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- Primera Guerra del Peloponeso

Primera Guerra del Peloponeso

Fecha c. 460 – 445 a. C.


Lugar Grecia continental
Resultado Acuerdo entre Esparta y Atenas ratificado por la "Paz de los Treinta Años"
Cambios Megara fue devuelta a la Liga del Peloponeso; Trecén y Acaya obtuvieron
territoriales su independencia; Egina pasó a ser un estado tributario de Atenas, aunque
autónomo; y las disputas se resolvieron mediante arbitraje.
Beligerantes

Liga de Delos, liderada por Liga del Peloponeso, liderada por Esparta,
Atenas, Tebas
Argos

Comandantes

Pericles Plistoanacte
Cimón Nicodemes
Leóstenes
Tólmides
Mirónides

La Primera Guerra del Peloponeso (circa 460 a. C. - 445 a. C.) fue un enfrentamiento
entre Esparta (en su carácter de líder de la Liga del Peloponeso) y otros aliados
espartanos (entre los que se destaca Tebas), y la Liga de Delos (encabezada por Atenas,
con el apoyo de Argos). La guerra consistió en una serie de conflictos y guerras
menores, tales como la Segunda Guerra Sagrada. Existen varias causas que la
desencadenaron, entre las que se incluyen la reconstrucción de los muros largos
atenienses, el cambio de bando de Megara y la envidia espartana ante el crecimiento del
Imperio Ateniense.

A comienzos de la guerra, que se inició en 460 a. C., los atenienses tenían mayor
ventaja tanto por tierra como por mar, donde lograban victorias navales gracias a su
flota superior. Esta situación se mantuvo hasta que, en 457 a. C., los espartanos y sus
aliados derrotaron al ejército ateniense en Tanagra. No obstante, los atenienses lanzaron
un contraataque y obtuvieron una victoria aplastante sobre los beocios tras la batalla de
Enofita, la cual fue seguida por la conquista de la totalidad de Beocia a excepción de
Tebas.

Atenas siguió consolidando su posición gracias a la sumisión de Egina a la Liga de


Delos y el asolamiento del Peloponeso. Los atenienses sufrieron la derrota por parte del
ejército persa en Egipto en 454 a. C., lo que los llevó a firmar una tregua de cinco años
con Esparta. Sin embargo, la guerra volvió a desatarse en 448 a. C. con el comienzo de
la Segunda Guerra Sagrada. En 446 a. C., se produjo una revolución en Beocia y, luego
de derrotar a los atenienses en Coronea, la región recuperó su independencia.

La Primera Guerra del Peloponeso acabó con un acuerdo entre Esparta y Atenas que fue
ratificado por la Paz de los Treinta Años (firmada durante el invierno de 446–445 a. C.).
Según lo establecido por el tratado, ambos bandos conservaron los territorios

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principales de sus imperios. Atenas continuó teniendo el control del mar, mientras que
Esparta dominaba en tierra firme. Megara volvió a la Liga del Peloponeso y Egina se
convirtió en un estado tributario de la Liga de Delos con autonomía política. La guerra
entre ambas ligas se reinició en 431 a. C. y no concluyó hasta que Atenas fue ocupada
por Esparta en 404 a. C.

Contenido
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• 1 Origen y causas
• 2 Primeras batallas
• 3 Victorias atenienses
o 3.1 Tanagra
o 3.2 Conquistas atenienses
• 4 La importancia de Megara
• 5 La crisis de Atenas y la tregua
• 6 Después de la tregua
• 7 Importancia y consecuencias
• 8 Notas
• 9 Referencias
o 9.1 Fuentes primarias

o 9.2 Fuentes secundarias

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Mapa de la Liga de Delos.

Tan sólo veinte años antes que comenzara la Primera Guerra del Peloponeso, Atenas y
Esparta habían luchado codo a codo durante las Guerras Médicas. En aquella ocasión,
Esparta había sostenido la hegemonía de lo que los académicos actuales denominan
como Liga Helénica, y logrado las victorias cruciales de 480 y 479 a. C. Sin embargo,
con el paso de los años siguientes, el liderazgo espartano engendró un cierto rencor por
parte de las potencias navales griegas que asumieron el mando durante la campaña de
llevar la guerra a los territorios persas en Asia y el Egeo; además, luego de 478 a. C. los
espartanos abandonaron el liderazgo de la guerra.1

