Por ROBIN WOOD MA20
Yo habla conocido al viejo rey cuando
Us Cabellos eran alin negros y su
espalda derecha. En esos tiempos tam-
bien me habia hablado como a un ami-
‘go,pero sus palabras eran sonoras co
‘mo cuernos de guerra y tenfa los ojos
Henos de suefies,en los cuales mar
chaban carros de combate y una infan-
terfa eterna de soldados victoriosos.Me
habia hablado de conquistas eternas y
de monuments de piedra que asusta~
rlan a los dioses.
ahora estaba all, vein=
te altos mas tarde, enve-
jecido y encorvado, sen~
tado sobre una piedra cor
tando despaciosamente un
trazodequesocomo situera
la operacion mas deticada
que jamas hubiera ejecuta-
Mas ala estabe su ejer=
cio acampato, con las
lanzas centeleanto bajo
el sol y los cballos pa-
teando incémotos en ia
arena. Los soldados se
hhabian sacado los cascos
'y descansaban o jugatan.
grupo aparte,y entre ellos a Koartas, gicantes-
co y peludo como un oso y asi de temible, re~
ujado de cuero y clavos de bronce, erizado
e cuchillas, con su rostro oscuro, brutal ,ce-
rado en un gesto nocturne.
Come, Nippur. Es buen
‘queso. También tengo
aceitunas.
[Mordi6 un trozo de queso y suspiro
satistecho, Tenla los ojos acuosos y
dbbiles y a veces parecfa més un ni
Roque un viejo.
[AsTes, Nippur. EI rey Rititay yo he~
mos decidito que toda esta querra era
ya demasiada. Cada avo perdfamos mi-
lies de hombres y capturbomos algu-
nas lonjas de terreno, un poco de oro
ly algo de gloria que perdiamos en la
siguiente batalla. Y asi sin cesar, ato
Cuando ganabamos Ta guerra
habla destiles y fiestas, pero
las viudas y los huérfanos
‘se encerraban a Worar
en Sus casas y 1uego debia-
‘mos enfrentar la miseria de
nuestros cultivos arruinados.
‘Todo en nombre de Ia gloria.
habré mis hambre.
bra mas gloria.
mercenarios?
‘Ahora se acabo, Nippur. Mafa~
faa me encontraré con el hitita
y cambiaremos nuestra sangre
y juraremos ante los dioses. En-
tonces no habré més guerra. No
mas viudas ni huérfanos. No ha:
‘Que haras ahora con tu ejérci-
te coma por generals J
ZY tus suefios de
Conquista? ZY los
monumentos de
piedra que alarma:
rian a los dioses?
No habra21
Del otro lado del desierto, el ejér~
Me guitbuopy Toe ee som] (ERGY Wig pur. ] [Wore ays i tito hitta descansaba en el calor.
reirle. Tnieclwche Es buen queso, Cascos y lanzas relampagueaban
Mirais buen ques, drerdad? He \| | tig nee al sol y ls carros de combate pa
halla mis acer en 6 gus en Tarteldowars, reclan escarabajos brllantes dor-
tada mi gloria, La gloria huele a Vial cerebro y ml tmidos sobre la arena, erizados de
poly a sangre y estoy arto de gg | ‘Ty cretrey mi cuchilas. :
sleneria en mi boca. Jo mismo. Basta de y
guara, Dems paz
a los hombres. ds
[Koartas se Timpi6 los dientes con su cu
ly escupié trozos de carne masticada. El
jo de 1a hoguera le daba un tinte r¢
Jel cual sus ojos relucfan como tizones.
‘con los enemigos?
CASI que e! viejo iota insiste en aliarse
Ab,sf. El rey. El rey. Ungido
or Ios dioses. El hijo de la
gloria. El senor de las batallas,
20 fal vez es simplemente un
jete idicta que balbucea acerca
de la felicidad que los hombres
hallaran escarbando en el polvo
y ordeftando sus cabras?
Ese es él, iverdad?
el polvo de esta tierra. Tu
no amas estos carladones
ni estas mesetas. Tu vinis-
te de otros paises.
Las naciones veneran a losguerreros que Te da
libertad. Ellos serén semilla de patria. Pero de al~
giin lugar surgen los mercenarios. Ti fuiste la man-
zana que se pudrié. La que se tird al chiquero. No se~
ras ya ni simiente, ni tierra. Naciste en este lugar
‘ero ahora hueles al estiércol en que se revuelcan
Jos cerdos.
Un joven oficial de ojos apa
sionados y que contempla~
ba a Koartas con la boca a~
bierta de admiracién mu:
to-con rabia vehemente,
Pero yo sf nacf aquf, por
[eso te lo digo, No es un
rey. ES una viele mujer.
Eso me enoj6. Yo habla
visto al viejo rey, en otros|
aftos,cargar a pie y solo
contra mil enemigos, can-
tando de jilo, con el ros
tro como una antorcha.