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Fugacidad:
El
tiempo
cobra
una
especial
medida
y
ritmo.
Todo
es
más
rápido…
Todo
es
descartable,
recargable,
reciclable,
desechable.
Las
cosas
e
incluso
las
relaciones
(y
con
esto
las
mismas
“personas”)
tienden
a
durar
poco
tiempo
y
a
cambiar
infinitas
veces.
Hay
temor
a
pertenecer;
la
necesidad
del
cambio
es
constante.
“Relaciones
afectivas
de
microondas”
(poco
tiempo
para
estar
juntos
pero
con
mucha
intensidad):
Cambian
los
modos
de
relacionarse.
Los
vínculos
se
debilitan;
la
tolerancia
disminuye
y
la
vida
transcurre
en
buscar
‘lo
divertido
como
valor
supremo
en
el
quehacer
cotidiano.
Los
criterios
morales
se
vuelven
estrictamente
individuales
con
una
actitud
cada
vez
más
egocéntrica.
Se
ha
perdido
la
capacidad
de
amor
desinteresado
y
de
auténtica
apertura.
Se
vive
en
función
de
sí
mismo
y
de
los
propios
sentimientos;
de
la
ética
de
deberes
se
ha
pasado
a
la
ética
de
derechos.
El
hedonismo
y
consumismo
se
han
convertido
en
nuestra
forma
de
vida:
Más
confort,
menos
esfuerzo,
satisfacción
inmediata,
pronta
entrega.
La
propaganda
se
relaciona
con
la
espontaneidad,
placer,
objetos
de
lujo,
publicidad,
moda,
medios
masivos
y
crédito.
Se
cree
que
la
realización
personal
se
alcanza,
sobre
todo,
a
través
de
éxito
económico
Ser
seductor
y
simpático
se
vuelve
lo
más
importante,
con
un
sentido
del
humor
que
radica
en
reírse
del
otro.
Culto
a
la
libertad:
Al
relativizar
el
deber,
la
libertad
se
usa
de
manera
‘caprichosa’.
“Todo
se
cuestiona.
Todo
vale”.
Culto
a
la
imagen:
“Se
pasa
de
ser
adolescente
a
ser
viejo
…
y
¿el
ser
adulto?”
Avance
tecnológico
y
revolución
digital
:
Eliminación
imaginaria
de
fronteras.
La
adolescencia
como
un
“modelo
social”
¿No
vemos
todas
estas
características
en
el
actuar
de
nuestros
adolescentes?
Pues,
la
adolescencia
se
postula
como
un
verdadero
“modelo
social”.
Está
dejando
de
ser
únicamente
una
etapa
en
el
desarrollo
vital,
para
convertirse
en
un
modo
de
ser
y
de
hacer,
válido
como
referencia
para
la
misma
sociedad.
Como
consecuencia,
la
brecha
generacional
entre
padres
e
hijos
se
acorta;
muchos
padres
buscan,
incluso,
asemejarse
a
la
imagen
de
sus
hijos.
El
adolescente
ya
no
encuentra
una
imagen
claramente
diferenciada
en
sus
padres,
no
encuentra
un
espacio
para
confirmarse
y
autoafirmarse.
Así,
se
eclipsa
la
autoridad
paterna
por
el
miedo
e
inseguridad
de
los
mismos
padres.
Se
habla
de
distintos
tipos
de
padres:
• Padres
que
no
ejercen
su
autoridad:
justifican
que
su
hijo
debe
expresarse
con
libertad
para
madurar
su
espíritu
crítico.
Se
acercan
a
sus
hijos
vistiendo
como
jóvenes,
“borran
distancias”,
se
declaran
“compinches”
y
“amigos”
intercambiando
confidencias.
• Padres
sobreprotectores:
prolongan
indefinidamente
la
infancia
de
sus
hijos,
amparados
en
la
inseguridad
externa
que
amenaza
con
peligros
constantes.
Aceptar
el
crecimiento
de
sus
hijos
es
aceptar
la
pérdida
de
ellos
y,
al
mismo
tiempo,
reconocer
que
han
envejecido.
Estos
padres
quieren
ser
imprescindibles,
no
aceptan
la
separación,
no
confían
en
las
decisiones
de
sus
hijos.
Resuelven
sus
problemas
para
negarles
su
autonomía
más
que
para
ayudarlos.
1Muchas de las ideas y puntos tocados en este escrito se basan en el artículo de Gavilán, M. & D’Onofrio S. (2004). Re-pensar al adolescente hoy y re-crear la
escuela. Foro Virtual de la Vicaría de Educación / Buenos Aires.
• Padres
que
hacen
uso
abusivo
y
arbitrario
de
su
autoridad:
para
justificar
sus
órdenes
y
actitudes
recurren
a
frases
como
“porque
soy
tu
padre/madre”.
El
hijo
se
convierte
en
una
propiedad,
una
posesión
absoluta.
Estos
modelos
paternos
dan
cuenta
de
lo
difícil
que
es
No
se
puede
dejar
de
mencionar
el
impacto
para
los
padres
asumir,
con
madurez,
su
ejercicio
de
tecnológico
que
hoy
vivimos,
con
el
único
autoridad.
Con
esto,
no
permiten
que
el
adolescente
interrogante,
¿está
la
incorpore
una
imagen
claramente
diferenciada
del
tecnología
adulto.