Mientras tanto, Atenas había estado afirmándose en el panorama internacional, y


codiciaba ponerse a la cabeza del Egeo. Los atenienses ya habían reconstruido sus
murallas (pese a los deseos manifiestos de Esparta)2 y en 479 y 478 a. C. habían
asumido un papel mucho más activo durante las campañas en el Mar Egeo. En el
invierno de 479–8 a. C., en medio de una conferencia llevada a cabo por estados jonios
y egeos en Delos, Atenas aceptó liderar una nueva liga, la Liga de Delos. En este
momento apareció una de las primeras señales de animosidad entre Atenas y Esparta, la
cual es relatada a manera de anécdota por Diodoro Sículo, quien señala que en 475–4 a.
C. los espartanos ponderaron reclamar la hegemonía de la campaña contra Persia
mediante la fuerza;3 aunque los académicos modernos no están seguros en cuanto a la
fecha y credibilidad del relato, generalmente la han citado como evidencia de que (ya
por aquella época) existieron en Esparta un grupo de «partidarios de la guerra».4 5

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Los Muros Largos de Atenas conectaban la ciudad con El Pireo.

Pese a todo ello, durante algún tiempo prevalecieron las relaciones amistosas entre
ambas ciudades. Temístocles, el ciudadano ateniense de este período a quien más se
asocia con la política en contra de Esparta, fue desterrado en algún momento de
principios de los años 470 a. C. y luego debió huir a Persia. 6 Su reemplazante, Cimón,
abogó a favor de una política de cooperación entre ambos estados. Cimón era el
proxenos de Esparta en Atenas, y era tal el cariño que sentía por aquella ciudad que
llamó a uno de sus hijos Lacedemonio.7 Sin embargo surgieron algunos puntos de
conflicto; Tucídides indica que, a mediados de los años 460 a. C., Esparta decidió
invadir el Ática durante la rebelión de Tasos y que lo único que evitó la invasión fue un
terremoto que desencadenó una revuelta por parte de los hilotas.8

Dicha revuelta hilota fue lo que finalmente provocaría la crisis causante de la guerra.
Incapaces de sofocar la revuelta ellos mismos, los espartanos convocaron a sus aliados
para que les ayudaran, invocando los antiguos lazos forjados por la Liga Helénica.
Atenas respondió al llamado enviando a 4000 hombres con Cimón a la cabeza. 9 10 Los
espartanos despidieron a los atenienses (cosa que no hicieron con el resto de sus
aliados), luego de levantarse sospechas tras el fracaso del asalto sobre las fortificaciones
hilotas. Este accionar por parte de Esparta destruyó la credibilidad política de Cimón,
quien ya había recibido ataques de sus oponentes en Atenas, liderados por Efialtes, y al
poco tiempo de la afrenta fue desterrado. Las demostraciones hostiles de Esparta fueron
inconfundibles y, cuando Atenas respondió, los acontecimientos se precipitaron
velozmente hacia la guerra. Atenas estableció con celeridad una serie de alianzas: una
con Tesalia, un poderosos estado del norte; otra con Argos, el enemigo tradicional de
Esparta desde hacía siglos; y una con Megara, un ex aliado de Esparta que se
encontraba en aprietos debido a una guerra con Corinto, otro aliado de los espartanos
mucho más poderoso. Por esta misma época, los atenienses establecieron en el golfo de
Corinto a los hilotas exiliados después de la revuelta en Naupacto. Para 460 a. C.,
Atenas se hallaba en guerra abierta contra Corinto y varios otros estados peloponesios.
La inminencia de una guerra mayor era evidente.

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Primeras batallas

El Ática y su zona circundante.

Al mismo tiempo que esta guerra estaba dando inicio, los atenienses se comprometieron
militarmente en otro sector del Egeo. Atenas había enviado unidades que ayudaran a
Inaro, un rey libio que comandó a casi todo Egipto durante una revuelta contra el rey
persa Artajerjes. Tanto Atenas como sus ciudades aliadas enviaron una flota compuesta
por 200 barcos para ayudar a Inaro (una cuantiosa inversión de recursos).11 Debido a
ello, los atenienses entraron en guerra contra Esparta con sus fuerzas diseminadas a lo
largo de varios teatros de conflicto.

