiéndose progresivamente con la nobleza germánica dirigente.
En las ciudades sometidas por la Antigua Roma se establecía un Consejo de Cien Ancianos
(Centumviri), cada uno de los cuales era el cabeza de diez casas (diez casas = una gens), de donde
surge la denominación.
Detalle del interior de la Curia Iulia, con el pavimento de opus sectile y un relieve marmóreo con
una representación del senado reunido.
El Senado varió su composición. Inicialmente estaba formado por trescientos miembros de la
nobleza (todos los senadores, salvo excepción, eran patricios). Más adelante, se reservaron 164
asientos a los plebeyos o nuevos admitidos (Conscripti). Esta distinción se mantuvo al menos en los
formalismos de tal forma que la alocución para dirigirse a la Cámara era Patres et conscripti, aún
mucho después de que tales diferencias dejaran de ser importantes.
Los senadores eran consuetudinariamente vitalicios, pero la costumbre derivó en ley para los
patricios. Como el Senado representaba a la nobleza patricia y había en él miembros plebeyos, se
relegó a estos a un papel secundario dentro del Senado. Si alguno se oponía, en las revisiones
cuadrienales de senadores que efectuaban los cónsules, eran o podían ser eliminados. Además, los
plebeyos que entraban en el Senado, no lo hacían por mérito, sino por su riqueza. En estas
circunstancias, sus intereses de clase eran coincidentes con los de la nobleza patricia.
Se distinguían entre los Senadores dos grupos: los provenientes del ejercicio de magistraturas; y los
que no las habían desempeñado (Pedarii).
El nombramiento de los Senadores correspondía desde el inicio de la República a los cónsules o
dictadores. Más tarde, ésta fue una atribución específica de los censores.
Al Senado correspondía el refrendar todas las propuestas importantes políticas o administrativas de
los cónsules y otros magistrados que hubieran obtenido el voto afirmativo de los Comicios
Asamblearios correspondientes. Cuando el acto debía ser ejecutado como parte de los deberes del
magistrado no precisaba refrendo senatorial. Aunque al principio las decisiones del Senado fueron
llamadas Consulis senatusque sententia, más tarde los dictámenes del Senado dejaron de ser
consultivos y adquirieron fuerza, siendo llamados Senatus consultum y Senatus sententia. El cónsul
debía obedecer al Senado, pues en caso contrario podía ser privado de fondos, se podía nombrar a
un dictador o decidir otras medidas que daban preeminencia al Senado sobre los altos magistrados.
Correspondía al Senado decidir sobre los siguientes asuntos:
* Religiosos.
* Elección de magistrados extraordinarios.
* Resolución de conflictos entre magistrados.
* Cuestiones de policía.
* Algunos casos criminales que comportaban pena capital, cuando el acusado era perdonado, o era
conmutada su sentencia, o bien era liberado.
* Cuestiones militares.
* Cuestiones financieras.
* Negociaciones con Estados extranjeros y firma de tratados después de la paz. El Senado debía
aprobar los cambios territoriales pactados por los cónsules u otros magistrados con el enemigo.
El Senado era convocado por cualquiera de los magistrados que podían consultarle (principalmente
Dictadores, Cónsules, Prefectos de la ciudad, Pretores, Tribunos de la plebe y después Tribunos con
potestad consular). El convocante presidía la reunión.
La convocatoria se hacía bien públicamente mediante pregones (praecones) o edictos, o bien
mediante un aviso a cada senador (era obligatorio que tuvieran residencia en Roma). A veces, en
una reunión se convocaba la siguiente. Los que no asistían sin justa causa (la asistencia era
obligatoria) podían ser sancionados con multa. Las reuniones se celebraban en edificios públicos,
generalmente en el Capitolio (Curia Calabra), el Comitium (Curia Hostilia luego Curia Julia) o el
Templo de Júpiter Capitolino. Los Senadores permanecían sentados y el presidente ocupaba un
lugar central sobre una silla elevada.
Las reuniones no podían coincidir con la celebración de comicios y duraban de sol a sol. Las
votaciones debían celebrarse antes del ocaso.
La sesión se abría con unos sacrificios religiosos para consultar a los auspicios. Los asuntos a tratar
eran determinados por la presidencia, pero los religiosos tenían preferencia.
Establezca los privilegios que se reservo la clase patricia dentro del senado
Los primeros constituían la clase privilegiada y en los comienzos de la historia de Roma, sólo ellos
eran ciudadanos y tenían la posibilidad de votar en los comicios curiados.
Su origen se remontaba a los fundadores de Roma, de los que se consideraban descendientes. El
resto de la población, los plebeyos, que conformaban la mayoría, eran los que luego fueron
incorporándose ciudad. Una clase intermedia era la constituida por los clientes, que eran plebeyos
unidos a un patricio por un vínculo que establecía entre ellos derechos y obligaciones. El patrono
debía proteger al cliente con asesoramiento legal y representación jurídica, y el cliente debía prestar
su colaboración, incluso económica.
Al deponerse el gobierno monárquico, el control político quedó en manos de los patricios, pero los
plebeyos, acrecentados en su número y en algunos casos, en riqueza, originaron un largo conflicto
en pos de sus intereses
Magistratura romana
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Se llama magistratura romana a la dignidad, cargo y conjunto de atribuciones con las cuales, en la
antigua Roma, se investía a un ciudadano para que desempeñara determinadas funciones
relacionadas con la administración y dirección política de la ciudad.
En la República romana, finalizada la monarquía (año 509 a. C.), el lugar del rey fue ocupado por
dos magistrados a los que se llamó primero pretores y luego cónsules. Según la tradición romana, la
aristocracia, para evitar los abusos en que habían incurrido los antiguos reyes, estableció una serie
de medidas limitantes al poder de los nuevos oficiales. Así, se dispuso que cada uno tuviera veto
sobre la decisiones del otro (intercessio); que gobernaran sólo por un año; que las penas o castigos
que impusieran pudieran ser apeladas ante las asambleas del pueblo (provocatio ad populum) y, que
una vez terminado su mandato, fueran responsables por los actos contrarios a la ley que,
eventualmente, cometiesen en el cargo.
Con el tiempo, las funciones de los cónsules se disgregaron en una serie de nuevas magistraturas, a
saber: la cuestura ( 447 a. C.); la censura (443 a. C.); la pretura urbana (367 a. C.); la edilidad (365
a. C.) y la pretura peregrina (242 a. C.). Todas ellas compartían las características de ser colegiadas,
temporales y responsables.
Dicha magistraturas constituían el gobierno regular de la ciudad, y por ello eran llamadas
ordinarias. Frente a ellas, atendiendo la necesidad de contar con una conducción unitaria y firme
para los períodos de crisis, se creó la dictadura (en torno al año 500 a. C.), la cual fue incorporada a
la constitución republicana con el carácter de magistratura extraordinaria. Otras magistraturas de
igual carácter, pero de existencia restringida a determinados períodos de la República, fueron: el
decemvirato y el triunvirato.
Contenido[ocultar] * 1 Magistraturas ordinarias * 1.1 Magistraturas ordinarias mayores
* 1.1.1 El consulado * 1.1.2 La pretura * 1.2 Magistraturas ordinarias menores *
1.2.1 La censura * 1.2.2 La edilidad * 1.2.3 La cuestura * 2 Magistraturas
extraordinarias * 2.1 La dictadura * 3 Poderes de los magistrados * 4 Véase también |
Magistraturas ordinarias [editar]
Las magistraturas ordinarias eran las que regían en tiempos de normalidad. Se accedía a ellas de
acuerdo al cursus honorum, cuya forma definitiva quedó establecida, en el año 180 a. C., por la ley
Villia annalis. En orden jerárquico descendente, eran:
* La censura
* El consulado
* La pretura
* La edilidad
* La cuestura
Eran características comunes de las magistraturas ordinarias:
* La colegialidad: Eran ejercidas, a la vez, por más de una persona (dos, por regla general). Cada
una de la cuales tenía la facultad de vetar (intersecessio) las decisiones de la otra; facultad negativa,
ya que sólo implicaba paralizar la actividad del colega, en ningún caso reemplazar o modificar sus
decisiones.
* La electividad: Su ejercicio implicaba la previa elección del magistrado por parte de los
comicios centuriados, en el caso de los magistrados mayores (censores, cónsules y pretores), o de
los comicios tribunados, tratándose de magistrados menores (ediles y cuestores).
* La gratuidad: Eran ejercidas gratuitamente; por el sólo honor que implicaba desempeñar el
cargo (ad honorem).
* La temporalidad: Su ejercicio estaba limitado en el tiempo. Por regla general, duraban un año;
en el caso de la censura, 16 meses. No era posible la reelección inmediata (iteratio), salvo, también,
en el caso de la censura.
