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II CONGRESO INTERNACIONAL EDUCACIÓN, LENGUAJE Y

SOCIEDAD
“La educación en los nuevos escenarios socioculturales”

“DIVISANDO EL HORIZONTE: NUEVOS SENTIDOS EN LA TAREA DE


ENSEÑAR EDUCACIÓN FÍSICA ESCOLAR”

Psp. Sonia B. Fabbri


fabrina@speedy.com.ar
Instituto de Formación Docente Continua en Educación Física
Gobernador Castello Nº 146. (8500) Viedma. Río Negro
TE: (02920) 423825

Est. Colab. Mariela Vera Donadio


CURZA – U.N.Co
marielaverad@hotmail.com
Tierra del Fuego Nº 214

EJE: C- Los sujetos del aprendizaje en diferentes contextos y niveles educativos

PONENCIA

INTRODUCCIÓN

Este trabajo surge de resultados preliminares de la Investigación “La violencia en las


clases de educación física: Estrategias para su abordaje y prevención”1 desarrollada en
escuelas primarias de la ciudad de Viedma.

En este documento nos proponemos reflexionar acerca de las estrategias desplegadas por
los docentes en las clases de educación física y su impacto en el desarrollo de valores y
actitudes en los alumnos.

Sostenemos que a través de la Educación Física es posible ayudar a construir una ética para
la convivencia, que permita a los alumnos desenvolverse en la sociedad actual y desarrollar

1
Investigación integrada por un equipo de docentes-investigadores y alumnos avanzados del Instituto de
Formación Docente Continua en Educación Física de Viedma, Río Negro; Instituto Superior de Formación
Docente y Técnica Nº 25. Patagones. Buenos Aires. y Centro Regional Zona Atlántica. UNCo.
las habilidades necesarias para que puedan auto- construir y reconstruir, a lo largo de sus
vidas, su código ético.

En el caso de los docentes, por estar vinculados a los procesos educativos formales que se
imparten en las instituciones escolares, es casi una obligación, la reflexión y análisis de un
aspecto medular de la formación de los educandos tan controversial como son los valores.

VALORES Y ESCUELA

En el contexto de una sociedad en transformación constante en la cual los valores


socialmente dominantes tienden a variar y a modificarse creando, en muchas ocasiones,
contradicciones de difícil resolución, la escuela, como reflejo de la sociedad de la cual es
parte no es ajena a estos cambios. En este marco durante los últimos años uno de los
paradigmas de debate en torno a la educación ha estado centrado en el ámbito axiológico. La
mención de los valores2 y actitudes3 ha sido un tema permanente en educación Tanto que se
puede identificar el educar con la asimilación crítica de normas y valores. La acción formativa
ordena y desarrolla intervenciones pedagógicas cuyo contenido posee un gran componente
valorativo que justifica su inclusión.

El desarrollo de los valores y actitudes a enseñar debe estar orientado hacia la


interiorización y elaboración de criterios relativos a lo que se considera qué está bien, qué está
mal y sobre que conviene impulsar y comprometerse. Se trata de avanzar en la construcción
personal y en la discriminación individual y autónoma en estrecha relación con los supuestos
sociales compartidos.

Consideramos que la educación física escolar, cumple un rol preponderante en el abordaje


de estrategias que contribuyan a la formación de personas comprometidas con la
participación, cooperación y reflexión frente a la toma de decisiones. Ello requiere de
procesos que se enriquecen desde dispositivos de comunicación y diálogo, de apropiación de
reglas consensuadas y de otras impuestas desde el mismo juego-deporte, que tomen las clases
de educación física como el espacio privilegiado para la formación de maneras de sentir,
actuar y pensar.

2
Los valores hacen referencia a modelos ideales de actuar y de existir que el ser humano aprecia, desea y busca,
y a través de los cuales interpreta el mundo y da significado a su existencia (González Lucini, 1990; Ortega,
Mínguez y Gil, 1996)
3
La tendencia o predisposición aprendida) a comportarse de una manera ante determinadas realidades vividas,
problemas, ideas, situaciones, personas o acontecimientos, recibe el nombre de actitud (González Lucini, 1990;
Puig, 1993; Ortega, Mínguez y Gil, 1996)
Hablar de una enseñanza de la educación física escolar, requiere trascender el aprendizaje
de lo meramente motriz para auspiciar otros ámbitos que tradicionalmente han sido
soslayados como el cognitivo y, sobre todo el moral. Ello requiere de un compromiso
pedagógico que posibilite realizar un trabajo sistemático en la enseñanza de valores y
actitudes a través de diferentes estrategias.