En 460 o 459 a. C., Atenas participó en una gran cantidad de batallas contra distintos
estados peloponesios. En tierra, los atenienses fueron derrotados por los ejércitos de
Corinto y Epidauro en Halias,12 pero en el mar obtuvieron la victoria en Cecrifalia. 13 14
Egina, alarmada por la agresividad ateniense en el Golfo Sarónico, entró en la guerra
contra estos combinando su poderosa flota con la de los aliados peloponesios.15 En el
siguiente combate marítimo, Atenas logró una victoria considerable donde pudo
capturar a setenta navíos eginetas y peloponesios; a continuación, los atenienses
desembarcaron y pusieron la ciudad bajo asedio.13

Mientras gran parte de los destacamentos atenienses se hallaban ocupados en Egipto y


Egina, los corintios invadieron Megara en un intento por lograr que Atenas distrajese
sus tropas en Egina para hacer frente a la nueva amenaza.16 Sin embargo, los atenienses
reunieron un ejército de hombres demasiado viejos y muchachos demasiado jóvenes

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para encontrarse en servicio militar común; estas tropas fueron enviadas bajo el mando
de Mirónides para aliviar la situación en Megara. La batalla resultante no fue decisiva,
pero al finalizar el día los atenienses eran dueños del campo de batalla, por lo que
erigieron un trofeo para señalar la victoria. Aproximadamente doce días después, los
corintios trataron de volver a la zona para levantar su propio triunfo, pero los atenienses
se arrojaron sobre ellos desde Megara y los vencieron. Durante la retirada que siguió a
la batalla, una gran sección del ejército de Corinto, acosada y extraviada, se topó con un
terreno cercado por una zanja, donde fueron atrapados y apedreados por la infantería
ligera ateniense.17

Victorias atenienses

Tanagra

Durante varios de los primeros años de la guerra, Esparta se mantuvo principalmente


inerte. Pese a que posiblemente las tropas espartanas hayan participado en alguna de las
primeras batallas, de ser así, no fueron mencionadas de manera específica en ninguna
fuente antigua.18 En 458 ó 457 a. C.,19 Esparta tomó un papel activo, aunque no en
contra de Atenas directamente. El hecho es que había estallado una guerra entre Fócida
(aliada de Atenas) y Dórida, cruzando el golfo de Corinto por el Peloponeso.20
Tradicionalmente, Dórida se ha identificado como la tierra ancestral de los dorios, y los
espartanos (siendo dorios) tenían una antigua alianza con dicho estado. En
consecuencia, se envió a un ejército espartano para que cruzara el golfo y ofreciera su
ayuda; al mando las tropas se hallaba el strategos Nicomedes, quien administraba el
gobierno del rey Plistoanacte ya que este era menor de edad.

Nicomedes guió a su ejército hacia el sur e ingresó en el territorio de Beocia, una


decisión que pudo haber estado influida por diversos factores. En primer lugar, se
habían llevado a cabo negociaciones secretas con un grupo de atenienses que pretendía
entregar la ciudad a los espartanos para acabar con el gobierno democrático. Por otra
parte, Donald Kagan sugiere que Nicomedes había estado en contacto con el gobierno
de Tebas y planeaba unificar Beocia bajo el liderazgo tebano, algo que aparentemente
realizó tras su llegada a la zona.21 22

Con un numeroso ejército espartano en Beocia y la amenaza de traición que se respiraba


en el aire, los atenienses marcharon para enfrentarse a los peloponesios con tantas
unidades como pudieron reunir, tanto en Atenas como en las ciudades aliadas. Ambos
ejércitos chocaron en la batalla de Tanagra. Antes del encuentro, el político ateniense
exiliado Cimón, armado para el combate, se aproximó a las tropas atenienses para
ofrecer sus servicios; sin embargo, se le ordenó alejarse. Antes de partir, instó a sus
amigos a demostrar su lealtad por medio de su valor.23 Aunque así lo hicieron, los
atenienses fueron derrotados pese a que ambos bandos sufrieron grandes pérdidas. Los
espartanos, en vez de invadir el Ática, regresaron a su hogar atravesando el istmo de
Corinto. Donald Kagan cree que en ese momento se solicitó a Cimón que regresara del
exilio y negociase una tregua de cuatro meses entre las dos partes; otros estudiosos del
tema consideran que no se llevó a cabo ningún tipo de tregua y que la fecha en que
Cimón regresó a Atenas fue posterior.24

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Conquistas atenienses

Un trirreme griego, la principal embarcación empleada por las poleis de Grecia.

