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¿Por qué Tinelli es nocivo?

Durante este tiempo he recibido cientos de mails y hasta mensajes de


texto donde leía lo malo o perjudicial que era ver este programa para
nuestra salud mental, vínculos familiares y sociales, incluso para
nuestro país. Todos concluían diciendo: es preciso dejar de verlo.
Reconozco que también creo en este mensaje, pero de los mail y sms
que recibí ninguno me termino de explicar porque es malo ver solamente
ese programa. Hoy la tele abierta en general, es una bomba de riesgo
para nuestras conciencias. Personajes de la talla de Tinelli como Rial,
Gelblum o Canosa y otros menos conocidos conquistaron nuestras
pantallas televisivas. Conduciendo una cantidad de programas nocivos
para cualquier integridad, y nosotros como ovejas mansas nos dejamos
conducir. Pero lo cierto es que Tinelli embandera esa televisión.
Entonces ¿Porque Tinelli es nocivo? La mejor forma de protegernos de
aquello que nos afecta es haciéndonos consientes de sus efectos.

Aquí Intentare exponer algunos argumentos de esto.

¿Qué es una adicción?

La palabra adicción, proviene del latín y se refiere a algo que no se tiene


la capacidad de decir o expresar –a-dicción- y por lo tanto se actúa, se
pasa al acto. La palabra es un medio o intermediario necesario para no
sucumbir a la inmediatez de ciertas conductas automáticas que solo
perjudican nuestra calidad de vida y entorno, volviéndonos seres
movidos mas por el instinto que por la reflexión. Las adicciones son
respuestas erróneas que damos a un malestar interior y que no podemos
corregir porque somos inconscientes de que su origen yace en nosotros.
Por ello buscamos sanarlas desde afuera realizando algo que nos
provoca un efímero bienestar y por esto los volvemos a repetir. Lo
nocivo de este bienestar es que tiene efectos colaterales silenciosos
que van produciéndonos un desgaste cada vez que se los realiza. Al no
saber cómo expresar algo de nuestra naturaleza interior que nos afecta
recurrimos a estos actos mudos, repetitivos y autodestructivos. Actos
que van conformando a través del hábito, las sensaciones y los
pensamientos, toda una cadena química-fisiológica en nuestro sistema
nervioso que nos hace sentir nuevamente la necesidad de realizar esa
conducta, generándose así el conocido círculo vicioso de las adicciones.
Nuestros hábitos diarios son los que nos llevan a construir o destruir un
sistema. Habito que es respaldado por un registro mental y emocional.
De este modo nacen la cultura de los pueblos, las especies, sus logros y
sus adicciones.

Hoy el ser humano padece una grave adicción a todo lo trágico, perverso
y hasta morboso. Quizá llego a esto por el estado de vida en general que
se ve obligado a llevar, desarrollando esta adicción como sociedad para
no sentirse tan mal y poder sobrellevar su malestar. Pero lo cierto es que
está recorriendo el camino inverso a su recuperación. Porque esta
ilusión de bienestar que busca hoy en los medios no solo que no lo
ayuda, sino que lo hunde aun mas en su pesar. Las adicciones trabajan
con el engaño y la debilidad del ser, hasta alcanzar su autodestrucción
si no se hace algo antes.

Creer no es igual que saber.

Parafraseando a Einstein, la fuerza que tiene un prejuicio o creencia es


más hermética que el núcleo de un átomo. Y al igual que el núcleo de un
átomo, la ciencia ya demostró que un pensamiento o creencia es energía
cinética en acción. De estos se derivan la fuerza que motoriza nuestros
hábitos y conductas pero que al llegar a un estado mecánico e
irreflexivo pasan a ser sub-consientes y casi no los cuestionamos y si lo
hacemos lo hacemos muchas veces solo desde el terreno de las
opiniones personales y no del saber. Tanto el creer como el saber son
registros de la información que poseemos, pero son diferentes. Un
ejemplo:

Yo puedo opinar que mojarme en un chaparrón no puede causarme


ningún mal y por lo tanto saldré de casa sin pensar demasiado en mi
protección. Pero si ese día tuve un gran esfuerzo en mi trabajo y estuve
expuesto a un mayor desgaste físico y emocional mi sistema inmune
puede verse afectado. O también podemos estar incubando algo que no
le prestamos demasiada atención (molestia en la garganta) que sumado
al mal día y la exposición del chaparrón debilitara aun mas nuestro
sistema inmunológico. Ahora, si una persona que se informo y conoce
los efectos nocivos que en un cuerpo causan la exposición a un
desgaste físico-emocional, el agua, viento y molestia en la garganta,
tomara precauciones para no debilitarse aun mas. De este modo, aunque
yo opine que un saber no es tal, puedo enfermar gravemente si no me
protejo, aunque no me guste. Porque existe algo que se llama sistema
inmunológico y que son las defensas que mantienen fuerte al cuerpo y
que puede ser afectado por diferentes factores.

La diferencia entre el registro del creer y el saber es lo conveniente que


puede ser tener cierta información para nuestra calidad de vida. Es
decir, cuanto puedo perjudicarme si decido vivir en función de una
opinión, cuando en verdad es un hecho comprobado y no una creencia.
De este modo lo que pertenece al gusto personal o el creer puede ser
variable y opinable si no me perjudica demasiado, pero negar una
reacción natural que siempre se da, puede llegar a costarme la vida o
complicarla en gran medida.

El ser que desea crecer.

Ahora veámoslo desde el punto de vista evolutivo. El niño o ser en


desarrollo no es el mismo que el adulto que ya tiene asegurada ciertas
funciones biológicas, fisiológicas y psíquicas para su adaptación. Por
ende los estímulos de su entorno no tienen las mismas consecuencias
sobre él. El niño aun está desarrollando ciertos hábitos/escudos
necesarios para su vida.