* La gradualidad: En su conjunto, formaban un sistema jerárquico determinado por el mayor o
menor poder (potestas) que la constitución les otorgaba a cada una. En razón del grado, el
magistrado superior podía vetar las decisiones del inferior. Además, tal jerarquía, determinaba el
curso que debía seguir la carrera del político romano (véase cursus honorum)
* La responsabilidad: Su ejercicio implicaba, para su posedor, responder por las infracciones a las
leyes que, eventualmente, cometiera en el cargo. Los magistrados mayores respondían al terminar
su mandato; los menores, durante el ejercicio del mismo.
Los requisitos para ocupar el cargo de magistrado fueron distintos según la época. En un principio,
se requería pertenecer al orden patricio. Sólo gradualmente los plebeyos lograron ser admitidos al
ejercicio de las diferentes magistraturas. Proceso que culminó cuando, en virtud de las leyes
Licinias (año 367 a. C.), se estableció que una de las plazas para el consulado debía ser ocupada
necesariamente por un plebeyo.
En el año 180 a. C., la ley Villia annalis estableció que debía trascurrir un tiempo mínimo de dos
años para pasar de una magistratura a otra y diez años para volver a ejercer el consulado. También
señaló la edad mínima para desempeñar el consulado (42 años), la pretura (39 años) y la edilidad
(36 años).
Previo al ejercicio de las magistraturas, todo aspirante a seguir una carrera política, debía entrenarse
en alguno de los veintiséis cargos menores que comprendía el vigintisexvirato. Por otra parte, era
requisito para integrar el senado, el haber desempañado alguna magistratura. Los ex magistrados
con imperium (pretores y cónsules) quedaban habilitados para ser designados por el senado para el
gobierno de una provincia, en calidad de procónsules o propretores.
Las magistraturas ordinarias eran mayores (magistratus maiores) y menores (magistratus minores),
según la elección del magistrado dependiera, respectivamente, de los comicios centuriados o de los
comicios tribunados. Magistraturas mayores eran: el consulado y la pretura; menores: la censura, la
edilidad y la cuestura.
Magistraturas ordinarias mayores [editar]
El consulado [editar]
Se denominó consulado a la magistratura romana que sustituyó a la monarquía al frente del Estado
[Véase Roma (República)]. Cada año se elegían dos cónsules.
Progresivamente van perdiendo atribuciones: primero algunas facultades judiciales civiles y
criminales (delegadas en Cuestores o Decenviros nombrados en cada caso); después sus decisiones
debieron ser refrendadas por el Senado; después perdió la administración del Tesoro (en favor de los
Cuestores) y la de los archivos públicos; después perdió el control de las arcas del ejército (en favor
de los Cuestores Militares); más tarde perdió sus funciones de censor (en favor de los Censores) y
de nombrar las vacantes del Senado (también atribuidas a los Censores); después perdió la facultad
de nombrar Cuestores (que pasó a los comicios tribunados); luego perdió otras atribuciones
judiciales (en favor del Pretor); después las competencias sobre fiestas, policía y mercados (en favor
de los Ediles Curules), y también la facultad de nombrar dictador (que pasó al Senado). Al final solo
conservaba algunas funciones menores, el poder ejecutivo de las leyes y el mando del Ejército.
La pretura [editar]
Los pretores eran los encargados de presidir los tribunales, durante un año, aunque finalizado este
tiempo podían convertirse en propretores y gobernar otro año sobre unos territorios determinados.
Eran ocho, y podían considerarse los ayudantes de los cónsules.
El cónsul perdió las funciones judiciales civiles en favor de un magistrado curul designado como
Pretor, por plazo de un año, quien poseía el imperium y figuraba entre los magistrados de mayor
jerarquía. Su nombramiento recayó por los Comicios Centuriados y con el mismo ceremonial
religioso que se usaba para la elección del cónsul. La insignia de su cargo era la toga pretexta. Al
Pretor correspondían además las funciones consulares cuando los cónsules estaban ausentes.
El Pretor era patricio hasta el 337 a. C. en que pudieron acceder a la pretura los plebeyos.
Progresivamente los plebeyos ostentaron la magistratura en la mayoría de las ocasiones.
El pretor de Roma dividió sus funciones a partir del 246 a. C.: el Praetor Urbanus se ocupó de las
cuestiones de los ciudadanos; y el Praetor Peregrinus de las cuestiones suscitadas entre ciudadanos
romanos y no ciudadanos. La división de funciones fue necesaria por el incremento de las causas.
Magistraturas ordinarias menores [editar]
La censura [editar]
Las funciones del censor estaban inicialmente confiadas al cónsul, que podía delegarlas. Se ejercían
cada cinco años y al terminar se realizaba un ritual de purificación con varios sacrificios llamado
Lustro. Después, se crearon los dos censores, elegidos cada cinco años de entre los senadores que
habían desempeñado el consulado, constituyendo esta magistratura la culminación de su carrera o
cursus honorum. Sus competencias consistían en revisar la lista de ciudadanos, la del Senado, y
decidir que obras públicas iban a ser costeadas por la República en los siguientes cinco años. Sus
tareas se realizaban durante 18 meses, y terminaban con la realización de la cermonia lustral ya
reseñada, cesando inmediatamente después en el cargo.
La edilidad [editar]
Los ediles eran magistrados menores sin imperio. Originalmente se crearon, al margen de la
constitución de romana, ediles plebeyos como asistentes del tribuno de la plebe. En el año 367 a. C.
se estableció el edil curul, como magistrado constitucional patricio. Al tiempo, se reconocería
constitucionalidad a los ediles plebeyos. Dada la igualdad de funciones, los ediles curules y
plebeyos terminaron confundiéndose en una sola magistratura. Tales funciones eran: Cuidar el
orden público (cura urbis); organizar juegos y fiestas públicas (cura ludorum); vigilar el orden y
resolver las controversias que pudieran presentarse en los mercados (cura annonae)
La cuestura [editar]
Los primeros cuestores fueron jueces encargados de los casos de asesinato de alta traición. Con el
tiempo su denominación más común fue Decemviri Perduellionis et parricidii. Eran nombrados para
cada caso y no constituían una magistratura permanente.
A fines del Siglo III a. C. los Decemviri o Cuestores perdieron sus atribuciones judiciales que
pasaron a los Triunviri nocturni.
Simultáneamente a estos Cuestores judiciales existieron los Cuestores administrativos, en los cuales
delegaba el rey la administración de los fondos públicos. Con la república sus funciones pasaron a
los cónsules que las delegaron en dos cuestores civiles (para el Tesoro público) y dos cuestores
militares (para las arcas del Ejército). Más tarde su nombramiento pasó a los Comicios Tribunados.
Magistraturas extraordinarias [editar]
Las magistraturas extraordinarias eran aquellas que regían en períodos de anormalidad provocados
ya fuera por causas externas (por ejemplo: una guerra que pusiera en peligro la existencia de Roma)
o internas (por ejemplo: un conjuración que pusiera en peligro las instituciones republicanas). Eran,
en orden de aparición histórica:
* La dictadura, que involucraba el nombramiento de un dictador el cual, a su vez, designaba a un
magister equitum
* El decemvirato
* El triunvirato. Si bien se discute su calidad de magistratura.
La dictadura [editar]
La dictadura era en la Antigua Roma el gobierno extraordinario que confería a una persona, el
dictador, una autoridad suprema en los momentos difíciles, especialmente en los casos de guerra; la
dictadura nació, al parecer a propuesta de Tito Larcio, quien fue además el primero en ejercer el
cargo. El dictador era nombrado por uno de los cónsules en virtud de una orden del Senado que
tenía la potestad de determinar cuando era necesario el nombramiento y quién debía ocupar el
cargo. Dicho cargo tenía una duración de 6 meses. En un principio, sólo los patricios podían ser
nombrados dictadores, pero en el año 356 a. C. se les reconoció ese mismo derecho a los plebeyos.
Poderes de los magistrados [editar]
* Potestas: capacidad de mando inherente al cargo que capacita para dar órdenes. Sus elementos:
Intercessio: oposición a la decisión de un colega, veto. Nombramiento de funcionarios.
* Derecho a representar a la república ante un particular como en una firma.
* Auspicium: derecho de buscar la aprobación de los dioses. Obligatoriedad de consultar los
auspicios en nombramientos, en guerra y comicios.
* Imperium: dos clases, el militar que ejercen los magistrados fuera de la ciudad comprende la
administración de los territorios conquistados, convocar ejército y acuñar moneda para el ejército.
El imperium domi es el que se ejerce dentro de la ciudad cuyo atributo principal es derecho a
coacción: derecho a actuar de forma ejecutiva y judicial si un subordinado no acataba las órdenes.