A pesar de los acontecimientos anteriores, Atenas se manejó muy bien tras su derrota en
Tanagra y envió a un ejército liderado por Mironides a atacar Beocia. 25 El ejército
beocio hizo frente a los atenienses en Enofita,25 pero fueron derrotados de manera
aplastante, de tal manera que, Atenas conquistó la totalidad de Beocia (salvo Tebas),
Fócida y Lócrida.25 Los atenienses derribaron las fortificaciones de Tanagra y tomaron
como rehenes a los cien ciudadanos más ricos de Lócrida.25 Además, aprovecharon la
oportunidad para acabar la construcción de sus muros largos.25

Poco después, Egina se rindió y fue obligada a derribar sus murallas, entregar su flota
de barcos y convertirse en miembro tributario de la Liga de Delos, completando lo que
Donald Kagan ha denominado un annus mirabilis para los atenienses.26

Atenas, complacida por su triunfo, envió una expedición al mando del general Tólmides
para devastar las costas del Peloponeso.25 Los atenienses circunnavegaron el
Peloponeso, atacando y saqueando los astilleros espartanos, que probablemente
estuvieran ubicados en Gitión.25 Luego de estos logros, los atenienses capturaron la
ciudad de Calcis, en el golfo de Corinto, desembarcaron en tierras de Sición y vencieron
a sus habitantes en combate.25

La importancia de Megara

Los eruditos modernos han hecho hincapié en la gran importancia del control ateniense
de Megara como posibilitador de los primeros triunfos de Atenas en la guerra. Megara
brindaba un práctico puerto en el golfo de Corinto, al cual los remeros podían
transportarse por tierra; además, durante la guerra probablemente se mantuviera una
gran cantidad de navíos en el puerto de Nisea, en Megara.27

Pese a que los académicos modernos se mantenían escépticos respecto a la capacidad de


Atenas para evitar que el ejército espartano marchase por el territorio megarense, los
eruditos actuales han determinado que el paso de Gerania pudo haber albergado un
número relativamente pequeño de soldados.28 De este modo, con el istmo de Corinto
cerrado y la armada ateniense navegando tanto el golfo de Corinto como Sarónico, el
Ática resultaba inaccesible desde el Peloponeso.

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La crisis de Atenas y la tregua

La extraordinaria seguidilla de victorias atenienses finalizó en 454 a. C., cuando fue


aplastada una expedición a Egipto. Poco tiempo antes, un enorme ejército persa
comandado por Megabazo había sido enviado a combatir a los rebeldes en Egipto y, tras
su llegada, había derrotado a los sublevados. El contingente griego había sido sitiado en
la isla de Prosopitis, ubicada en el río Nilo. En 454, luego de 18 meses de asedio, los
persas capturaron la isla y acabaron con las tropas griegas casi por completo. Pese a que
el número de soldados griegos muertos probablemente no haya sido el equivalente a los
200 barcos que habían sido enviados originariamente, al menos 40 fueron destruidos, lo
cual equivale a una cantidad importante de soldados.29

El desastre en Egipto sacudió tremendamente el control de Atenas sobre el Egeo y,


durante varios años, los atenienses concentraron su atención en reorganizar la Liga de
Delos y en estabilizar nuevamente la región.30 Atenas respondió al pedido de ayuda de
Orestes,31 el hijo de Equecrátidas, tagos de Tesalia, para devolverlo al gobierno después
de haber sido exiliado. Los atenienses marcharon hacia Farsalia junto a sus aliados de
Beocia y Fócida. Sin embargo, la caballería tesalia les impidió lograr su objetivo, por lo
que debieron regresar a Atenas sin haber devuelto su gobierno a Orestes ni capturado
Farsalia.

Por lo tanto, en 451 a. C., cuando Cimón regresó a la ciudad tras haber concluido su
ostracismo, los atenienses estaban más que dispuestos a negociar una tregua con
Esparta.32 Cimón acordó un cese de las hostilidades por cinco años,33 lo cuales Atenas
aprovechó para concentrar sus esfuerzos en el mar Egeo.