OBSERVANDO LA CLASE Y SUS ACTORES

Las clases de educación física constituyen un centro importante que reúne a los niños
alrededor de ciertos intereses, están inscriptas en un contexto escolarizado y es precisamente
por ello, que los docentes deben intervenir desde su función educativa para evitar y/o mitigar
situaciones de violencia, porque además de no estar exentos, son espacios que por sus
características, las suelen posibilitar.

Entre las distintas acciones desarrolladas durante las clases ocupa un lugar preponderante
y de interés de los alumnos la realización de actividades de iniciación deportiva.

Durante la observación de una clase en la cual se practicaba fútbol se manifiestan las


siguientes situaciones:

A un alumno le hacen un gol fácil y los compañeros lo insultan diciéndole “¿qué hacés
inútil”?. Uno de los integrantes del equipo lleva la pelota y le pega sin querer al que lo
marcaba, este lo señala, le da un empujón y le dice “que pegas loco” y el que transportaba la
pelota no dice nada y sigue jugando. En ambos casos los niños agredidos verbalmente no
responden y el docente no interviene ante la situación.

En un partido de handball un alumno no sabe jugar bien y por eso comete una falta a las
reglas que perjudica a su equipo. Sus compañeros hacen gestos de enojo y le dicen “si no
sabes jugar tócala al menos”, entonces el alumno los mira, hace gestos de que no entiende
mucho el juego pero a la vez se retira enojado sin decir nada por lo que le dicen sus
compañeros.

Otro niño comete una falta y un compañero se la marca entonces este dice “no” y le
responde el otro “si que no bol…” El docente no cobra la falta y el juego continúa.

Si bien en las situaciones antes descritas nos encontramos frente a actividades


reglamentadas, (fútbol, handball) respecto de las cuales es posible afirmar que los niños tienen
conciencia del carácter obligatorio o consensuado de las reglas que rigen este tipo de deportes
es indispensable que el docente al frente de la clase intervenga marcando las pautas de juego,
las reglas y exija el cumplimiento de las mismas, condición indispensable para fomentar la
convivencia, el respeto, el juego limpio.

Un alumno marca una falta y le dice a su compañero “acá fue la falta maricón”, la docente
interviene reuniendo a los alumnos y a la vez que señala y explica la falta, recrimina la
conducta verbal agresiva del alumno y lo exhorta a que se disculpe, aunque desganadamente
el alumno se disculpa.

En otras situaciones observadas se pudo constatar distintas formas de intervención de los


docentes frente al conflicto.

En una actividad de pases dos alumnos discuten por la posesión de la pelota. “Me toca a
mi” - ¡ no la tengo yo! – dale o te la quito!- quítamela y te c..... a piñas!. Quien amenaza con
golpear al compañero en un niño de contextura grande y dos años mayor que el primero. El
docente quien interviene quitándole la pelota al agresor y enviándolo a dirección profesor lo
ocurrido el cual les quito la pelota dándosela a otro nene. Esta es una situación que según el
docente se reiteró en varias clases “Joaquín tiene problemas con casi todos los compañeros,
pega, agrede, no hay forma de pararlo…”

Las situaciones antes descritas dan cuenta de distintas estrategias empleadas por los
docentes frente a situaciones de agresión entre los alumnos. Las estrategias son técnicas que
implican un conjunto de objetivos y fines que los docentes utilizan con el fin de controlar o
mitigar las situaciones de maltrato, agresión o violencia entre los alumnos en el interior de la
escuela.

Las estrategias educativas tienen como propósito concientizar a los niños de las
consecuencias negativas y destructivas de su conducta (no sólo para sí mismos y la víctima,
sino también para toda la comunidad escolar), contribuyendo a una reinterpretación de la
situación. Estas estrategias a través del diálogo favorecen la resolución pacífica de los
conflictos, mejorando el clima y la convivencia escolar.

De esta manera, a partir de la implementación de estas estrategias se espera obtener


resultados orientados al proceso de enseñanza-aprendizaje y a revertir el círculo vicioso y
persistente de la violencia entre los diferentes actores escolares implicados.

El trabajo de campo realizado al momento, permite un análisis preliminar de las estrategias


que los docentes utilizan para su resolución:
- El conflicto no se afronta, aunque se reconozca su presencia o existencia. Se presenta en
forma de evitación, negación o rechazo

- Se emplean sólo con los participantes del conflicto. Entre ellas se encuentra: la negociación
informal a través de la cual, el docente reúne a las partes en conflicto para que se comuniquen
y logren una solución; y la negociación formal, que implica un proceso intencional y de
mayor estructuración, donde el docente busca una solución a través del diálogo.