Identifique cuales fueron las clases de comicios que existieron en roma durante la republica
Iurisdictio: poder para intComicios Centuriados [editar]
Se mezclaba el sistema por centuria y por tribus y representaban a toda la población. Dentro de las
tribus había centurias de seniores (más de 46 años) y de iuniores (menos de 46) y se dividían ambas
categorías por el dinero que poseían. La lex hortensia es la que regula todas las atribuciones, así se
diferencian los tipos de ciudadanos.
En una tribu había grupos, y según las cantidades de Ases que tuvieran los ciudadanos forman parte
de una centuria u otra. Había dos centurias por clase social (Seniores y Iuniores) y 5 clases sociales,
por lo que había 10 clases por tribu y 350 en total. Además, había 18 centurias que eran de Equites y
5 centurias que eran de Capiti Censi, por lo que había en total 373 centurias, y se ganaba con 187
que daban el mismo voto y luego se dejaba de votar. De la primera clase, ya había 70 centurias y
entre las centurias de las tres primeras clases ya ganaban las elecciones, con lo que no era necesaria
la participación de las demás clases inferiores. Con esto, personas sin tierras, que se habían
enriquecido por el comercio, como podían ser los plebeyos, pueden acceder a las centurias más
elevadas, con una mayor importancia social y legislativa. Esto se establece a partir de la ley de Apio
Claudio en el 312 a. C. Por otra parte, los que tenían menos de 11.000 Ases, los Capiti Censi o
Proletarii pueden votar por medio de una agrupación de cinco centurias. Como votaban primero los
de las clases altas, con las tres primeras clases ya se llegaba a mayoría absoluta, por lo que la
democracia en Roma no era total.
La creación de los Comicios Centuriados hizo perder parte de sus atribuciones a los comitia curiata
y solo conservaron actos menores y el recibir el juramente de los cónsules. Desaparecieron
lentamente, y a fines del siglo III a. C. ya no constituían ningún poder.
Los Comicios Centuriados adquirieron las funciones de los Curiados. Elegían cónsules, senadores y
magistrados, decidían sobre la guerra y la paz, legislaban y decidían sobre apelaciones. El auge de
los Comicios Tribunados les hizo perder parte del poder, conservando la elección de los cónsules y
censores. Al principio sus decisiones debían ser refrendadas por el Senado, pero a finales del siglo
III a. C. ya no era necesario.
Monarquía [editar]
En la división se tiene en cuenta la riqueza territorial:
* Ciudadanos de primera categoría. Más de 5 hectáreas. Son 80 centurias.
* Ciudadanos de segunda categoría. Entre 5-3,75 hectáreas. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de tercera categoría. Entre 3,75-2,5 hectáreas. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de cuarta categoría. Entre 2,5-1,75 hectáreas. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de quinta categoría. Entre 1,75-0,5 hectáreas. Son 30 centurias.
* Ciudadanos de sexta categoría. Son la clase que forman los capite censi, es decir, los que no se
recogen dentro del censo. Son 5 centurias.
* Ciudadanos de séptima categoría. Grupo de los caballeros. Son 18 centurias.
República [editar]
Reforma del 312, patrón de riqueza la cantidad monetaria:
* Ciudadanos de primera categoría. Más de 100.000 ases. Son 80 centurias.
* Ciudadanos de segunda categoría. Entre 100.000-75.000 ases. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de tercera categoría. Entre 75.000-50.000 ases. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de cuarta categoría. Entre 50.000-25.000 ases. Son 20 centurias.
* Ciudadanos de quinta categoría. Entre 25.000-11.000 ases. Son 30 centurias.
* Ciudadanos de sexta categoría. Son la clase que forman los capite censi, es decir, los que no se
recogen dentro del censo. Son 1 centuria.
* Ciudadanos de séptima categoría. Grupo de los caballeros. Son 18 centurias.
Reforma entre el III-II, se multiplica por 10 el patron de riqueza:
* Ciudadanos de primera categoría. Más de 1.000.000 ases. Son 70 centurias.
* Ciudadanos de segunda categoría. Entre 1.000.000-750.000 ases. Son 70 centurias.
* Ciudadanos de tercera categoría. Entre 750.000-500.000 ases. Son 70 centurias.
* Ciudadanos de cuarta categoría. Entre 500.000-250.000 ases. Son 70 centurias.
* Ciudadanos de quinta categoría. Entre 250.000-110.000 ases. Son 5 centurias.
* Ciudadanos de sexta categoría. Son la clase que forman los capite censi, es decir, los que no se
recogen dentro del censo. Son 5 centurias.
* Ciudadanos de séptima categoría. Grupo de los caballeros. Son 18 centurias.
Los votos de los caballeros y la primera clase, por su mayor valor, daban la mayoría. Los ases de
referencia eran del tipo llamado pequeño (1 as pequeño = 1,10 en dinero; 1 as grande = 1/5 en
dinero), aunque al principio debió usarse el patrón del as grande.
No obstante los caballeros perdieron el derecho a votar los primeros, que paso a una de las tres
primeras clases a determinar por sorteo. Los emancipados obtuvieron el derecho al voto, pero como
eran demasiado numerosos y afluían de lugares muy diversos, más tarde lo perdieron. Cada clase
tenía el mismo número de votos, con lo cual los últimos de cada clase descen-dían a la siguiente, o
los primeros ascendían a la anterior a fin de igualarlas. Por ello después de la votación de la tercera
clase quedaba determinada la mayoría.
De hecho el voto en primer lugar paso a la primera clase, que disponía lógicamente de un cuarto de
los votos, manteniéndose separada la clase de los caballeros.
Las funciones de estos comicios eran básicamente la elección de cónsules, censores y pretores y las
decisiones sobre la guerra ofensiva.
Comicios Tribunados [editar]
Los Comicios Tribunados surgieron como reuniones de la plebe (dividida en 4 tribus o distritos,
luego aumentados a 21, y más tarde hasta 53) sin poder decisorio. Pero con el tiempo sus acuerdos
se convirtieron en leyes y sus decisiones sustituyeron a las de otros comicios. Primero convirtió sus
votaciones en leyes; consiguió el nombramiento de algunos magistrados; más tarde pudo conceder
honores, anular decisiones del Senado y hasta asumió la competencia en los tratados de paz y
alianza. Pero a finales del siglo III a. C. el Senado, formalmente supeditado a los Comicios
Tribunados, había adquirido el control de estos.
Los magistrados eran elegidos en los comicios correspondiente por los ciudadanos con derecho a
sufragio. Cada magistrado que pretendía ser elegido presentaba unas propuestas de gobierno o
intenciones con las que aseguraba que ejercería el cargo, especie de programa electoral, llamado
entonces edicto.
Pérdida de importancia de los comicios [editar]
La extensión de la ciudadanía no supuso la ampliación de las circunscripciones por tribus, sino que
los nuevos ciudadanos fueron incluidos en las ya existentes, con lo cual los Comicios perdieron su
eficacia al ser imposible reunir a todos los ciudadanos con derecho a voto, dispersos por toda Italia.
Desde entonces todas las Asambleas o Comicios votaron siempre afirmativamente a las propuestas
del convocante, salvo en alguna cuestión de ámbito local o de carácter excepcional, siendo siempre
una oposición efímera.
Las Asambleas o Comicios estaban además dominadas por los clientes de los Senadores, de la
nobleza y de la aristocracia. Estos clientes, formados en su mayoría por descendientes de antiguos
esclavos o por gente pobre que se había puesto bajo la protección de un patrón, estaban obligados
por las relaciones de sumisión existentes con quien ejercía el patronazgo, que además les
acompañaba a la Asamblea, y que hacían el contrapeso de las clases medias no sujetas a clientela.
Las liberaciones de esclavos con ocasión de la Segunda guerra púnica hicieron aumentar
notablemente el número de clientes que acudía a los comicios (se les llamaba el populacho de
Roma).
Determine la forma como interactuaban las fuerzas políticas que existieron en roma durante la
republica
Ideas partidarias [editar]
Cada partido posee una ideología que le da claridad conceptual. Lo guía en su acción política, esta
se compone en:
* Doctrinas: conjunto de creencias que se toman como válidas.
* Teorías: sistematización explicativa, comprensiva e interpretativa de la realidad.
* Plataforma: agrupación de los principales problemas sociales, políticos y económicos.
* Programas: aquellos remedios para paliar los problemas.
* Consignas: slogans o lemas caracteristicos del partido.