Después de la tregua

Los años posteriores a la tregua estuvieron repletos de incidentes políticos a lo largo de


toda Grecia. La Paz de Calias, si es que realmente existió, se firmó en 449 a. C.; este
posiblemente fuese el mismo año en que Pericles impulsó el Decreto de Congreso, por
el cual llamaba a un congreso panhelénico con el objetivo de discutir el futuro de
Grecia.34 Los académicos modernos han debatido ampliamente las intenciones de dicha
propuesta; algunos consideran que fue un intento de buena fe para asegurar una paz

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duradera, mientras que otros ven al congreso como una herramienta propagandística.35
Sea cual fuera el caso, Esparta desbarató los planes al negarse a asistir.36

La Segunda Guerra Sagrada estalló durante el transcurso de aquel año cuando Esparta
separó Delfos de Fócida y le dio su independencia. En 448 a. C., Pericles lideró al
ejército ateniense contra Delfos para restaurar los derechos soberanos de Fócida sobre el
oráculo.37 38

En 446 a. C. se produjo una revuelta en Beocia, la cual marcaría el fin del "imperio
continental" de Atenas en Grecia.39 Tólmides guió a un ejército para enfrentarse a los
beocios pero, después de algunos triunfos iniciales, fue vencido en la batalla de
Coronea. Tras esta derrota, Pericles asumió una postura más moderada y Atenas
abandonó Beocia, Fócida y Lócrida.40

No obstante, el fracaso en Coronea provocó disturbios más peligrosos, con la


sublevación de Eubea y Megara. Pericles se dirigió a Eubea con sus tropas para aplastar
la rebelión, pero fue obligado a regresar cuando el ejército espartano invadió el Ática.41
Por medio de negociaciones, y posiblemente sobornos,42 43 Pericles convenció al rey de
Esparta, Plistoanacte, de llevar su ejército de regreso a casa.44 Una vez en Esparta,
Plistoanacte fue juzgado por no haber aprovechado su situación ventajosa y condenado
a pagar una multa tan grande que debió huir al exilio, incapaz de pagarla. 45 Acabada la
amenaza espartana, Pericles volvió a Eubea con 50 navíos y 5000 soldados para aplastar
cualquier tipo de oposición. A continuación, impuso un severo castigo a los propietarios
de las tierras de Calcis, quienes perdieron sus propiedades. Los habitantes de Hestiea,
que habían asesinado a la tripulación de un trirreme ateniense, recibieron una represalia
aún peor: fueron despojados de sus tierras y reemplazados por 2000 colonos
atenienses.44 46

El acuerdo entre Esparta y Atenas fue ratificado mediante la Paz de los Treinta Años
(invierno de 446–445 a. C.). Conforme a dicho tratado, Megara regresó a la Liga del
Peloponeso, Trecén y Acaya obtuvieron su independencia, Egina se convirtió en un
estado autónomo pero tributario de Atenas, y las disputas se resolvieron por medio de
arbitraje. Ambos bandos estuvieron de acuerdo en respetar las alianzas del otro.39

Importancia y consecuencias

Los años transcurridos mediando la Primera Guerra del Peloponeso señalaron la cumbre
del poder ateniense. Gracias a su dominio de Beocia y Megara en tierra y del mar
debido a su flota, Atenas se halló completamente segura ante cualquier ataque.47 Sin
embargo, los sucesos ocurridos en los años 447 y 446 a. C. destruyeron tal seguridad y,
pese a que no todos los atenienses abandonaron su sueño de un poder central para todo
el mundo griego, el tratado de paz que puso fin a la guerra fijó las bases para una Grecia
bipolar.48 A cambio de la renuncia a sus territorios continentales, Esparta concedió a
Atenas el reconocimiento a su alianza.49 La paz llegó a su fin en el año 431 a. C., menos
de la mitad del tiempo estipulado de 30 años, cuando Atenas y Esparta se embarcaron
en una nueva guerra: la (segunda) Guerra del Peloponeso, que arrojaría un resultado
mucho más decisivo.

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10
- La Paz de los Treinta Años fue un tratado, firmado entre las antiguas ciudades
griegas de Atenas y Esparta, en el año 445 a. C.. Este tratado puso el final al conflicto
comúnmente conocido como la Primera Guerra del Peloponeso, que «incendiaba»
Grecia desde el año 460 a. C..

Sin embargo, la Paz de los Treinta Años, sólo duró 13 años, porque en el año 432 a. C.,
Atenas atacó y derrotó a un aliado espartano en la Batalla de Potidea. Y esta victoria,
unida a las recientes sanciones comerciales atenienses contra la ciudad de Megara,
aliada de Esparta, provocó que los espartanos manifestaran que los atenienses habían
infringido el tratado, declarándoles, por lo tanto, la guerra. En ese momento la Paz de
los Treinta Años fue suspendida, y la Segunda Guerra del Peloponeso (comúnmente
conocida como la Guerra del Peloponeso) comenzó.

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