- Se involucra a un tercero neutral. El docente intenta que, por ejemplo, un alumno o docente
externo a la situación realice una mediación, que intente ayudar a las partes a resolver el
conflicto y logre acuerdos sin hacer uso de su poder ni tomar decisiones o imponer resultados
a las partes. Esta modalidad se observó en escasas oportunidades.

- Se involucra a un tercero responsable de las decisiones. En este caso, la alternativa del


docente es convocar al personal directivo o enviar a los niños a la dirección.

Es necesario precisar que la elección y por ende, la posterior implementación de cada uno
de estos modos o estrategias de resolver situaciones conflictivas o violentas, dependen de las
características de la situación, del desarrollo evolutivo de los implicados y del conocimiento y
preparación que los docentes poseen al respecto.

En toda experiencia educativa, un docente que asume, consciente y responsablemente, la


misión de participar en el proceso educativo, debe estar convencido de que el desempeño
docente, en cualquier nivel, se basa en dos supuestos fundamentales: el qué enseñar y el cómo
enseñar.

Es decir, el dominio científico de la asignatura que será objeto de enseñanza-aprendizaje y


el dominio del componente pedagógico que harán posible las decisiones técnicas respecto a la
planificación del contenido de la materia que se va a enseñar, la ejecución o desarrollo de las
estrategias de enseñanza y la implementación de los procedimientos de evaluación acordes
con los objetivos de aprendizaje planteados previamente.

La participación del docente se expresa por medio de las estrategias didácticas que, al ser
planificadas y conducidas por él, promueven en el alumno, el logro del aprendizaje esperado.

En la escuela los conflictos o situaciones conflictivas, se viven como algo negativo y


destructivo, porque los docentes suelen olvidar que el conflicto no es bueno ni malo,
simplemente existe porque es inherente a la naturaleza humana, y tienen que demostrar
capacidad y habilidad para saber enfrentarlo y resolverlo de manera creativa y positiva.
Es decir, que lo bueno o lo malo no es la existencia del conflicto sino la forma en que se lo
afronta.

Por un lado, el conflicto representa un desacuerdo de intereses, ideas o principios entre


personas o grupos, ya que al momento de ser detectado el conflicto las partes perciben sus
intereses como excluyentes. Por otro lado, es un proceso que expresa insatisfacción,
desacuerdos o expectativas no cumplidas de cualquier intercambio al interior de una
institución determinada, en este caso la escuela.

Sin embargo la violencia es considerada como el modo más extremo de resolución, que
más que solucionar el conflicto tiende a perpetuarlo y arraigarlo al “repertorio” habitual de
conductas de las partes. Por lo tanto el conflicto resulta intrínseco y propio de toda interacción
humana donde confluyen dos o más visiones de una situación, mientras que la violencia alude
a una manera negativa y extrema de abordar o pretender resolver un conflicto.

PARA SEGUIR PENSANDO

Si bien los conflictos son inevitables en las realidades humanas y evidentemente educativas,
es necesario afrontarlos desde una perspectiva educativa y de formación. Pero nos
preguntamos: ¿Cómo educar en la convivencia teniendo en cuenta los valores que se cotizan
en la sociedad?; ¿Cómo potenciar la resolución de conflictos de manera no violenta cuando en
nuestra sociedad prevalece la violencia y se acallan las palabras?

Es en el plano de las relaciones interpersonales donde los docentes pueden aportar a la


formación integral de sus alumnos. Castro (2005) señala que

“(...) la violencia es un comportamiento aprendido y los valores, actitudes y destrezas interpersonales que se
adquieren a temprana edad constituyen un factor preponderante para su desarrollo. (...) la tarea de todas las
comunidades será deconstruir la violencia transformando el conflicto y utilizando su energía en todos los
ámbitos sociales y culturales modificando las relaciones de tensión que la originan" (p.99).

Mejorar la convivencia requiere de un clima de respeto personal y de confianza mutua que


posibilite un proceso de enseñanza-aprendizaje que respete los valores de solidaridad,
cooperación, respeto, entre otros, necesarios para la progresiva integración social de los
alumnos y el equilibrio emocional de los actores educativos.

En esta línea, consideramos que los juegos cooperativos son un medio por excelencia para
fomentar y facilitar procesos de interacción, socialización, e inclusión en la escuela. Estos
juegos se presentan como una estrategia para ayudar a reducir los niveles de agresión en los
niños ya que su componente de interacción constante entre compañeros y adversarios
posibilita el proceso de formación en cada alumno a partir de la cooperación, la aceptación, la
participación y la diversión, haciendo énfasis en valores como el respeto y la tolerancia.
(Navarro A 2002)

Bibliografía

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FABBRI, S (2007) "La violencia en las clases de educación física: reflexiones para su
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TRILLO, Felipe (coord.) y otros (2003): La educación en actitudes y valores. Dilemas


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