Índice de centralidad de los partidos políticos [editar]
Este índice mide la capacidad de los presidentes y los dirigentes de imponer disciplina en su
partidos; cuando un presidente tiene un partido centralizado, es muy probable que pueda lograr
imponer su programa legislativo.[3]
La capacidad de los dirigentes o de los candidatos presidenciales es uno de los factores de la
centralidad. Cuando los líderes determinan quienes se presentarán como candidatos y su lugar en la
lista electoral, los legisladores tienen incentivos para adherirse a la línea del partidos en la
legislatura.[4] El segundo factor son las características del sistema electoral. Así, la centralización
es mayor cuando los legisladores son elegidos en distrito único; o en grandes distritos con listas
cerradas y bloqueadas. El tercer factor es la simultaneidad de las elecciones presidenciales y
legislativas: los partidos son más centralizados y los diregentes más poderosos cuando las
elecciones son simultáneas. Los otros factores son: el grado de autonomía de las autoridades
subnacionales, el grado de democracia interna en los partidos y la existencia de elecciones
primarias.[5]
Funciones de los Partidos políticos [editar]
* Socialización política y creación de opinión
* Armonización de intereses
* Formación de elites políticas
* Canalización de peticiones de la población hacia los poderes
* Reforzamiento y estabilización del sistema político
Ascendentes (cuando fluyen desde la sociedad al Estado):
* Estructuración del voto: ordenan la multiplicidad de opciones electorales.
* Movilización e integración social: alientan la participación política, la concurrencia a los
comicios y la asistencia a actos públicos.
* Agregación de demandas: las sistematizan y priorizan. Armonizan intereses sectoriales
integrándolos en un programa común.
* Fomentan la socialización política: transmiten principios, proyectos e ideas que propician el
aprendizaje cívico.
* Creación y orientación de la opinión política.
Descendentes (derivan de la interacción con el gobierno):
* Reclutamiento, formación y selección de potenciales líderes políticos.
* Garantizan la renovación de las autoridades mediante el consenso y la aceptación de las reglas
de la competencia.
* Diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas.
* Control de los representantes.
* Reforzamiento y estabilización del sistema político.
Organización partidaria [editar]
Robert Michels, desde un enfoque monocausal, plantea que la dimensión del partido político es la
variable fundamental que define su organización, dado que incide en:
* La Cohesión interna: en formaciones políticas pequeñas es más fácil un acuerdo en torno a
valores y objetivos. Pero si aumentan sus proporciones habrá una mayor heterogeneidad.
* El estilo político: las grandes agrupaciones son más pragmáticas.
* La movilización de los afiliados: el tamaño varía en sentido inverso a la participación.
* La burocratización: a medida que crece la organización es más notable la división del trabajo.
Se fomentan las desigualdades internas en pos de la eficiencia del partido.
Panebianco considera que no se puede establecer un nexo tan rígido de causalidad. Afirma que los
factores que definen el perfil de la organización partidaria y permiten conocer sus expectativas de
supervivencia o éxito son:
* Competencia: medida en la que se convierte en un actor indispensable para desempeñar un
papel determinado.
* Gestión de las relaciones con el entorno: capacidad de adaptación, aptitud para formular
estrategias de negociación, establecer alianzas y conflictos con otras organizaciones.
* Comunicación: control ejercido sobre los canales de información internos y externos.
* Reglas formales: es importante conocer quienes tienen facultades para modificar las normas, las
posibles desviaciones y el grado en el que se cumplen los estatutos.
* Financiación: es un asunto muy polémico. Existen distintos criterios, algunos afirman que debe
ser pública solo durante las campañas electorales para garantizar la participación de todos los
partidos. Otros consideran que el Estado tiene que ocuparse de todos los gastos para su
mantenimiento y funcionamiento. Esto afectaría su independencia. Quienes se inclinan por la
financiación privada sostienen que los costos económicos deben ser solventados por los ciudadanos
interesados. Se pueden adoptar medidas negativas de limitación directa (estableciendo un máximo
de gastos permitidos) o indirecta (obligarlos a dar publicidad del origen de los recursos y de su
finalidad); o medidas positivas de prestación directa (subvención de actividades) o indirecta (ayudas
como destinar espacios gratuitos en la televisión pública para los partidos). La contribución puede
ser en base a los cargos obtenidos o en función del porcentaje de votos recibidos con independencia
de si ha conseguido o no representación. Lo más adecuado es combinar ambos criterios.
* Reclutamiento: definición de los requisitos de admisión, carrera y permanencia.
Composición de los partidos políticos [editar]
* Dirigencia: concentra los recursos de poder y representa el centro de la organización.
Distribuyen incentivos e interactúan con otros actores claves dentro del sistema. Toman las
decisiones principales
* Candidatos: potenciales ocupantes de los cargos públicos electivos, ya sean de carácter ejecutivo
o legislativo. Son seleccionados por los demás miembros del partido.
* Burocracia: cuerpo administrativo.
* Técnicos e intelectuales: asesoran permanentemente a los dirigentes, colaboran en la redacción
de proyectos y asisten a los candidatos en épocas de campaña electoral.
* Militantes: miembros que participan activamente y de modo constante.
* Afiliados: están inscriptos en el padrón del partido y aportan a su financiación a través de cuotas
periódicas, limitan su participación a la elección interna de los candidatos y autoridades.
* Además en el exterior del partido pueden encontrarse simpatizantes: se muestran favorables a
sus principios pero se mantienen apartados de la organización colaborando con sus votos y
opiniones.
Financiamiento [editar]
En los tiempos actuales, los recursos monetarios tienen una gran importancia debido a que las
campañas son más costosas. Esto es por el mayor uso de la publicidad televisiva, asesores,
encuestas de opinión y grupos focales. Sin embargo, la reducción de las cuotas ha declinado se ha
reducido: es por esto que, en la actualidad, los recursos monetarios son una importante herramienta
para influir en las autoridades políticas.[6]
En algunos países de Latinoamerica, el financiamiento el Estado contribuye con el financiamiento
de los partidos políticos o los apoyan indirectamente. Es común que se exiga ciertos requisitos tales
como tener una determinada cantidad de votos o representación parlamentaria para acceder a los
recursos; esto puede pesar también en la cantidad de fondos asignados; estos fondos son
desembolsados según un calendario. En ciertos casos, se prohibe las contribuciones privadas de los
partidos de determinadas fuentes como también se puede poner un límite a los fondos donados.
Algunos países dan facilidades para el acceso de los partidos a los medios de comunicación.
Finalmente, es común que existen organismos de control de los procesos electorales así como
mecanismos de sanción.[7]
Origen de los partidos políticos [editar]
Siempre han existido grupos que difieren acerca del modelo de convivencia y que compiten unos
con otros, pero los partidos políticos con una organización y función específica surgen a mediados
del siglo XIX como consecuencia del régimen democrático representativo y de la expansión del
sufragio. Desde un enfoque institucional Maurice Duverger diferencia:
* Partidos de creación interna: nacen en el seno del Parlamento. En un principio se presentaron
como facciones que se disputaban el poder, por ej. los Tories (conservadores) y los Whigs
(liberales) en Inglaterra. Tenían una connotación negativa, se creía que actuaban en desmedro del
bien común persiguiendo intereses egoístas. Pero con el tiempo se torna evidente la imposibilidad
de mantener una relación directa entre el pueblo y sus representantes. Para responder a las nuevas
demandas sociales se requiere una mayor organización. Pasan de un escenario de inorganicidad a
otro crecientemente orgánico.
* Partidos de creación externa: surgen a partir de la lucha por la extensión de los derechos
políticos entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Aparecen estrechamente vinculados
con grupos que realizaban sus actividades fuera del Parlamento como los sindicatos, entidades
religiosas y periódicos. Por ej. el Partido Laborista Británico.
En cambio desde un enfoque sociológico o genético adquieren relevancia ciertas divisiones sociales
estructurales acaecidas durante el proceso de formación de los Estados nacionales y de la economía
moderna. Se destacan dentro de esta corriente Seymour Lipset y Stein Rokkan , quienes desarrollan
la teoría de los cleavages históricos. Se refieren a cuatro fisuras importantes:
* Conflicto entre países centrales y periféricos: diversas poblaciones se resisten a las imposiciones
lingüisticas, religiosas o políticas de las grandes potencias colonizadoras. Surgimiento de partidos
regionales que reivindican la identidad cultural de ciertos grupos.
* Problemas en la relación Iglesia y Estado: se disputan el control de la educación y el
ordenamiento de las demandas sociales. Formación de partidos confesionales y laicos.
* Diferencias entre el campo y la ciudad: emergen partidos urbanos y agrarios.
* Tensiones entre capitalistas y trabajadores: la defensa de la propiedad y la libre empresa se
enfrentan a los reclamos de los sindicatos. Nacen los partidos socialistas y los movimientos obreros.
Se consolida la distinción entre partidos de derecha y de izquierda.
Tipos de partidos políticos [editar]
Richard Gunther y Larry Diamond se proponen como objetivo reordenar las tipologías más
importantes. Lograron diferenciar cinco géneros:
1) Partidos de notables: nacen entre principios y mediados del siglo XIX en Europa, en el marco de
regímenes semidemocráticos y de sufragio censitario. Contaban con estructuras organizacionales
mínimas, asentadas sobre redes interpersonales en el seno de un ámbito geográfico reducido.