Por
otro
lado,
incluso
en
relación
al
desarrollo
reemplazando
los
físico
del
adolescente
se
impone
la
posmodernidad.
vínculos
afectivos?
Hoy,
el
cuerpo
del
adolescente
ha
pasado
a
idealizarse
Vivimos
un
exceso
de
y
la
adolescencia
llega
a
ser
un
momento
en
el
cual
“se
conexiones
que
muchas
logra
cierta
perfección
corporal
que
habrá
que
veces
sobre
informan
y
mantener
todo
el
tiempo
posible”.
El
adolescente
sobre
saturan
a
nuestros
posmoderno
deja
el
cuerpo
de
la
niñez,
pero
para
chicos,
al
punto
que
“parecería
que
en
un
momento
ingresar
inmediatamente
en
un
estado
muy
exigente
determinado
les
es
difícil
diferenciar
entre
lo
real
y
lo
declarado
“socialmente
ideal”
pues
pasa
a
ser
virtual,
entre
lo
importante
y
lo
no
importante”
poseedor
del
cuerpo
que
“hay
que
tener”,
el
cuerpo
(Gavilán
y
D’Onofrio,
2004).
que
sus
padres
y
quizás
hasta
sus
abuelos,
desean
mantener.
Por
último,
como
población
vulnerable,
la
adolescencia
se
hace
depositaria
de
gran
cantidad
de
Así
también,
en
la
sociedad
actual,
es
habitual
que
los
fenómenos
sociales
“patológicos”
del
mundo
adulto.
medios
divulguen
Por
tanto,
es
bueno
tener
en
cuenta,
que
muchos
de
propuestas
que
proponen
los
problemas
de
la
adolescencia
no
son
propios
o
‘gimnasia
sin
esfuerzo’,
genuinos
de
esta
etapa
sino
estimulados
por
el
mundo
‘tarjetas
de
crédito’,
adulto.
Así,
la
delincuencia,
las
adicciones
a
alcohol
y
‘compras
telefónicas
para
drogas,
los
trastornos
y
desórdenes
psicológicos,
la
no
postergar
ningún
prostitución
y
promiscuidad
sexual,
muchas
veces
se
deseo’,
etc.
Si
se
acepta
asocian
a
este
período
cuando
no
se
deben
ni
se
dan
este
planteo,
el
adolescente
no
abandona
los
valores
exclusivamente
en
la
adolescencia.
de
la
infancia,
sino
que
puede
seguir
actuando
y
deseando
como
cuando
era
niño.
Quizás
estas
mismas
tendencias
están
llevando
a
muchos
jóvenes
a
ser
rebeldes,
pero
no
en
defensa
de
Por
otro
parte,
nuestra
sociedad
contemporánea
vive
una
postura
o
un
ideal,
sino
rebeldes
en
contra
de
sí
una
tendencia
a
favorecer
la
prolongación
de
la
mismos
…
Pueden
llegar
a
lastimarse,
a
dañarse
su
adolescencia,
influida
por
la
necesidad
de
mayor
cuerpo
(sin
darse
cuenta
que,
con
esto,
hieren
al
capacitación
y
educación,
que
inciden
en
una
mayor
mismo
tiempo,
su
corazón,
sus
sentimientos
y
su
dependencia
psicológica
y
económica
de
sus
padres
razón).
Quizás
todo
esto,
y
partiendo
de
que
tampoco
que
dificultan
la
asunción
plena
de
rol
y
los
adultos
somos,
muchas
veces,
conscientes
de
lo
responsabilidades
adultas.
Por
tanto,
la
adolescencia
que
estamos
viviendo,
está
induciendo
a
nuestros
actual
es
una
fase
que,
por
una
parte,
se
ha
anticipado
chicos/as
a
una
vida
sin
sentido,
a
vivir
el
momento,
a
con
respecto
al
pasado,
mientras
que,
por
otra,
parece
experimentar
emociones
extremas
e
inmediatas,
y,
prolongarse;
es
decir,
empieza
más
pronto
y
termina
con
esto,
dar
rienda
suelta
y
dejarse
llevar
por
lo
más
tarde.
rápido,
lo
fácil,
lo
placentero…
dejarse
llevar
por
el
hedonismo
y,
por
qué
no
decirlo,
¡por
el
egoísmo….!
He
considerado
interesante
analizar
a
la
adolescencia
desde
un
punto
de
vista
más
amplio,
que
no
se
quede
con
el
estudio
o
revisión
de
sus
características
y
particularidades
como
generalmente
estamos
acostumbrados,
sino
que
vaya
un
poquito
más
allá
y
la
sitúe
en
un
verdadero
contexto
global
y
actual,
para
así,
tener
un
enfoque
que
nos
permita
comprenderla
en
su
magnitud
y
complejidad.
María
Gabriela
Vintimilla
Córdova
Para
mayor
información,
dudas,
sugerencias
y/0
inquietudes,
Psícologa
Clínica
–
Especialista
en
niños
y
adolescentes
pueden
acercarse
al
DEPARTAMENTO
DE
ORIENTACIÓN
Y
gvintimilla@santana.edu.ec
BIENESTAR
ESTUDIANTIL
(DOBE)
de
la
Unidad.
DEPARTAMENTO
DE
ORIENTACIÓN
Y
BIENESTAR
ESTUDIANTIL
¡Estaremos
gustosos
de
atenderlos!
Unidad
Educativa
Santana
/
2010
-‐
2011