En su crecimiento todo ser humano atraviesa lo que se denomina


“periodos críticos del desarrollo”. Son momentos en que la persona es
más maleable o vulnerable para adquirir o asimilar la información de su
entorno. De este modo si un niño observa que para obtener algo siempre
hay que quitárselo a otro, este será el patrón que aprenderá y repetirá.
Este proceso de asimilación aunque es silencioso e interno lo constituirá
como persona. Un ser humano está construido por todo lo que capta en
su medio y más aun cuando atraviesa las etapas criticas del desarrollo.
El peligro de quedar expuesto a conductas, valores, modos de vida y
ejemplos nocivos en una época temprana, es tan delicado como los
primeros tres meses del embarazo de la mujer. El feto en esta etapa es
vulnerable en mayor medida a todo lo que en su entorno sucede, porque
en esta fase se conforman o configuran las principales estructuras
biológicas que lo constituirán y dependiendo del estimulo y su nivel de
exposición será más o menos difícil de modificar para el resto de su
vida. Así también sucede con la psiquis del niño y la exposición a ciertos
estímulos.

Sociedades que no crecen.

Lleno al terreno social, un ser que se cría bajo estos mandatos, luego los
volverá leyes mentales. Así se va generando una sociedad donde la vida
de sus habitantes es regida por parcialidades egoístas, temerosas e
irreflexivas. Una trampa que sin darse cuenta va transformándose en su
cultura. Un viejo refrán dice que: un niño que no reconoció los límites
será un hombre que no conocerá la libertad. De esta manera en la
sociedad se profundiza el caos y el malestar que llevara a niveles cada
vez mayores de violencia y autodestrucción. Esto no es exageración o
pensamiento trágico, este es el modo en que funciona la naturaleza y
todo sistema que en ella se encuentra, incluido el hombre cuando no se
rige por un pensamiento con valores, libertad y reflexión. Inteligencia es
sinónimo de evolución y evolución significa: mayor integración,
interacción y comunicación con el entorno, no su uso y destrucción
mutua. La tierra también tiene límites y los estamos experimentando en
estos tiempos. El planeta reacciona debido al maltrato crónico que el ser
humano, debido a su ambición e ignorancia, hace de sus recursos en
general y sin el sentido de la vida en comunidad.

Como decían los griegos:


“Todo exceso lleva a un desequilibrio y todo desequilibrio a una carencia
y toda carencia a una enfermedad o debilidad”.

No es malo ver de estos programas, lo malo es que sean los dueños de


nuestra dieta mental diaria. Una adicción que genere dependencia y por
ende nuestra debilidad.

La pérdida de autonomía.

El no pensar lleva al hombre a actuar como una máquina que solo hace
lo que le dicen sin saber que le conviene o no. Una maquina solo está
programada para recibir órdenes porque no siente. Sentir, tanto a través
de los sentidos externos como de los internos, cumplen la función de
sensores o radares que tenemos para descubrir y aprender el ritmo de la
vida que se desarrolla a nuestro alrededor. No hay otro modo de
evolucionar, lo hacemos en conjunto con nuestra raza y planeta o no.
Programas como los de la televisión actual traen aparejado el peligro de
volvernos autómatas y holgazanes por renunciar a uno de nuestros
mayores logros como especie, el pensar. El hombre cuando piensa se
construye. El hombre que no piensa deja de encontrarle sentido a su vida
y entorno. Lo que nos diferencia de las maquinas es que supuestamente
nuestra especie sabe sentir el pulso de la vida. Hace tiempo venimos
imitando a las maquinas y lo que es peor enorgulleciéndonos y creyendo
que estamos evolucionando cuando en verdad estamos llendo en sentido
contrario a lo que ya alcanzamos como especie. No nos damos cuenta
que cada vez más imitamos a las bestias que emiten gruñidos y se
expresan a través de la violencia, matando en lugar de ser seres que
comparten la vida y se vinculan en paz.

Es mucho a lo que el hombre renuncia cuando deja de reflexionar y


sentir. Sentir, pensar y hablar es lo que nos identifica desde el comienzo
de los tiempos como seres humanos, diferentes a las otras especies de
este planeta, ni mejore ni peores, pero diferentes. Tanto nuestras
decisiones, acciones, medios y estímulos que nos rodean a diario deben
estar en pos de nuestra evolución, de nuestra autonomía como especie,
no de mayores adicciones.

El hombre es un ser único, poderoso y valioso pero su evolución no es


individual y este justamente es el mensaje que más se obvia hoy en día
en los medios y programas como Tinelli. ¿Qué les estamos dando de
comer a nuestros hijos, que modelos les estamos dando para cumplir sus
sueños? En estos programas, el hombre es escoria, igual o menos
valiosa que cualquier cosa. Eso aprende el niño, eso guardara en su
corazón y constituirá su personalidad. En esos programas todo vale más
que el ser humano. Abusan, con conocimiento o no, perversamente de la
solidaridad, exponiéndola como una mercancía más. Creer que eso es
bueno es estar totalmente aturdidos por la falta de reflexión. Es como
decir que un asesino, que mata personas, de vez en cuando por donar
unas cajas de leche al comedor del barrio justifica la inconsciencia de
sus asesinatos. No digo que Tinelli sea un asesino, quizá el mismo no
sabe el mal que causa, porque también es producto de esta sociedad.
Quizá no se da cuenta de esto porque nuestra ciencia, al no tener aun
herramientas que corroboren la existencia de la conciencia humana, no
puede mostrar el daño que esta exposición está causando en millones
de almas.

Federico E. Acosta.
Prof. De Psicología.

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