Débilmente ideologizados. Basados en la distribución de beneficios particulares a los residentes. Se
subdividen en partidos de notables y clientelistas.
2) Partidos de masas: surgen a fines del siglo XIX y comienzos del XX en Europa, se extienden en
la actualidad a países asiáticos y africanos. Se caracterizan por tener una organización sólida y una
amplia base de afiliados que aportan económicamente al partido. Mantienen lazos fuertes con
organizaciones externas como sindicatos, entidades religiosas y medios de comunicación. Se
clasifican en: nacionalistas (pluralistas o ultranacionalistas) socialistas (socialdemócratas o
leninistas) y religiosos (confesionales o fundamentalistas).
3) Partidos étnicos: se conforman principalmente en la etapa de la descolonización de los años 60’ y
70’. Carecen de una organización demasiado extendida y sofisticada. No tienen estructuras
programáticas que incorporen a toda la sociedad. Utilizan generalmente la vía electoral para lograr
beneficios particularistas para sus seguidores.
4) Partidos electoralistas: se consolidan en la década del 70’ en el marco de la expansión de los
medios de comunicación y el declive del Estado de Bienestar. Son organizacionalmente débiles
aunque desarrollan una gran actividad durante las campañas electorales. Se distinguen: los partidos
atrapatodo, programáticos y los personalistas.
5) Partidos movimentistas: surgen en el seno de las democracias postindustriales. Adoptan
características diversas dependiendo del contexto. Abarca los partidos libertarios de izquierda que
se basan en la idea de “consenso negativo”, es decir que abarcan una base de seguidores
heterogénea pero sustancialmente posicionada sobre diferentes temas. Por ej. el Partido Verde
alemán. También incluye a los de extrema derecha cuyo nucleo ideológico esta relacionado con la
búsqueda de principios como el orden, la tradición, la identidad y la seguridad. Estos últimos son
hostiles con otros partidos, con el Estado y el sistema en general; existen algunos principios
xenófobos y racistas. Por ej. el Partido Nacional en Francia.
Legislación vigente [editar]
Argentina [editar]
En Argentina los partidos políticos están regulados básicamente por el artículo 38 de la Constitución
y la Ley Orgánica de los Partidos Políticos Nº 23.298.[8]
La Constitución de la Nación Argentina en el artículo 38 establece que los partidos políticos son de
creación libre, que el Estado los debe apoyar económicamente y que a su vez debe garantizar:
* Una organización democrática
* Representación de las minorías
* Competencia para la postulación de candidatos
Asimismo, los partidos deberán hacer público su patrimonio
Enuncie las causas que originaron la crisis de la republica como forma de gobierno en roma
COMICIOS CURIADOS
Derecho Romano público. Instituciones políticas Roma. Comicios curiados y centuriados. Tribunos
Introducción
Roma era en un principio un grupo de tribus alojadas en las llanuras del Tíber. En sus inicios su
forma de gobierno era democrática, porque tenían un jefe único elegido por las tribus, pero en
realidad debería llamarse monocracia, porque el rey era elegido por los comicios. Luego de muchas
luchas e intervenciones parciales en la política romana, el pueblo logra crear asambleas populares
que no solo le ayudaron a intervenir en la política sino que se volvieron parte importante de ella.
A continuación daré un breve resumen de lo que constituían las asambleas populares de Roma y
luego el motivo de su paulatino debilitamiento.
Comicios Curiados
Cada tribu estaba dividida en diez curias (treinta curias en total). Eran en un principio subdivisiones
político-administrativas y religiosas de la ciudadanía.
Las curias tenían gran importancia en la primitiva civitas, desde todo aspecto. En punto al derecho
constitucional, los comicios de ciudadanos estaban organizados en curias, al frente de cada una
había un jefe denominado curio, y dependiendo los diez curios de cada tribu, de un jefe superior
llamado curio maximus.
En la época monárquica las asambleas cívicas de los ciudadanos eran los comicios en los cuales
aquellos se agrupaban en las curias, por los que, como dijimos, se denominaba “comicios curiados”.
En tales comicios los votos se contaban por curias, no por los ciudadanos votantes en estas; por
consiguiente, como aquellas eran treinta (diez por cada tribu), las decisiones requerían un mínimo
de dieciséis votos.
No hay certeza acerca de cuales fueron las funciones de estos comicios, aunque los romanistas
contemporáneos coinciden en que aquellos se reunían para consultar los auspicios para elegir el rey
y para investir a este de sus importantes poderes, mediante la lex curiata de imperio. Además, con el
nombre de “comicios calados” (comitia calata) autorizaban las adopciones de personas sui juris, es
decir, no dependientes de una potestad familiar, e intervenían en el otorgamiento de testamentos.
Comicios Centuriados
Con base en esa misma organización, y sin desplazar a los comicios curiados y por tribus,
aparecieron los comicios centuriados, con competencia para votar las leyes y elegir los magistrados
superiores. Tenían como unidad de votación la centuria, por lo cual se votaba dentro de cada una
para determinar el voto de la misma, que era así expuesto en la asamblea.
Se consideraban primero los votos de las centurias de caballeros y, después, de las centurias de las
distintas clases en orden sucesivo. Además en cada clase votaban primeros los seniores y después
los juniores. Una vez alcanzada la mayoría, se determinaba la votación.
Si se advierte que la mayoría absoluta la constituían 97 centurias y que, como ya dijimos, había 18
centurias de caballeros, 80 en la primera clase y 20 en la segunda, resulta claro que difícilmente
votaran los ciudadanos de las demás clases.
Los pobres no tenían, por ende, ningún poder en los comicios que, puede aseverase, eran los de la
aristocracia de fortuna.
La tradición atribuye también a Servio Tulio la creación de otro tipo de comicio, que coexistieron
con los comicios curiados y los centuriados: los comicios por tribus.
Estos comicios tribados del período monárquico tuvieron facultades electorales, por que en ellos se
designaban los magistrados inferiores y judiciales, por que ante ellos se sustanciaban las
apelaciones de pena de multas. Es dudoso si tenían facultades legislativas, aunque probablemente
no las tuvieran y la opinión contraria se basa en confundir esos comicios con los “concilios” de la
plebe, que se aparecieron después y en que lo que también se votaba por tribus.
Para la constitución de los comicios por tribus, se efectuó una división territorial de la ciudad de
Roma en cuatro tribus urbanas, y los territorios adyacentes en diecisiete tribus rurales. Es evidente
que también en estos comicios tuvieron más importancia los ciudadanos acaudalados que
generalmente pertenecían a las tribus rurales, que los ciudadanos de menores recursos habitantes de
la ciudad y repartidos en las cuatro tribus urbanas.
El Tribunado
El tribunado de la plebe aparece en la historia del derecho romano a comienzos del siglo V a.c.
como conquista de los plebeyos en su tradicional lucha contra los patricios.
Los patricios mantuvieron su poder político, pero los plebeyos obtuvieron para defensa de sus
derechos una suerte de magistratura propia: el tribunado de la plebe.
Se reconoció a esta asamblea popular el derecho a elegir un magistrado denominado tribuno,
defensor de los intereses de la plebe, y el cual tenía el derecho de vetar cualquier acto de los
cónsules, o de otro organismo de gobierno, lesivo a los intereses plebeyos.
Para garantizar el cumplimiento de sus funciones, los tribunos fueron “sacrosantos”, lo que
implicaba que quien quiera que atentara contra la vida de alguno de ellos era considerado impuro y
pasible de ser muerto impunemente por cualquier ciudadano.
Los tribunos tuvieron la facultad de convocar y presidir los concilios de plebeyos (concilia plebis) y
actuaron como árbitros en los litigios entre plebeyos, pero su primordial atribución fue el poder de
veto mediante el cual podían enervar las decisiones de cualquier magistrado o de otro tribuno. Eran
auxiliados por los ediles plebeyos. Al principio se les permitía asistir a las sesiones del senado,
sentados en el banco de tribunos ubicado a la entrada del recinto, pero más tarde se les dio la
facultad de convocar y presidir ese cuerpo.
La clase plebeya, con su concilia plebis y sus tribunos institucionales, se encuentra bien dotada para
seguir insistiendo en sus conquistas políticas. Una de ellas es la legitimidad absoluta de los plebis-
cita; otra, la posibilidad de arribar al senado, a las magistraturas y principalmente al consulado. Lo
primero se obtiene con la Lex Valeria Horatia (449); lo segundo, con el tribunal militar investido de
poder consular (443). La Lex Genucia (342) determina que uno de los cónsules debe ser plebeyo.
Por ultimo, los plebeyos obtienen acceso al senado (312) mediante la Lex Ovinia.
