Referente a Confucio Víctor García Juan Camilo Muñoz Sebastián Valero El maestro enseño principalmente 4 cosas:
• Conocimiento de la literatura y las artes.
• Conducta. • Equidad. • Verdad. • El maestro nunca hablo de prodigios, hazañas de fuerza, de crímenes, ni de seres sobrenaturales. • Cuando Confucio veía a una persona de luto, en traje de ceremonia o ciego, inmediatamente se levanta de su asiento y aunque fuera una persona mas joven que el, si la encontraba en la calle apresuraba su paso. • Confucio en el templo de los antepasados y en la corte, hablaba con mucha fluidez, pero siempre reservándose algunos comentarios. • En la corte hablaba a los ministros de rango inferior con franqueza y afabilidad. Los de mayor rango les hablaba tranquilamente pero con decisión. • Confucio, en su pueblo natal, era sencillo y sin pretensiones. • A simple vista no daba la impresión de ser buen orador en el templo de los antepasados y en la corte. • Cuando el príncipe se preparaba para recibir a distinguidos visitantes su expresión cambiaba y se le doblaban las piernas. De pie en presencia de los visitantes saludaba con la mano enlazada envolviéndose de izquierda a derecha y con el traje bien ceñido, entonces se adelantaba con los brazo abiertos como pájaro y cuando se va l visitante lo anunciaba al príncipe diciendo la “la visita no vuelve” • Al encontrarse a un oficial de uniforme, o a un ciego, aunque vestido de harapos, siempre hacia algún ademán de respeto. • Cuando le ofrecían un rico banquete, se levantaba a dar las gracias, mostrando su aprecio en el semblante. Confucio visto por sus contemporáneos • Tzu Ch'in dijo a Tzu Kung: - Cuando nuestro Maestro llega a un país nuevo, pronto se entera de sus métodos de gobierno. ¿Busca él mismo esta información o le es ofrecida voluntariamente? Tzu Kung replicó: -Nuestro Maestro adquiere esa información, porque es tan genial y bueno, tan lleno de deferencia, modestia y consideración por los demás. Adquiriendo información ¡qué diferente es su conducta, del resto de los hombres! Yen Yuan, dijo suspirando profundamente: - Cuanto más considero las enseñanzas de mi Maestro, más profundas me parecen. Cuanto más las pruebo, me parecen más seguras. • La sabiduría de otros hombres es como la cima de las montañas que, aunque altas, pueden sin embargo escalarse • Mi muro se eleva solamente a la altura de los hombros de un hombre, de modo que cualquiera puede asomarse y ver las excelencias del edificio; pero la muralla de mi maestro tiene mucha más altura, así que el que no encuentra la puerta de entrada, no puede ver las bellezas del templo, ni los ricos vestidos de los sacerdotes oficiando. Es fácil que no sean muchos los que encuentren la puerta. No debemos, por tanto, sorprendernos de la observación de Su Excelencia. dicho ´por un sabio.