En el ámbito jurídico las conquistas plebeyas seguían un similar proceso. Sus objetivos principales
son: la expedición de un código común a las dos clases político-sociales.
Luego se aprueban una serie de leyes a favor de la plebe de las cuales podemos mencionar la Ley de
las Doce Tablas, Lex Ogulnia, Lex Genucia, etc.
Todo lo anterior conduce a un ambiente de entendimiento entre la magistratura, el senado y los
comicios, como máximos organismos políticos. La magistratura se ejerce con sentido práctico en
concordancia con la realidad social de Roma.
La constitución republicana tubo como base esencial los comicios y el senado, siendo los
magistrados los órganos ejecutivos de las normas comiciales y senatoriales.
Pero, desde la ultima etapa de la Republica, comenzó el paulatino debilitamiento de los comicios
primero y el senado después, lo que se acentuó bajo el Principado. Ello se debió a que el constante
aumento del numero de ciudadanos (a fines de la Republica se concedió la ciudadanía a todos los
habitantes de la Península Itálica) impedía la participación masiva directa del pueblo en las
asambleas, las que se transformaron en reuniones de los representantes populares
Conclusión
Puedo agregar en conclusión, que Roma fue y será uno de los más grandes imperios en la historia,
gracias ha que aprendieron a manejar las situaciones que se le presentaban, justa o injustamente, en
los diferentes cambios de gobierno que tuvieron, y considero el mayor logro permitir a los
ciudadanos romanos participar en las actividades del gobierno por medio los comitia curiata, los
comitia centuriata, los comitia tributa y los concilia plebis que fueron las asambleas populares del
pueblo romano.
El Imperio Romano fue tan grande que muchas cosas en su estilo de gobierno se aplican hoy en día
y se seguirán aplicando en el futuro.
Bibliografía
Libros:
1. Principios de Ciencia Política
Por: César A. Quintero
2. Breve Historia del Derecho Romano
Por: Mario C. Russomanno
3. Roma y su Organización a Través de la
Historia
Por:
Autor:Giss
COMICIOS CURIADOS II
Comicios definición:
La República romana tenía los poderes gubernamentales separados en 4 asambleas: el Comicio por
curias, el Comicio por centurias, el Comicio por tribus' y el Consejo de la Plebe.
Clases de comicios:
Comicio por curias:
Una curia, en los tiempos de la Antigua Roma, era una subdivisión del pueblo, más o menos
identificada con una tribu. Las tres tribus originales de Roma: Ramnes (Ramnenses), Tities
(Titienses) y Luceres, estaban organizadas (10 por cada una) en un total de 30 curias. De esta
manera, aportaban al ejército 100 infantes y 10 jinetes por cada curia. A su vez, las curias juntas
formaban los Comicios Curiados, asamblea formada por las 30 curias.
El término curia también indica el lugar donde la tribu discutía sus asuntos.
La curia por antonomasia era la Curia Hostilia de Roma, el edificio donde el Senado Romano se
reunía de forma más frecuente. El Senado, que inicialmente fue la reunión de los ancianos de todas
las tribus de la ciudad (de ello su nombre, que procede del latín senex, que significa anciano), vio
crecer sus poderes al tiempo que las conquistas romanas la llevaban a convertirse de un pueblo de
orígenes modestos a la capital gobernante de la vasta República romana, si bien posteriormente vio
decrecer estos poderes con la llegada del Imperio romano.
Durante su expansión, los romanos exportaron el modelo de la curia a cada una de las ciudades que
obtenía el estatus de municipium, de forma que éstas tenían su propio senado y sus propios
funcionarios encargados de la administración local (si bien estos frecuentemente no eran electos,
sino nombrados por el gobierno central. El único lugar donde los funcionarios eran realmente
elegidos por el pueblo era la misma Roma, y durante la época imperial incluso estas elecciones,
conservadas por respeto a la tradición, no tenían mayor relevancia). Los propios senadores no eran
electos desde los primeros tiempos de la República, habiéndose transformado en un rasgo nobiliario
hereditario.
Durante el periodo imperial, una curia pasó a ser cualquier edificio donde un gobierno local
realizara sus funciones, por ejemplo, los procesos judiciales, las reuniones de gobierno o la
burocracia. Pronto, el término empezó también a ser utilizado para referirse a las personas
encargadas de la administración local.
Comicios Centuriados
Se mezclaba el sistema por centuria y por tribus y representaban a toda la población. Dentro de las
tribus había centurias de seniores (más de 46 años) y de iuniores (menos de 46) y se dividían ambas
categorías por el dinero que poseían. La lex hortensia es la que regula todas las atribuciones, así se
diferencian los tipos de ciudadanos.
En una tribu había grupos, y según las cantidades de Ases que tuvieran los ciudadanos forman parte
de una centuria u otra. Había dos centurias por clase social (Seniores y Iuniores) y 5 clases sociales,
por lo que había 10 clases por tribu y 350 en total. Además, había 18 centurias que eran de Equites y
5 centurias que eran de Capiti Censi, por lo que había en total 373 centurias, y se ganaba con 187
que daban el mismo voto y luego se dejaba de votar. De la primera clase, ya había 70 centurias y
entre las centurias de las tres primeras clases ya ganaban las elecciones, con lo que no era necesaria
la participación de las demás clases inferiores. Con esto, personas sin tierras, que se habían
enriquecido por el comercio, como podían ser los plebeyos, pueden acceder a las centurias más
elevadas, con una mayor importancia social y legislativa. Esto se establece a partir de la ley de Apio
Claudio en el 312 a. C. Por otra parte, los que tenían menos de 11.000 Ases, los Capiti Censi o
Proletarii pueden votar por medio de una agrupación de cinco centurias. Como votaban primero los
de las clases altas, con las tres primeras clases ya se llegaba a mayoría absoluta, por lo que la
democracia en Roma no era total.
La creación de los Comicios Centuriados hizo perder parte de sus atribuciones a los comitia curiata
y solo conservaron actos menores y el recibir el juramente de los cónsules. Desaparecieron
lentamente, y a fines del siglo III a. C. ya no constituían ningún poder.
Los Comicios Centuriados adquirieron las funciones de los Curiados. Elegían cónsules, senadores y
magistrados, decidían sobre la guerra y la paz, legislaban y decidían sobre apelaciones. El auge de
los Comicios Tribunados les hizo perder parte del poder, conservando la elección de los cónsules y
censores. Al principio sus decisiones debían ser refrendadas por el Senado, pero a finales del siglo
III a. C. ya no era necesario.
Las legislaciones modernas no han aumentado su lista. Quedando sobre poco más o menos, los
mismos que había en Derecho Romano. Unos han sido organizados por el Derecho Civil, y los
otros han sido admitidos y sancionados por el Derecho Pretoriano: a) El Derecho Civil reconoce,
por una parte e implícitamente, la propiedad, que es el más completo de todos los derechos
reales, y por esta razón los romanos confunden muy a menudo con su objeto; por otra parte, y
expresamente, las servidumbres, que se dividen en servidumbres personales y servidumbres
reales o prediales; b) Más tarde, el pretor concedió en ciertos casos a personas cuya situación le
parecía digna de este favor la protección de una acción in rem, por la cual podían hacer valer
contra todos, sus derechos sobre una cosa. De esta manera quedó sancionada la existencia de
nuevos derechos reales, que son: la superficie, los derechos de los colonos de los agri vectigales,
la enfiteusis y la hipoteca.
DERECHOS DE CRÉDITO U OBLIGACIONES: Hemos visto que los derechos que
componen el patrimonio de los particulares se dividen en derechos reales y en derechos de
crédito; hemos concluido el estudio de los derechos reales, y nos falta hablar de los derechos de
crédito. Se les llama también obligaciones.
El derecho de crédito, es en efecto, una relación entre dos personas, de las cuales una, el
acreedor, puede exigir de la otra, el deudor, un hecho determinado apreciable en dinero. Ahora
bien, esa relación puede ser considerada desde dos puntos de vista diferentes; del lado del
acreedor, es un derecho de crédito que cuenta en el activo de su patrimonio, del lado del deudor
es una obligación, una deuda que figura en su pasivo. Los jurisconsultos romanos se sirven
exclusivamente de la palabra obligado, en un sentido muy amplio, para designar el crédito lo
mismo que la deuda. La teoría de las obligaciones es la que los romanos han llevado al más alto
grado de perfección.
“El derecho personal, en cambio, permite a su titular reclamar de determinada persona la
prestación de un hecho positivo o negativo que puede consistir en un dare (transmitir el dominio
sobre algo), facere (realizar un acto con efectos inmediatos) o praestare (realizar un acto sin
inmediatas consecuencias visibles, como cuando se garantiza una deuda ajena o cuando uno se
hace responsable de cuidar de un objeto o se declara dispuesto a posponer el cobro de un crédito).
A estos conceptos podemos añadir los de non facere y de pati (tolerar). “ 2
Es que ella fue la obra de la razón misma de los jurisconsultos, que, interpretes juiciosos de la
voluntad de las partes, se aplicaron a desarrollar sus principios con la delicadeza de análisis que
era su cualidad propia. Gracias a su influencia, las reglas de las obligaciones, sustraídas muy
pronto al formulismo primitivo, se ampliaron hasta el punto que han acabado por constituir un
fondo común, aplicable a pueblos de costumbres y de civilizaciones diferentes.
Por eso, a pesar del importante puesto que ocupa en el Derecho, los legisladores modernos han
podido aceptar esta teoría, en sus elementos esenciales, tal como los romanos la habían
concebido.
La distinción sin embargo, no se plantea en el campo de los derechos subjetivos, sino en el
derecho procesal romano, en materia de defensa de los derechos patrimoniales; así, la actio in
rem se opone a la actio in personam; mientras la primera representó la posición avanzada de la
propiedad y de los otros derechos sobre las cosas, la segunda fue la defensa normal de los
derechos personales.
La diferencia se basa sobre la intentio. La de la actio in personam afirma un deber jurídico del
demandado, mientras la actio in rem la pertenencia de una cosa al actor, o del derecho de obrar en
cierta dirección respecto de alguna cosa, o la no pertenencia de igual derecho al demandado.
En tanto que la actio in personam no podía concebirse sino en función del deber jurídico de otro,
la actio in rem se dirige en primera línea hacia la cosa que es objeto del derecho pretendido; el
demandado es un obstáculo que se interpone entre el actor y la cosa.3
DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN.
Las instituciones de Justiniano definieron así la obligación: Es un lazo de derechos que nos
constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa conforme al derecho de nuestra ciudad. La
obligación está así comparada a un lazo que une una a otra a las personas entre las cuales ha sido
creada; es, por otra parte, un lazo puramente jurídico. Pero si se sujeta al deudor, se limita su
libertad, no hemos de sacar de ahí la conclusión de que sea una molestia en la sociedad. El
hombre no puede bastarse a sí mismo. Tiene necesidad de la industria, de la actividad de sus
semejantes; es por medio de las obligaciones por lo que obtiene y por lo que da por sí mismo
servicios recíprocos. Cuanto más se civiliza una nación, más se desenvuelve en ella el derecho de
obligaciones; de donde surge la importancia capital de esta materia, que no ha cesado de
perfeccionarse desde los orígenes de Roma hasta nuestros días.
De la definición de la obligación surgen los tres elementos de que se compone: a) Un sujeto
activo, el acreedor; puede haber uno o varios. Al acreedor pertenece el derecho de exigir del
deudor la prestación que es objeto de la obligación. El Derecho Civil le da, como sanción de su
crédito, una acción personal; es decir, la facultad de dirigirse a la autoridad judicial para obligar
al deudor a pagarle lo que se le debe. Esta sanción organizada según los principios del Derecho
Civil romano, caracteriza a las obligaciones civiles, las únicas que son verdaderas obligaciones,
que consisten en un lazo de derecho.
En ciertos casos, sin embargo, se encontró bien admitir que una persona pudiese más que según
el Derecho Natural; era un simple lazo de equidad. Resulta de consecuencias que los
jurisconsultos y el pretor acabaron por precisar. Pero estas obligaciones imperfectas, calificadas
de naturales, no han sido jamás sancionadas por una acción. a) Aquel en provecho del cual habían
sido reconocidas no podía contar más que con una ejecución voluntaria de parte del deudor; b)
Un sujeto pasivo, el deudor, es la persona que está obligada a procurar al acreedor del objeto de
la obligación. Puede haber en ella uno o varios deudores, como uno o varios acreedores. c) Un
objeto.
El objeto de la obligación consiste siempre en un acto que el deudor debe realizar en provecho
del acreedor, y los jurisconsultos romanos lo expresan perfectamente por medio de un verbo:
facere, cuyo sentido es muy amplio, que comprende a una abstención. Al lado de esta fórmula
general están más precisos ciertos textos. Distinguen en tres categorías los diversos actos a los
cuales puede ser obligado el deudor, y los resumen en estos tres verbos: dare, praestare, facere.
La obligación tiene siempre por objeto un acto del deudor, que esta personalmente obligado;
resulta de ello que nunca ni aun cuando ella consiste en dare, transfiere por si misma ni la
propiedad ni ningún otro derecho real. El deudor está obligado solamente a efectuar esa
transferencia por medio de los modos especiales creados para este efecto.4
CONCEPTO DE OBLIGACIÓN.
Las instituciones Gayanas no definen la obligación; el comentario se inicia, con un simple nunc-
transeamus ad obligaciones. Una definición que se atribuye a un glosador postclásico de Gayo se
encuentra en las instituciones justinianeas: La obligación es un vínculo de derecho que nos
constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa según el derecho de nuestra ciudad.
La expresión solvendae rei ha de entenderse como una referencia a cualquier índole de prestación
y no únicamente a la de entregar la cosa.
Si se examina con detenimiento la definición anterior, se ve que la misma está formulada en
función del sujeto pasivo o deudor. Ello se debe a que la obligación es un estado normal, se limita
la esfera de acción de una persona (deudor) en beneficio de otra (acreedor); por eso no puede
durar indefinidamente, está destinada a desaparecer, sea cuando el obligado cumpla la prestación
prometida, en cuyo caso se dice que hay solutio (de- solvere) y se produce la liberatio del deudor,
o bien cuando surgen causas de extinción del vinculo de otra índole.
También podemos citar otro concepto de obligación que nos dejó el jurisconsulto Paulo,
expuestas desde el punto de vista del sujeto activo “lo esencial de la obligaciones no consiente en
que se haga nuestra una cosa, corporal o una servidumbre, sino en constreñir a otro a darnos, a
hacer o responder de algo”.
En cuanto a su etimología, el término obligación viene del sustantivo latino obligatio; expresión
que a su vez deriva de la preposición ob y del verbo ligare, que significa atar. Lo que quiere decir
que por el sólo hecho de asumir la obligación, el deudor queda ligado a su acreedor.
En el viejo Derecho Romano la obligación era la sujeción en que se colocaba a una persona libre
para garantizar la deuda que había contraído ella misma o por otra persona. En caso típico, era la
práctica de un préstamo seguido de un nexum por el cual el deudor se entregaba en prenda al
acreedor hasta que con su trabajo o por intervención de un tercero extinguía la deuda y obtenía su
libertad.5
El sistema riguroso anterior termina en el año 326 a. de C., cuando la Lex Poetelia Papiria,
suprimió a la práctica de la entrega de la persona en prenda por deudas civiles, y estableció el
principio de que el deudor sólo podía garantizar sus deudas con sus propios bienes y no con su
corpus.
ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN.
La obligación crea un lazo, una liga-vinculum-, que presupone por lo menos dos sujetos: Uno
activo y otro pasivo; el primero creditor sujeta en cierta forma al segundo debitor para que le
preste la conducta debida. Las expresiones creditor y debitor se usaron tardíamente, reus parece
ser el término admitido en la vieja lengua jurídica para uno y otro sujeto. El vínculo que es un
lazo de derecho permite al acreedor usar los medios coactivos para que el deudor preste el
comportamiento debido. El objeto de la obligación, consistía en la conducta que el deudor debía
observar en provecho del acreedor; así, un dare, facere o praestare.
DEBITUM Y RESPONSABILIDAD.
La obligación comprende dos elementos el debitum: “Schuld” de los alemanes, es decir, el deber
de prestar cierta conducta y la responsabilidad: “Haftung” que otorga al acreedor un medio de
ejecución. Tales elementos, sin embargo, no siempre se conjugaron, pues el debitum en un
principio no fue estrictamente jurídico ya que frente al deudor remiso, el acreedor no podía lograr
la ejecución forzada de la prestación misma, porque la obligación en su origen no llevaba
aparejada responsabilidad, pues para que ésta naciera era necesario que el acto que originara a la
obligación (así, a la promesa contractual) se añadiera otro nuevo que fundamentara la
responsabilidad para el caso de incumplimiento. Es hasta el momento en que el debitum y la
responsabilidad están unidos en un mismo negocio cuando se puede hablar de obligación tal
como en la actualidad se conoce.
DIVISIÓN DE LAS OBLIGACIONES.
Las obligaciones pueden dividirse como sigue:
-Obligaciones de Derecho Civil y de Derecho de Gentes.
Eran obligaciones de ius civile, las derivadas de los contratos sancionados por el Derecho
Quiritario: nexum, sponsio, etc.; y el Derecho de Gentes, las que se originaban en contratos
reconocidos por este derecho: comodato, compraventa, etc. En un principio, sólo se conocían las
obligaciones del Derecho Civil, que eran limitadas, formalistas y sólo vinculaban a los cives. Así,
la sponsio que se verificaba mediante el empleo de palabras solemnes. Las obligaciones del
Derecho de Gentes no necesitaron el empleo de formalidades solemnes para su
perfeccionamiento, fueron además accesibles a los extranjeros, tales como las que nacían del
comodato, depósito, compraventa, etc.
-Civiles y honorarias.
En las instituciones de Justiniano se dice que la división principal de las obligaciones se reduce a
dos clases: Civiles o pretorianas; son civiles las que han nacido por las leyes, o reconocidas por
Derecho Civil. Son pretorianas, las que el pretor ha establecido por su jurisdicción, llamadas
también honorarias.
-De derecho estricto (stricti iuris) y de buena fe (bonae fidei).
Las primeras provenían del Derecho Quiritario (nexum, stipulatio y contrato litteris). El deudor
en una obligación de éstas debía cumplir lo estrictamente pactado, tal como se ve en el siguiente
caso. Lo que se dijese al celebrar un nexum o un mancipatio tenga fuerza de ley. De modo, que
el juzgador no podía apartarse de las palabras sacramentales que debía observar como ley, y
referirse a otros elementos extraños, como sería la intención presunta de las partes, la equidad,etc.
En cambio en las obligaciones de buena fe, el juzgador tenía facultad de interpretar la obligación
del sujeto pasivo; así, debía fijar el monto de la condena fundando su fallo en la equidad, en la
voluntad presunta de las partes y demás circunstancias del caso. En este tipo de obligaciones que
nacen de los contratos bilaterales, las partes podían invocar la compensación, los vicios del
consentimiento, etc.
Posteriormente, las diferencias apuntadas fueron desapareciendo con lo cual perdió interés la
división que comentamos. Dado que el pretor, basándose en la equidad, concedió al deudor de
una obligación stricti iuris que acreditara haber sido víctima de maniobras dolosas por parte del
acreedor, la exceptio doli; y en caso de violencia, la exceptio quod metus causa: excepción por
miedo.
-Civiles y naturales.
Las primeras, eran obligaciones provistas de una acción, que permitía al acreedor compeler
judicialmente al deudor en caso de incumplimiento, y las segundas, eran aquellas que aún cuando
carecían de acción producían consecuencias jurídicas, así: el acreedor insatisfecho podía retener
el importe de lo pagado voluntariamente por el deudor, sin que éste pudiera alegar pago de lo
indebido.
También la obligación natural podía asegurarse su cumplimiento mediante garantía real y
personal; asimismo, podía ser novada y compensarse con una obligación civil. Como casos de
obligaciones naturales, se pueden citar los siguientes: las obligaciones de los esclavos con
extraños, cuando el hijo de familia recibía un préstamo en dinero y luego de salir de la patria
potestad lo cubría al mutuante, sin prevalerse del S. C. Macedoniano, no podía reclamar ese pago.
Las deudas extinguidas por la litis contestatio; la obligación extinguida por capitis deminutio, etc.
Junto a las obligaciones naturales anteriores, se suelen señalar las obligaciones naturales
impropias fundadas en motivo de índole religiosa o moral, de piedad o de buenas costumbres.
Tales obligaciones no podían repetirse cuando se cumplían en el Derecho Justiniano. Como
ejemplo de ellas tenemos la prestación de alimentos a parientes a quienes civilmente no se está
obligado a proporcionarlos; la constitución de dote por parte de la mujer en orden a sí misma, si
creía estar obligada; el pago de los gastos del funeral de un pariente; y el pago hecho por la madre
para rescatar al hijo en esclavitud.
-Obligaciones divisibles e indivisibles.
Una obligación es divisible cuando la prestación es posible ejecutarla en partes sin alterar su
esencia; y será indivisible en caso contrario. Son divisibles aquellas obligaciones cuyo objeto
consiste en un dare. En efecto, la propiedad y los demás derechos reales pueden constituirse en
pro parte.
Sin embargo, no lo son las servidumbres prediales, pues su división alteraría su naturaleza. Son
indivisibles aquellas obligaciones que consisten en un facere, ejemplo: pintar un cuadro, porque
la prestación no puede fraccionarse. Las obligaciones indivisibles en el Derecho Clásico, se
estiman solidarias, mientras que el Derecho Justinianeo las consideró diversas de las solidarias
reconociéndoles, en caso de pluralidad de sujetos activos o pasivos los efectos siguientes:
1. Si eran varios los acreedores, cualquiera de ellos podía perseguir al deudor por la totalidad de
la deuda, pero este último podía exigir al acreedor que cobra, una caución que lo ponga al
cubierto de una ulterior persecución por parte de los demás acreedores.
2.- Si concurren varios deudores frente a un solo acreedor, éste puede perseguir a cualquiera de
ellos por el todo, a su vez, el deudor interpelado puede pedir que le otorgue un plazo para
dirigirse contra sus demás codeudores y exigir, antes del pago una indemnización por las cuotas
de éstos.
3.- Si a virtud de la prestación uno solo de los deudores cubre toda la deuda, podía dirigirse
contra los demás para recuperar lo que hubiese pagado en su descargo por medio de una acción
que varía de acuerdo con las relaciones del derecho que entre ellos existiere, que puede ser: la
comuni dividundo, la familia erciscundae, la negotiorum gestorum, la pro-socio, etc.
4.- Cuando la obligación indivisible se traduce como consecuencia del incumplimiento en la de
indemnizar por los daños y perjuicios causados se hace divisible puesto que estos se pagan
siempre en dinero.
5.- Cada deudor responde sólo de su propia culpa.
-Obligaciones genéricas y obligaciones específicas.
Son genéricas aquellas cuyo objeto no está determinado individualmente, sino tan solo por sus
razgos generales, ejemplo: un esclavo, diez sacos de trigo, etc. La obligación es específica si
versa sobre un objeto cierto, individual y concreto, así: el esclavo Estico.
Tiene interés esta división en caso de pérdida de la cosa por fuerza mayor antes del cumplimiento
de la obligación; en efecto tratándose de obligaciones genéricas éstas no se extinguen por
perecimiento del objeto: genus perire non censetur. El deudor continúa obligado, en cambio, si la
cosa específica perece por caso fortuito, el deudor queda libre: especies perit ei cui debetur.
-Obligaciones alternativas y facultativas.
Las primeras son aquellas en las que se señalan varias prestaciones para que el deudor cumpla
sólo alguna de ellas, bien a elección suya o bien al acreedor. Ejemplo: dare bominem stichum aut
decem. En estas obligaciones el aspecto de mas interés es indudablemte el relativo a la elección
de la prestación a cumplir; lo normal es que la elección la haga el deudor, salvo convenio en
contrario. El deudor tenía la facultad de cambiar de opinión (ius varandi) hasta el momento de
pago; y si la elección compete al acreedor, el derecho a cambiar de opinión duraba hasta la litis
contestatio (Derecho Clásico) o hasta que hubiere reclamado judicialmente uno de los 0bjetos
(Derecho Justinianeo). El derecho de elección se transmite a los herederos del deudor o acreedor,
según que lo tuvieran uno u otro.
Problema también importante es aquel que se refiere a la pérdida de las cosas comprendidas en
estas obligaciones. Esta pérdida puede originarse, por el hecho del deudor, del acreedor o bien
por caso fortuito. En relación a este problema el Derecho Clásico adoptó soluciones acordes
la peculiar estructura de la obligación alternativa y con las normas que rigen en materia de
responsabilidad civil. En cambio el régimen Justinianeo se resume en estos dos principios : 1º. Si
corresponde la elección al deudor y sin culpa suya perece una de las cosas debidas, puede
liberarse pagando la aestimatio de la que pereció: 2º Si perece una cosa por culpa del deudor
siendo de éste la elección, y la otra sin culpa, no se libera, dándose al acreedor la actio doli para
obtener un resarcimiento. Concentración de la obligación sobre el objeto que no ha perecido en el
primer caso, y extinción de la obligación en el segundo fueron las soluciones dadas por los
clásicos.
-Las obligaciones facultativas.
Son aquellas en que el deudor se obliga al cumplimiento de una prestación determinada aunque
reservando para sí la facultad de liberarse cumpliendo con otra distinta. Así, el obligado por un
fallo condenatorio a resarcir los daños causados por un animal de su propiedad, podía liberarse
haciendo entrega del animal naxae deditio. Cabe advertir que el nuevo objeto no afecta al
contenido de la obligación, esto es, no entra in obligatione sino completamente in solutione. Por
lo tanto, si el objeto principal perece por caso fortuito, la obligación se extingue y el deudor
queda liberado.6